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Re: zero arco 3, 4, 5.

Pueden seguir aquí después del cp25 Luego subiré el Arco 1 y Arco 2. A partir del CP 329 comienza el arco 5.

delta_zero_1153 · Fantasi
Peringkat tidak cukup
503 Chs

El bosque de Elior, congelado para siempre. Parte2

_Regulus: ¿…Qué, Pandora-sama? Justo ahora, estoy a medio camino de estremecerme de furia ya que mis derechos están siendo violados. ¿Tiene algún cometido conmigo, cuando estoy así? ¿Qué está conspirando, tratando de detenerme? Piense cuidadosamente sus palabras y, en este instante, respóndame…

_Pandora: Por favor cálmese, Arzobispo Regulus. No le permito matarlos aquí. ¿Acaso no hay nada que sienta al verlos?

_Regulus: Al verme justo ahora, ¿crees que me veo como si no sintiera nada? … ¡El hecho de que sea respetuoso contigo, no quiere decir que puedas hacer lo que sea que te dé la puta gana, mujer!

Aparentemente olvidando que eran aliados, Regulus alzó sus manos convirtiendo en objetivo a Pandora. Lanzó el puñado de tierra, cortando directamente y diezmando los árboles en su camino para alcanzar a la mujer. E impactó, explotando el cuerpo de Pandora en cientos de pedacitos de carne y sangre.

Fortuna: …No puede ser.

Fortuna murmuró con asombro mientras presenciaba la evisceración de Pandora. La persona a quien ella odiaba acababa de ser asesinada despiadadamente debido a una ruptura de relaciones internas.

Fortuna estaba segura de que Pandora tendría algún as para evitar incluso los ataques de Regulus, pero ahí estaba ella: desparramándose en pedazos escarlatas por el suelo, fertilizante para la arruinada tierra.

_Regulus: Esto es lo que pasa cuando me dicen mierdas sin sentido. ¿Cómo es que nadie puede practicar ninguna maldita forma básica de consideración? No se metan en mi camino. No obstruyan mi sendero. No interfieran con mis acciones. No se rebelen contra lo que yo haga. ¿Realmente estoy pidiendo algo tan difícil? Díganme, ¿cuál es su opinión sobre esto?

Regulus volteó hacia Juice y Fortuna, con un destello sombrío en sus ojos. 

Este no era el momento de celebrar la disminución de enemigos. Si el rival que quedaba después de una reducción de enemigos era una persona de fuerza absoluta, entonces la situación no había cambiado nada de nada. 

Fortuna había usado el poder más grande a su disposición para golpear a Regulus con ese ataque sorpresa. E incluso después de ser golpeado con eso, el cuerpo de Regulus no sufrió heridas y sus ropas ni siquiera tenían alguna arruga. Era frustrante admitirlo, pero Fortuna no podía derrotar a Regulus. 

Juice también había sido tan arrinconado que su cuerpo se había roto. Incluso si Fortuna le pidiera hacer lo imposible y luchar en su lecho de muerte, el combate seguiría siendo desigual.

Fortuna sólo podía atraer la furia de Regulus, y así ganar tiempo para que su hija escapara.

_Juice: Déjeme, lidiar con esto… Fortuna-sama.

_Fortuna: Pero Juice, tú…

_Juice: No importa cuánta… sangre haya derramado, mientras alguno de mis cuerpos siga vivo, yo podré… seguir. Y-yo, debo ganar tiempo, para que… huyas…

_Fortuna: No digas esas ridiculeces.

Las mejillas de Fortuna se relajaron mientras Juice intentaba levantarse apoyándose en los brazos de ella. Le desconcertaba que ella misma pudiera sonreír en un momento como este. Ella preferiría fanfarronear.

_Fortuna: ¿Estás diciéndome que te deje aquí y corra? Si fuera a hacer eso, no hubiera regresado. Me separé de Emilia para regresar aquí, decirme ahora que me vaya es imposible.

_Juice: Sin, embargo… entonces, si es así, ¿por qué… has, regresado? Y-yo…

_Fortuna: Para evitar que mueras. Y si mueres, entonces para estar a tu lado.

Con los ojos amatistas de Fortuna mirándolo, los ensangrentados ojos de Juice se abrieron con dificultad. 

Fortuna acercó más el cuerpo de Juice, el cual era considerablemente más ligero ahora que había perdido sus brazos, para decirle a una distancia en la que podían juntar sus respiraciones:

_Fortuna: En un mundo sin ti, en un bosque que ya no visites más, ¿qué hay para mí? Soy débil. No puedo sobrevivir un largo período de tiempo sin ti aquí.

