En un rincón pintoresco del campo, rodeada de colinas verdes y cielos despejados en una cordillera de cerros , se alza la hacienda REY. Al acercarte, el sonido de los animales resuena en el aire, creando una melodía natural que te da la bienvenida. La hacienda, con su arquitectura rústica y acogedora, está rodeada de amplios corrales donde pastan majestuosos caballos de pura sangre y creaturad de gran tamaño, que parecen disfrutar del sol cálido.
Los cuidadores, vestidos con overoles y sombreros de ala ancha, se mueven con destreza entre los animales, alimentándolos y asegurándose de que todos estén felices y saludables. En el centro de la hacienda, hay un granero que alberga herramientas y suministros, pero también es un lugar de encuentro para los trabajadores de la hacienda, donde se comparten historias y risas del día a día de la pequeña comunidad mágica.
En uno de los vastos prados verdes, bajo un cielo azul brillante, un grupo de hombres montados en majestuosos caballos shaier se reunía en círculo. Cada uno de ellos llevaba un sombrero peculiar, adornado con cuernos y piel de drahgon. Eran los cuidadores de los Dragones de Tierra gronckle, y su trabajo era cuidar de unas criaturas mágicas que al igua que sus contrapartes muggle las vacas, eran ganado utilizado para comida y textiles junto a ingredientes de poción.
Los dragones de tierra, pequeños y amistosos siendo una especie criada para dejar atrás sus colas y su capasidad de volar como sus ancestros gronckle fueron una especie con proposito de criansa, tenían escamas que brillaban como piedras preciosas y ojos curiosos que reflejaban la luz del sol. Estos adorables seres eran conocidos por su insaciable apetito por las plantas y la comida que les ofrecían sus cuidadores.
Uno de los hombres, viejo y con una risa contagiosa, levantó un gorro de paja decorado con flores silvestres que alguna vez perteneció a su madre y exclamó a los demas.
¡Vamos, señores!, ¡Es hora de alimentar a a los dragones!.
Los demás asintieron con entusiasmo, mientras sacaban de los contenedores al costado de cada caballo montones de frutas frescas y verduras crujientes.
Los dragones, al escuchar la palabra "comida" del viejo hombre, comenzaron a revolotear alrededor de los hombres, sus inútiles y pequeñas alas brillando al sol. Con movimientos juguetones, se acercaron a los hombres, ansiosos por probar los manjares. Uno de los dragones, con un suave rugido, se abalanzó sobre una zanahoria, mientras otro se acomodaba en el regazo de un jinete, disfrutando de un trozo de manzana mientras este le quitaban escamas viejas y uno de sus cuernos el cual caeria tarde o temorano por la muda al alcercarse el invierno y terminando su siclo de reproducción.
Los hombres recolectaban materiales de muda de escamas, cuernos y demás partes de de estos dragones regordetes que simplemente los miraban con sus barrigas llenas y se acomodaban al sol, listos para una siesta después de un festín delicioso.
O eso sería si una ave cabezona respetará los avitad, una zanahoria enorme, brillante y crujiente era el objetivo de un Dodo el cual no podía resistirse a darle un mordisco.
Pero, de repente, un grupo de dragones hambrientos apareció en la escena, olfateando el aire y dirigiéndose hacia él con miradas codiciosas.
¡Esa zanahoria es mía!
gritó Dodo, mientras se levantaba en sus patas cortas y comenzaba a correr en círculos. Los dragones, emocionados, lo siguieron, pero el Dodo tenía un plan. Con un giro inesperado, se lanzó a un arbusto lleno de flores. Los dragones, confundidos por el cambio de dirección, se estrellaron entre sí, cubriéndose de pétalos de colores.
"¡Oh, miren! ¡Ahora son dragones de primavera!"
exclamó Dodo, riendo mientras se escabullía hacia un charco cercano. Los dragones, aún aturdidos, intentaron seguirlo, pero al saltar al charco, se resbalaron y cayeron de espaldas, chapoteando en el agua.
¡No se preocupen, amigos! ¡Solo están practicando para el concurso de natación!
bromeó el Dodo hacia los exesperados y risueños cuidadres que ya le abian tomada cariño a este dodo sapiente que se alejaba con su zanahoria en la boca.
Los dragones, ahora empapados y cubiertos de barro, se levantaron y decidieron cambiar de táctica. Formaron una fila y comenzaron a hacer una danza ridícula, moviendo sus patas y girando en círculos encerrando al dodo en medio.
