_Chica: Qué bien. Fuiste la primera en llegar. Estaba feliz de haber encontrado el sello finalmente, pero no podía encontrar la llave esencial. Estoy realmente aliviada de haberte encontrado a salvo.
_Emilia: ¿Por qué… estás, aquí…?
La chica, Pandora, se dirigió a Emilia con tono familiar y una presión extraña. La garganta de Emilia tembló al hacer la pregunta, y Pandora dio un pequeño aplauso con sus manos.
_Pandora: Juju, debes estar sorprendida. Todo es bastante simple. Este sello es bastante importante para mí. Y por eso, siempre he estado buscándolo. Esa es una de las razones por las que he venido al bosque hoy. Lo que significa que necesito estar aquí.
La respuesta de Pandora no era lo que Emilia estaba buscando.
Emilia estaba intentando preguntarle sobre su razón de estar allí, en ese punto del bosque. La última vez que la vio, Juice bloqueó su camino y el de Regulus.
Si ella estaba aquí, entonces eso significaba que Juice…
_Emilia: ¿Por qué… estás, aquí…?
Quizás dándose cuenta de cuán cerca estaba de romperse el corazón de la niña, los ojos de Pandora se abrieron de sorpresa. Puso su mano en su pecho mientras parecía reflexionar en lo que acababa de decir.
_Pandora: Me disculpo. La respuesta que te di fue extraña. No soy la persona por la que estás preguntando, lo haces por el Arzobispo Petelgeuse y tu madre.
Pandora se demoró en entenderlo, pero terminó por alcanzar la respuesta correcta.
Si ella no lo hubiera comprendido, Emilia podría haber terminado todo esto sin tener una respuesta para su pregunta. Aunque ni ella misma sabía qué estaba buscando con todo esto.
Pandora sonrió tiernamente.
Esa sonrisa no llevaba malicia o malevolencia, más bien desbordaba amabilidad, luciendo como un honesto intento de disipar la ansiedad de Emilia.
_Pandora: Por favor no te preocupes. Estás preocupada por el Arzobispo Petelgeuse y tu madre. Ambos están a salvo.
_Emilia: ¿Eh?
_Pandora: No hay necesidad de estar tan preocupada, aunque habría sido mejor si hubieras preguntado eso originalmente. Ni los miembros del culto ni yo hemos venido para dañar a la gente del bosque. Es como he dicho, visito este lugar ya que tengo cosas que hacer con ese sello. No soy tan tonta como para hacer sacrificios innecesarios.
Las palabras de Pandora eran amables, y se apilaban una sobre otra en el sobrecargado corazón de Emilia. Si confiaba en lo que Pandora decía, entonces Fortuna y Juice estaban a salvo. Quizás lo que le pasaba a la gente del bosque no era algo tan malo como pensaba. De hecho, esta chica acababa de decir que tenía cosas que hacer con el sello; lo cual significaba que cuando hubiera terminado con eso—
_Emilia: Cuando hayas terminado con el sello, ¿podrías por favor irte a casa...?
Pandora no dijo nada.
_Emilia: C-cuando termines con el sello, ¿podrías por favor dejar el bosque e irte a casa? ¿Sin hacerle nada malo a nadie?
_Pandora: …Sí, por supuesto. Tampoco deseo sacrificios innecesarios.
Pandora asintió profundamente, como si hiciera una promesa.
Entonces señaló al sello, y ladeó su cabeza a la llorosa Emilia.
_Pandora: Lo que significa que me gustaría que me dieras la llave, por favor. Si abrimos esta puerta, nos retiraremos del bosque inmediatamente.
_Emilia: ¿Llave…?
_Pandora: Sí. Una llave. Considerando que el sello tomó la forma de una puerta, es necesaria una llave para abrirla. Tú estarías en posesión de esa llave.
_Emilia: Yo, no sé nada sobre eso…
Emilia negó con su cabeza.
Ella realmente no tenía idea de a qué se refería Pandora. No recordaba a nadie dándole algo como una llave y, en primer lugar, el sello debía haber sido mantenido como un secreto para Emilia.
No había manera posible de que Emilia poseyera una llave para un sello que se había mantenido en la oscuridad para ella. Esta conclusión era tan natural, que ni siquiera había que pensar.
Emilia volvió a negar con la cabeza.
Pandora también negó con su cabeza.
_Pandora: No hay necesidad de secretos.
_Emilia: N-no estoy escondiendo secretos… ¡De verdad, verdad que no lo sé! ¡No tengo ninguna llave! ¡No he recibido ninguna llave! ¡Yo, no puedo abrir el sello!
_Pandora: Ya veo… Entonces, tendré que excavar el bosque para ver si así encuentro la llave.
