El silencio de una importante mansión al sur de Gales fue interrumpido por el grito de un hombre.
Víctor escuchó el grito que venía de otra habitación y miró a su objetivo, que debía sacar información.
Era una mujer alta y pálida, que lo miraba con ira y la locura de un jugador desenfrenado.
"Si me haces algo la pagaras. Tengo relaciones con gremios de oriente medio." Gruñó la mujer amenazando.
Ella era supremacista de habilidades que robó un banco y lo que necesitaban era sacarle toda la información.
"¿Oriente medio? Lo último que escuche fue que algunos antiguos señores de la guerra fueron decapitados por la llegada de algunos gremios." Dijo Víctor recordando lo que sabía de esa zona.
Estaba en contacto con alguien de ese lugar y conocía bien lo que sucedía.
Los gremios de jugadores viajaban a esas tierras eliminando a antiguos grupos terroristas secretos o apoderándose de ellos e incluso de separatista, extremista o religiosos… Todos caían ante la locura de los jugadores.
Lo que sucedió en Estados Unidos mostró la locura de los jugadores y muchos de esos jugadores huyeron a África o a Oriente, formando nuevos gremios.
"Así que lo sabes. Eso es mejor. Conozco a personas que controlan naciones. Más te vale…"
"HAAAAAAAAA…"
"No hacerme nada…" Terminó la mujer que fue interrumpida por un grito.
Se puso un poco pálido ante el grito de dolor que vino desde cerca y Víctor la observó en calma y en vez de sacar las herramientas de tortura, se detuvo.
"¿No entiendo por qué cubres a otros? Eres perseguida por autoridades por robo a un banco y asesinato. Sin embargo, no gastas el dinero en ti." Dijo Víctor en calma y mirándola, cuestionó. "¿Qué causa tan grande necesita tanto dinero?"
Estaba disfrazado como Oda y vino a este sitio para detener a un par de criminales y encontrar todo lo que sabían.
Especialmente a donde enviaban el dinero que robaban y para qué era necesario.
"Algo mucho más grande de lo que tú imaginas." Murmuró la mujer sonriendo ferozmente.
No iba a hablar, incluso si la torturaba con los métodos que él conocía.
Lamentablemente, no era su fuerte la tortura, pero al final no importaba, ya que tenía alguien mejor.
"¡Por favor! ¡Por favor! ¡Ya dije todo! Nooo! NOOO! HAAAA!"
El grito vino desde otra habitación y luego continuo durante varios minutos y el dolor, la desesperación y el miedo fue más que evidente.
Entonces, tras diez minutos de dolor intenso, todo se apagó y pasos vinieron desde el otro lado.
"¿Todavía no terminas con lo tuyo, Oda?" Preguntó Meredith con una sonrisa.
Llevaba ropa ajustada como siempre para resaltar su cuerpo y ahora estaba manchada de sangre y ella de manera elegante se limpió la sangre de las manos.
"No, preferí dejarte a ti el trabajo." Respondió Víctor y notó el miedo de la otra parte y la sonrisa de Meredith.
"Excelente. Estuve usando al anterior como un experimento. Trato de perfeccionar mis habilidades, de cambiar de forma." Respondió Meredith y sonriendo brillantemente a la mujer detenida, cuestionó. "¿Qué prefieres escamas de serpiente, alas o rostro de roedor? Conozco varios códigos genéticos de algunas criaturas de la tierra y memoricé varias de Terra nova."
Era una maga de curación centrada en la metamorfosis y especialmente en la genética, y ahora estaba perfeccionando sus habilidades no para convertirse ella, sino que para cambiar a otros.
"¡HAAAA!"
Sin darle oportunidad para responder, Meredith lanzó su magia y la mujer empezó a cambiar de manera desagradable.
Sus piernas se empezaron a pegar, y su piel a caer mientras que escamas crecían cuando la sangre se solidificaba y entonces las piernas pegadas crecieron más y más, alargándose.
