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Con fuerza en el corazón

Naomi es una chica muy mimada hija del emperador, en donde ella está enamorada de su primo, pero es injustamente comprometida con un príncipe llamado Hiroki. Su primo sin embargo la traiciona matando a su padre revocando la del castillo junto con su prometido. Ellos deben sobrevivir, yendo a un pueblo un poco olvidado, en donde por el afán de protegerse se van enamorando poco a poco. Ahora ella debe enfrentar su destino, haciendo justicia contra el verdadero villano.

laura_cisne · Sejarah
Peringkat tidak cukup
16 Chs

EL VIAJE

Empezamos a caminar sin rumbo fijo, Hiroki solo nos dijo que lo siguiéramos sin decir nada más y supongo que es para ocultarnos más y que Satoshi no nos encuentre o alguna persona. Caminamos por arduas horas bajo el sol cruzando veredas, bosques y pequeños valles, cada vez el paso es más infinito y no entiendo a donde vamos a parar, pero sinceramente no me interesa y solo quiero alejarme del castillo, ahora mi única confianza está en Hiroki y el hombre uniformado que no nos ha dicho su nombre.

Estoy hambrienta y cansada, ya han pasado bastantes oras que el sol va a dar más allá del medio día, es decir la hora del almuerzo. Odio tener los fluidos encima de mí, es tan asqueroso sentir el sudor en mi ropa por la caminata, no es digno de una princesa como yo, pero no tengo de otra si quiero escapar, lo único que quiero en este momento es un buen baño refrescante y buena comida, sin preocuparme de que ahora cualquiera quiere asesinarme. Pasamos al lado de un río, con una vista magnifica del brillo del sol y el agua transparente y limpia, en donde los peces daban su viaje en medio del agua.

Hiroki se detiene en seguida, se voltea a mí

—princesa —nombra mi presencia el joven peli rojo - ¿le gustaría bañarse? - apunta con su dedo el río de agua pura. Es una pregunta muy rara, pues suena de alguna manera un poco pervertida. Me sonrojo al instante confundida y nerviosa, pienso que es un pervertido - no me malentienda, es para que se refresque, el soldado y yo le cuidaremos sus ropas y no observaremos - extiende sus manos y voltea el rostro con las mejillas algo coloradas, en señal de prestarle mi ropa para poderme refrescar. Accedo porque en realidad estoy muy cansada y solo quiero estar lista para continuar. Me quito las vestimentas y las entrego con mucha cautela, no sabía si llegarían a robármelas y luego dejarme sola.

Me acerco al río muy sutilmente, entrando uno de los dedos del pie para saber cuan fría estaba, al parecer está perfecta, no está tan fría y tampoco esta tibia; tiene una buena temperatura. Entro al río y siento el agua abrigarme por todos los poros de mi cuerpo y quitando cada pedazo de suciedad y sudor que odio tener en mi cuerpo tan delicado. Al ver el paisaje lleno de árboles silvestres y sentirme más fresca, por fin puedo tener unos minutos de tranquilidad, la corriente de agua no es para nada fuerte, me relajo para no tener que pensar en Satoshi y mi odio hacía él, ni en mi padre, ni en mi situación, pero debo admitir que es algo inevitable no pensar en eso. Empiezo a pensar detenidamente en cada parte de mi vida, ya estoy más tranquila, un poco sorprendida todavía, sin comprender por qué Satoshi quiso asesinarme.

El recuerdo de ver a Satoshi con aquella espada y empuñarla, o cuando dio la orden de matarme sin entender por qué, mi una respuesta es que es un sádico o psicópata que solo quiere mi trono, que sólo quiere ser el único en la sucesión Hamasaki y quitar a todos en su camino, como mi padre lo envió lejos quiso vengarse, y por eso me enamoró, quería casarse conmigo para tener el imperio y ser el rey, pero como mi padre no lo permitió, quiso matarlo y luego a mí también. Ahora tiene la conciencia retorcida y ahora todo tiene más sentido para mí.

Salgo del río más fresca y mucho mejor, descansada y lista, aunque con la conexión que acabo de hacer algo pensativa.