_Juice: No eres débil en ab—

_Fortuna: Soy débil. Actúo fuerte cuando estoy contigo y Emilia, eso es todo.

Dicho eso, Fortuna ayudó al tembloroso Juice a levantarse, manteniéndolo contra su cuerpo para darle apoyo.

Viendo a la pareja pararse en lo que podría ser casi un abrazo, el rostro de Regulus se tornó resignadamente disgustado.

_Regulus: Miren cuán entusiasmados están después de tanto rato ignorando mi pregunta. ¿Qué carajos podría estar pasando? ¿Qué carajos podría ser esto? Después de que les mostré cuán increíble es la diferencia de poderes entre nosotros, después de que les enseñé en tan concisos y simples términos, ¿cómo pueden pensar que pueden hacer algo? ¿Qué carajos están pensando?

_Fortuna: Qué charlatán. Después de haber visto nuestra actitud, seguramente ya te has dado cuenta, ¿verdad? Gracias por todos los sermones, pero nosotros tenemos sólo una respuesta.

_Juice: En efecto, CIERTO …

Los dos se miraron, y dijeron al unísono:

_Ambos: —Como si nos importara, idiota.

Sus voces coincidieron, y ella lanzó a Regulus el insulto como bonus.

Así pues, Fortuna y Juice juntaron cualquier poder que tuvieran disponible. 

El rostro de Regulus se puso rojo de furia.

_Regulus: ¡¡—!! ¡Muy bien! ¡Los tomaré a los dos, destrozándolos en pedazos indistinguibles, arrojándolos a las sucias fauces de la Serpiente Negra—

_???: Le dije que espere, Arzobispo Regulus.

Por tercera vez, una interrupción a los planes de Regulus. 

El brazo de Pandora descendió desde arriba para presionar la cabeza de Regulus, y su cuerpo se hundió en la tierra sin resistencia alguna. Enterrado hasta la barbilla en un segundo, Regulus miró hacia arriba a Pandora mientras ella aterrizaba a su lado. 

_Regulus: ¡Una y otra vez…!

_Pandora: Si es necesario que bloquee tus deseos, lo haré. Por ahora, mis objetivos al haberle traído aquí han sido logrados satisfactoriamente. Ha hecho bastante y apreciaría que regresara a su casa.

_Regulus: Trae a alguien a todo esto, ¿pero en el segundo en que está satisfecha pide que se marche? ¿Piensa que alguien podría estar de acuerdo con esas ideas suyas? Hasta que haya descargado esta irritación y regrese a ser mi yo usual, yo ciertamente nunca—

_Pandora: Ya veo. Entonces lo haré. No es posible que el Arzobispo Regulus esté aquí. Él está en su mansión, pasando su tiempo con sus esposas.

_Regulus: ¡Espe—!

En el siguiente instante, justo cuando Regulus iba a gritar algo, desapareció de vista.

No es que haya sido hundido por completo en la tierra. Él en verdad había desaparecido de esta escena en un parpadeo. En el lugar donde había estado, desapareció el hueco donde estuvo enterrado en la tierra. 

Todo era como si se afirmara la sentencia de Pandora, que no es posible que él esté aquí.

_Pandora: Ya que el escandaloso ha dejado la escena, podemos discutir ahora a un ritmo más tranquilo.

_Fortuna: ¿…Puedo preguntarte algo primero? ¿Cómo es que estás aquí? Sé que te vi morir hace tan sólo un minuto.

Pandora estaba allí como si fuera algo completamente normal. 

Se suponía que esta chica, con una sonrisa calmada en su rostro, debería ser un montón de restos de sangre. Fortuna miró hacia donde sus restos estaban desparramados, y tragó saliva.

No quedaba ni el más mínimo rastro del sangriento desastre. Al igual que Regulus había desaparecido, su cadáver también.

Fortuna estaba completamente sin palabras. Pandora ladeó la cabeza. 

_Pandora: ¿Podrían tus ojos haberte traicionado?

_Fortuna: ¡—!

Fortuna se estremeció. 

Esto no debería ser posible. Pero el mundo se había reformado a sí mismo de una forma que justificaba las palabras de Pandora. Invalidando lo que Fortuna supuestamente había visto, y sobrescribiéndolo todo con algo extraño y desconocido. 

El cadáver ya no estaba, Pandora había resucitado. Regulus ya no estaba, y tampoco las secuelas de sus actos. Inmediatamente después de darse cuenta de esto, Fortuna miró a su costado y casi gritó ante el sorprendente suceso que había ocurrido.