La expresión de Pandora se veía extremadamente afligida. Bajó la mirada.
Aunque sus acciones y tono eran amables hacia Emilia, seguramente Pandora haría exactamente lo que dijo que haría, debido a su rígida mentalidad. Emilia tembló.
Si ella no podía abrir el sello justo aquí y ahora, esta chica cavaría a través del bosque. Excavar, era una decoración simple y vana. Para obtener la llave, Pandora iba a excavar el bosque; incluyendo la gente viviendo en él, Fortuna, los aldeanos y el grupo de Juice.
Esta entidad era anormal.
Tan anormal, que Emilia estaba convencida que ni siquiera Fortuna sería competencia para ella.
_Emilia: ¡L-lo abriré! ¡Lo abriré!
Así pues, Emilia gritó antes de que Pandora pudiera empezar a actuar.
El rostro de Pandora se iluminó.
_Pandora: ¿De verdad lo harás? Qué bien. Así que después de todo la llave sí estaba en tu posesión. Pensé que así sería. Después de todo, no puedes negar que eres la hija de la bruja.
_Emilia: ¿De, la bruja…?
_Pandora: En efecto, sí. Ahora, ¿te gustaría mirar al sello? Si puedo investigar lo que hay en el interior de esa puerta, nos retiraremos inmediatamente.
Señalando con su mano la escena a Emilia, Pandora esperó eufórica a que ella actuara.
Si bien los términos que ella mencionaba desgarraban en su pecho, Emilia no podía retirarse, y por eso dio unos pasos hacia delante. Por mucho que la pequeña Emilia mirase hacia arriba, no podía ver la parte superior de la puerta.
Era como una puerta gigante que un gigante hizo para que un gigante más gigante pudiera pasar a través de ella. Que la diminuta Emilia tuviera que abrir esa cosa era una especie de fantasía hueca y vacía.
Ella se paró delante de la puerta. Hasta ahí todo bien, pero no tenía ni idea de cómo abrirla. Recordando cuando la encontró, ella pensó ideas usuales para abrir la puerta. Ya lo había intentado empujándola, tirando de ella e incluso trepándola; hacía bastante tiempo.
El pequeño cuerpo de Emilia no pudo hacer que esta antigua puerta se moviera ni una pulgada; ni siquiera pudo hacerla chirriar, y mucho menos abrirla.
Hoy ocurriría lo mismo.
Aunque pudiera alcanzarla y tocarla, no daba la más mínima indicación de moverse.
_Emilia: Hahh… hauh, hahhh… ahh…
Su pulso se aceleró de manera anormal, su sangre se agitaba violentamente en su cabeza.
Su pecho se calentaba, y su corazón palpitante podría salirse por su boca en cualquier momento. Pero sus extremidades estaban muertas de frío, pesadas, como rellenas de plomo.
Ella tenía que moverlas, pero no podía.
Si no abría esta cosa, algo terrible le pasaría a todos.
Y ella lo sabía, pero no podía hacer nada.
El terror y la desesperación dejaron su mente en blanco, difuminando la existencia llamada Emilia.
_Pandora: …Por favor considera pensar: Soy una llave.
La voz era terriblemente suave mientras se deslizaba dentro de la oreja de la desesperada Emilia.
…Soy una llave.
Como si fuera una orden, Emilia se concentró solo en esa imagen.
En ese instante, Emilia sintió un peso en sus manos. Al mirarlas, vio que estaba agarrando una larga y antigua llave de plata.
_Emilia: Una llave…
_Pandora: ¿Es visible para ti ahora? Si es así, entonces en verdad tú eres la llave.
Dijo Pandora felizmente.
Pero había algo antinatural en lo que dijo. Parecía como si Pandora no pudiera ver la llave en las manos de Emilia.
_Emilia: ¿No… puedes, verla?
_Pandora: …No, no puedo. Esa llave será entregada sólo a las manos de los calificados. Estoy segura de que, en este mundo, solamente hay dos personas capaces de abrir esa cerradura.
Pandora parecía encontrar envidiable esa posición. Y, de hecho, su mirada no estaba fija en la llave de la mano de Emilia. Aunque no estaba segura de qué significaba que ella no pudiera ver una llave que era tan perceptible como pesada, Emilia volteó hacia la puerta.
Una repentina llave — pero Emilia no encontraba nada que se viera como una cerradura.
Esta puerta ni siquiera tenía un pomo. Y aunque la llave era grande, era diminuta en comparación a la puerta. ¿Esta sucia y antigua llave realmente podía abrirla?
_Emilia: …Ah,
Entonces, Emilia instintivamente descifró cómo usar la llave.
