En la oscuridad de su habitación, Aurora abrió sus ojos.
Hoy era 12 de febrero del año 2039 y ella había cumplido 11 años… Ya era toda una adulta.
Tal idea se dijo mientras se motivaba a sí misma a salir de la cama a pesar de que era tan tarde en la noche.
Ella se levantó lentamente sin hacer ruido y a pesar de que estaba somnolienta se sentía emocionada y nerviosa por lo que estaba por hacer.
Estuvo entrenando durante mucho tiempo con su maestro y ese anciano la enfrentaba y ella tenía experiencia de batalla y también sus padres de vez en cuando la ayudaban a mejorar y su madre invocaba criaturas para que ella luchara.
Sin embargo, Aurora no le gustaba esa clase de entrenamiento y se estuvo sintiendo sofocada y limitada.
Todavía seguía en el rango B a pesar de que había estado entrenando duro y no había logrado despertar su aura que supuestamente era la experiencia de vida de los espadachines.
Ella se preguntó cómo podría mejorar y alcanzar el rango A y la respuesta que alcanzó fue simple.
Ella no podía despertar el aura de espadachín porque no tenía experiencia en la vida y para lograrlo tenía que obtener esa experiencia por su cuenta.
Como su madre la rechazó cuando ella le pidió que la dejara salir o la llevara a una mazmorra y siempre ponía excusas, ella tuvo que prepararse por su cuenta.
¡Hoy iba a ser el día en el que ella limpiara su primera mazmorra!
Aurora se levantó tratando de aguantar su risa de felicidad y fue al armario para ponerse su ropa y una armadura ligera que usaba durante el entrenamiento.
Luego revisó el anillo espacial que le había dado su madre y comprobó que tenía pociones, pergaminos y lo más importante comida.
—Creo que eso no es lo más importante.
Como sus pensamientos eran superficiales, su sistema pudo comprender de lo que hablaba y le dio esa repuesta en forma de texto.
Aurora pudo percibir la extrañeza de la otra parte a pesar de que era un mensaje en texto, pero puso una expresión seria.
"La comida es el soborno." Murmuró Aurora en voz baja.
El mayor problema de escapar de casa no era sus padres que dormían, sino que era la persona que siempre estaba a su lado y que era una habladora que soltaba todo lo que hacían.
Su hermana Alice la iba a delatar si no la sobornaba, así que la comida como soborno era lo más importante.
—Tus padres se enterarán de todas formas y si te atrapan estarán enojados.
Por supuesto que estarían enojados y más si ella escapaba de casa llevándose a su hermana en todo, pero Aurora no se iba a rendir, sin importar las advertencias que escuchara.
Sin embargo, en su defensa...
"Mi madre dijo que me dejaría ir cuando sea más grande… Y hoy soy un año más grande." Respondió Aurora en calma.
—Es sofismo.
"So… ¿Qué?" Preguntó Aurora de inmediato y al no tener respuesta se rio en voz alta.
Su sistema estaba en lo cierto que simplemente estaba usando la idea de edad como una excusa, pero ya no quería quedarse atrapada en la casa.
En la escuela todo se volvió aburrido y ningún niño de su edad se le comparaba tanto en clases de gimnasia como de entrenamiento y lo peor era que las otras clases eran aburridas.
Entrenar con su maestro era agradable, pero ella necesitaba algo más y por tal razón decidió escapar de casa para ir a limpiar una mazmorra.
"Tengo todo planeado. No te preocupes." Dijo Aurora y al comprobar que tenía todo se dirigió a la puerta.
—No puedes llamar planes, buscar por internet una mazmorra cercana…
La respuesta poco entusiasta de su sistema no deprimió Aurora, sino que la motivo aún más y ella al salir se dirigió a la habitación de al lado y entró notando que su hermana ya estaba lista y la estaba esperando.
Antes de que su hermana empezara a preocuparse de manera innecesaria, ella sacó una bolsa de papitas y se la dio.
"Hay más de donde vino." Dijo Aurora con seriedad.
Un soborno junto al aviso de futuros sobornos… El plan perfecto para atraer a su hermana a su lado y Alice la recibió, pero la miró durante varios segundos.