Parado a su lado, los brazos de Juice — los brazos cercenados de Juice habían regresado a la normalidad.

_Pandora: Ya que el Arzobispo Regulus no está aquí, las consecuencias de sus acciones han desaparecido. Todo es bastante simple. Aunque, la recuperación de los brazos del Arzobispo Petelgeuse es resultado de mi benevolencia.

Juice movía sus recobrados brazos para confirmar que los tenía nuevamente, y los ojos de Fortuna vacilaban al mirarlo.

_Fortuna: Juice, tus brazos…

_Juice: Siento que puedo moverlos sin problema, CIERTO. Mi cuerpo, también… todo bien, exceptuando mi interior.

_Pandora: No he reescrito hasta el punto de cambiar tu ingestión del Gen de Bruja. Me gustaría elogiar esta acción tuya, y las acciones de ella, que regresó por ti. Por favor consideren esto como una muestra de mi sinceridad.

Pandora era un símbolo de odio para Fortuna. Eso no había cambiado; y seguramente, en cuanto posara los ojos en ella, no podría retener su furia. 

Pero Fortuna no había imaginado que Pandora sería una misteriosa y enigmática oponente.

Ella no tenía ni idea de lo que había ocurrido. No podía comprender lo que estaba pasando. Todo lo que había pasado hoy en este bosque trascendía las imaginaciones de Fortuna. La única cosa que entendía era que, gracias a todos esos sucesos incomprensibles, todo estaba al borde de terminar.

_Juice: ¡Fortuna-sama, recompóngase!

Un grito cruzó por la aturdida mente de Fortuna justo cuando empezaba a estancarse.

El dolor de su mejilla abofeteada le hizo parpadear, y encontrar a Juice justo allí, mirándola. Él la sujetó de sus hombros.

_Juice: Estoy seguro de que tienes dudas y estás confundida. Sin embargo, debes dejar eso de lado por ahora, CIERTO. ¡Lo crucial es proteger este bosque, proteger a Emilia-sama, CIERTO! Y… ¡La derrota de esa mujer debe lograr tales cosas, CIERTO!

_Fortuna: …Juice.

La fuerza regresó a los ojos de Fortuna, y miró a Pandora. 

Sí. Él tenía razón. Ella podría ser extraña y desconocida, y la incapacidad para anticipar lo que pasaría después era espantosa. Aun así, Pandora había eliminado al poderoso Regulus de la escena, y regresado los faltantes brazos de Juice.

Ella tontamente había debilitado sus propias fuerzas de combate y rejuvenecido las del enemigo. Probablemente ni siquiera se había dado cuenta de que se había arrinconado a sí misma.

_Fortuna: Tienes toda la razón, Juice. Pensar en qué es lo que está pasando puede ser dejado para después. ¡Ahora es cuando—!

_Juice: ¡—Combinamos nuestra fuerza, y la derrotamos, CIERTO! Si la repelemos, los ocultistas restantes en el bosque también se retirarán, CIERTO. …¡Podemos salvar a Emilia-sama, CIERTO!

La imagen de su hija pasó por la mente de Fortuna.

Ella se había preparado mentalmente para que su previo adiós quizás fuera el último. Y en efecto, ella había estado actuando hasta ahora con esa resolución. Pero ahora, veía una nueva esperanza.

Emilia será salvada. Y por nadie más que los poderes de Fortuna y Juice.

_Fortuna: —Frígido blanco, captor del tiempo, palma mágica de puro hielo.

La magia que golpeó a Regulus aún se arremolinaba dentro de Fortuna, buscando un lugar donde detonar. Su canto presentaba ese poder con una forma, con un objetivo, mientras el maná interactuaba con el mundo. 

Sonó un "crack" mientras se formaba un carámbano de punta afilada, siendo tan grande que múltiples gigantes lo cargarían en procesión; era una enorme lanza de hielo. 

Apuntaba a Pandora. Si la lanzaba y acertaba, sería mutilada, sus restos se esparcirían por todos lados y se congelaría más allá de cualquier esperanza de reparación.

Junto a Fortuna, Juice se abrazó los hombros mientras una presión surgía también de él.

El poder corría frenéticamente bajo sus andrajosas vestiduras, las heridas, excepto las de sus brazos restaurados, se reabrían. Incluso en tal doloroso estado, gastaría la plenitud de su espíritu por el bien de aquellos en los que él creía. 

Frente a la manifestación de sus poderes, Pandora ni siquiera tomó una postura de combate, tan sólo sonreía.