Mientras que la carne de pierna se pegaba y los huesos se disolvían, convirtiéndose en una larga cola de serpiente.
"Dejaremos la parte privada de la entrepierna para que pueda reproducirse y cambiaremos… Oh, un error."
El error fue cuando un ojo de la mujer creció demasiado y estalló, pero Meredith lo regeneró con su magia curativa y lo recreó solo que de otro color y al otro ojo lo modificó, para que parecieran ojos de una serpiente.
La mujer ni siquiera pudo gritar, en un estado de conciencia e inconsciencia continúo mezclado con una tortura aterradora.
¿Cuánto dolor sentía al tener su ADN y cuerpo cambiado por otra persona?
Meredith sonreía no como alguien que disfrutaba el dolor, sino como una artista que diseñaba una nueva escultura y estaba tan concentrada como emocionada mientras más avanzaba.
"Ayud… Hablar…"
La voz quebrada de la mujer sonó despacio y suplicante, tan asustada como desesperada y…
"¿Hablar? No importa, el otro tipo me dijo todo. De todas formas, guarde una réplica de tu cerebro y lo recrearé para analizarlo y leer tus memorias." Murmuró Meredith moviendo su varita para darles los últimos retoques.
El cabello cayó de la mujer y serpientes empezaron a salir de la piel extendiéndose y creciendo, entonces comenzaron a sisear cuando seguramente Meredith le dio la inteligencia de serpientes.
Entonces una medusa ensangrentada fue revelada ante los ojos de Víctor, quien frunció el ceño ante el olor intenso de mierda, sangre y sudor.
Aunque estaba asqueado, era imposible no comprender la habilidad y capacidad de Meredith en este campo.
"Sss…"
Las serpientes sisearon y para sorpresa de Víctor, mordieron a la mujer a la cual estaban conectadas, provocando que esa mujer inconsciente despertara y gritara en locura.
"Así que incluso si cambio el genoma humano y le pongo serpiente, no será lo mismo que una medusa." Murmuró Meredith y encogiéndose de hombros a su mirada, cuestionó. "¿Qué? Creí que, al ser parte de ella, las serpientes no la atacarían."
Meredith no estaba demente, era una mujer en sus cabales y como no podría mostrar lo que hacía al público, tenía que soltarse en estos momentos de privacidad.
Y no estaba demente, porque hizo todo con plena conciencia y fue por el afán de investigar.
En cierto sentido, era similar a Karzhal, que se concentró en la investigación mágica, rechazando cualquier sentido de moralidad.
La tierra era enorme y había muchos jugadores que eran dedicados durante Terra nova, pero no todos despertaron o si lo hicieron, no todos eran capaces de alcanzar esta altura.
"A veces me pregunto qué sucedería si todos los jugadores hubieran despertado." Murmuró Víctor y viendo que ella sonreía, preguntó. "¿Entonces, que sabes?"
No se olvidaba que estaba en una misión y que le pagaban por completar el trabajo.
Esta no era la primera vez que eliminaban algunas 'enfermedades' dentro Gran Bretaña y probablemente no iba a ser la última.
La diferencia era que hasta ahora estaban en un callejón sin salida.
"Ellos envían dinero a su contacto en Londres. Los mismos que eliminamos antes." Dijo Meredith.
¿Así que eran estos quienes le enviaban dinero a aquellos que eliminaron en Londres? El grupo de Londres eran supremacista de habilidades que estaban queriendo extender sus influencias.
Contactaban a usuarios de habilidades, jugadores, los nuevos aventureros e incluso héroes, para ponerlos a su lado.
Usaban múltiples medios tanto públicos, políticos como ideológicos y el dinero venía de aquí.
El problema era que….
"Así que no sabemos nada." Murmuró Víctor decepcionado.
El grupo de Londres era el principal y el primero que lograron derribar y si bien esos tipos sabían de otros pequeños grupos de Gran Bretaña, no conocían a los verdaderos líderes y quien organizaba todo.
Al menos no de manera que pudieran seguir.
