Capítulo 4: El Juramento del Guardián

Con la amenaza de las sombras disipada y la aldea ahora en calma, Alexander se encontró rodeado por los agradecidos habitantes que lo aclamaban como su salvador. Sin embargo, su mente estaba llena de pensamientos sobre el camino que aún debía recorrer y los peligros que aguardaban más allá del horizonte.

Mientras se preparaba para partir, el anciano líder de la aldea se acercó a él, su rostro marcado por la sabiduría y la experiencia. Con solemnidad en su voz, el anciano habló:

"Joven Guardián, has demostrado tu valía y tu nobleza en la batalla de hoy. Pero tu camino está lejos de terminar. El destino te ha llamado a un deber mayor, y el mundo necesita tu protección más que nunca."

Alexander asintió con determinación, sintiendo el peso de la responsabilidad descansando sobre sus hombros. Sabía que no podía dar la espalda a su destino, por más desafiante que fuera el camino por delante.

"Haré todo lo que esté en mi poder para proteger a los inocentes y defender a los débiles", declaró solemnemente. "Juro ser el Guardián que este mundo necesita, hasta mi último aliento."

Con ese juramento, Alexander aceptó su papel como protector de los reinos, listo para enfrentar cualquier desafío que se interpusiera en su camino. Con el sol brillando sobre él y el viento susurrando su nombre, partió hacia el próximo capítulo de su aventura, con la determinación ardiente en su corazón y la magia fluyendo en sus venas.