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Cartas a Romeo.

``` —Solo bastó con romper una regla que no se suponía que debía —Él era el chico malo con tatuajes. Ella era la chica buena con gafas, y ella era suya. —Cuando Julianne Winters decide mudarse al dormitorio de la prestigiosa Universidad, ella tiene todo planeado para poder terminar su graduación y dejar el lugar. Pero su plan comienza a incendiarse desde el momento en que la mirada de Roman Moltenore de último año se posa en ella. Y su apariencia no grita nada más que PROBLEMAS. —¿Qué reglas? —preguntó Julianne con el ceño fruncido mientras leía la página. Estaba segura de que no había visto ninguna regla del campus mencionada en su sitio web. # 4. Prohibido usar teléfonos móviles. # 12. Los estudiantes no deben deambular fuera del campus después de las once de la noche. Cuanto más leía, más extraño resultaba ser. Su amiga pasó la página y luego señaló la última regla # 29. Escucha a Roman Moltenore. —Esto está inventado. Mira, la última incluso está escrita a lápiz —Julianne no podía creer que su amiga del dormitorio de al lado pensara que caería en eso. ¿Y sin teléfono? —Es importante que cumplas con todas las reglas. Especialmente con la número veintinueve —dijo la chica con tono serio—. Recuerda no involucrarte con Roman. Si llegas a verlo, corre en la dirección opuesta. Hay una razón por la que está escrita aquí. Con las reglas del campus, ella recurre a enviar cartas manuscritas a su tío. ¡Pero quién iba a saber que terminarían en manos de alguien más! ```

ash_knight17 · Fantasi
Peringkat tidak cukup
332 Chs

Algo mal con tu corazón

Un bostezo escapó de los labios de Julie mientras caminaba hacia su dormitorio con Román a su lado. Estaba contenta de volver, lista para dejarse caer en su cama ya que no podía mantener los ojos abiertos más tiempo. Román desbloqueó la puerta, y ella fue a sentarse en el borde de la cama. 

Román no había cerrado la puerta, y ella le preguntó —¿Tienes que ir a algún lugar?

—Voy a buscar a Evans para ver qué sabe. Invoca al Corvin si necesitas, para que te vigile —dijo Román.

—¿No vas a descansar? —preguntó Julie, y una mirada tierna apareció en sus ojos. 

Román caminó hasta donde estaba ella, y se sentó en el suelo frente a ella sobre sus talones. —Tengo algunas cosas de las que ocuparme y verificar. Una vez que termine con ello, volveré contigo, como siempre.

Julie asintió con la cabeza, sus ojos buscando algo en los de él, y cuando no encontró la sed de sangre tan potente como lo estaba antes, dijo —No mates a nadie...

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