"Cierto. Aunque he logrado descubrir que quien le prestó apoyo fue un arzobispo." Dijo Meredith y dando una sonrisa, añadió. "Podemos deshacernos de ellos."
La iglesia también era un problema y más cuando Víctor había escuchado que la iglesia de Inglaterra no apoyaba a los Dioses de la Tierra, rechazando a los paladines y aquellos que recibían mensajes de esos dioses.
Fue una manera de mantener el poder y como tenían una historia profunda en esta nación no era fácil de desarraigarlos, al menos hasta que encontraran algo que cambiara todo.
"Mientras me paguen sigo trabajando." Respondió Víctor encogiéndose de hombros.
Mientras le pagaran trabajaría para ella, la Princesa Margaret o incluso los mafiosos, la verdad era que solo quería dinero.
Ella utilizó un teléfono nuevo diseñado por la Empresa Cosmos y tras unos mensajes, empezó a diseñar un círculo mágico en el suelo.
Víctor, en vez de esperar, activó un par de artefactos que aumentaba el elemento fuego en el área y luego encendió un cigarrillo y lo puso encendido en el cenicero.
"Aumento del elemento fuego que provocó que la casa se incendiara… Esa es buena." Afirmó Meredith activando el círculo mágico.
"El fuego será lo suficiente intenso como para quemar la casa y los cuerpos, borrando cualquier evidencia." Respondió Víctor en calma.
Un modo de cubrir lo que sucedía y si bien no era tan necesario cuando tenía las autoridades regionales a su lado, él quería facilitar el trabajo.
Entre menos supieran lo que estaba sucediendo mejor.
Al final, al darse cuenta de que el calor se elevaba y el cigarrillo empezaba a arder, Víctor se movió con Meredith por el círculo mágico.
Aparecieron a las afueras de Londres en un punto seguro que MI6 usaba y al salir se movieron en un auto estacionado afuera.
Meredith estaba conduciendo y por como intercambiaba mensajes fue obvio que estaba localizando a sus objetivos y se estaba dirigiendo al destino.
Era agradable tener ayuda de las autoridades y fue obvio que el Servicio de Inteligencia Secreto se estaba adaptando a los cambios del mundo y tenía lugares seguros por toda la nación.
Nada raro cuando la persona que guiaba todo era Margaret.
"El arzobispo está de vacaciones cerca de aquí." Detalló Meredith.
Víctor no tenía ni la menor idea en que parte de este país se encontraba y le dio lo mismo, mientras cumpliera la parte del trabajo.
Al entrar a un pequeño pueblo se acercaron a la iglesia local y antes de que estacionaran, Víctor detectó que ellos acababan de entrar a un espacio independiente
Víctor elevó la guardia de inmediato al bajar de auto.
"¿Nos esperaban? ¿O algo sucede?" Dudó Meredith seriamente.
El modo que la energía mágica rodeaba su cuerpo revelaba que estaba lista para la batalla y al ser una maga de curación centrada en la metamorfosis podía ser tan aterradora como sutil al atacar.
Víctor tomó la delantera y entonces vio un par de figuras, que de inmediatamente reconoció.
La figura psiónica reconocida en la Iglesia del Orden condensó la energía psiónica a su alrededor y fue la otra mujer con máscara de zorro quien la detuvo.
"Está bien. Es conocido." Dijo Agatha calmando los ánimos y sonriéndole a él, preguntó. "Veo que te has hecho algo en el cabello."
Oda era una identidad que él interpretaba y era un nombre calvo, muy diferente a su apariencia normal.
Agatha estaba diciendo que lo reconoció.
"¿Qué hace la Luz de Plata y Auriane de la Iglesia del Orden aquí?" Dudó Meredith curiosa.
La cautela se convirtió en curiosidad a un instante y la mostró sin ni siquiera ocultarlo.
"¿No debería hacer la misma pregunta? ¿Por qué un desconocido y una allegada de la Princesa Margaret están en este lugar?" Dudó Agatha y dando una sonrisa, reveló. "Nosotros venimos a encargarnos del tema de la iglesia, incluyendo la de este país."
