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Capitulo 3

Una semana después

. . .

El resto de la semana paso bastante rápido, las clases y entrenamientos, todo normal. Lo único es que durante toda la semana no pude dejar de pensar en aquel suceso de la otra noche, estuve observando a diferentes personas para ver si alguna de ellas podría ser aquel encapuchado, pero no di con nadie.

Le conté a Lir sobre aquello, al principió se alarmo, pensando que se lo diría a los profesores y me metería en un lio. Pero poco a poco se fue calmando, y estos últimos días me a intentado ayudar a encontrarlo, sin resultado alguno.

Pasé los días tan centrada en aquello que cuando me vine a dar cuenta, estábamos en el día de la Gran Elección. Durante toda la semana se había respirado un ambiente de tensión por todo el lugar. Todos estaban dando sus mejores esfuerzos en los entrenamientos para poder llegar a ser elegidos.

Por culpa del ultimo incidente en uno de los entrenamientos, he tenido que ir acompañada con una instructora durante el resto de la semana, y por ende, me vi obligada a asistir a los entrenamientos elementales, es decir, donde entrenábamos nuestros poderes. Al parecer, la señorita Martin contó lo sucedido con Kaira a los demás profesores, haciendo que por parte de ellos, solo recibiera una mirada de desaprobación.

Miré el reloj y marcaba las nueve en punto. El evento empezaba a las once, asi que tenia tiempo para prepararme. A pesar de que no tenia permitido participar, estaba obligada a ponerme el traje de combate, si, cada uno teníamos un traje de combate personalizado para situaciones como esta. Y a pesar de que no iba a participar, la señora Martin me dijo que seria obligatorio llevarlo.

El mío era algo sencillo, constaba de un mono negro de manga corta con unas líneas azules irregulares por los costados junto a unos guantes que llegaban desde la palma de la mano hasta un poco mas arriba del codo, pero dejando los dedos libres. En cuanto a calzado elegí unas botas altas negras que pasaban por encima de la rodilla y tenían una raya azul en la parte de la suela, así conjuntando con el resto del traje. En la parte de atrás dos tiras de tela que quedaban colgando, a modo de extensión del mono, era simple decoración.

Recogí todo lo necesario y fui al lavabo que había en mi habitación. Me vestí con mi traje, con alguna que otra dificultad ya que había partes de este que eran algo ajustadas, pero al final conseguí ponérmelo.

Me miré al espejo, estaba algo despeinada. Abrí el cajón y cogí mi peine y una goma de pelo. Me apetecía hacerme una coleta, además, era mas cómoda.

Hice mis otras necesidades y me miré una ultima vez al espejo. Confirmando que me gustaba como iba, salí del lavabo, cerrando la puerta detrás mío.

Al salir volví a fijar mi mirada en el reloj, ya eran las 9:45. Había quedado con Lir a las 10 en la puerta de mi habitación, así que todavía me quedaban 15 minutos para salir. Decid ponerme a leer un rato, al menos me daría tiempo de leer un par de capítulos.

Estaba leyendo cuando escuché que golpeaban mi puerta.

—¡Adalia! ¿Estas lista?— oí la voz de Lir al otro lado de la puerta.

—¡Si, voy!

Me levante de la cama, deje el libro en la mesita y me dirigí a la puerta y la abrí, encontrándome allí a Lir con su traje de combate. Su traje variaba entre un verde muy clarito y un tono marrón, la verdad es que le favorecían bastante.

— ¡Wow, estas guapísima Adalia!— exclamó nada mas verme.

— Jaja gracias, tu también estas muy guapa—respondí de inmediato.

—¿Nos vamos?— preguntó.

—Deberíamos— reí mientras salía por la puerta, cerrándola detrás de mi.

Empezamos a caminar por el pasillo, todo el mundo hablaba, había todo tipo de trajes, algunos mas elegantes, otros algo mas sencillos, algunos mas coloridos, otros mas apagados...

Pero aunque no lo expresasen se podía notar perfectamente el nerviosismo de todos los alumnos de aquel lugar, o al menos de la mayoría.

Iba caminando junto a Lir cuando al fondo del pasillo distinguí una figura que se dirigía de manera algo agresiva hacia mi. Cuando estaba a menos de 3 metros me fijé mejor, era Kaira.