No necesitaba buscar una cerradura. La puerta misma era como una cerradura.
Esta puerta no aplicaba el sello.
Simplemente actuaba como una tapa para el sello. La puerta no estaba sellando nada. El sello era algo más insustancial, operando dentro de esta puerta.
_Pandora: Vamos, ábrela por favor.
Aceptando la petición de Pandora, Emilia dio un paso hacia delante.
Bastaría con presionar la llave contra la puerta y desear que se abra. Con tan solo eso, esta puerta sería liberada de su largo, largo encargo.
— Si abría esta puerta, todos serían salvados.
_Pandora: …¿Pasa algo?
Pero, justo antes de presionar la llave contra la puerta, sus brazos extendidos se detuvieron.
Al ver que los dedos de Emilia habían parado de temblar, Pandora frunció el ceño levemente.
Emilia no contestó, solo vio la llave en sus manos.
Si presionaba la llave contra la puerta, el sello se abriría.
Pero —
«Fortuna: Emilia. —Una promesa.»
Ella escuchó en su mente estas palabras susurradas durante la despedida de su madre.
Su conversación de ese entonces no había sido sobre el sello.
Pero Emilia recordaba. Que le prometió a su madre que mantendría sus promesas.
Ella no sabía sobre este sello. Ella no debía saber sobre este sello.
Emilia no sabía sobre este lugar, y no debería interferir con él.
Ella se lo prometió a Fortuna. Mantener esa promesa debía ser lo más prioritario. Ella estaba traicionando su confianza, y no debía hacerlo.
Nadie perdonaría a Emilia si ella era una niña mala. Nadie sería capaz de perdonarle.
Así que, ella no debía abrir este sello.
_Emilia: N-no la abriré…
_Pandora: ...¿Por qué?
_Emilia: La promesa… porque, lo prometí. No tengo nada que ver con el sello. No tengo permitido abrirlo.
_Pandora: Ya veo. Las promesas en verdad son importantes. Creo que es bastante espléndido y grandioso que quieras mantener tu promesa. Sin embargo… también son cosas que dependen de la situación.
Pandora fijó su mirada en Emilia, quien negó con la cabeza. Ella acarició el cabello plateado de Emilia.
_Pandora: Sospecho que es una promesa entre tu madre y tú. Tu madre es una persona maravillosa. Te ha enseñado algo venerable y correcto. Tu voluntad es preciosa y merece ser protegida.
_Emilia: E-entonces…
_Pandora: Pero hay momentos en los que debes tomar una decisión contraria a una promesa. Quizás es cruel que yo esté intentando que tomes una decisión así cuando aún eres joven. Sin embargo, el destino y sus inminentes decisiones no tomarán en consideración las circunstancias de aquellos a quienes lo toman como algo trivial. El destino ama a aquellos que se resisten a sus movimientos, e inspira esperanza en el resultado de la decisión. ¿Cuál es la esperanza que buscas?
_Emilia: ¿Cuál, esperanza?
Pandora asintió, sonriendo maternalmente.
_Pandora: Sí,
Ella le mostró sus manos a Emilia.
_Pandora: Primero está la esperanza de mantener tu promesa con tu madre, proceder sin abrir el sello, confrontar a mi grupo y superar esta adversidad.
Pandora alzó su mano derecha, como si sostuviera esta cosa invisible llamada esperanza.
_Pandora: Y la segunda esperanza consiste en renegar de la promesa con tu madre, abrir el sello, conceder los deseos de mi grupo y que la situación se resuelva sin más heridas.
Pandora alzó su mano izquierda, mostrando otra vez a Emilia esta invisible esperanza.
_Emilia: ...
Ante esas dos manos, Emilia se puso rígida y era incapaz de hablar.
No podía siquiera notar su propia respiración, ya que sentía que sus pulmones se habían congelado. Si decía algo descuidado, Pandora podría retirar ambas manos instantáneamente.
Si no tocaba alguna de las esperanzas mostradas a ella, quizás ambas terminarían desapareciendo de la vista de Emilia.
— El terror sujetó firmemente el corazón de la joven niña, sin soltarla en absoluto.
_Pandora: ¿Cuál opción escogerás? —Dejo la decisión en tus manos.
La esperanza de la derecha. La esperanza de la izquierda.
La esperanza resultante de romper la promesa. La esperanza resultante de mantener la promesa.
La dulce y seductora voz de Pandora.
El amable pero severo llamado de Fortuna.
Ella no podía siquiera escuchar los latidos de su propio corazón bajo todo este ruido.
El sonido desaparecía del mundo, dejando a Emilia sola en una tierra sin color.
