Al día siguiente Kain se levantó temprano en la mañana, fue a ver el estado de Aoi en la casa del árbol y como todo estaba bien, hizo su camino al municipio de Konoha. Al entrar al edificio noto muchos ojos indiscretos mirándolo con curiosidad, pero no les dio mucha importancia. Sin embargo, cuando llegó al quinto piso, donde estaba la oficina de Hiruzen, se encontró con varios jounin custodiando el pasillo.
Kain no se hizo problema con los jounin y siguió avanzando hasta la oficina de Hiruzen, se detuvo delante de la puerta y golpeo un par de veces. "Pase" escucho desde el interior y Kain giro la manilla de la puerta y lo abrió hacia dentro. Entonces pudo ver la oficina de Hiruzen, con estantes llenos de libros a los costados y un escritorio de madera café clara y lustrosa en el centro. Hiruzen estaba sentado detrás del escritorio, vistiendo sus ropas blancas de kage, salvo su sombrero, que lo había dejado a su derecha, sobre el escritorio. Al mismo tiempo, Danzo estaba de pie a su derecha, con las manos detrás de la espalda. Él vestía como la mayoría de los shinobis.
—Buenos días, Hiruzen— dijo Kain cerrando la puerta y después avanzó hasta detenerse a un metro del escritorio —¿Cómo va todo?—
—Veo que Orochimaru te dio mi mensaje— dijo Hiruzen, apartó la mirada del escritorio y miró a Kain a los ojos.
—Claro, es un buen niño—
—Claro, muy diferente de cierta persona—
—Lo dice un fisgón que recibió su merecido—
—Soy tu hokage—
—Soy tu amigo y que seas mi hokage no te da derecho a meterte en mi casa—
Ambos se quedaron mirando a los ojos, tratando de discernir las intenciones del otro hasta que Danzo tosió para sacarlos de sus pensamientos. Hiruzen miró a Danzo, asintió y después miró a Kain —te mande a llamar para que participes en la reunión de profesores de equipos— dijo —a pesar de que has dejado autogestionarse a los dos equipos que has educado, no puedo seguir haciendo la vista gorda. En una hora se reunieran todos los jounin a cargo de equipos en la Academia Shinobi y necesito que estes ahí—
Kain asintió y respondió —está bien, pero con respecto a las críticas, solo puedo decir que yo los educo para que puedan pensar por su propia cuenta. Elijo un líder de equipo basado en la capacidad de juzgar las cosas y no solo en su fuerza física. A su vez, ellos aprenden a sopesar los pros y contras de cada decisión y crecen sabiendo lo que tienen que hacer. Creo en mis discípulos y ellos a su vez confían en mi contándome sus objetivos, misiones y la dificultad de las misiones. Lo cual me dice cuanto peligro van a tener y me permite aconsejarlos de la mejor manera posible—
—No crees tanto en ellos, ya que se ha visto en numerosas ocasiones a shinobis renegados siguiéndolos de cerca—
—Si te refieres a Tatsumaru, Rikimaru y Ayame; ellos no son shinobis renegados. Para empezar, ni siquiera pertenecen a una villa. Se educaron por su cuenta y venden sus servicios de vigilancia. Además, ellos solo son un seguro en caso de que las cosas se salgan de control. Mis discípulos saben de su existencia, ya ves, no hay secretos—
—Ya veo, solo tienes secretos con tus amigos—
—Bueno, tengo mis secretos porque son mis proyectos. Cuando estime conveniente que es un buen momento para presentarlo al mundo, los mostrare. Además, no quiero escuchar críticas de un amigo que no me apoyó en mi proyecto público, un buen proyecto. Todos los otros kages dieron su aprobación y ahora están realizando las preparaciones para las construcciones en cuatro de las cinco villas más importantes. Si Konoha se queda atrás, no me eches la culpa—
Hiruzen frunció el ceño furioso mientras Kain lo miraba con una sonrisa tranquila que reflejaba la seguridad en sus pensamientos. Sin embargo, una vez más Danzo tosió y ellos salieron de su discusión, lo miraron y después se miraron de nuevo.
—Kain Uchiha, solo te permitiré seguir entrenando a tu actual equipo si participas en la reunión de los profesores de equipo. De lo contrario, tendré que darle tu equipo a un jounin que pertenezca a la villa—
—Está bien, lo que tu digas, pero déjame recordarte que yo pertenezco a la villa, luche en la guerra igual que tú y nadie puede poner en tela de juicio mi lealtad a Konoha. Solo pasa que no soy tu subordinado—
—Siempre has sido obstinado e insolente—
Kain hizo una mueca burlona y le dio la espalda para salir de la oficina.