_Pandora: Ahora, por favor vengan. —Permítanme saborear su determinación hasta su verdadero límite.

Los poderes de la pareja hicieron temblar el mundo, todo en un esfuerzo para borrar la sonrisa de Pandora.

Y,

※ ※ ※ ※ ※

Emilia se despertó en la depresión del terreno y sacudió la cabeza, tratando de recordar su ubicación mientras miraba toda el área.

_Emilia: Cierto… Yo…

Estaba cubierta de barro y en un escenario desconocido. Sus rodillas estaban raspadas, y sus piernas le dolían por correr excesivamente. 

Todo eso pesaba sobre ella mientras recobraba la consciencia, con el pánico apretujando su pecho y sus rejuvenecidos recuerdos informándola de que esto no era ni una mentira ni un sueño.

_Emilia: Madre… Juice… Archi…

Personas preciadas, quienes arriesgaron su propia vida para que ella pudiera escapar. 

Mientras se acordaba de sus rostros en secuencia, Emilia recordó que debía hacer algo. Todos los que habían intentado protegerla le dijeron que corriera.

Que ellos querían que corriera sin detenerse, y escapara del bosque.

Pero, Emilia también pensó esto: "Debe haber algo que pueda hacer por todos".

_Emilia: Es, cierto… ¡El sello, el sello!

Sello. La palabra persistía en su memoria desde antes de perder la consciencia. 

Fortuna tuvo una severa discusión con Archi, acerca de cómo los que daban miedo vinieron para buscar el sello en el bosque.

Aquel sello se ocultaba adentrado en las más profundas espesuras del bosque donde Emilia vivía. Una puerta misteriosa que no conducía a ningún lado, sólo era una puerta metálica en el medio del bosque.

Los adultos llamaban al lugar "sello". Emilia conocía su ubicación.

_Emilia: Tengo que ir allí.

Ir allí no daría a Emilia nada que pudiera hacer.

No sabía cómo abrir la puerta, y ni siquiera sabía con exactitud qué significaba la palabra "sello". Pero ella sabía que había algo extremadamente importante allí, y sabía su ubicación; lo cual era más que suficiente para ella. 

Lo que la estimulaba a actuar no era lo que ella pensaba que podría hacer.

Lo que la empujaba a avanzar era la esperanza de que ir allí haría cambiar las cosas.

_Emilia: El sello debería estar… pero, ¿por dónde era?

Después de haberse despedido con lágrimas de Juice, haberse despedido con lágrimas de Fortuna, y correr por el bosque en los brazos de Archi, Emilia corrió directamente por un lugar desconocido, sola. 

Éste podía ser el bosque donde ella vivía, pero ya no era el bosque que conocía. La región en la que jugaba se limitaba sólo a los alrededores de la aldea. Ella no podía siquiera poner un dedo donde su madre o Juice estarían, y ya ni hablar de la localización del sello.

_Emilia: Auh, hah…

Emilia lloraba por su propia impotencia.

Ella sabía qué necesitaba hacer, pero carecía de la fuerza para lograrlo. Ahora no tenía una madre a la que apegarse cuando tuviera problemas. Ella tenía que ser la que actuara y salvara a su madre. 

_Emilia: …¿Hm?

Los sentimientos más sinceros de Emilia estimulaban a aquellos que la veían a ponerse en movimiento. 

Ella se limpió las lágrimas; y entonces, tenues luces pasaron por su rostro y le hicieron parpadear. Al levantar la mirada, bastantes luces brillantes inundaron su visión.

_Emilia: ¿Las, hadas?

Emilia las llamaba hadas. Fortuna y Juice llamaban espíritus a esas entidades supernaturales.

Supuestamente carecían de algún lenguaje o voluntad, pero los espíritus menores respondían a las peticiones de la joven niña. 

Danzaban en círculos delante de la paralizada chica. Se movían en una dirección y luego volvían, entonces volvían otra vez, una y otra vez, mostrando el rumbo.

La voz de Emilia temblaba al darse cuenta de qué trataban de decirle los espíritus. 

_Emilia: ¿Están diciéndome, a dónde ir?

No contestaron. Pero se movieron de arriba abajo, como afirmándolo. 

_Emilia: Si voy por ahí, ¿encontraré el sello? ¿Seré capaz de salvar a Madre y a todos?

Los espíritus parpadearon brillantemente.

Emilia volvió a limpiarse las lágrimas mientras sacudía la cabeza.

No era el momento de andar parloteando. Su madre, Juice y mucha la gente la había ayudado; y cuando empezó a llorar, incluso las hadas vinieron para animarla. Después de todo esto, no podía perdonarse a sí misma por acobardarse allí indefinidamente. 