Ella estaba pensando. Deliberando. Sus pensamientos estaban ardiendo, y su cerebro podría hervir en cualquier momento.
Concentró toda función corporal que tenía en pensar, dando la impresión de que todo desde su cuello para abajo había muerto. No podía oír su pulso, sus extremidades estaban completamente inmóviles y eran ajenas a su voluntad.
No sé qué elegir, no sé qué elegir, no sé qué elegir no sé qué elegir noséquéelegirnoséquéelegir.
¿Cuál opción salvaría a todos? ¿Qué debería hacer para ayudar a todos? ¿Qué podía hacer para volverme la fuerza de todos? ¿Qué debería hacer? Que alguien me lo diga.
_Emilia: —ah.
_Pandora: Ya veo. Así que esta es tu decisión.
Cuando sus pensamientos se unificaron y su visión se nubló, Emilia dejó escapar un pequeño sonido.
Al ver su decisión, los ojos con largas pestañas de Pandora bajaron la mirada.
— Los dedos de Emilia tocaban la mano derecha de Pandora.
La opción de no romper la promesa, no abrir el sello, y desear el rescate de todos.
_Emilia: Yo… prometí, a mi… mamá que, mantendría… mis, promesas, así… madre…
_Pandora: Hasta el mismísimo final, confiaste en las palabras de tu madre, tu brújula. La respuesta que has alcanzado siguiendo tu indecisión, y el resultado que tu vida ha creado, debo respetarlo.
Mientras los ojos de Emilia se llenaban de lágrimas, Pandora asintió con conformidad y liberó su mano del agarre de Emilia, la cual calló sobre sus rodillas mientras Pandora la miraba de forma misericordiosa.
Si ella quisiera, podría simplemente haber empujado las manos de Emilia hacia la puerta mientras sostenía la llave.
Si bien eso no tenía nada que ver con si Emilia hubiera querido que la puerta se abriera, ya que ella había estado buscando algún tipo de apoyo, habría bastado con eso para llevarla a su límite. Pandora lo sabía, pero no lo hizo.
Eso único era algo honesto de parte de esta chica completamente extraña.
Sin embargo,
_Pandora: Entonces.
_Emilia: ¿…eh?
_Pandora: Por favor respeta mi decisión al considerar métodos para abrir el sello.
Emilia alzó su cabeza, pasmada.
Pandora no miraba a Emilia. Su mirada se dirigía a algún lugar detrás de ella. Siguiendo su línea de visión, Emilia encontró una silueta empujando los arbustos mientras aparecía repentinamente en escena.
Con su corto cabello plateado,
_Mujer: ¡¡PANDORAAA!!
Y cubierta de sangre, era Fortuna.
Comparada a cuando Emilia la vio por última vez, estaba llena de heridas. Aun así, ya que había estado convencida de que no podrían volver a reunirse otra vez, el sólo saber que estaba viva era un alivio para el corazón de Emilia.
_Fortuna: ¡¡Toma esto!!
Aparentemente sin haberse dado cuenta de la presencia de Emilia, Fortuna disparó seis lanzas de hielo, atacando a Pandora sin la más mínima misericordia.
El cuerpo de Emilia se puso rígido ante el peligro, pero entonces Pandora se deslizó delante de ella, protegiéndola.
_Pandora: Es muy peligroso comenzar tu ofensiva sin observar primero el área.
Tras decir eso, una lanza atravesó el pecho de Pandora. Su delgada cintura, su brazo derecho, su pie derecho, todo fue empalado con carámbanos, el último de los cuales mandó a volar su cabeza de color platino.
Emilia gritó al ver el pequeño cuerpo de Pandora ser ensartado con hielo. El cuerpo de Pandora se tambaleó, cayendo para aterrizar sobre Emilia.
La niña atrapó el decapitado cuerpo chorreante de sangre. Gritó. Todo era demasiado surrealista.
_Fortuna: ¿…Emilia?
Al escuchar el grito, Fortuna susurró estupefacta mientras parecía regresar a sus sentidos.
Los ojos de Fortuna no expresaban logro por haber superado a una detestada enemiga, sino que vacilaban con contrariedad al darse cuenta de que su hija estaba presente en la escena.
_Fortuna: ¿Por qué Emilia está…? Se suponía que había escapado del…
_Pandora: Cuestionarse el porqué es algo más bien terrible. Tu hija estaba preocupada por ti, deseando ayudarte de todo corazón mientras corría hasta este lugar. ¿Cómo es que tú, su madre, puedes proceder sin elogiar su pureza intrínseca?
_Fortuna: ¡—!
La voz de Pandora se escuchaba directamente desde el costado de Fortuna.
