Los días pasaron y con el los años. Pronto se acercaría nuestro segundo aniversario, mi único martirio era que en todo ese tiempo no pude darle al menos un hijo, no pude darle la satisfacción de ser padre y eso estaba matándome. Aunque él me dijera que todo estaba, mi interior se negaba a creerlo. Sentía que algo iba a cambiar si el tiempo pasaba y no sucedía nada...
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El día que cumplimos dos años de casados, preparé algo especial. Cena a la luz de las velas, regalos y otras cosas especiales, intentaría que resultara, tenía que pasar, era mi única posibilidad...