Durante toda la semana no había intercambiado una sola palabra con ella, a pesar de que compartíamos algunas clases, en ningún momento me dirigió la palabra. Lo único que había estado haciendo había sido mirarme con rabia por lo que le hice en el pelo. Según ella le había arruinado la vida, y juraba vengarse de mi. La verdad, no se porque montar tanto drama por un mechón de pelo.

Me fije en el traje de Kaira, era bastante ajustado y mezclaba un color azul claro con blanco. A pesar de que me caía mal, debía admitir que tenia un buen cuerpo, además, con ese traje, se le marcaban aun mas sus curvas, he de decir que le favorecía bastante.

Kaira se paro a varios centímetros de mi y me analizo con la mirada.

—¿Ese es tu traje? Pensé que al menos en un día como este te vestirías con algo mejor que un trozo de tela simple.— dijo con descaro.

—Si, es mi traje. Y me tiene que gustar a mi, no a ti.— respondí.

Lir me miraba con algo de preocupación, sabe perfectamente que discutir las cosas con calma no era mi punto fuerte. Y menos aun si se trataba de Kaira.

—Bueno, y aunque tuvieses un mejor traje tampoco podrías ganar, además, creo que ni si quiera podrás participar, ¿cierto? —rió

—Eso no es de tu incumbencia. —dije seca— lárgate Kaira, seguro que tendrás que hacer muchas cosas antes de actuar. Podrías arreglarte ese mechón de pelo, lo tienes un poco quemado. — conteste sarcásticamente.

Kaira hizo una mueca de molestia.

—Lo del pelo me lo pagaras, aunque quizás sea suficiente la humillación de no poder ni siquiera participar. Aunque igual para ti era lo mejor, creo que te has ahorrado hacer el ridículo delante de todos—dijo de manera orgullosa.

—Ey, ey—saltó Lir— Adalia será mejor que vayamos yendo al estadio. —dijo mientras me agarraba del brazo para poder irnos.

—Lirbana, eres una chica con mucho potencial, no entiendo como puedes estar con alguien como ella—dijo señalándome— podrías juntarte mas con mi grupo, seguro que te vendría mejor— dijo mientras nos alejábamos.

—Vete a la mierda, Kaira—soltó.

Me sorprendí por la respuesta de Lir, normalmente se ahorraba contestar a personas como Kaira. Además, parecía bastante molesta, que lo entiendo, cualquiera lo estaría.

—Oye, ¿como supo Kaira lo de que no ibas a poder participar?­—preguntó.

—No lo se, se suponía que nadie debía saberlo para que no ocurriesen escenas como

esta. —respondí.

Es verdad, se suponía que nadie debía saber que estaba expulsada de la Eleccion, ni mucho menos el porqué. Quizás Kaira había escuchado a la señorita Martin hablar conmigo de ello. Pero supongo que tampoco importaba demasiado ahora, nadie se centraría en mi teniendo un evento tan grande enfrente suya.

Nos acercábamos a la puerta de salida, la cual daba al estadio en el cual se celebraría todo. Al pasar por la puerta, habían profesores que vigilaban que todos los alumnos fuesen al lugar donde tenían que ir. Había bastante gente. Los alumnos que participaban eran alrededor de 200. En el centro había mas gente, pero solo los que habían cumplido 18 estaban permitidos a participar.

Pasamos por la puerta y uno de los profesores llamó a Lirbana.

—Suerte Lir, seguro que lo haces genial, ¡estaré apoyándote! —le dije.

—¡Muchas gracias Adalia! Nos vemos luego, ¡deséame suerte! —dijo despidiéndose.

La vi alejarse entre la multitud de gente

Espere un minuto allí hasta que oí mi nombre.

—¡Señorita Kane! —era la señorita Martin.

—¿Si? —respondí.

—Usted vendrá conmigo a otro lado del estadio, no participara, así que se quedara algo alejada de las puertas de entrada.

Asentí y empecé a seguir a la señorita Martin.

Después de dos o tres minutos caminando llegamos a la zona donde me quedaría yo. El lugar de la Asamblea era un estadio que podría usarse perfectamente para jugar al Quidditch. Constaba de una pista donde realizarían diferentes pruebas y que a la vez, se utilizaba como campo de batalla.

Me senté donde me indico la profesora y mire alrededor. No estaba tan apartada de los demás, pero me habían puesto en una zona donde se concentraban mas los profesores, entonces, si parecía que estuviera mas aislada.