—Seguimos nosotros— Dice Hiroki quitándose su manto tan rápidamente. Cierro los ojos para evitar verlos muy nerviosa y me dejan a cargo de sus ropas, es un poco vergonzoso, volteo mi rostro para evitar ver su desnudez. Me quedo un buen tiempo mirando los árboles recordando como pude ser tan tonta, es solo pensar que ayer estaba tan feliz por mi cumpleaños, gracias a Satoshi jamás olvidaré el día en el que me quitó toda mi vida y como destruyó mi confianza de tal manera y no tanto por la confianza, si no por el hecho de que me quitó el único ser que me amaba de verdad, por su culpa me he quedado muy sola... o... bueno... no tan sola... Hiroki aunque sea me quiere ayudar, y la verdad le agradezco a él por protegerme, y yo que pensé horrible de él, si me siento muy mal por pensar de manera tan mala e hipócrita de mi parte, estoy muy arrepentida, la verdad veo en los ojos de Hiroki esa gentileza.

Hiroki se me acerca con el cuerpo desnudo, pude notar su presencia. Les doy las vestimentas a cada uno sin mirar, mis mejillas se calentaron tan avergonzadas y se tornaron de un color rojo cálido.

— ya puedes mirar — dijo Hiroki; lo miro directamente a sus ojos negros intensos, por alguna razón no paro de mirarlo - ¡que! ¿Tengo algo en la cara? - me puse a pensar si él estaría de mi lado. No sé si puedo confiar en él, o si me protegerá como había dicho, "¿estoy dispuesta a confiar en él ciegamente durante todas las adversidades?" Ni idea, es mi respuesta, pero también puedo notar esa generosidad en sus ojos que de alguna manera se me hacen tan tiernos, aunque su gesto sea un ceño fruncido y serio, no puedo evitar ver más allá — ¿Qué tanto me ves? — me pregunta ya incómodo, reacciono negando con la cabeza simulando que solo me perdí en mis pensamientos mirando un punto fijo. No quiero responderle o decirle en todo lo que estaba pensando.

Seguimos al lado del río hasta el anochecer, según Hiroki nos quedaremos en este espacio por un tiempo, ya que es probable que guardias nos estén buscando por los pueblos. No me sorprende que Satoshi quiera nuestras cabezas y ofrezca una gran cantidad de dinero para matarnos.

Mi estómago empieza a rugir y a doler por la falta de alimento en todo este día, tanto así que sería capaz de ir al río y comer pescado crudo.

— princesa usted me ayudará con la fogata - dijo desprevenido Hiroki - y tú - señala al guardia - ¿Cómo es tu nombre?

—soy Naoki...— le contesta muy confundido.

— tú cazarás los peces – le ordena - bueno, princesa recoge leña seca y troncos – Dice muy mandón y un poco grosero, una actitud que no había mostrado hasta ahora.

— tal vez sea una princesa ¿pero no crees que sería mejor que lo dijeras más amable con un por favor? - recomendé un poquito irritada por sus exigencias sin clase, además que detesto que me digan que hacer, soy una princesa, no es mi deber hacer estas tareas.

— en este momento "princesa" — mueve dos dedos suponiendo que soy princesa — ya no es como en el palacio que te daban las cosas de una manera gentil para una niña mimada y si quieres comer o sobrevivir tendrás que hacerme caso ­— dijo de una manera ordinaria que lo único que quiero es partirle la cara a ese idiota, ya cambié de opinión y definitivamente él es un tonto sin educación alguna "¿cómo se atreve a hablarme de esta manera?" pero en parte tiene razón, si quiero al menos sobrevivir, él será la única esperanza que tengo, lo peor es que llegué a pensar que él es gentil en el fondo, pero veo que me equivoqué y es solo un maleducado.

Hice caso a su recomendación enfadada, recojo la madera que se necesita, murmurando su mala educación "qué clase de príncipe es para que sea tan maleducado" murmuro en voz baja lo muy fastidioso que es Hiroki.

Escucho un movimiento en los arbustos, pero no me percato en que sea algo malo, solo espero que no sea algún guardia, pero si fuera algún guardia ya hubiera aparecido en este instante "debe ser alguna ardilla" pensé sin preocuparme demasiado, hasta qué... Desprevenidamente aparece una bestia enorme de ojos oscuros y un hocico grande y aterrador, pelaje de color café que cubría todo su cuerpo robusto, sus colmillos quieren sangre y su víctima para comer. Me mira tan espeluznante listo para atacar.

— ¡OSO!... - grito muy asustada, la bestia se me acerca... con sus garras y sus ojos llenos de violencia, me quedo paralizada llena de miedo.