Su hermana pocas veces mostraba emociones, al menos eso era lo que otros creían, pero Aurora podía sentir la preocupación y las emociones de su hermana.
Los ojos negros de su hermana se fijaron en ella y Aurora con nerviosismo sacó otra bolsa de papitas para darle.
Alice la miró a ella y a la bolsa de papitas y entonces la recibió.
"¿Por qué no te quedas en casa? ¿No sería mejor?" Preguntó Alice y mirándola detenidamente, añadió. "Salir afuera es peligroso. Luchar no es algo agradable y será doloroso."
La voz de su hermana llevaba un toque de seriedad, pero eran los ojos negros tan serenos, lo que hizo que Aurora se sintiera nerviosa.
El modo en el que Alice hablaba dio una sensación de experiencia que no podría tener y mayor que todo, dio un sentimiento de entendimiento.
Alice la entendió y Aurora le costó responder.
Su hermana sabía que no estaba saliendo solo para ir a practicar su espada en combate real, sino que este era el comienzo de lo que ella buscaba.
Aurora quería convertirse en una heroína, pero no iba a ser tan imprudente como para salir queriendo ayudar a la primera, sino que tenía que poner en práctica su entrenamiento y mejorar luchando en contra criaturas y monstruos.
Entonces luego tendría que avanzar desde ese punto y eventualmente ella saldría para ayudar a las personas que lo necesitaban.
"Supongo que será doloroso… La verdad es que no lo sé. No importa cuánto entrene con mi maestro, no sé cómo es luchar de verdad. No conozco como es afuera." Dijo Aurora en un tono honesto.
Su maestro la entrenaba y a veces era difícil luchar en contra de él y salía lastimada y herida del combate.
Sin embargo, como su maestro no luchaba con todo y el aura blanca de ese espacio la ayudaba a recuperarse, ella no podía sentir el dolor real de la batalla, así que su hermana tenía razón.
Aurora no conocía como era allá fuera, ni las dificultades de luchar o de la complejidad de tener que ayudar a las personas queriendo convertirse en una heroína.
No obstante, no conocerlo no significaba que se rindiera.
"Pero quiero hacerlo. No quiero quedarme encerrada. Quiero salir afuera y ver el mundo por mi cuenta." Dijo Aurora y mirando los ojos negros de su hermana, declaró. "Incluso si no puedo convertirme en una heroína, quiero ayudar."
Su madre y padre, su sistema y hermana e incluso su maestro le mencionaban del peligro de afuera.
El dolor de las batallas que podía enfrentar, la dificultad e incluso la posibilidad de muerte… Todos le advertían y quizás algunos lo hicieron desde un punto de experiencia, pero Aurora no podía entenderlo.
La razón de esa falta de entendimiento era que ella no lo había vivido.
¿Cómo sabría qué luchar en contra monstruos, limpiar mazmorras e incluso convertirse en una heroína era algo que no le gustaba cuando ella prácticamente nunca lo hizo?
Ella elegiría que hacer una vez que lo experimentara, pero todo debía suceder luego de que lo experimentara.
"Por supuesto. Sé que lo que estoy haciendo es tonto, imprudente y algo que no debería hacer, pero por eso te tengo a ti." Dijo Aurora con orgullo.
También tenía a su sistema, pero mencionar al sistema delante de su hermana era ser mirada rara, así que se abstuvo de hacerlo.
Fue orgullosa al decir que tenía a su hermana, no solo porque su hermana desde pequeña fue más fuerte, sino que también era más inteligente y pensaba más antes de actuar.
Aurora era honesta de que estaba siendo imprudente y tonto al salir de casa a mitad de la noche para limpiar una mazmorra, pero confiaba en su hermana y en última instancia en su sistema.
"Sigue siendo estúpido." Respondió Alice y luego, dando un suspiro, murmuró. "Te acompañaré… Evitaré que mueras estúpidamente."
"Yeihh!" Exclamó Aurora felizmente y luego se detuvo a la última parte y observando su hermana se encogió de hombros y la abrazó con fuerza.
Morir no estaba en sus listas de tareas para cumplir y se estuvo esforzando mucho para evitar tal posibilidad.
Su maestro también la entrenó con esa idea en mente y ahora solo faltaba poner a prueba su confianza.
