Tadashi Uchiha murió al día siguiente de Kazuho Hyuga, pero a diferencia de este último, Tadashi murió casi en el anonimato. Si no fuera por su esposa y nietos, nadie se hubiera enterado. Ningún Uchiha se hizo presente para el velorio, lo cual decepciono a Kain y le hizo cuestionar las enseñanzas de su abuela. Incluso si Tadashi Uchiha fue general de Madara Uchiha, incluso si lucho por el clan durante toda su vida y participo en la última guerra en nombre del clan, nadie lo reconoció porque nunca pudo despertar sus ojos. Al final, Kain pensó que era el deseo de su abuela y las enseñanzas del clan lo que lo condujo a pensar que todos los Uchihas eran una gran familia.
Por último, el día del velorio en el cementerio de Konoha, solo fueron Kykio, Osamu, Haruka y Kain, y de forma sorpresiva, Hiruzen y Biwako aparecieron para dejar unas flores sobre la tumba. Hiruzen se disculpó con Osamu por no haber ido a ver a Tadashi a pesar de que él le enseño a luchar cuando estuvieron en la guerra. No obstante, Osamu solo mantuvo la cortesía porque Hiruzen era el hokage, pero no tomo en serio sus "preocupaciones".
Hiruzen se retiró y después lo hicieron Kykio, Osamu y Haruka. En ese momento eran las tres de la tarde y el cielo estaba nublado con una brisa fresca llevando las hojas caídas.
Kain se quedó de pie frente a la tumba de Tadashi y lo comparo con Kazuto Hyuga. Este último nació con todo para tener el éxito y aunque fue mediocre en sus esfuerzos, el destino le sonrió. Incluso si fue una desgracia perder a su hermano, Kazuto se volvió patriarca y lo obtuvo todo. Por otro lado, Tadashi fue una persona que nació en la pobreza, el destino lo golpeo en la cara haciéndolo incapaz de despertar su sharingan. Eso lo volvió un marginado, pero no lo destruyo. Persevero a través del tiempo, se volvió tan fuerte que Madara Uchiha lo reconoció y creo una familia. No obstante, hasta el final, el destino fue mezquino dejándolo al margen del clan que tanto protegió. Uno tuvo suerte y el otro, perseverancia.
Kain salió del cementerio y avanzó por las calles viendo como la gente avanzaba a paso acelerado esperando que pronto se largara a llover. Paso por el distrito Ino-Shika-Cho y encontró el carrito de ramen de Takeshi. Durante este tiempo le había ido tan bien que ahora tenía un carrito más grande en el que se podían sentar a comer seis personas, además de un techo y letreros.
—Hola, Takeshi— dijo Kain sentándose en una banca y apoyando sus manos sobre la cubierta apegada al carro —hoy hace frio y estoy un poco triste, dame uno de tus especiales de ramen con extra de todo—
—Hola, Kain— dijo Takeshi vestido con su ropa de cocinero y su gorro blanco en la cabeza —sale uno—
—¿Cómo va el negocio?— preguntó Kain
—Va muy bien, en estos días de frio mejora bastante el consumo. Podría haberme ido a mi casa, pero uno tiene que aprovechar estas oportunidades—
—Me imagino, una sopa de ramen siempre es agradable cuando hace frio—
—Y que lo digas—
Kain comió su ramen y después de pagar, se despidió de Takeshi. Después bajo por el distrito Ino-Shika-Cho y paso a comprar algunos dangos a la tienda de la esposa de Ooyama. Una vez que obtuvo lo que buscaba bajo hasta la avenida que cortaba Konoha en horizontal y después viajo al centro hasta llegar al cruce de las dos avenidas. Cruzo al frente y paso por fuera de los terrenos de Mito. Una vez que llegó a la puerta torii roja supo que llegó a casa y avanzó por el caminillo que conducía a la casa. Los jardines de Mito estaban hermosos y vividos, pero por temas de temporada, algunas plantas se habían marchitado. Una vez que llegó a la entrada de la casa, abrió la puerta corredera y la abrió.