Meredith lo miró a él y cuando le asintió, ella suspiró.
"Nosotros vinimos por algunos grupos supremacistas que estaban relacionados con el Arzobispo. Queríamos ver si encontrábamos algo para deshacernos de él." Respondió Meredith y sonriendo, agregó. "Si quieren podemos cooperar."
Auriane observó a Agatha como si dudara de las repentinas personas, pero esta última levantó la mano en calma.
"Lamentablemente, nos estamos llevando al arzobispo. Lo necesitamos para encargarnos de nuestro asunto. Aunque si quieren información, tengo que decirles que lamentablemente cooperaba con esos supremacistas porque la iglesia quería que la atención estuviera en otra parte." Reveló Agatha en calma.
Ellas habían llegado antes y seguramente estaban trabajando cuando ellos la interrumpieron.
¿No hubo relación? Los tipos que Meredith estaba siguiendo se ocultaban mejor de lo que él hubiera imaginado.
"Una pena." Respondió Meredith y en calma, murmuró. "Aunque Su Majestad le preocupa la iglesia y…"
"No te preocupes. Pronto todas las iglesias se volverán una." Respondió Agatha con una seriedad que dejó perpleja a Auriane y a todos.
Nadie hizo caso que Meredith llamara a Margaret 'Su Majestad' en vez de 'Alteza' y al final esa mujer únicamente pudo asentir, llevando a que Agatha y Auriane se fueran con magia espacial.
Desapareciendo por completo.
"Que intensa." Murmuró Meredith y sonriendo, comentó. "Me agrada."
******
El espacio se torció y Agatha apareció en una sala de la Santa Sede en Roma, en la cual se había metido ilegalmente.
"¿Está bien revelarle tal información? Ellos parecían ser los limpiadores de la Princesa Margaret." Murmuró Auriane dando una mirada atenta.
"No te preocupes. Vivo en Londres, me gustaría que ellos sigan limpiando las calles. Al menos sé que mis impuestos están yendo a un buen lugar." Respondió Agatha y al darse cuenta de que Auriane no se rio por la broma casual, instó. "Habla. Mientras secuestrábamos las cabezas de las iglesias no parecías tan tímida."
Estaba viviendo en Londres y lo que estaban haciendo Margaret con Víctor era bueno para ella, que deseaba un sitio seguro para sus hijas.
Sus últimas palabras eran una broma mezclada con verdad.
En una habitación cercana en esta lujosa Santa Sede se encontraban algunos altos mandos, las mayores iglesias de la tierra que fueron secuestrados uno por uno.
Les llevó tiempo asegurar la información para asaltar a todos al mismo día y finalmente lo consiguieron y Auriane ayudó con esta aventura ilegal.
Fue entusiasta también.
"Lo que dijiste que las iglesias se convertirán en una… ¿Es verdad?" Preguntó Auriane sinceramente y mirándola seriamente, detalló. "Ellos no parecen que cooperaran."
Las iglesias tenían diversos líderes e intereses a la vez que objetivos y dogmas que seguían con devoción.
Algunos no iban a ceder al poder, otros no cederían en la creencia y otros no se reconciliarían con 'enemigos' históricos.
"Lo harán." Aseguró Agatha y mirándola, le sonrió y comentó. "Aunque no deberías preocuparte por el método. Estoy agradecida porque me ayudaras y me acompañaras. Es mejor que vuelvas a casa con tu familia. Te he apartado demasiado de tus hijos."
Auriane la observó atentamente, como si estuviera dudando o queriendo descubrir lo que ella estaba pensando.
"¿Sabes por qué te seguí cuando me mencionaste que teníamos que secuestrar al 'Santo Padre'?" Preguntó Auriane y sin dejarla responder, contó. "La Diosa del Orden no había intervenido antes. Aunque nos prestó su poder y responde a las plegarias, no nos habla directamente y a veces siento que no somos de su agrado. Nosotros creamos una iglesia alrededor de ella, sin nunca pedirle permiso. No es raro que no le agrademos."