Sus ojos amatistas se abrieron completamente por lo inesperado de eso, y por el hecho de que el cadáver de Pandora se había desvanecido de los brazos de Emilia.
_Pandora: Cuando te ves tan sorprendida como ahora, de verdad se parecen ustedes dos. Madre e hija en efecto.
_Fortuna: ¡—! ¡Emilia y yo no somos parientes de sangre! ¡Su adorable rostro es por mi cuñada!
_Pandora: Me disculpo por eso.
La boca de Fortuna se retorció con furia a la vez que una espada de hielo se formaba en su mano levantada. Su corte radical rebanó diagonalmente el torso de Pandora, derramando sangre por todas partes. Sin mover ni un músculo, Pandora cayó de espaldas, inerte.
_Pandora: Lo que significa que su madre adoptiva es su Madre. Siendo así, tus métodos para criarla no han sido incorrectos. Tu hija ha crecido para ser una muy honesta y buena niña. Sus verdaderos padres, tu hermana y hermano, seguramente estarían llenos de alegría.
_Fortuna: ¡¡No te atrevas a hablar sobre mi hermano y mi cuñada!!
El cadáver caído desapareció mientras Pandora decía eso a Fortuna, como si esto fuera normal. Ella enarboló su espada para cortarla en dos, y la decapitó con un corte de revés.
Ella inmediatamente miró hacia atrás para matar a la resucitada Pandora con una estocada. La empujó hacia atrás, golpeándose con el tronco de un árbol, atrapada.
_Fortuna: ¡¡El Hyuuma!!
Una capa de frígida niebla envolvió a la atrapada Pandora, transformándola en una escultura de hielo.
Había creado una escultura humanoide, sellando a Pandora —de por sí ya lo bastante hermosa para ser una obra maestra de los dioses— eternamente en el bosque como una pertenencia de la naturaleza.
_Pandora: Este indiscriminado uso de magia solamente va a cansarte. ¿Te gustaría tomar un momento para calmarte, y para que nosotras podamos intentar hablar de nuevo?
_Fortuna: ¡—! ¡Charla tediosa!
La escultura de hielo permanecía, solo que Pandora había escapado de su interior y había empezado a caminar. Cuando Fortuna giró y encontró a Pandora parada allí, lanzó su puño descuidadamente para golpearla. Ni siquiera fue un ataque mágico. Solo un puñetazo resultante de un esfuerzo vano.
Acertó en el rostro de Pandora como si hubiera sido atraído directamente.
_Emilia: —aagh!
_Fortuna: ¿¡E-Emilia!?
Lanzada lejos por el golpe de su madre, Emilia falló en sostenerse y cayó revolviéndose por el suelo. Habiendo golpeado a su hija sin querer, el rostro de Fortuna palideció mientras se acercaba corriendo hacia la caída niña.
_Fortuna: ¡No! ¡Emilia! ¡Lo lamento tanto! ¡No quise hacerlo! ¡Eso no era lo que yo…!
_Pandora: Este es el dolor que sientes cuando golpeas. Seguramente un dolor equivalente a ser golpeada ha pasado por tu corazón. ¿Empiezas a entender cuán descorazonadas son tus acciones?
Sus manos sostenían a una levantada Pandora, Fortuna chilló mientras la empujaba. Se levantó y miró alrededor para encontrar a Emilia parada junto al sello como lo había estado todo este tiempo. No había trazos de haber sido golpeada sobre su blanca mejilla.
_Fortuna: ¡Has estado diciendo mucha basura absurda, una y otra vez!
_Pandora: Pero esta vez fue diferente, y te apaciguó. ¿Eres incapaz de dedicar una fracción de esa emoción a alguien que crees que odias? No estoy diciendo que ames a todos ahí afuera de la misma manera que amas a tu hija. Pero, algunos cambian después de recibir tan sólo el más mínimo cuidado. Si yo pudiera ser parte de esos pocos, entonces me gustaría proceder sin presentarte tragedias repetidamente. 』
_Fortuna: ¿¡Quién carajos te crees que eres para demandar amabilidad de mí!? ¡Los padres de Emilia…
Notando la mirada de Emilia en ella, Fortuna rápidamente cerró la boca.
Emilia miró fijamente al rostro tenso de su madre. Sin importar cuán detestado fuera el enemigo, había algunas cosas que no debían ser dichas en presencia de su hija.
_Pandora: Entonces deberíamos hacer lo siguiente. ¿Te gustaría intentar ser la que persuada a tu hija? He confirmado que posee la llave, pero parece que no abrirá la puerta, ya que está manteniendo su promesa contigo.
Fortuna no dijo nada.