¡Eso es! ¡Bailen para distraerme!"
dijo Dodo, riendo a carcajadas. Mientras los cerdos se esforzaban para intimidarlo y quitarle esa jugosa zanaoria enorme, pero el Dodo aprovechó la oportunidad para escabullirse al magucamente volar con su diminutas alas a la rama de un árbol y esconder su zanahoria en un lugar seguro.
Al final, los dragones, agotados y sin zanahoria, se sentaron en el suelo derotados mientras el Dodo, desde la rama pisotea la zanahoria en victoria... o soto fue asta que un niño de 11 año lo tomó del pescuezo y tiro una cubeta llena de zanahorias a los haora felizes dragones.
—pequeño bribón, mi abuela estará gustosa de hacer sopa de dodo.
—no por favor balan, solo jugaba con los muchachos, verdad que si chicos.
Los dragones aunque tiene la mete de un canino ellos saben que el dodo intenta escapar y al uniso ellos gruñeron al dodo mágico.
—*glup* vamos balan, no dañarias a un antiguo dodo el cual devolviste a la vida con magia accidental verdad?.....piensa en mis hijos y mis señoras al ver que su guapo señor será echo sopa.
—je con que fuiste tu el que mando al lago de los ahuizotltes al nuevo dricawl que dejamos en el recinto...ufff como rayos logras hacer eso dodo, da gracias a que la abuela aún no se ha encariñado con este si no te mandara nuevamente a trabajar en el recinto de cría a cuidar a los cachorros.
-el dodo miraba al bacio recordando como varias crías de diferentes criaturas y incluso sus pequeños estaban en ese lugar y como e era usado como jugete por ellos-
—no mejor hacerme sopa, bamo soy delicioso...¡AYUDENME, NO QUER SER BABEADO POR ESOS NIÑOS, MISOLIMAS NO SON LAS MISMAS DESDE ENTONSES, OIGAN... NO ULLAN COBARDES Y AYÚDENME.
-los dragones corría con las zanahorias mietras el dodo miraba como se acercaba el abuelo de su captor, ese viejo de sombrero de flores no era nadien más que jose rey, el actual jefe y dueño se la acuenda.
—jejeje aunque he probado mestiso de dodo y dricawl. Nunca he comido dodo de la hera del hielo y sobre todo uno muy militarista como tu.
—no me subestimes humano, yo comandada a cientos de soldados dodos y si no fuera por ese perezoso y el niño el nombre del clan dodo seria legendarios, nuestro poderos tankuaidodo era muy versátil y nuestra transformación es legendarios y cuando mis hijos tenga sapiensa seremos indete *cuak*.
—dodo, mejor guarda silencio, mejor regresa al correr y aste cargo de tus niños.
—ya ya voy, humanos irrazonables.
-el abuelo y nieto terminan la rutina de día para dirigirse al pequeño pueblo de valle dorado.. En un cálido sábado por la tarde, el sol brillaba intensamente sobre el pequeño gimnasio del barrio. El aire estaba impregnado del olor a sudor y esfuerzo, y el sonido de guantes golpeando sacos resonaba en el ambiente. En una esquina, José, el abuelo de cabello canoso y una sonrisa siempre presente, se preparaba para una sesión de entrenamiento con su nieto, Balan, un chico de once ños lleno de energía.
—¡Vamos, Balan!
exclamaba José, ajustándose los guantes de boxeo.
Hoy vamos a trabajar en tu jab y en tu defensa. Recuerda, la clave es moverte rápido y mantener la guardia alta.
Balan, con sus propios guantes un poco grandes para sus manos, asintió con determinación. Se colocó en posición, imitando la postura que su abuelo le había enseñado. José se acercó y le mostró cómo lanzar un potente jab, su voz llena de entusiasmo al trasmitir su conosimento a su nieto.
—¡Eso es! ¡Más rápido!, usa esa energía dentro de ti.
animó José, mientras Balan lanzaba golpes al aire a una velocidad que le le llebo años dominar, su rostro iluminado por la emoción de aprender.
Después de una media hora reforzando el boxeo de su nieto, José decidió que era hora de cambiar de disciplina. Se movieron hacia la colchoneta donde practicaban una de las displinas que aprendió años atrás, Jiu Jitsu Brasileño.
—Ahora, Balan, vamos a trabajar en el derribo que aun no sabes fluir y deribar con el peso del oponente
dijo José, mientras se agachaba y le mostraba cómo ejecutar un movimiento básico a su nieto el cual lo imitaba a la perfección.
