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Toque de Llama

—Es una amenaza para su existencia. Un dragón de sangre caliente de sangre real, el rey Malachi es tomado como rehén por los humanos que tanto desprecia. Privado de su libertad, está encarcelado en una cueva oscura, su rabia crece con cada día de tortura y humillación. La única luz que ve proviene de una mujer humana, que le ofrece su cuidado. Una mujer que lo hace arder con igual furia y deseo. Una mujer que no tiene lugar en su corazón o en su mente, porque solo un pensamiento lo sostiene. —¡Venganza! —gruñó—. Y aunque su amabilidad suaviza su corazón y su toque inflama su cuerpo, no se librará de su ira. Porque una vez que rompa las cadenas de la esclavitud, quemará todo su mundo. —Ella es la clave para su libertad. La princesa de corazón frío Ravina es una mujer con una misión. Erradicar la raza de dragones de la faz de la tierra. Pero cuando descubre que las mismas criaturas que mataron a sus padres también podrían ser las que secuestraron a su hermana, no tiene más remedio que cambiar sus planes. Para encontrar a su hermana, debe acercarse a la criatura que desprecia. Pero las cosas no siempre salen como se planean y pronto Ravina termina encontrando más de lo que esperaba. Atrapada en una batalla entre humanos y dragones, amor y odio, confianza y traición, Ravina debe tomar cada decisión con cautela. Y con cada paso que da más cerca de la bestia ardiente, corre el riesgo de derretir el hielo que rodea su corazón y ser consumida por las llamas de furia y pasión."

JasmineJosef · Fantaisie
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Caliente y molestado (parte 1)

Ravina permaneció en sus brazos y le permitió calentarla. Le estaba gustando más de lo que debería y su olor se estaba volviendo familiar. ¿Cómo era posible? Volvió a culpar al vino. 

—¿A qué huelo para ti? —preguntó. 

Sintió que él se movía y luego se congelaba. Había querido torturarlo con su aroma y ahora él la sostenía tan cerca. ¿Qué estaba sintiendo? 

—Hueles a flores. Dulce, floral y femenina. —La forma en que lo dijo la hizo derretirse lentamente. 

—Eso no suena como yo —dijo ella. 

—El olor de alguien nunca se equivoca. 

Permaneció en silencio y de nuevo se dio cuenta de sus cuerpos. Sus muslos eran una distracción y realmente estaba luchando contra el impulso de cubrirlos. Era demasiado, especialmente porque se sataba entre ellos. Se movió sintiéndose demasiado cálida de repente y lo escuchó hacer una respiración profunda. 

—Eh... —intentó quitarle el brazo—. Ya estoy caliente.

Chapitre verrouillé

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