_Pandora: Si rescindes tu promesa, no habrá cadenas que aten su testarudo corazón. Prometo que, si puedo deshacer el sello, nosotros dejaremos este bosque sin hacer nada más. En efecto, lo prometo. Mantendré mi promesa… Que palabras tan bonitas.
Seguramente esos eran sus sinceros pensamientos, dichos sin ningún indicio de broma.
Pero existían declaraciones y acciones que se convertían en abrumadoramente sarcásticas debidas a su falta de mala voluntad.
Fortuna había visto más que suficiente para juzgar las declaraciones de Pandora de esa forma.
Fortuna miró a Emilia.
Emilia simplemente apretó sus manos y esperó a que su madre hablase. Sus manos parecían estar agarrando algo, lo cual seguramente era porque estaba sosteniendo la llave de la puerta.
Emilia había terminado por reconocer la llave. Y si Fortuna pronunciaba una sola palabra para rescindir la promesa, ella seguramente abriría la puerta, creyendo que hacer eso salvaría el bosque.
_Fortuna: —No digas estupideces.
_Pandora: ¿Estupideces, dijiste?
_Fortuna: ¿Se retirarán? ¿No harán nada más? ¿Cómo podría beneficiarnos que hagas eso? Con todo lo que ustedes han destruido, todo lo que han arruinado, todas las cosas que protegíamos y que ustedes aplastaron con sus pies, con incluso nuestro orgullo roto y deformado… ¡¿Qué nos queda?!
_Pandora: Cosas podrían nacer de lugares áridos. ¿No consideras esa la magnificencia de la vida?
_Fortuna: ¡Esas palabras son superficiales y vacías cuando las dicen los saqueadores!
Fortuna rugió, señalando a Pandora con el dedo. Ésta ladeó la cabeza, sin parecer poder entender lo que Fortuna decía.
_Fortuna: El esfuerzo es hermoso. No hay nada más respetable que desear vivir… Basta de esta charla superficial. No nos des discursitos condescendientes después de habernos robado la paz por la que hemos arriesgado nuestras vidas. Teníamos comodidad y felicidad y todo aquí. ¡Ustedes son los que lo arruinaron!
_Pandora: Nuestras opiniones parecen diferir.
_Fortuna: Cuando las posiciones no son las mismas, las cosas que ves tampoco lo son. Con la forma en la que siempre estás mirándonos desde arriba, ¡estoy segura de que ves el cielo como una altura diferente a la que nosotros lo vemos!
Escupió Fortuna.
Pandora se veía horriblemente triste, pero Fortuna no iba a responder a eso. En vez de eso, mantuvo su precaución hacia Pandora mientras se acercaba corriendo a Emilia, quien seguía al lado del sello.
Después de confirmar de que definitivamente era su hija, Fortuna cayó sobre las rodillas y abrazó a la pequeña niña.
_Fortuna: Oh, Emilia… Emilia, lo siento. ¿Por qué estás…? ¿Dónde está Archi?
_Emilia: Archi… me dijo, que corriera hacia las flores blancas… así, que, yo corrí…
Al escuchar esto, Fortuna supuso la muerte del joven elfo.
Fortuna abrazó a Emilia, evitando que la niña viera sus lágrimas. ¿Cuántos habían perecido en este bosque debido a la siniestra violencia del culto?
Realmente, este bosque nunca volvería a ser lo que era antes.
_Fortuna: Emilia, Emilia… hiciste bien en mantener tu promesa. Eres asombrosa, asombrosa.
_Emilia: Madre… Madre, yo, yo…
_Fortuna: Emilia… eres mi orgullo. Mi tesoro.
Una hija aferrada, con su madre abrazándola.
Pandora vio esto con una expresión embriagada. Su rostro se veía casi como si monopolizara la más hermosa vista en el mundo, toda para ella misma.
_Pandora: He disfrutado viendo este hermoso amor familiar. El verdadero afecto mutuo es magnífico.
_Fortuna: Es repugnante escuchar eso cuando eres tú la que lo dice… El sello se queda como está. No te daré a Emilia. Anda y conviértete en un trozo de hielo, y marchítate aquí.
_Pandora: Esa frase, ¿no sería usualmente cuando le aconsejas al rival que es mejor que huya?
_Fortuna: Lo único que quiero ahora es arrojar los fragmentos de tu cadáver congelado por la Gran Cascada.
Vociferando maldiciones que Emilia nunca antes había escuchado, Fortuna una vez más empezó a preparar su magia. Pandora frunció los labios, pareciendo adolorida.
Y entonces:
_???: ¡Finalmente te he atrapado, CIERTO!
Su voz sonaba algo loca, un hombre gritó sobre los árboles para llegar hasta este lugar del bosque.