Busque a Lirbana con la mirada, y finalmente la localice. No estaba muy lejos mío, pero si lo suficiente como para que no pudiésemos vernos bien por culpa de la multitud de gente. Estaba sentada al lado de dos chicas, parecían majas.

El estadio estaba casi completo, no faltaban muchas personas por entrar, lo que significaba que el evento no tardaría en empezar.

Tras cinco minutos la gente dejo de entrar por las puertas y todo el mundo estaba sentado, preparado.

Miré el reloj, quedaban solo dos minutos para que comenzase, la gente hablaba entre ellos, nerviosos.

El sonido de un micrófono hizo que toda la multitud entrase en silencio absoluto.

—¡Bienvenidos y bienvenidas a la Gran Elección de Guerreros de este año! —dijo la voz de un hombre que provenía del centro del estadio —Como ya sabréis, 8 de vosotros seréis elegidos por cada uno de los hermanos Stroe, los dioses de Nefir, para combatir junto a ellos en las guerras contra los reinos Harlan y Ozryn.

Todos escuchaban atentamente.

—Y sin mas preámbulos, ¡démosle la bienvenida a los Stroe!

Las puertas que daban a la arena del estadio se abrieron pero no salió nadie.

—Ella es la primera— dijo el hombre con el micrófono— la hermana mayor y diosa del agua, ¡Cordelia!

Una chica de estatura alta que aparentaba unos veinticinco años, de pelo negro largo y ojos azules como el cielo y una expresión de seriedad en su cara, entró por la primera puerta.

Todo el mundo aplaudió.

—El segundo hermano, dios de la tempestad, ¡Rai! —anunció el hombre.

Un chico de estatura mediana entro por la segunda puerta. Al contrario que la primera, el tenia el pelo corto de un color marrón claro, pero también tenía los mismos ojos azules.

—La tercera hermana y diosa del viento, ¡démosle la bienvenida a Aura! —dijo.

Otra chica entró por la puerta número tres, tenia rasgos bastante parecidos a los del anterior chico, pero sus ojos eran de un color marrón verdoso, su pelo era mucho mas largo, y no era mucho mas alta que el anterior.

Todo el mundo aplaudió de nuevo.

—Cuarta en la familia y la chica mas pequeña, diosa de los espíritus, ¡Éter!

Esta vez volvió a ser una chica la que salía por la cuarta puerta. Ella tenia mas parecido con la primera hermana que con los otros dos. Su pelo era negro, pero al contrario que su hermana, ella lo llevaba por los hombros y con un flequillo, además, el color de sus ojos también era azul cielo. Tenia una mirada algo perdida, cosa que la diferenciaba de sus otros 3 hermanos.

—Esta vez vamos con el quinto, nuestro protector y salvador del bosque, ¡Aegis!

Un chico con la piel algo mas pálida se asomo por la puerta cinco. El tenia el pelo de un marrón mas oscuro que el del segundo hermano, sus ojos eran de un azul algo grisáceo, su cara mostraba simpatía, y tenia una sonrisa en su rostro.

—Ahora vamos con el sexto y el séptimo, los mellizos que representan al sol y la luna, ¡Luckyan y Nox, dioses de la luz y la oscuridad!

Dos muchachos caminaron por la puerta 6. Estos eran totalmente opuestos. Uno de ellos era mas moreno, tenia el pelo de un rubio claro y los ojos azules, mientras que el otro era mas palido, tenia los ojos de un tono marón y el pelo de color negro azabache. No parecían ser mas de un par de años mayores que yo.

—Y para finalizar la presentación, tenemos al ultimo de los hermanos, el mas pequeño de todos, pero no por ello, menos importante. ¡Adelante Daren, dios del fuego! —finalizó

El ultimo chico salió por la ultima puerta, a simple vista diría que teníamos la misma edad. Su pelo era de color negro y su piel era algo palida. Algo que me llamo la atención fue que sus ojos no eran del mismo color. Uno de ellos era de un tono marron miel, y el otro era un azul casi gris.

—Terminadas las presentaciones, ¡demos comienzo a la Eleccion de Guerreros!

Todo el mundo se puso de pie aplaudió y vitoreo.

Cada uno de los hermanos volvió a la puerta por la cual habían entrado para dirigirse a la parte alta del estadio, donde podrían presenciar mejor las cualidades de cada uno de nosotros.

Una vez llegaron a su respectivo lugar, se escucho un pitido, el cual daba comienzo a la primera prueba.