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Suerte y perseverancia

Pequeña aclaración: Cada volumen es independiente del otro. Sigue su propia línea de historia y no se ve afectado por los volúmenes anteriores. Bueno, salvo por algún poder o habilidad que se viene arrastrando por el conocimiento y la personalidad del protagonista que va evolucionando. Volumen 1 Cross over entre nasuverso y Madam ou no Vanadis Volumen 2 viaje por Juego de Tronos, Señor de los anillos y Dark Soul 3 Volumen 3 Mushoku Tensei y Danmachi. Volumen 4 Naruto y muchos otros. -o- Kain, antiguo vástago del equilibrio. Renació en el mundo de Fate y vivió durante varios siglos. Sin embargo, al encontrarse con su viejo enemigo, el dios Hilden, lucho y perdió. Ahora su alma viaja a través del multiverso buscando el poder y la forma de volver a aquel mundo por la venganza. -o- Reglas del juego: 1.- No hay power up indiscriminados 2.- Todo se estudia y se gana hasta dominarlo 3.- El alma influye sobre el cuerpo, por ende, el cabello y los ojos siempre serán los mismo (ojos color lazuli y pelo blanco). 4.-La fuerza es proporcional al conocimiento adquirido, la técnica y la fuerza del alma. 5.- El nivel del mundo es proporcional al alma. Eso quiere decir que si el alma del protagonista es fuerte, irá a un mundo de mayor nivel.

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Apócrifo - Gods land - Capítulo 90

Con el problema de Lefiya resuelto hasta cierto punto, solo quedaba pendiente el tema del dinero. Ahora, por un lado, para bien o para mal, su acreedor era la propia Loki, la cual financio la famosa compra de los cristales. Y por el otro lado, Lefiya puede ser una estrella en ascenso, pero no hay deuda que no se cobre, incluso si es entre familia. Así que por mientras que Lefiya pensaba en si seguir adelante con su investigación o no, Kain fue a donde la única persona que le podría prestar dos millones y medio de valis. Como diosa de una de las tres grandes familias de Orario, Hephaestus era su única opción en estos momentos, así que Kain se arregló lo mejor posible con las intenciones de engatusarla.

Para cuando Kain llego a la mansión de Hephaestus, ya eran las ocho y media de la noche. El sol estaba bajando y los faroles en las calles habían sido encendidos. Como era día viernes, las chimeneas del distrito herrero estaban apagadas. Si fuera un día normal, estarían echando humo hasta altas horas de la noche, pero hoy era día de salir a relajarse.

Al mismo tiempo, Hephaestus no era diferente, también termino sus labores temprano y ahora se dedicaba a descansar mientras esperaba a Kain. Como otras veces, estaba en el patio de la mansión, bajo la cúpula soportada por cuatro grandes pilares blancos. Estaba bebiendo una copa de vino y escuchando como la suave brisa de la tarde mecía las ramas de los árboles. Por alguna razón, su mirada estaba ausente mientras miraba a la arboleda que la rodeaba. No es como si estuviera mirando algo en específico, solo estaba pensando en lo inevitable mientras bebía. Al menos, así lo llamo Kain hace muchos años cuando por primera vez coincidieron. Ella tenía tan poco en aquella época y ahora se encuentra tan feliz. Se pregunto porque las cosas buenas son tan breves, acaso no puede haber un "vivieron felices para siempre".

Hephaestus soltó un suspiro y escucho un par de pasos que avanzaban a un ritmo lento. Ella no tuvo que ni siquiera mirar para saber que era Kain. Ese era su andar, estaba segura de aquello, no importa donde este, sabía en su corazón que lo podría distinguir de cualquier otro andar. Así que por mientras que él se acercaba, ella tomo la otra copa que había en la mesa y le sirvió vino, para después rellenar la propia. Entonces los pasos se escucharon más claros y alguien movió la silla que estaba al otro lado de la mesa de mármol. Hephaestus miró hacia adelante y vio al elfo de cabellos blancos. Alto, de contextura sólida y rasgos afilados. Era como una versión anterior a la de su hijo Viggo, claro que sin su cabello llameante. Por alguna razón, sonrió al saber que los tenía a ambos.

-Gracias- dijo Kain y tomo la copa que le había servido Hephaestus, para después beber un largo sorbo. Después de saborear el vino, añadió -muy buen vino, no recuerdo que tuvieras de estos en tu reserva-

-De nada- pronuncio Hephaestus con una gran sonrisa -es algo que llego hace poco. Me hice con tres botellas, quedan dos sin abrir, así que si quieres, te puedes llevar una-

-Lo pensare- respondió Kain. Miró a Hephaestus por un momento y al ver que estaban demasiado alejados gracias a la mesa, tomo la silla y la acercó para ganarse a su lado. Entonces Hephaestus se apoyó contra su pecho y cerró los ojos como si estuviera en el mejor lugar del mundo. Por su parte, Kain la abrazo por los hombros, después se dieron un largo beso y permanecieron abrazados mientras veían el atardecer.

