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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - PGM - 149

La primera guerra mundial Shinobi había comenzado hace solo una semana, pero ya había calado hasta lo más profundo del corazón de las personas. En la capital de la nación del Fuego, Keishi, se respiraba un aire a incertidumbre. Al mismo tiempo, esa misma sensación se veía reflejada en la cara de los sirvientes del palacio imperial, ubicado en lo alto de una montaña como si fuera una fortaleza insuperable.

Sakumo llevaba una semana siendo el guardaespaldas de Yahiko, el futuro Daimio de la nación del Fuego. La rutina diaria comenzaba a las cinco de la mañana. Yahiko era vestido con ropa de combate por hermosas sirvientas y después se iba a entrenar en un dojo hecho dentro de su mansión. Por su parte, Sakumo lo seguía de cerca como si fuera su sombra. Mientras Yahiko entrenaba con dos ancianos que fueron jounin en su juventud, Sakumo se apoyaba en la pared y vigilaba el entorno.

Después de dos largas horas de entrenamientos, Yahiko estaba traspirado y lleno de moretones por todo el cuerpo, salvo la cara, el cuello y las manos. Estaba totalmente prohibido que el príncipe mostrara algún tipo de signo de debilidad, incluso si sus oponentes fueron grandes guerreros. Yahiko dio por terminado el entrenamiento y se fue a bañar en un gran baño en la parte trasera del dojo. Por supuesto, Sakumo lo siguió y lo espero mientras él se bañaba.

Bajo la agradable lluvia proporcionada por una ducha, Sakumo comentó -has mejorado-

Yahiko miró hacia la izquierda y vio Sakumo con los ojos cerrados bajo la ducha. Después de su derrota hace algún tiempo, Yahiko se volvió un poco más humilde y comenzó a pensar de forma diferente. Eso le permitió entender en estos momentos que Sakumo no estaba relajado, si no que intentaba captar lo que había a su alrededor.

Yahiko bufo hacia un lado como si no le creyera sus palabras y siguió dándose una ducha. Después se fue a vestir, y por supuesto, Sakumo lo acompaño en todo momento como si fuera su sombra. Yahiko se vistió con un hermoso kimono verde pasto, un haori negro y un hakama plomo mientras Sakumo solo llevaba la vestimenta de los shinobis de Konoha.

Ambos salieron de la mansión de Yahiko que estaba dentro de los terrenos del castillo. Caminaron por un camino con islas de pasto y flores a los lados. Cruzaron un puente rojo que atraviesa un pequeño rio que baja desde las montañas. Después atravesaron los caminos entre jardines japoneses y árboles perfectamente cuidados como si fueran enormes bonsáis. Al mismo tiempo, los jardineros que trabajaban con la cabeza gacha miraron a Yahiko y se postraron a los lados del camino.

Después de diez minutos de caminata en silencio, Yahiko y Sakumo se encontraron con los otros dos objetivos a proteger. Desde el camino que venía desde el palacio imperial, a unos mil metros de distancia, venía Kasumi acompañada de Akane. La primera tenía un cabello oscuro, ojos grandes con un iris carmesí. Llevaba un kimono negro con bordes rojos mientras las extensas mangas que casi llegaban al suelo tenían flores estampadas. Su obi rojo como la sangre apretaba su cintura destacando sus caderas y haciéndola ver más curvilínea. Al mismo tiempo, Akane solo vestía su ropa de combate igual que Sakumo. Lo único que destacaba era su hermoso cabello azabache, rostro ovalado y ojos de color purpura.

Por otro lado, desde un camino a la izquierda, venía una muchacha de suaves facciones y expresión triste. Su cabello oscuro caía como una cascada de seda hasta llegar a sus caderas mientras enmarcaba su pequeño rostro. Sus ojos con un iris purpura miraban a Yahiko y Kazumi con indiferencia, mientras está última trataba de sonreír y evitar mostrar su preocupación. La joven vestía un hermoso haori de color fucsia y por debajo un kimono de color rosa. Ella se llamaba Murasaki y su guardaespaldas era Okita, quien destacaba por su hermoso cabello rubio y ojos azules. Además de ser la única adulta entre todos los presentes, resaltando sus gruesas caderas de forma involuntaria.