—Tadaima— dijo Kain al entrar y Rei, quien estaba sentada en el borde del pasillo de madera, se puso de pie e hizo una reverencia
—Okaerinasai, danna-sama— respondió Rei con una sonrisa amable
Kain sonrió al verla vistiendo un hermoso kimono azul con estampados de lirios blancos. Él cerró la puerta corredera por detrás de él y se acercó a ella. Rei sonrió y se ruborizo al verlo tan de cerca. Kain acercó su rostro pasando su mirada desde los ojos azules con ese tierno lunar en la parte inferior del ojo derecho hasta esos labios color cereza. Ya que no hubo protestas, Kain le dio un pequeño beso en los labios lo cual ruborizo a Rei, pero ella solo sonrió con nerviosismo.
—Te he dicho que no me esperes aquí, te vas a resfriar— dijo Kain
—Solo espere un par de minutos, mi corazón me aviso que venias en camino— dijo Rei —¿te acuerdas? El corazón siempre nos está hablando, solo hay que darse el tiempo de escucharlo—
—Mmm, te creeré, pero solo un poco—
—No importa, mi corazón dijo la verdad, yo le creo— dijo Rei —por otro lado, volvió Naomi-san—
Kain la miró a los ojos, no vio cambio en su expresión, pero por alguna razón sintió que ella quería su tiempo. Kain soltó un suspiro porque no podía estar con ella. Naomi traía noticias de la capital y de Kasumi, además de que le debía su tiempo y atención. Ella estaba trabajando por ambos.
Kain se acercó a Rei, la abrazo por las caderas y la beso con intensidad. Rei abrió los ojos amplios al probar un beso tan profundo y la sensación de la lengua de Kain al explorar su boca, pero después se relajó y cerró los ojos sintiendo la pasión mientras se sujetaba del kimono de Kain.
Después de un par de minutos, se separaron y Kain pudo ver como Rei tenía una mirada embriagada por la lujuria. Incluso creyó que, si en este momento la empujara a su habitación, ella no lo detendría. No obstante, no era el momento ni el lugar —lo siento— dijo mientras la abrazaba —pero hoy no podemos jugar—
—Lo sé— respondió Rei tomando una profunda respiración para después soltar un suspiro y sonreír como un ángel —pero no me molestaría que hiciéramos esto más seguido. Ya sé, la próxima vez que juguemos apostaremos algo interesante—
Kain soltó una risita, llevo su mano derecha al rostro y le acaricio la mejilla con el dorso de los dedos en un gesto suave —puede ser, pero lo más probable es que Rei-chan obtenga mucho de mi—
Rei bufo hacia un lado manteniendo su sonrisa —no creo que sea ninguna perdida para Kain-sama—
—Puede ser— dijo Kain y le dio un último beso para después separarse.
Rei le arreglo el kimono a Kain y después reviso el propio. Una vez que estuvo todo ordenado, ella dijo —no creo que lo vea por hoy, pero tampoco lo presionare—
—No me presionas, es solo que tengo que ordenarme—
—Lo dudo, Kain-sama tiene demasiado entre sus manos— dijo Rei levantando las cejas y con un significado más profundo. Puede que Tsubaki o Mito no se dieran cuenta, pero ella pudo percibir el otro día un perfume en Kain que no correspondía a ninguna de las anteriores. Eso solo significaba que había otra mujer.
—No lo negare, pero si logro el balance, como dice Rei-chan, puedo tomar buenas decisiones y abarcar más—
Rei bufo indignada y respondió —ya veremos si conoce los factores exteriores e interiores como para tomar esas decisiones—
—Ooh, ya lo veras—
Rei le dio la espalda y lo miró hacia atrás de forma despectiva y comenzó a caminar contoneando sus caderas. Kain solo se pudo quedar mirando el elegante movimiento de las caderas y pensar en que había perdido sin que siquiera hubiera podido hacer algo. Es maldito viejo mono le tomo la medida y le envió un veneno letal. Uno que, si no tenía cuidado, lo podría matar.
Kain soltó un suspiro, se sacó las sandalias y las dejo a aun lado. Después camino por el pasillo mientras escuchaba las voces de niñas conversando. Entonces se detuvo en el cruce y miró al pasillo de la derecha para ver a Kiyomi, Nagisa y Tsunade sentadas en el suelo conversando como buenas amigas. Kiyomi y Nagisa notaron a Kain y levantaron la mirada. Entonces sonrieron con inocencia y agitaron sus manos para saludar. Por otro lado, Tsunade hizo una expresión de asco y miró en otra dirección.
