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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Mundo Shinobi - Gravedad - 307

Kain dejo descansando a Aoi en la casa del árbol y atravesó el bosque. Una vez que llegó al patio, vio a Nawaki corriendo con Kiyomi en una esquina del patio. Kain siguió avanzando hasta la puerta corredera y entró a la casa. Después avanzó por el pasillo y fue a la habitación de reuniones al lado de la cocina.

—Disculpe ¿Puedo pasar?— preguntó Kain

—Sí, Kain, pasa— respondió Naoko con voz suave y melodiosa

Kain sonrió al escuchar a su madre tan contenta y abrió la puerta corredera. Adentro de la habitación había una mesa rectangular. Del lado izquierdo estaba Naoko y Mito sentadas en cojines. Del lado derecho, estaba Orochi sentado en un cojín y a su izquierda quedaba un cojín vacío. Kain camino a ese cojín vacío y miró a su madre, quien sonreía como una niña.

—¿Cómo fue todo, Kain?— preguntó Naoko

—Todo bien, okaa-sama— respondió Kain, se agacho, apoyo las manos en la mesa y se sentó en el cojín. Después miró a su madre y continuo —Aoi está durmiendo en la habitación mientras Nagisa cuida de ella y Osamu y Shiori cuidan los alrededores—

—Acuérdate de agradecerle a los tres, son muy amables— dijo Naoko

—Sí, okaa-sama— dijo Kain —déjame ayudarte— y extendió su chakra por toda la habitación, creando un espacio de genjutsu y trasmitiendo la imagen de todo a su alrededor. Naoko sonrió contenta y miró a Orochi, viejo, arrugado, de piel pálida como el papel y cabello ceniciento.

—No deberías hacer eso— dijo Orochi un poco avergonzado por su apariencia de viejo cansado

—Está bien, oto-sama— dijo Naoko dirigiendo su rostro a él, como si lo pudiera ver con sus propios ojos a pesar de que tenía los parpados cerrados —a mí me gusta verte, a mí, me hubiera gustado verte más seguido—

Orochi abrió la boca como queriendo disculparse, pero al final solo cerró la boca y se guardó sus excusas —sí— respondió con voz suave y sibilina mientras contemplaba a Naoko, de cabello negro y largo. Ella tenía un rostro hermoso y facciones delicadas. Orochi pensó que ella podría ser la copia de carbón de Naori, solo le faltaba el cabello de color purpura.

—¿Oto-sama quiere más té?— preguntó Naoko con una gran sonrisa. Ella llevó sus manos a la tetera y la tomo por el mango. Orochi hizo una pequeña sonrisa y asintió. Entonces Naoko levantó la tetera con cuidado, la acercó a la taza de Orochi y le sirvió con delicadeza. Después volvió a dejar la tetera en un soporte de greda en el centro de la mesa y lo quedó mirando. Orochi soltó una risita y tomo la taza entre sus manos. Olió el sabor del té verde y le dio un sorbo, pero a pesar de que el té verde era amargo por naturaleza, le pareció lo más dulce que había probado en toda su vida.

—Gracias, Naoko— dijo Orochi con voz baja y sibilina

—De nada, oto-sama— dijo Naoko con una gran sonrisa

—Todavía no lo puedo creer— dijo Mito, interrumpiendo el momento entre los dos —¿Por qué nunca dijiste nada?—

—No diga eso, Mito-sama— dijo Orochi con mucho respeto —el mundo es complicado e incluso ahora tenemos que ser precavidos. No sería bien visto que Naoko viera a un viejo Senju como yo en su casa—

—Tonterías, solo tienes que decir que es tu hija y punto— respondió Mito

—Mito— dijo Naoko con un rostro malhumorado —no molestes a mi oto-sama. Sino se puede, es que no se puede—

—Ok, ok, lo entiendo— respondió Mito levantando las manos en señal de rendición. Ella entendió que este momento era importante para Naoko. Después de todo ¿Cuántas veces desde que la conoce había visto esa expresión malhumorada? Solo pasaba cuando Mito se burlaba de ella, diciéndole que Kain era suyo. <Bueno— pensó Mito dentro de su mente, miró a Kain y continuo —ahora es mío en otro sentido>

Al mismo tiempo, Kain evito mirar a Mito para que Naoko y Orochi no se dieran cuenta. Tomo la tetera de greda en el centro de la mesa y se sirvió un poco de té verde en una taza. Después devolvió la tetera, tomo la taza de greda y bebió té verde.