—Una cosa más— dijo Hiruzen —necesito que cuides de mi equipo. Puedes tomarlos y llevarlos a los límites del país, donde Orochimaru quiere recolectar las plantas para sus experimentos—
Kain se dio la vuelta y miró a Hiruzen con frialdad —¿Lo pide mi amigo o el hokage?— preguntó
—Yo…— dijo Hiruzen al ver el rostro de Kain y como no le había gustado que le diera ese comando. Hiruzen tomo una profunda respiración y continuo —te lo pido, yo, como Hiruzen Sarutobi. Tengo asuntos que atender y estaré demasiado ocupado como para ocuparme de mi equipo—
—Está bien, Hiruzen— dijo Kain —solo recuerda, somos amigos, pero no soy tu subordinado. Y si acepto ir a la reunión de profesores, es porque apreció a mis discípulos, no porque Konoha o el hokage me amenace con quitarme mi equipo—
Kain se dio la vuelta, abrió la puerta y salió, dando un portazo. Al mismo tiempo, Hiruzen soltó un suspiro y se preguntó desde cuándo se volvió tan áspera la relación con Kain. Antes eran buenos amigos y conversaban de muchas cosas.
—Déjalo, Saru— dijo Danzo, mirando a la puerta —todavía tenemos muchas cosas que hacer. Las pistas están dirigidas a la nación del Arroz—
—Sí, es verdad— dijo Hiruzen dando un último suspiro y poniendo una expresión de seriedad —hay que cazar a esos tipos y vengar a sensei—
—Así es—
Una hora después, Kain estaba sentado en una de las aulas de la Academia shinobi. En el frente había una pequeña tarima del largo de la pizarra mientras los escritorios de los alumnos se elevaban como una escalinata. Los escritorios eran largos, donde varios alumnos se podían sentar uno al lado del otro. Había una escalinata en el medio y una a cada extremo.
Kain estaba sentado leyendo unos pergaminos en el tercer nivel de los escritorios mientras esperaba que empezara la reunión. Poco a poco empezaron a llegar los shinobis, todos de clanes diferentes. Todos eran adultos que se veían serios, pero al ver a Kain se sorprendieron y mantuvieron una actitud precavida. Muchos consideraban a Kain un pequeño monstruo que no servía a nadie.
Los veinte profesores llegaron y se posicionaron en las otras mesas, pero nadie se sentó en la misma mesa de Kain. Incluso algunos de la alianza Ino-Shika-Cho se sentaron apretujados, con dos voluminosos Akimichi cubriendo gran parte de la mesa. Kain no les prestó atención y continúo leyendo sus pergaminos. Tenía tan poco tiempo y tanto que hacer, que se planteó realizar un trabajo para la villa y preguntarle a Hiruzen por algún jutsu que lo ayudara a multiplicar su tiempo y sus esfuerzos.
De pronto entro la instructora de los profesores, una mujer de cabello cortó hasta los hombros, ojos pálidos pertenecientes al clan Hyuga y mirada seria. Ella vestía igual que el resto de los shinobis, pero en lugar de usar el protector en la frente, lo utilizaba en el cuello, como si fuera una pañoleta.
—Buenos días— dijo la instructora —mi nombre es Yoshino Hyuga y les estaré dando la catedra de este año. Dentro de los temas contemplados, estaremos hablando del progreso y poniendo énfasis en el desarrollo de los shinobis. El año pasado solo un equipo empezó a realizar misiones de rango C, lo cual quiere decir que el crecimiento fue lento…—
Ella comenzó a hablar sin parar sobre los errores que se suscitaron dentro de los equipos y solo se detuvo a recalcar algo que incomodo a más de un instructor.
—El equipo de Kiyomi Uzumaki, Mitsuo Namikaze y Kenji Uchiha, fue insubordinado— dijo Yoshino Hyuga en voz alta y todos los ojos se posaron en Kain. Este último seguía leyendo como si no le importara lo que decían.