¿Hicieron eso? No había métodos para comunicarse con los Primordiales excepto rezar y si la persona no importaba era probable que jamás tuviera respuesta.
Sin embargo, incluso la Iglesia del Tiempo y el Espacio fue creada luego de que un hombre llenara la casilla de mensajes de Aión.
"Ella es Orden y Equilibrio. Mientras haya mal habrá bien y viceversa. No es raro que no responda, pero está en su naturaleza equilibrar el mundo." Respondió Agatha en calma.
Al igual que el tiempo funcionaba sin que Aión prestara atención, el Orden continuaba en menor medida y esta vez aquellos que creían en ella tuvieran poderes era la prueba de equilibrar el mundo.
Incluso si la iglesia no se comunicaba o si la diosa nunca miraba a este lugar y del mismo modo que prestaba su poder, no controlaba como lo usaban.
"Cierto. Excepto la vez que purificó la radioactividad causada por una bomba nuclear. Lo raro fue que en ese sitio solo había una sola mujer que era parte de la Iglesia del Tiempo y el Espacio." Dijo Auriane y observándola, contó. "Y aún más raro fue que después de eso ella envió un mensaje que crearía las mazmorras temporales para ayudar a la humanidad. Por primera y tal vez última vez, nos habló."
La mirada de Auriane era atenta como si estuviera conectado algunos puntos.
Orden ayudó a la tierra y lo hizo porque Agatha dio su comentario y si bien Auriane no lo sabía, que la Diosa del Orden ayudara con lo sucedido con la bomba nuclear, era prueba de que ella estaba conectada a los dioses.
Quizás estuviera imaginando que cuando ella pidió a Aión, la Primordial del Orden intervino, aun así, la rareza estaba y Auriane ahora le estaba dando sentido mientras hablaban.
"¿Así que decidiste ayudarme porque crees que estoy relacionado a los Primordiales?" Preguntó Agatha y sonriendo, dudó. "¿O fue porque la Diosa del Orden te dio un mensaje para que me ayudaras?"
Auriane no era solamente una psiónica, sino que parte de la Iglesia del Orden y ella podía rezar y recibía respuesta.
Tal vez una de esas respuestas fue un mensaje, una intención o una inclinación positiva.
"No." Respondió Auriane y mirándola con seriedad, anunció. "Estoy aquí, porque confió que harás las cosas bien y que evitaras que las iglesias y los creyentes de los Dioses de la Tierra inicien un conflicto. Confió en que harás un lugar mejor y te ayudó porque quiero un lugar mejor para mi hijo e hija y esposo. Para mi familia."
Reveló una confianza innegable y una voluntad inquebrantable.
De una mujer que cuando creía que haría un mundo mejor podría secuestrar las cabezas de las iglesias de diferentes religiones.
Para Agatha era admirable y ella sonrió.
"Me alegro de que estemos en la misma página." Respondió Agatha y agitando su mano, ordenó. "Vuelve con unos de esos viajes tuyos o tu esposo creerá que llegas tarde porque lo engañas."
Auriane tenía una curiosa y rara manera de viajar que a Agatha no le agradaba tanto porque chocaba con la energía mágica.
La broma causó que Auriane se riera.
"Está bien. Mi esposo sabe dónde estoy. Aunque me gustaría un descanso en los brazos de mi familia." Dijo Auriane y dándole una mirada, murmuró. "No te fuerces."
Junto a esas palabras fue tragada por medios psiónicos y desapareció por completo.
Apenas se fue el lugar fue sellado y Agatha se quedó en silencio, al darse cuenta de que Auriane confiaba en ella para lo que estaba por hacer y ahora más que nunca quiso terminar con todo.
Respirando hondo, ella se movió a la sala cercana y al entrar escuchó gritos en diferentes idiomas.