Él saltó sobre los altos árboles, con un impulso similar a haber sido arrojado, llegando a la escena con sus sagradas vestimentas llenas de sangre. Era Juice.
_Fortuna: ¡Juice!
_Juice: ¡Fortuna-sama!
Con sólo una llamada al nombre del otro, los dos se coordinaron perfectamente.
Ellos estaban posicionados a cada lado de Pandora, la cual ocupaba el centro del claro; los dos comenzaron con su ataque por ambos lados.
La mano izquierda de Fortuna apretaba firmemente la mano derecha de Emilia, la cual miró al rostro de su madre.
— Su expresión al mirar penetrantemente a su enemiga era tan hermosa que ella podría temblar.
_Fortuna: ¡¡Al Hyuuma!!
_Juice: ¡¡Mano Oculta!!
Fortuna conjuró magia del grado más poderoso, mientras que Juice llamaba a todos los poderes del Gen de Bruja en este momento final para utilizar esta habilidad oculta.
Los abrumadores poderes surgieron, y —
_Emilia: …¿Madre?
— Con la Mano Oculta perforando su pecho, la sangre de Fortuna llovió sobre Emilia.
La fuerza decaía de la mano que agarraba a Emilia mientras ella veía al cuerpo de Fortuna caer flojamente.
_Juice: ¡Ahora es tu final, CIERTO!
Juice hizo un violento aterrizaje mientras gritaba, moviendo sus maltratados brazos hacia un lado. Como si fuera empujada por esos gestos, el cuerpo de Fortuna danzó por el espacio a lo largo de la misma trayectoria. Sus extremidades se movieron como las de una muñeca, y su cuerpo cayó por el suelo como si hubiera sido desechada. La sangre salió disparada como un géiser de su convulsionante cuerpo, pintando la hierba de rojo en un instante.
_Juice: Eso fue, efectivo CIERTO … Si lo hago, esta vez sí que…
Con un suspiro agitado, Juice cayó de rodillas.
Emilia no veía que Juice miraba a la caída Fortuna con precaución.
Ella simplemente se acercaba, tambaleándose, a Fortuna, quien yacía boca abajo.
Había un agujero abierto a través del pecho y la espalda de Fortuna. La herida era tan grande, que los órganos de su arruinado cuerpo eran visibles. La fuerza del sangrado disminuía, dejando a Emilia sentada en un charco de sangre.
Ella abrazó el rostro pálido de su madre, logrando de alguna manera colocarla en su regazo. Manchas rojas manchaban el bonito cabello plateado de Fortuna, y Emilia intentaba limpiarla frenéticamente alejando la suciedad con sus dedos.
Pero los dedos de Emilia ya estaban sucios con sangre, y cuanto más tocaba, más se llenaba de sangre el cabello de Fortuna.
_Juice: ¡Fortuna-sama! ¡No baje la guardia, le pido que se mantenga alerta! Cuando verifique…
_Emilia: ¿Juice?
_Juice: ...
Con un brusco aliento, Juice se levantó con la palma de su mano dirigida a Fortuna. Al escucharlo, Emilia dijo su nombre. Después de un momento de mirar distantemente a la nada, parpadeó,
_Juice: ¿Emilia-sama?
Parecía que él recién notó a la chica sentada en medio del charco de sangre.
Su mirada bajó, hacia donde el regazo de Emilia albergaba la cabeza de la mujer, con aquel cuerpo inerte yaciendo allí inútilmente.
Sus ojos, se abrieron de golpe.
_Juice: …Absurdo.
Juice negó con la cabeza con una expresión de incredulidad.
Entre su propio pesado ser y la caída Fortuna, había una chica de cabello platino.
Pandora sonrió a Juice mientras éste la miraba.
_Pandora: Me temo que no hay nada que hacer. Tus ojos simplemente te han engañado.
_Juice: ¿¡aaaAAAHH… AAAAaAAAAAAAAAAHHHHHHH!?
Poniendo las manos en su rostro, Juice clavó despiadadamente las uñas en su propia piel, tallando cortes de color carmesí. La fuerza era tal que sus uñas se salieron, la sangre brillante que salía de sus mejillas pintaba su rostro de escarlata.
_Juice: ¿¡Absurdo absurdo absurdo absurdo absurdo absurdo!? ¿¡Qu-qué, qué estoy, qué estoy haciendo, CIERTO!? ¿Qué he hecho? ¿¡Por qué, porquéporquéporquéporquéporquéporquéporquéporquéporqué!? Entonces por qué propósito yo he… qué… ¡ahh! ¿¡Ahhhh!? ¡¡AaaAAAAAAAAHHHHHHH!!