Después Orochi continúo conversando algunas de sus anécdotas de juventud, recordando como era Naori y como era él. Naoko se veía feliz y divertida, no apartaba la mirada de Orochi. Sin embargo, cuando notó que faltaba té verde, le pidió ayuda a Mito y ambas fueron a calentar la tetera a la cocina. Kain se quedó con Orochi, hablaron de una que otra cosa, pero al notar que al viejo se le cerraban los ojos, Kain detuvo la conversación.

—Abuelo, si quieres puedes dormir un par de horas en una habitación. Tenemos varias disponibles— dijo Kain

—No, no es bueno— dijo Orochi y llevó su mano a la cara para apretarse el tabique

Kain lo dejo ser, ya que era normal que fuera testarudo. Sin embargo, como lo supuso, el anciano empezó a cabecear y se quedó dormido mientras permanecía sentado. A los pocos minutos llegaron Mito y Naoko, pero al ver a Orochi acostado en el tatami y con la cabeza apoyada en el cojín que ocupaba para sentarse, supieron que la reunión había terminado. La más afligida fue Naoko, quien puso un rostro triste.

Kain se levantó de su cojín y camino hasta su madre, la abrazó y ella apoyo su rostro en el hombro.

—Lo siento, okaa-sama— dijo Kain —el abuelo está cansado—

—Lo sé, ha trabajado mucho para okaa-sama— dijo Naoko

Kain asintió y pensó en el resto de los viejos que hace años se juntaban en esta casa. Solo quedaba Orochi vivo, el cual perduraba por su deber con Naoko, Kain y Orochimaru.

Naoko se apartó y le dijo —cuando oto-sama se despierte, llévalo a su casa y preocúpate de que descanse—

—Sí, no te preocupes, okaa-sama— dijo Kain

—Gracias, Kain— dijo Naoko y llevó su mano derecha la mejilla de Kain. Le acaricio con suavidad y después le beso la frente —Kain ha crecido mucho, ya tengo que pararme de puntillas para besarle la frente—

—Está bien, Okaa-sama, no hay problema—

Naoko asintió con una sonrisa y gracias al espacio de genjutsu, vio a Orochi dormido en el tatami y soltó un suspiro. Después se dio la vuelta y le dijo a Mito —¿Puedes acompañarme?—

—Claro— respondió Mito —conversemos en el camino— ella miró a Kain y después miró a Naoko de forma burlesca —estoy segura de que a Kain le preocupa cuando le vas a dar un hermanito o hermanita—

—¡Mito!— protesto Naoko con las mejillas ruborizadas

Mito se largó a reír y camino hasta la salida. Naoko la siguió viendo todo a través del espacio de genjutsu de Kain, pero cuando llegó al pasillo exterior, apoyo sus manos en las paredes para guiarse.

Kain quedó mirando a Naoko hasta cuando despareció y empezó a pensar en sus próximos pasos. Un brazo para Mari Hatake era importante. Ella era la madre de su amigo, pero la visión de su madre era aún más importante. El tiempo se acortaría y no sabía si iba a tener tiempo para todo lo que se proponía. Sin embargo, hacer feliz a su madre era lo más importante. Kain llevó su mano a la cara y se apretó el tabique, similar a como lo hizo Orochi.

Orochi siguió durmiendo durante una hora y se despertó. Miró hacia todos lados y al ver que solo quedaba Kain, soltó un suspiro —lo siento— murmuro

—El abuelo no tiene por qué disculparse— dijo Kain —okaa-sama entiende y me pidió que lo fuera a dejar a su casa—

Orochi se sentó y apoyo las manos en la mesa —¿Cómo quedó esa niña Aoi?—

Kain le dio una breve mirada de soslayo y recordó haberle dicho que estaba todo bien. A lo mejor estaba somnoliento, pensó —ella está bien— respondió —ahora está descansando bajo el cuidado de Nagisa—