—Recuerda, la técnica es más importante que la fuerza, como la vez que derribe al rinoceronte lanudo, 10 toneladas y una gran velosidad no fuern suficientes y lo termine lebantando y derivando con su propia velosidady peso.
Balan observó atentamente, sus ojos brillando con interés. Luego, intentó replicar el movimiento, y aunque al principio se tambaleó un poco, pronto encontró su equilibrio y imito perfectamente a su auelo que lo animó con una sonrisa.
—¡Muy bien! ¡Eso es! ¡Sigue practicando!
-dijo, mientras ambos se reían al caer al suelo en un torbellino de risas y movimientos enseñados por el viejo hombre el cual a pesar de su edad seguía siendo algien fuerte y enérgico.
La sesión continuó entre consejos, correcciones y nuevas enseñansas. José no solo enseñaba técnicas de combate, sino también lecciones de vida: la importancia de la disciplina, el respeto y la perseverancia acia su nieto que aun teniend la experienciade una vida el no a experimentadolabpractica y ejecion de varias cosas.
Al final del entrenamiento, ambos se sentaron en el borde de la colchoneta, respirando con dificultad pero con sonrisas en sus rostros mientras los demás en el lugar también practican diferentes disciplinas.
—¿Te divertiste, Balan? .
preguntó José viendo a su nieto asentir mietras bebía agua de una cantimplora y se preparaba para partir a casa.
—creo que tengo el truco abuelo, pero necesitaré repetirlo una y otra vez asta que lo perfeccione, después de todo lanzar por los aires y azotar a un mastodonte como el rinoceronte lanudo no es algo de subestimar abuelo.
—hehehe verdad que si, recuerdo la cara de tu abuela ese día y como aún corriendo nos atino a ambos con las chanclas hahahaha.
—o la vez que los chupa cabras se escaparono y se bebieron el vino pensando que era la sangre que les dábamos.
—ja hajajaajaaja si tu abuela regaño a los pobres gemelos y los puso a bañar a las cabras y si tocaban a una les daba un chancleta en la cara hahahaha, pero dejemos estos recuerdos para después, ya decidiste a cual iras, como residentes en medo de la frontera tienes dos opciones, Ilvermorny o nuevo tenochtitlan.
—tal vez espere la carta que llege primero.
—¿a la suerte he? Bien esperemos que tenochtitlan sea el primero, le ganaría una apuesta a tu abuela hahaaha.
Mietras el abuelo y el nieto limpiaba y guardaban todo para volber a casa al otro lado del continente se desarrolla algo más.
En la noche oscura y estrellada, una lechuza llamada Nox volaba con esfuerzo, sus alas extendidas luchando contra el viento. Había estado en el aire durante horas, llevando una carta muy especial desde el Castillo de Hogwarts. La carta, enrollada y sellada con cera roja, contenía la tan esperada aceptación de un nuevo estudiante en la famosa escuela de magia.
Nox, con sus plumas desordenadas y un ligero temblor en sus alas, finalmente avistó la silueta de una casa acogedora en un pequeño pueblo. Las luces parpadeaban en las ventanas, y el suave resplandor de una lámpara iluminaba la entrada. Con un último esfuerzo, Nox descendió, aterrizando suavemente en el alféizar de una ventana.
Con un suspiro de alivio, la lechuza se sacudió las plumas y se acomodó. Miró a su alrededor, asegurándose de que nadie la estuviera observando. La casa parecía tranquila, y el sonido de una risa provenía del interior. Nox se acercó a la carta, que llevaba atada a su pata, y con un movimiento ágil, la desató.
Justo en ese momento, la ventana se abrió de golpe, y balan apareció, sorprendido al ver a la lechuza. Sus ojos se iluminaron al reconocer el emblema de Hogwarts en la carta que Nox sostenía en su pico.
—¡ abuelos! ¡Es una lechuza de Hogwarts!.
Nox, sintiendo que su misión estaba a punto de cumplirse, dejó caer la carta suavemente en las manos del niño. Con un último vistazo a su nuevo amigo, la lechuza extendió sus alas y se preparó para despegar.
—¡espera, lechuza!
Balan tomó uno cuenco y lo lleno de carne y otro de agua para la cansada lechuza que al terminar y descansar un rato. con un giro elegante, Nox se alejó volando hacia la noche, satisfecha de haber entregado una carta que cambiaría la vida de un joven mago. Mientras se perdía en la oscuridad, la balan abrió la carta con manos temblorosas, listo para descubrir su destino en el mundo mágico mientras sus abuelos se reian al ver su juego aruinado ya que el primer e llegar no fue quien pensaban.