Kasumi ignoro a su hermano y se acercó a Murasaki -buenos días, Murasaki- dijo con una sonrisa en los labios, después hizo un pequeño gesto con la cabeza a Okita y ella le respondió con una reverencia de cuarenta y cinco grados.

-Buenos días, su majestad- respondió Murasaki de no más de doce años, su voz sonaba decaída y triste.

-Bueno, esto…- dijo Kasumi queriendo buscar las palabras precisas, pero se atoraron en su garganta. Su abuelo era el responsable de la muerte de toda la familia de Murasaki. Según el daimio, solo dejo a Murasaki viva para que sea de compañía de Kasumi, como si ella fuera una mascota. Kasumi se sentía horrible cada vez que la veía muerta en vida, como si esos hermosos ojos purpura hubieran perdido su esperanza.

Por su parte, Murasaki solo se quedó de pie, como si fuera una muñeca, gesticulando una sonrisa con su boca mientras su mirada estaba muerta.

-Suficiente, Kasumi- dijo Yahiko cerrando los ojos, incapaz de poder entender el ridículo que hacia su hermana para disculparse por algo que no tenía remedio. Ellas serían enemigas para toda la vida. No había forma de que alguien te perdone después de matar a toda su familia.

-Nii-sama- dijo Kasumi mirándolo a los ojos. Sin embargo, Yahiko negó y siguió su camino con dirección al palacio imperial. Necesitaba seguir con sus estudios, le quedaba poco tiempo para prepararse y volverse daimio.

Sakumo siguió a Yahiko, pero miró a Okita y Akane de forma significativa. Ellas asintieron y esperaron a ver el resultado de la interacción de la princesa y su amiga.

-Murasaki, yo, en serio- dijo Kasumi con los ojos húmedos, a punto de llorar -en serio-

-Princesa- dijo Murasaki con una suave sonrisa y mirada muerta -si me necesita para algo, estaré en mi residencia-

Murasaki hizo una pronunciada reverencia y paso por al lado de Kasumi. Esta última solo pudo ver como su amiga pasaba sin prestarle atención y se iba sin darle la oportunidad de explicarse. Akane vio como Kasumi agachaba la cabeza y derramaba lágrimas. Ella le acarició la espalda para darle consuelo mientras Kasumi sintió que algo se rompió en su corazón. Ella se volteó y abrazo a Akane mientras lloraba sin consuelo.

Murasaki escucho a Kasumi llorar desde la distancia, se detuvo por unos segundos, pero luego continúo avanzando sin mirar atrás. Desde que murió su familia, ella se sentía como si estuviera dentro de una burbuja y solo podía mirar el mundo desde su interior. Era como si ella moviera su cuerpo, pero su cuerpo fuera insensible, como una armadura.

Murasaki avanzó mientras escuchaba a Kasumi romperse en llanto. Algunos jardineros que trabajaban en los alrededores levantaron su cabeza y miraron a la joven princesa abrazada a la kunoichi. Después ellos se concentraron en Murasaki, más joven que la princesa, pero igual de hermosa. Ellos la hubieran continuado mirando, pero como eran civiles, tenían miedos de que "shinobi-sama" los matará.

-Okita-sama- dijo Murasaki con una voz suave y agradable, pero sin energía -¿Cree que he hecho mal? ¿Me mandarán a matar?-

-Un amigo nunca mataría a otro- respondió Okita de mal humor

-Que mal- respondió Murasaki

Okita frunció el ceño, pero se guardó sus pensamientos. Su trabajo era cuidar de esta niña, independiente de lo que le pasará a su corazón, pero las circunstancias eran demasiado tristes.

Murasaki llego frente a una residencia de dos pisos en un extremo del territorio del castillo. El lugar estaba rodeado de hermosos pastizales con flores de color rosa y fucsia, los favoritos de Murasaki. Ella se quedó mirando la casa de dos pisos, recordando su niñez y como venía a jugar con Kasumi. Era tan ingenua, eran tan tonta, si ella realmente hubiera tenido una amiga, no se hubiera quedado sola en el mundo.

