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[Extraviado]

El sol realizaba su aparición diaria por el este, descubierto entre nubes doradas. Rayos solares remanentes atravesaban a través de diferentes espacios silenciosos, en una obra espectacular.

Un amanecer acompañado por el canto de diferentes pájaros, y la respiración de distintas flores.

Flores que arrancaba un joven, sin pudor, ni las raíces se salvaban. Con una sonrisa, aterrorizada a la población en un radio de interminables metros, trayendo la desesperación con las sombras impenetrables.

"Maldito psicópata". Dijo el acompañante del joven. Despotricaba contra su compañero, al observar sus acciones demenciales.

"¿Qué sucede con ese tono? ¿Acaso eres un maldito hongo del diablo?". Respondió el joven, con preguntas expresadas violentamente.

"La que tengo aquí, maldito cabronazo. ¡No ves que tienen familia!". Respondía el joven moreno, mientras remarcaba al señalar la gran cantidad de flores que rodeaban a las previas arrancadas.

"Aquí tú eres el cabronazo, socialista de cuarta, ecologista y come pinga". Decía el joven observando las flores, componiendo un poema sufista en su inspiración.

Esto lo relevó un simple segundo; segundo que no era el muro de Berlín derrumbándose, pero sí uno compuesto por microsegundos.

"Por cierto, hoy vendrá mí Madre. Tendrás que irte... Maldito degenerado". Decía el joven hasta que fue interrumpido con las acciones de su compañero.

Quién ahora vestía un moño rojo, mientras sostenía en su boca una rosa. En una pose imposible, remarcaba sus músculos.

"¿Repiteme, a qué hora es la cena?". Preguntó con la voz grave y rasposa, mientras sonreía con los dientes y los pectorales.

"Daniel, no eres un símbolo sexual. Únicamente un egocéntrico solitario". Le dijo el joven observando con aburrimiento su acto.

"Por la Señorita Perla sería un Helicóptero apache a hasta incluso un T-34". Contesto el joven identificado como Daniel; quién hélices y un ataques de un tanque.

"De hecho, serías un buen actor". Dijo el joven, observando como su amigo actuaba sobre un valeroso hombre que se mantuvo hasta el último segundo defendiendo su línea e incluso si eso significaba pagar con la vida.

"Mhmp, ni que ella fuera Ronnie". Murmuró Daniel mientras observaba la retirada de su amigo al interior de su hogar.

"Deberías aprender a cerrar la boca, o algún día tu trasero amanecerá rojo a partir de caches de una palma subyugadora de demonios del Buda". Vociferó el joven que era Federick, desde el interior de su hogar. Mientras posicionaba detalladamente las flores previamente arrancadas en un florero sobre su mesa.

La mesa estaba finamente preparada. Un suave manto cubría la mesa, y diferentes frutas reposaban sobre platos de plata; las flores remarcaban el suave aroma presente en la sala.

Lo único que faltaba, era la presencia prometida de su madre. Esperar pacientemente, para recibirla adecuadamente.

'Por suerte no soy huérfano ni pertenezco a un cuento sobre madrastras'. Pensó Federick al escuchar con antelación la llegada de otro individuo.

Quién resultó ser efectivamente su madre, Perla. La cual se presentó como habitualmente lo hacía, con su gran sonrisa envuelta en amor.

"Madre, bienvenida". Saludó Federick con un abrazo.

"Mí niño, lo prometido es deuda". Decía Perla mientras le devolvía el abrazo.

"Mira, madre: He preparado el almuerzo. Ven y comamos". Dijo Federick mientras se dirigía con orgullo a su silla.

A esto, lo acompañó Perla con sorpresa. No eran comunes estos detalles en niños, especialmente en Federick...

"¿Dices que lo has hecho tú?". Comentó Perla con una pequeña sonrisa.

"Mitad y mitad, ya que soy el autor de lo artesanal. Esto incluso se incluye en el contrato". Contestó Federick mientras mostraba un papel de dudosa procedencia, el cual estaba firmado.

Ante esto, sólo recibió la mirada consternada de su madre, quién observó casualmente el papel ofrecido.

"Amor, dime... ¿Con qué se ha firmado esto?". Preguntó con duda, observando el material de fuente desconocida con el cual se finalizaba el trato.

"Con tinta, ¿qué más?". Respondía Federick mientras arrebataba el papel.

"Disfrutemos del almuerzo, como una familia". Dijo Federick mientras observaba el obsequio de Christopher a partir del día de caza compartido.

"Por supuesto, ¿cómo no? Después de todo, está comida se ve exquisita". Respondió Perla con una suave sonrisa, con una ligera tristeza escondiéndose detrás de sus ojos.

"Por cierto, ¿algún sirviente te notificó la razón del porque no pude presentarme ayer?". Preguntó Federick, acariciando su cubierto.

"Ah sí, lo hicieron. En su momento me sorprendí... No sabía que llevabas a cabo tales actividades". Comentó Perla con el elogio bailando entre sus palabras.

"Sí, me habían notificado que era una urgencia... Así que tuve que actuar". Contestó Federick mientras agarraba firmemente los cubiertos entre sus manos.

"Oh, no te preocupes... De hecho, es admirable tu coraje y responsabilidad tan tempranos, mí pequeño Fe". Dijo Perla con amor absoluto,mientras acariciaba la suave cabellera de su hijo.

"Esto se ve exquisito". Comentó Federick mientras realizaba su primer corte consu cuchillo.