Juice había introducido un Gen de Bruja en su cuerpo, y mantuvo contenido el poder discordante de esa cosa a base de fuerza de voluntad.
Pero el apoyo más importante para esa voluntad había desaparecido. Todo el interior de Juice se estaba desmoronando sin dejar nada en pie.
Porque los poderes que había obtenido arriesgando su vida habían destruido a la persona por la cual arriesgó su vida para proteger.
Juice sufría un daño mental irreparable, gritando mientras perdía su cordura.
_Juice: ¡¿Con qué propósito… hice todo?!
_Pandora: Todo, por amor.
Los ojos de Juice se abrieron completamente, y la espuma se derramaba de su boca mientras miraba al cielo.
La tranquila voz de Pandora respondió a los gritos de su alma.
_Pandora: Has sacrificado tu alma para salvar a la persona que amabas. Eso no es nada ordinario. Todo el largo, largo tiempo que has invertido apoyando al Culto de la Bruja también era por el bien de ese amor. Todas tus acciones son el resultado de ese amor. El más excelente, camino de amor.
_Juice: ¡Amor… AMOR… amor… amor… amor… amor…!
_Pandora: Exacto. No hay necesidad de temer o arrepentirse de nada. Todo fue inevitable. Todo fue acorde al sendero del destino. El camino ha continuado su curso para llegar hasta este punto. Todo, por amor.
_Juice: Por, amor…
Mientras murmuraba repitiendo delirantemente esas palabras, la mente de Juice se rompió en pedazos.
Sus ojos perdieron su color. Se puso como en trance, inmóvil.
Él murmuraba inaudibles susurros sin parar, un cadáver viviente.
Al ver la mente de Juice completamente rota, Pandora suspiró satisfecha.
_???: Emi, lia…
Mientras la esencia de Juice se rompía en pequeños pedazos, la flama de otra vida empezaba a apagarse.
_Emilia: Madre.
Emilia respondió atónita al llamado de esta voz tan frágil que podría desaparecer.
Sus temblorosos brazos acercaron a su madre, para encontrar deprimentemente que ella era considerablemente más ligera. En algún momento, la sangre había parado de salir.
Lo que significa que Madre está bien ahora, ¿verdad?
Emilia no era tan inmadura como para pensar eso y proteger su mente. Fortuna, demasiado débil para moverse, claramente tenía el rostro de una mujer muerta.
_Fortuna: …Lo, siento, hermano…
_Emilia: Madre.
_Fortuna: No logré… proteger, ni una sola cosa, de las que… me dijiste…
Dicho como una niña pidiendo disculpas, Fortuna pronunció sus arrepentimientos.
La sangre ya no salía de su cuerpo, pero las lágrimas sí que se vertían de sus ojos. Emilia sintió las gotas calientes caer en sus dedos, y se esforzó para juntarlas.
Porque Emilia inevitablemente sentía que esas lágrimas componían la totalidad de la actual fuerza de su madre para vivir.
_Fortuna: Sé que, tú… estarás molesto, hermano… Sé que, no, me perdonarás…
Al escuchar a Fortuna murmurar incoherentemente, Emilia finalmente se dio cuenta.
Hacía tiempo que los ojos amatistas de Fortuna ya no reflejaban ninguna luz.
Habiendo perdido la vista, sus ojos se habían degradado a simples órganos que derramaban lágrimas. Ni siquiera estaba mirando al rostro de Emilia. No había notado siquiera que Emilia estaba justo a su costado.
Emilia podía tocarla y abrazarla, pero no la alcanzaría.
Frente a Fortuna, quien sollozaba como una niña y buscaba perdón, Emilia—
_Emilia: ...Te perdono, Madre.
_Fortuna: ...
_Emilia: Tú eres mi… fuiste tan buena para mí… ni mi padre ni mi madre pueden vencerte con lo tanto que me quisiste…
_Fortuna: ...
_Emilia: Así que, no tienes que disculparte. No tienes que hacerlo. Yo siempre, siempre te amaré, Madre Fortuna. Te amaré. Te amaré, te amaré… te amaré…
La presa estalló.
Su voz perdió su tono usual, las lágrimas gotearon una a una sobre el rostro de Fortuna.
Si las lágrimas componían la fuerza para vivir, entonces el milagro final aquí era la fuerza concedida por las lágrimas de Emilia.
_Emilia: ¿…Madre?
_Fortuna: Lia.
Su mano se alzó lentamente, para tocar la mejilla de Emilia.
Una mano que no debería ser capaz de moverse acarició las mejillas de Emilia, sus orejas y su cabello. Como si tocasen algo preciado, con cuidado de no romperlo, cariñosamente.