Kain negó tornando los ojos al techo y después saludo a Kiyomi y Nagisa con una sonrisa en los labios. Después se volteó al pasillo de la izquierda y avanzó hasta la primera habitación de la izquierda.
—Naomi ¿Estás disponible?— preguntó Kain, escucho unos pasos y la puerta corredera se abrió.
—Por supuesto, Kain-kun— respondió Naomi con una gran sonrisa mientras sus ojos verdes brillaban con anticipación. Ella se arregló el cabello rubio en una larga trenza, la cual enrollo hasta volverla un moño en la parte alta de su nuca. Por otro lado, vestía un hermoso kimono rojo con un obi dorado. Ella se lanzó al pecho de Kain y lo abrazo con todas sus fuerzas —estoy tan cansada— dijo con voz mimada
—Lo sé, Naomi trabajo por los dos, así que debe estar cansada— respondió Kain con voz suave y la abrazo. Entonces la guio al interior de la habitación y cerró la puerta por detrás de ellos. Naomi levantó su rostro para poder mirar a Kain a los ojos y sonrió feliz. Kain paso sus manos por las caderas y la beso en los labios. No obstante, ambos se detuvieron antes de que las cosas llegaran al siguiente nivel. Ella tomo a Kain de una mano y lo guio al centro de la habitación. Coloco dos cojines y le ofreció uno a Kain. Él se sentó y ella ocupo el otro.
—¿Cómo fueron las cosas en la capital?— preguntó Kain
—Bien y mal— respondió Naomi —entre Kasumi y yo conversamos con diez comerciantes. Cinco de ellos nos ignoraron. Dos nos pidieron un "pequeño bono" antes de hablar de algo y los últimos tres me recibieron. Sin embargo, por su actitud y los rumores que corrían en la capital, puedo decir que están en la bancarrota. Así que no se me ocurre como podemos empezar a vender las ropas hechas por Akane ni las zapatillas shinobis. A lo mejor podríamos crear nuestra propia empresa y hacerles la competencia—
—No sería un problema— dijo Kain —tenemos los recursos y el dinero. Si se quejan, el daimio no puede decirnos mucho y si ellos abandonan la nación del Fuego, mejor para nosotros. Ya somos bastante corteses con ofrecerles una oportunidad y que ellos se nieguen de forma arrogante. Sin embargo, nos faltaran manos. Habrá que llevar a Shishio y preguntarle a Aki si quiere manejar la tienda en Konoha. De lo contrario, habrá que buscar personal—
—Déjemelo a mí, Kain-kun, si esas son tus aspiraciones, siempre podemos hacerlo. Solo hay que encontrar a las personas correctas—
Kain pensó por un momento en hablar con Rei-chan para pedirle que hablé con Sasuke y envié personas con grandes habilidades para los negocios. Sin embargo, si llegaban a ser tan astutos como el viejo mono podría ser peligroso. Después miró a Naomi y como le enseño Rei, se preguntó cuanto sabia de la situación actual y cuáles eran los factores internos y externos. Al final pensó que no podía tomar una decisión con la poca información recopilada. El mundo shinobi era una cosa, pero el mundo de los negocios involucraba a los civiles y eso lo hacía un lugar extenso, por no decir que casi inabarcable.
—Por ahora analicemos lo que tenemos entre manos antes de lanzarnos a abrir una tienda en la capital. Por otro lado, tengo una buena noticia—
Naomi sonrió y preguntó —¿Qué sería?—
—Konoha compro los derechos para empezar a producir zapatillas shinobi a gran escala, lo que nos ahorra el esfuerzo de estar produciendo y vendiendo a los shinobis—
—Pero— preguntó Naomi preocupada —¿Eso no anula el mercado por completo dentro de la villa?—
—¿De qué hablas?— preguntó Kain con una sonrisa —Konoha fabricara un tipo de zapatilla estándar. Eso quiere decir que serán de tamaños predefinidos y de un solo color. Demasiado limitado para la mente humana que siempre busca diferenciarse del resto. A todo esto ¿No te gustaría verte un poco más alta?—
Naomi sonrió ante la idea y Kain le guiño un ojo con complicidad. El diablo está en los detalles y qué más diabólico que el corazón humano caprichoso y en constante evolución.