"¡¿Quién te crees que eres?! ¡Libéranos ahora o sufrirás las consecuencias!"
"¡Mi gente me está buscando y nos encontrarán!"
"¡Esto es un secuestro! ¡Es ilegal!"
"¿Cuánto quieres por mi liberación?"
Había algunos idiotas que no se daban cuenta de lo que sucedía, otros que tenían confianza en su gente y luego aquellos que confiaban en la legalidad del mundo.
El único decente fue uno que preguntó sobre la liberación y si no fuera por la mirada de odio que le daba, Agatha hubiera creído que tenía miedo.
Ella caminó adelante revelando su máscara y las expresiones cambiaron.
"La Luz de Plata… Que es lo que…"
"Silenció." Ordenó Agatha usando su magia para impedir que hablaran y mirándolos, anunció. "Hoy todos ustedes dialogaran y organizaran una manera para unir una iglesia a favor de los Dioses de la Tierra. Usando los recursos de sus diferentes iglesias para mejorar este mundo."
Una voz suave y palabras suaves que cualquiera entendería y las respuestas fueron…
"¡¿Usar mis recursos?! ¡Estás demente!"
"¡Los Dioses de la Tierra son monstruos grotescos!"
"Mi Dios. ¡Mi verdadero Dios no son ellos!"
Había más de diez personas de las mayores iglesias alrededor del mundo.
Todas ellas estaban conectados a los Dioses de la Tierra de alguna u otra manera y cada uno ellos eran los líderes de sus respectivas iglesias.
Aquí estaban todos lo que se negaron a cooperar o que no mostraban intenciones de unirse y aquellos que si fueron más accesible fueron tratados de manera pacífica.
Las reacciones fueron obvias.
Algunos no querían dejar el poder y la autoridad que sus cargos les otorgaban, otros creían fervientemente que los Dioses de la Tierra eran monstruos grotescos y que no eran su verdadero dios.
Otra parte del grupo mantuvo silencio buscando la manera de escapar o de librarse.
"No fue una pregunta. Es una orden. Sucederá." Anunció Agatha y al ver que algunos mostraban expresiones burlonas, murmuró. "Jezabel, ayúdame."
El fuego se manifestó al frente de ella y Jezabel llevando su típico vestido colorido apareció sonriendo emocionada.
Era obvio que estaba viendo lo que ella hacia… Agatha esperaba que se controlara un poco, aunque era probable que todavía siguiera leyendo su mente.
"¿Qué haremos? ¿Los torturamos? ¿Cambiamos sus mentes? Si quieres puedo traer seres del Vacío para que posean su cuerpo. Son leales, aunque están medio dementes." Dijo Jezabel y emocionándose cada vez más, agregó. "O traigamos a Lujuria o a Orgullo. Ellos son aterradoramente convincentes."
Los ojos brillantes, la sonrisa de oreja a oreja y las mejillas rojas de emoción con cada idea, mostraba una imagen que era siniestra por la discordancia de sus palabras con la apariencia.
"Cállate niña." Ordenó el hombre que había mirado con ira.
¿Fue porque tuvo miedo? El miedo a veces llevaba a que las personas cometieran estupideces como insultar a una Primordial y…
"…"
El cuerpo del hombre explotó totalmente mientras que sus entrañas cubrieron a los que estaban cerca y entonces la niña movió su mano otra vez reconstruyendo el cuerpo del hombre en un instante.
Esta vez el hombre no mostro ese rencor y control de antes, sino que se miró su cuerpo y se puso pálido de miedo, terror y terminó orinándose en cima.
"Ya sé. Traigamos a sus familias aquí. Él tiene una linda niña, que está al cuidado de su esposa." Dijo Jezabel y chasqueando sus dedos, reveló una casa en los suburbios y sonrió. "Me pregunto cómo defenderá una madre a su bebe."
En la proyección fue realista como si alguien quemara el espacio y la misma realidad, pero lo que fue aterrador fueron los monstruos que nacieron alrededor del barrio.