Murasaki se movió a paso lento hasta alcanzar el pasto y se sentó sobre él. Sus ropas rosas y fucsia se extendieron hacia los lados. Ella miro los jardines y las pequeñas flores repartidas a lo largo y ancho.

Okita se quedó de pie mirándola desde la distancia de un metro. Vio como Murasaki, con una mirada sin vida, tomaba las pequeñas flores fucsia y las cortaba una a una, como si ninguna de ellas mereciera vivir.

-Hace un tiempo- dijo Okita mirando al cielo cubierto de nubes blancas y manchones azules -fuimos enviados a Konoha. Era el gran sueño de mi suegro y mi prometido-

Murasaki dejo de cortar las flores y levantó su rostro para mirar a la kunoichi.

Okita continuo -pero ellos no estaban ahí para disfrutarlo cuando llego el momento. Yo tuve que cuidar de mi hermano y de paso mi clan me dio la espalda. Fueron momentos difíciles. No obstante, el sol sale para buenos y malos, y aunque mis días eran grises, un pequeño sol orgulloso salió a mi encuentro. No te voy a mentir- Okita sonrió y continuo -por ser pequeño lo subestimé y pensé que estaba volviéndome loca por confiar en él. Sin embargo, no me defraudo y cuando llego el momento, me ayudo-

-¿Qué tiene que ver?- pregunto Murasaki mientras miraba las pequeñas flores en sus manos

Okita la miró molesta y le dijo en un tono fuerte -cállate, ya voy a eso-

Murasaki dio un respingo y sus ojos se abrieron amplios del puro susto. Entonces ella levantó su rostro y por fin miró a Okita.

Okita asintió satisfecha y continuo -pero el cielo se oscureció y mi clan cayó en desgracia. Todos fueron aprisionados, yo estaba cerca en ese momento, así que corrí con la misma suerte. En ese momento solo pensaba en mi hermano, hubiera hecho lo que sea para salir de esa situación, pero no fue necesario. Mi pequeño sol me salvo. Sin embargo, mi clan tuvo un destino peor que el exilio; fueron silenciados-

Okita se agacho y miró a Murasaki a los ojos -él era de Konoha, su tío era quien fundo la villa, pero él no fue quien levantó su espada. Lo que quiero decir es que no puedes culpar a todos por la maldad de unos pocos. Tu amiga te ama, por ella te salvaste, creo que en vez de odiarla deberías quererla-

-Pero su abuelo- dijo Murasaki con los ojos cubiertos de lágrimas

-Su abuelo, es otra persona diferente de ella. Él es un hombre cruel y por sus pecados está pagando un gran precio-

-¿Cómo?-

Okita negó con su cabeza, era información clasificada. Kain le había contado la situación porque le tiene confianza, pero eso no quiere decir que ella se lo pueda contar a cualquiera.

-Yo no lo sé- respondió Murasaki entre lágrimas, llevo las mangas de su kimono y se secó los ojos.

-Siempre es complicado lidiar con la muerte de los seres queridos, pero debemos vivir por ellos. Por mi parte, vivo por mi hermano, él es pequeño y no lo puedo dejar a su suerte-

-Pero tú estás aquí ¿Quién cuida de tu hermano?- pregunto Murasaki con voz compungida

-Aaaah, eso, es gracias a mi sol- respondió Okita con una gran sonrisa -la madre de Kain-sama es una mujer demasiado amable-

-¿Quién es Kain-sama?-

-Mi sensei, la persona que me enseñó a ocupar mi fuerza y me salvo de caer en la oscuridad-

-¿Es fuerte?-

-Muy fuerte, es menor que Murasaki-chan, pero más fuerte que yo, Sakumo y Akane juntos-

Murasaki abrió su boca formando un O de la pura impresión al mismo tiempo que sus ojos recobraban su brillo.

Okita soltó una risita y le dijo -ni siquiera quiero pensar que vas a pensar de él cuando te cuente como son sus facciones o su color de cabello-

-Dime, por favor- dijo Murasaki llena de curiosidad

-No lo sé, a lo mejor si Murasaki-chan come su desayuno podría pensarlo-

-Eres mala, Okita-sama-