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Cartas a Romeo.

``` —Solo bastó con romper una regla que no se suponía que debía —Él era el chico malo con tatuajes. Ella era la chica buena con gafas, y ella era suya. —Cuando Julianne Winters decide mudarse al dormitorio de la prestigiosa Universidad, ella tiene todo planeado para poder terminar su graduación y dejar el lugar. Pero su plan comienza a incendiarse desde el momento en que la mirada de Roman Moltenore de último año se posa en ella. Y su apariencia no grita nada más que PROBLEMAS. —¿Qué reglas? —preguntó Julianne con el ceño fruncido mientras leía la página. Estaba segura de que no había visto ninguna regla del campus mencionada en su sitio web. # 4. Prohibido usar teléfonos móviles. # 12. Los estudiantes no deben deambular fuera del campus después de las once de la noche. Cuanto más leía, más extraño resultaba ser. Su amiga pasó la página y luego señaló la última regla # 29. Escucha a Roman Moltenore. —Esto está inventado. Mira, la última incluso está escrita a lápiz —Julianne no podía creer que su amiga del dormitorio de al lado pensara que caería en eso. ¿Y sin teléfono? —Es importante que cumplas con todas las reglas. Especialmente con la número veintinueve —dijo la chica con tono serio—. Recuerda no involucrarte con Roman. Si llegas a verlo, corre en la dirección opuesta. Hay una razón por la que está escrita aquí. Con las reglas del campus, ella recurre a enviar cartas manuscritas a su tío. ¡Pero quién iba a saber que terminarían en manos de alguien más! ```

ash_knight17 · Fantasi
Peringkat tidak cukup
332 Chs

Tú antes que ellos

Román tenía una mirada asesina en los ojos que se estrechaba de ira mientras esperaba que Julieta respondiera a su abrasadora pregunta. 

Había muchas veces antes de esta cuando Julieta lo había visto ser, pero nunca antes lo había visto tan enojado, y eso la asustaba.

—Eso... —la voz de Julieta se desvaneció, notando sus ardientes ojos sobre los suyos.

Román apretó los dientes, cerrando los ojos para controlar su ira, cosa que ahora mismo no podía. Al segundo siguiente abrió los ojos. Eran de un rojo oscuro. Le preguntó —¿Fue Griffin?

Julieta tragó suavemente y negó con la cabeza —No, no fue él.

—¿Entonces quién fue? ¿Qué pasó después de que nos encontramos cerca de los puestos? —Román continuó preguntando, sus ojos observando el moretón en su piel que se había vuelto de color verde azulado. Comenzó desde la esquina de los labios de Julieta y se movió hacia su mejilla.

Finalmente pronunció el nombre —Fueron Mateo y sus amigos.

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