******
Una niña se movió por un túnel de piedra saltando y esquivando las pinzas de un cangrejo de piedra.
El cangrejo media un metro de altura y sus pinzas eran de roca que una vez que golpeaban la pared de la mazmorra creaban un estruendo audible.
Sin embargo, la niña esquivaba, deslizaba por las piernas y luego saltaba a la pared para acuchillar las patas escamosas y al fallar volvió a saltar.
Agatha apretó el agarre de su esposo al ver que su hija no podía causar demasiado daño al cangrejo de piedra.
El cangrejo de piedra era un rango B y era el jefe de la mazmorra… La resistencia que tenía estaba a un nivel que superaba los ataques promedios de los rangos B.
Las escamas evitan que fuera cortado, quemado o aplastado y la fuerza que tenía era la suficiente alta como para que fuera peligroso para rangos A.
Como si fuera poco, el jefe estaba siendo enfrentado en un túnel de cinco metros de altura y cuatro metros de anchura, lo que significaba que tenía poco espacio.
Una criatura que debía ser vencida por un grupo bien armado de rangos B estaba siendo enfrentado por Aurora.
"¡HA!"
Agatha apretó la mano de su esposo y se levantó al ver que Aurora atacaba a la cabeza tratando de atravesar la defensa de piedra.
Su espada chocó con la piedra y si bien sacó la roca que componía la cabeza, no fue lo suficiente para llegar al interior blando y como si fuera poco la espada se atascó.
El cangrejo se movió para chocar a Aurora en contra de la pared y fue en ese momento que tentáculos negros salieron para atrapar a la pierna del cangrejo, deteniéndolo lo suficiente para que Aurora saliera.
Entonces el cangrejo rompió los tentáculos negros y movió la pinza golpeando a Aurora enviándola a chocar en contra de la pared.
Agatha vio cómo su hija golpeaba la pared tosiendo sangre por el impacto.
"Tranquila."
Cuando ella estuvo por lanzar un hechizo para ir a verla, su esposo la abrazo de repente desde la espalda para detenerla.
Agatha se enfureció de inmediato, pero su esposo la abrazó cuidadosamente y señaló la proyección en donde la batalla se proyectaba.
"Estoy bien. ¡Estoy bien!"
Aurora exclamó en voz alta no para avisarle a ellos, sino que para decirle a su hermana que estaba atacando al cangrejo con mayor furia.
Los tentáculos retrocedieron al escuchar la voz y Aurora se volvió a levantar limpiándose la sangre de la boca y sonrió.
No una sonrisa feroz que daban algunos luchadores, sino que una sonrisa de emoción por encontrar un desafío que pusiera en pruebas sus habilidades.
¿Cuánto tiempo estuvo siendo retenida? Aurora era una niña, pero era una niña de rango B y a diferencia de Alice, a ella le gustaba poner en prueba sus habilidades.
La escuela que antes la emocionaba, ya que encontraría personas iguales a ella la decepcionó cuando la única que podía igualarla era Alice y para su lamento, su hermana no le gustaba mostrar sus capacidades, siempre siendo una niña tímida que ni siquiera le gustaba luchar o entrenar.
Ahora, en cambio, Aurora tenía un desafío, un oponente que la pusiera al límite y con quien podía poner a prueba sus habilidades y ella sonrió con mayor emoción.
"Me siento como un viejo." Murmuró Aurora mientras sostenía la espalda y al ver que el cangrejo la miraba cautelosamente, anunció. "Es mi oponente, Alice. ¡Así que déjamelo a mí!"
Aurora volvió lanzarse en contra de su oponente y se deslizó por las patas, cortando las escamas de piedra y luego al llegar al otro lado se impulsó en la pared y realizando una pirueta cayó arriba del cangrejo y atravesó la roca.
La defensa no era algo que ella pudiera superar tan rápido, pero Aurora no se detuvo, sino que volvió a esquivar y a moverse con rapidez.
Saltaba, esquivaba con piruetas intrincadas y balanceaba su espada con confianza y determinación.
Ella estaba mostrando el progreso de su entrenamiento más que esos enfrentamientos cortos que tenía con monstruos que Agatha invocaba.