—Eso es bueno, eso es bueno— dijo Orochi, asintió varias veces y se puso de pie —tengo que ir a ver a Orochimaru, ese niño necesita su comida. También necesito cuidar de mis serpientes. También, también…—

Kain tomo una profunda respiración y se levantó. Se acercó a Orochi y le tomo del brazo. Orochi lo miró confundido, como si lo recordara, pero no entendía porque estaba aquí. Kain se congelo por un momento, pero trato de sonreír y dijo —te voy a llevar a tu casa—

—Sí, gracias— dijo Orochi con una pequeña sonrisa —me voy a mi casa—

—Sí, a tu casa— respondió Kain

De esa manera, Kain llevó a Orochi a la salida, lo ayudo a ponerse las sandalias y lo acompaño todo el camino hasta la casa de Orochi. La reja era de un metro de alto, con un patio frontal cubierto de pasto de unos diez centímetros de alto. Al mismo tiempo, las serpientes de Orochi se asomaron, como si le dieran la bienvenida.

Kain miró todos esos ojos obsidiana y sonrió. Entro por la puerta junto a Orochi y lo condujo al interior de la casa. Kain entró a la casa y al instante escucho los pasos de alguien.

—Abuelo ¿Eres tú?— preguntó Orochimaru, llegó al pasillo principal y vio a Kain con Orochi —¿Nii-san?—

—¿Qué tal, Orochi?— preguntó Kain con una amable sonrisa.

Orochimaru se acercó, le pidió su haori al viejo Orochi y el anciano se lo tendió. Después miró a Kain y este último le tendió su haori. Después avanzaron por el pasillo hasta el comedor, todo se veía limpio y ordenado. El ambiente seguía siendo boscoso, con finos palos redondos en las paredes por donde subían las enredaderas con hermosas flores lilas. También había maceteros con largas plantas de hojas gruesas mientras pequeños ojos obsidiana se asomaban.

—Orochi lo tiene todo bien ordenado— dijo Kain —muchas gracias—

—Nii-san no tiene que agradecer, esta es mi casa— dijo Orochimaru —por otro lado ¿Nii-san tiene tiempo?—

Kain sonrió por dentro, pero trato de mostrarse serio y dijo —por supuesto, tengo tiempo ¿Qué te gustaría hacer?—

—Quiero ir a buscar materiales y después probar algunos experimentos—

—¿Es muy lejos?—

—Es en los límites de la nación del Fuego—

—¿Qué te dijo Hiruzen?—

—Sensei me dijo que podía ser a fin de mes—

—Está bien, para ese momento vamos a ir a buscar los materiales—

Orochimaru asintió con una pequeña sonrisa en sus labios, pero cuando vio a su abuelo caminando por delante mientras se agarraba la cabeza, se preocupó. Entonces se acercó y le tomo el brazo izquierdo —¿Se siente bien?—

Orochi miró a su nieto, sonrió y le dijo —sí, solo estoy cansado—

—Está bien—

—Orochi ¿Por qué no vas a la cocina y pones la tetera?—

—¿Nii-san quiere té?—

—Sí, sería genial, yo veo al abuelo, no te preocupes—

Orochimaru miró a su abuelo, este último asintió y Orochimaru asintió de vuelta y fue a la cocina. Sin embargo, se detuvo a mitad de camino y se giró para decir –nii-san, sensei manda a decir que necesita que mañana vayas a su oficina—

Kain tomo al viejo Orochi del brazo y lo guio a su dormitorio, pero al escuchar a Orochimaru, se detuvo, se dio la vuelta y respondió —está bien, no hay problema— después continúo caminando con el viejo Orochi hasta la habitación, preparo el futón y ayudo al anciano a acostarse.

—Lo siento, niño— dijo Orochi soltando un suspiro cansado —solo, estoy cansado—

—Sí, abuelo, lo sé, no te preocupes— dijo Kain —lo sé, el abuelo ha trabajado mucho. Así que puedes estar tranquilo, yo me haré cargo de todo—

Orochi asintió con los parpados cerrándose solos y murmuro —eso es bueno, yo, estoy cansado—

Orochi empezó a soltar un tenue ronquido y se durmió en su futon. Kain lo quedó mirando, pensando en muchas cosas, pero no dejo que eso lo afectara. Su abuelo había sido un hombre responsable, no podía fallarle.