Yoshino tosió y dijo en voz alta —Kain-sama ¿Qué tiene que decir al respecto?—
Kain levantó el dedo como si estuviera escribiendo algo en el aire, siguió leyendo, pero respondió —si te refieres a que ellos no siguieron las directrices el jounin de otro equipo, me parece bien. Ellos tienen que velar por el cumplimiento de la misión y la supervivencia del equipo. El otro jounin tuvo problemas en su juicio, fallo la misión e hizo que dos de sus alumnos fueran a parar al hospital. Como te digo, me parece bien que hayan pensado más allá de solo seguir las instrucciones de otros. Creo que este problema no necesita ser nombrado, Hokage ya se encargó de diciplinar a mis discípulos y regañarme. Sin embargo, insisto, estoy totalmente con ellos y considero que su juicio fue acertado. Ningún pago, ninguna misión (a menos que signifique una guerra), vale la vida de las personas. Así es como he educado a mis discípulos y no me retracto—
—Eso afecta el prestigio de la villa— dijo un joven Sarutobi, un escritorio por encima de Kain
—El prestigio siempre está en juego, incluso si lo haces todo bien, el cliente siempre puede esperar más. Te recuerdo que las misiones de alto nivel son solicitadas por los nobles y el daimio. Digamos que son exigentes, por no decir quisquillosos—
—Kain-sama, le pido que reconsidere— dijo Yoshino
Kain apartó la mirada del pergamino y la miró a los ojos. Sonrió y le preguntó —¿Cuál fue el equipo que el año pasado empezó a realizar misiones de rango C?—
Yoshino apretó los labios en una mueca incomoda y respondió —su equipo—
—Eso quiere decir que a pesar de la sanción de hokage-sama y sus críticas, ellos lo hicieron tan bien que pudieron superar las dificultades. Creo que a eso se le llama madures y en lo personal, puedo confiar más en un shinobi que no sigue las reglas de forma ciega que en alguien que nunca se cuestiona los métodos y los objetivos—
Yoshino miró hacia otro lado, con una expresión de incomodidad.
—Yoshino-sensei— dijo Kain —sé que todos crecimos bajo un régimen estricto, pero es momento de que evolucionen las formas de educar a los futuros shinobis. Por ejemplo, el tema de hacer recados y capturar gatos. Me parece bueno y adecuado para shinobis de bajo nivel. Es un entrenamiento de ensueño para la mayoría de los que crecimos practicando al borde de la muerte. Sin embargo, creo que debería evaluarse la mentalidad del equipo y limitar ese tipo de misiones. Al final, los buenos shinobis deben ser premiados con mejores misiones y oportunidades. Es algo tan simple como utilizar la vara y la zanahoria—
Yoshino miró a Kain con el ceño fruncido y le dijo —eso es ofensivo—
—Claro, pero no hay mejor ejemplo. Si un shinobi comete un error es correcto penalizarlo. Sin embargo, si un shinobi hace bien su trabajo, debe ser reevaluado y premiado en base a su esfuerzo. De esa manera incentivas el desarrollo del shinobi. De lo contrario, el shinobi piensa "para que me voy a esforzar si la recompensa sigue siendo la misma"—
—Eso requiere demasiado esfuerzo—
—Bueno, mejorar los procesos requiere más esfuerzo. En este caso, requiere que los profesores a cargo de cada equipo evalúen a sus shinobis de forma objetiva y los premien de igual forma. Ni siquiera necesita ser en forma de dinero. Puede ser una comida o una nueva chaqueta de la villa. A lo mejor un nuevo par de zapatillas shinobis o un kunai. También puede ser intercediendo con hokage-sama y buscando que le asignen mejores misiones—
—¿Estás entrenando un perro?— preguntó un Nara de cabello corto y oscuro en un tono hilarante. El tipo estaba sentado en la mesa del lado izquierdo. Debe haber tenido veinte años.
Al mismo tiempo, un Inuzuka (clan enfocado en la crianza de ninken) se enojó. El tipo tenía el pelo alborotado y una apariencia salvaje —¡oye! ¿Tienes algún problema?— protesto
—No, para nada— dijo el Nara sonriendo con incomodidad y mirando hacia otro lado
Kain lo quedó mirando y dijo —un perro a veces es mucho más fácil de educar que una persona— el Nara y el Inuzuka lo miraron. Kain continuo —pero una persona tiene instintos, sentimientos y pensamientos. Todo eso se debatirá en la mente de la persona y estará constantemente en conflicto. Así que lo mejor es la supervisión, confianza y premio-castigo según sea la situación. No todos los shinobis son capaces de gestionar sus equipos, pero en mi caso, Kiyomi-chan tiene una fuerte personalidad y a pesar de lo traviesa que es, puede tomar decisiones serias en los momentos propicios. Así que les aconsejo que evalúen de nuevo sus discípulos y vean en quienes pueden confiar y en quienes no. Deben preocuparse por los que sean más revoltosos, pero sin descuidar a los que son más tranquilos. Al final, un sensei se vuelve lo más parecido a un padre para los niños—
—Eres un niño ¿Cuánto tienes?— se quejó el Nara
Kain sonrió y le dijo —catorce años, pero no me mires como al resto. Cuando tenía diez años yo ya estaba en el campo de batalla, solo tienes que pregúntale a tus mayores. Al igual que otras personas, tuve que madurar a temprana edad, los tiempos lo requerían. De lo contrario, me hubiera quedado jugando y entrando con mi sensei en Konoha—
Los adultos de más de treinta años hicieron muecas incomodas, ya que implicaba que ellos no fueron capaces de resguardar a los niños de Konoha. Ellos llegaron jóvenes a Konoha, pero sus padres, las personas que levantaron la villa, les dijeron el propósito que tenía Konoha.