_Emilia: Sí… cierto, sí.

Los espíritus se movían alrededor, como confirmando si Emilia estaba bien. Ella asintió para responder y, con su pequeña figura balanceándose, rompió a correr. Siguió la guía de los espíritus, corriendo desesperadamente sobre la áspera tierra.

Pasó sobre huecos, escaló pendientes inclinadas y pasó a través de las brechas de los árboles.

En muchos puntos durante el camino había áreas donde los espíritus podían pasar a través, pero Emilia no. Se trastabilló, las ramas rasparon sus mejillas y cayó golpeándose de cara contra la tierra, la cual escupió antes de levantarse otra vez.

Su respiración era pesada, lágrimas de miedo y dolor fluían nuevamente. 

Ella se sorbió de vuelta los mocos que se le salían, limpió sus lágrimas con sus mangas sucias, dio a sus raspadas rodillas una palmada y corrió.

Ella soportaba el daño y el dolor, corriendo con toda su fuerza mientras los recuerdos pasaban por su mente.

Recuerdos del tiempo que ha vivido en este bosque, desde que tuvo conocimiento por primera vez.

Fortuna era una madre severa y nunca la mimó en lo más mínimo. No era la madre real de Emilia. Ella tenía padres reales, como es normal. 

Tal cosa era algo que Fortuna decía comúnmente, una y otra vez, cosa que Emilia creía y no creía a la vez. Tener padres reales la hacía feliz; pero Fortuna también era su madre real. Y en lo que a Emilia concernía, eso era una verdad incuestionable. Ella verdaderamente entendió eso a raíz de los sucesos de hoy.

Recordaba ser regañada. Recordaba noches en las que Fortuna abrazaba a una llorosa y arrepentida Emilia, y dormía junto a ella. Sabía que Fortuna siempre acariciaría su cabeza desde que se levantaba hasta la hora de ir a dormir, para que Emilia no se sintiera sola. 

Emilia sabía mejor que nadie que su madre la amaba. 

Todos los aldeanos habían sido amables con ella. 

Siempre hubo un tipo de alienación, por la cual se sentía como si estuvieran manteniendo su distancia, y no estaban seguros de cómo interactuar con ella. Pero, aun así, nunca dijeron nada que la hiriera, y siempre trataron bien a Fortuna.

Ella sabía que todos se habían esforzado mucho para asegurarse de que incluso la Habitación de la Princesa fuera un buen lugar para que Emilia pasara el tiempo. Ellos prepararon juguetes para que no se sintiera sola al estar dentro, y le cosieron montones de muñecas. La cantidad de muñecas se multiplicaron día a día, y hacía bastante tiempo que Emilia ya no tenía suficientes dedos ni de las manos ni de los pies como para jugar con todas ellas. Todas esas muñecas, cada simple puntada de hilo, era prueba de su cuidado hacia Emilia.

Ella había odiado a Juice al principio, ya que todos se distanciaban de ella y la encerraban en la Habitación de la Princesa siempre que el grupo de Juice llegaba de visita. Los adultos le ocultaban cosas a ella para que ellos pudieran hacer algo divertido. Cuando se escapó por primera vez de la Habitación de la Princesa y vio a Juice y Fortuna hablando, y observó que Fortuna le sonreía a él, Emilia se puso celosa de Juice.

Ella pensó que nunca lo perdonaría. Pero él rompió en llanto al conocerla. Lloró y lloró, derramando lágrimas de felicidad, y Emilia lo perdonó.

Después de todo, esas fueron lágrimas de afecto. Recordó cuán tranquila se sintió cuando Fortuna la abrazaba y palmeó suavemente la cabeza de Juice. Ella se mantuvo a su lado mientras él lloraba para que no se sintiera sólo cuando las lágrimas parasen. "No tiene remedio", pensó ella.

"Sí que no tiene remedio", pensó ella.

_Emilia: Yo… con todos, otra vez…

Quería dormir con Fortuna otra vez.

Quería invitar a todos a la Habitación de la Princesa. 

Quería tomar a ese impertinente Juice, quien trataba de protegerla, y definitivamente pisarle fuerte sus pies. 

Ella quería ver a todos otra vez. 

_Emilia: Porque soy, una buena niña…

Las lágrimas empañaron su visión mientras corría y, después de pasar por un puñado más de árboles, Emilia descubrió el sello que había estado buscando y—

_???: Bienvenida.

Una chica con cabello de color platino estaba delante de la puerta, con los brazos abiertos para recibir a Emilia.