Grotescas criaturas de puro Caos, surgieron de inmediato de los alrededores y entre ellos grietas dimensionales ocultas a la vista aparecían con seres aterradores mirando del vacío.
Había algunos seres que lograban corromper todo a su paso con una mirada.
"No vamos tan lejos." Intervino Agatha y acercándose a Jezabel, le puso una mano en la cabeza y comentó. "Estoy segura de que ellos sabrán arreglar sus diferencias en una charla civilizada."
Jezabel, que fue tocada, le dio una mirada e inclinó la cabeza tiernamente mientras todo volvía a su lugar en el suburbio sin que nadie se diera cuenta.
"¿Tú lo crees?" Preguntó Jezabel de manera infantil.
Parecía una niña adorable que no confiaba en los que sus padres decían y que creía que le estaban mintiendo.
La actuación era perfecta y extremadamente siniestra cuando uno había visto lo que sucedió antes, pero aquí fue efectiva.
Las personas que estaban viendo se dieron cuenta de que fueron capturados por algo que no era de este mundo.
"Sí. Lo creo." Respondió Agatha y observando a los presentes, dudó. "¿Y ustedes que creen?"
Jezabel estaba tomando el papel de policía malo y ella el del bueno, aunque la diferencia era que la diablesa actuaría como decía que haría si no era detenida.
"Si… Si… Solo… Por favor… No le hagan nada a mi familia."
El hombre que vio a su familia estar cerca de algo peor que la muerte fue el primero en hablar y luego otros asintieron a medias.
Tenían miedo y estaban aterrados, pero no podían desesperarse y eso era porque en esta sala había magia mental que los mantenía cuerdos.
Lo suficiente como para comprender el lugar que se encontraban y que era lo que tenían que hacer.
"¡Excelente!" Exclamó Agatha y viendo alivio en todos, reveló. "Hablarán con los Dioses de la Tierra para encargarse de los pormenores."
Jezabel se sorprendió ante su revelación, al menos por fuera, y en un instante chasqueó los dedos abriendo una grieta a un lugar desconocido.
En ese sitio se encontraba un monstruo de múltiples caras, rostros y formas que era tan grotesco como agradable, en una mezcla siniestra, aterradora y sagrada.
Era una esfera y flotaba girando mostrando diferentes rostros y ahora la mayoría de los rostros estaban mirando hacia aquí.
Al igual que Jezabel controlaba su presencia para no corromper o distorsionar la mente de los mortales con su verdadera apariencia, esa criatura hizo lo mismo, aunque seguía generando esa extraña mezcla de dos lados.
Sagrado y profano.
"¿Esperan invitación?" Preguntó Agatha en calma.
"No se preocupen. Ese niño no muerde. Aunque algunos de ellos están enojados, la otra mitad es misericordiosa y amable. Lo suficiente como para dialogar." Dijo Jezabel y girándose, agitó su mano en saludo y para sorpresa de todos, hubo respuesta del otro lado.
O lo más cercano a la respuesta cuando una esfera gigante de múltiples caras recreaba brazos múltiples y agitaba la mano.
Agatha al ver que todos entraban, miró a la 'cosa' desde la distancia y lo dejó estar.
Ellos tenían que arreglar sus propios problemas y lo bueno era que Jezabel no estaba mintiendo.
Las religiones representaban una parte amable de la humanidad y eran las iglesias lo que tergiversaban tales ideas.
Y si bien había un lado vengativo en esa cosa, no eran extremos… Al menos no normalmente, y aunque ellos guiaron a paladines y sacerdotes a atacar a algunas iglesias, para Agatha tenía sentido.
Después de todo, por lo que sabía, algunos altos mandos de la iglesia recibían designios y mensajes, pero ellos lo ignoraban, ya fuera que no creyeran que esos eran sus dioses, porque eran monstruosos, o porque simplemente no deseaban ceder el poder.
Al final, Agatha sonrió mientras la grieta se cerraba.
Todo esto terminaría pronto y ella se quitaría un problema de encima.