Aurora estaba siendo libre para mostrar su desarrollo y le gustaba balancear su espada y luchar poniendo en práctica sus habilidades.
"Si no la detenemos ahora… Ella no se detendrá." Murmuró Agatha en voz baja.
Lo supo ahora que estaba viendo a su hija… Aurora era talentosa, pero sobre todo tenía confianza en sus habilidades y le gustaban los desafíos.
Si no la detenían ahora mismo, Aurora avanzaría y llegaría un punto en el que no la pudieran detener y ella haría lo que quisiera.
Desde luchar en enfrentamientos que la pusieran cerca de la muerte o enfrentar la crueldad de la realidad por sus objetivos… Agatha no quería que su hija sufriera y este mundo era cruel.
Lo suficiente cruel como para que una niña tuviera que sufrir y Aurora llevaría a su hermana a esa vida y ambas saldrían lastimadas.
"Si la detienes te odiará y eventualmente escapará." Dijo Antón y girándola a ella para que lo mirara, señaló. "Aurora sacó tu sentido de rebeldía."
¿Sentido de rebeldía? Agatha miró a su esposo y le molesto un poco la sonrisa llena de cariño y atención que le daba, pero también la llenaba de felicidad.
Amaba al hombre que ahora le sonreía con tanta calma y a pesar de que él también estaba preocupado por sus hijas, lo aceptó y ahora la consoló a ella.
"Yo no soy rebelde." Respondió Agatha con determinación.
Se sintió como una jovencita quejumbrosa y Antón le sonrió aún más.
"Te casaste con un hombre que no tenía nada para ofrecerte. Fuiste una aventurera libre en tu juventud y cuando decidiste casarte conmigo nadie pudo detenerte." Dijo Antón y mirando la proyección, añadió. "Y ahora Aurora quiere esa libertad."
Agatha observó al hombre y luego a su hija.
Ambos en su juventud eran de dos clases de familias diferentes. Ella venía de una familia importante y su esposo era lo contrario.
Su familia no acepto a Antón, pero… A ella nunca le importó su familia, ni nadie más que su primer amor y esposo, y por tal razón se casó e hizo lo que quiso.
Parte de lo que la llevó a hacer lo que deseara era su falta de emociones hacia otras personas y si bien Aurora no era similar a ella, seguía siendo igual a la voluntad y la determinación.
Aurora quería salir y lo haría, ya fuera que ella lo aceptara o no.
"Es una niña…" Murmuró Agatha en voz baja.
Aurora en la proyección luchó y esquivó las pinzas del cangrejo hasta que en un momento sonrió y saltó hacia adelante.
Hizo el mismo movimiento de cortar la pierna del cangrejo y a diferencia de antes, la espada atravesó la carne y cortó profundamente, entonces ella salió al otro lado y saltó hacia el cangrejo para atravesarlo.
Su hija no pudo enfrentarse a la defensa del cangrejo, pero fue terca y determinada atacando al mismo lugar y reduciendo la defensa hasta que ahora consiguió que su espada atravesara la carne.
La diferencia de ella y su hija sobre la rebeldía era que su hija era demasiado joven.
"Y es más fuerte que muchas personas." Murmuró Antón en un tono que daba un suspiro.
Aurora era demasiado joven, pero demasiado fuerte para su edad y superaba a adultos, y probablemente si seguía avanzando lograría superar a los más viejos.
Era una niña, pero una niña con demasiada fuerza y la fuerza le daba la libertad y la confianza para salir al mundo y por más que a Agatha no le gustara… No la podía detener.
Aurora saldría y si no era con su permiso y vigilancia, lo haría a escondidas y oculta.
Dependía de ellos elegir si la apoyaban o la tratan de detener llevándola a que ella los odiara y su esposo había elegido apoyarla… Aunque fuera silencioso.
"Estará bien. Todavía tenemos a una niña más obediente." Murmuró Antón sonriendo al ver que Alice se acercaba a ayudar a Aurora.
La razón por la cual sabían lo que haría Aurora era la pequeña Alice, que no podía mentirle a sus padres y era obediente.
Agatha miró a sus dos hijas y no pudo ocultar su sonrisa cariñosa.