Vorden y los demás comenzaron a abrirse paso por el árido y duro desierto. No se encontraron con muchas bestias en su camino de regreso. Parecía que las bestias del desierto eran criaturas mucho más territoriales.
El mapa era bastante preciso al indicar dónde se encontraban las bestias y dónde no, y mientras estuvieran fuera de cualquiera de las zonas coloreadas, parecía que no se toparían con más bestias.
Eventualmente, después de caminar por el desierto, finalmente pudieron ver la pequeña área del Pozo a la vista.
—Allí es donde Quin dijo que nos encontráramos, ¿verdad? —preguntó Layla.
—Sí, dijeron que estarían aquí. —Pero justo en ese momento Vorden se detuvo y miró hacia el suelo.
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