-¿Dónde está Viggo y Marcus?- pregunto Kain

-Viggo salió ayer y no ha vuelto- respondió Hephaestus -por otro lado, Marcus salió a divertirse con Elrond y sus amigos-

-Ya veo, estamos solos- susurro Kain

Hephaestus asintió y levantó su rostro para besarle el cuello. Kain sintió el suave tacto y entendió sus intenciones, así que la beso de vuelta en los labios. Al final de ese intercambio, Hephaestus se cambió de su silla al regazo de Kain y este último paso sus manos masajeando las nalgas y disfrutando de la sensación tersa, firme y carnosa. Mientras tanto pensaba que todo estaba funcionando bien y si no habían inconvenientes, podía irse con más que solo el dinero. Sin embargo, Hephaestus sentía que hoy estaba demasiado arreglado y el aroma de un nuevo perfume lo corroboro.

-¿Qué es esto, Kain Dragonroad?- pregunto Hephaestus de forma inquisitiva mientras le olía el cuello. Era una aroma a guayaba bastante exótico y muy limpio. Lo encontró sexy.

-Es solo un perfume- dijo Kain como si no pasara nada, pero haber mirado en otra dirección lo delato.

En ese momento, Hephaestus frunció el ceño y le dijo -dime en que andas si no quieres dormir en el patio-

Kain soltó un suspiro y le respondió -bueno, veras, Lefiya tiene una pequeña deuda y necesito que me presten algo de dinero. De lo contrario, la chica no tiene como pagarlo-

-¿Me vienes a seducir para que te preste dinero?- pregunto Hephaestus entre molesta y divertida. No obstante, le empezó a pegar manotazos en los brazos.

-Lo siento, en serio lo siento- dijo Kain mientras se defendía. No es como si esos brazos le pudieran hacer alguna herida, pero por lo menos tenía que fingir. De lo contrario, Hephaestus se sentiría ofendida.

-Y yo que pensaba que me extrañabas-

-No es eso, mujer- respondió Kain tratando de darle un beso, pero Hephaestus fue más rápida y volteó la cara.

-¿Cómo que no es eso? Solo vienes por mi dinero-

-No, bueno, en parte-

-¡Kain Dragonroad!- rugió Hephaestus

-Tranquila, es en parte, es en parte. Te lo aseguro, te amo, todos estos años. Eres la madre de mis hijos y mi esposa-

-Tu sucia boca dulce no hace la situación más placentera-

-Lo siento, no era mi intención que lo vieras así. Si quieres enojarte, adelante, veré como arreglarlo de otra manera-

-¿Y las tienes?- le pregunto indignada

-Claro, pero será más problema. Tendría que gastar unos cientos de millones en acero de damasco y producir armas para Loki-

-En ese caso, véndemelas a mí. Yo te puedo dar un mejor precio y te puedo vender el acero-

-¿Por qué el cambio de corazón?-

-Bueno, si tú quieres sacar algo de mí, yo seré la primera en sacar algo de ti-

-Ya te lo dije, solo es un malentendido. Ok, no volveré a tratar el tema-

De esa manera, Kain pensó que toda su negociación se fue al trasto de la basura. Con Hephaestus enfurruñada y una meta sin cumplir ¿Qué más podría salir mal en estos momentos? Se pregunto. Mientras tanto, permanecieron abrazados aunque el malentendido persistió.

-¿Por qué quieres pagar la deuda de esa niña?- pregunto Hephaestus

-Bueno- respondió Kain -para empezar, ella estaba estudiando algo relacionado con la magia y me gustaría ayudarla. Por otro lado, es como la discípula de Catalina-

-Estúpido, más encima tratas de ayudar a esa niña por amor a otra mujer, no sé si debería sentirme herida o humillada, o ambas a la vez-

-No es para tanto, tú me preguntaste y yo te respondí, eso es todo-

-Tonto, pronto te iras y me dejaras sola-

Al escucharla, Kain se quedó frio y no supo cómo refutar eso. No han hablado de eso en ningún momento más que cuando se unieron en aquella época, pero no está alejado de la realidad. El plazo de los cuarenta años se está cumpliendo en poco tiempo y nadie sabe cuándo volverá el viejo Xiao a buscarlo en calidad de urgente.

-Hephaestus- le susurro Kain

-¿Qué es ahora, dinero o algún favor?-

-Te amo-

Entonces Kain acercó su boca y la beso. Hephaestus cerró los ojos y se aferró de la camisa mientras lo besaba con todo el amor que había en su corazón. Sintió las ganas de llorar, pero no era el momento, se dijo a sí misma. En el futuro a lo mejor, pero por ahora, quiere disfrutar de este momento y acompañarlo con una sonrisa. Después de un tiempo, sus labios se separaron y permanecieron abrazados.

-o-

Cuando eran las doce de la noche, Kain y Hephaestus se dieron una ducha para poder dormir sin el sentimiento pegajoso de sudor y sexo por todo el cuerpo. En un principio se había vuelto una sensación placentera cuando se dormían después de hacerlo, pero con los años fueron volviéndose menos aficionados a ese sentimiento. Sin embargo, volviendo a Kain y Hephaestus, estaban cambiando las sabanas por unas limpias. Kain saco las cabeceras, mientras que Hephaestus sacaba el cubrecamas. Después Kain continuo con las sabanas y Hephaetus puso unas nuevas. Una vez listo eso, acomodaron todo de nuevo y se acostaron.

Durante unos quince minutos estuvieron mirando al techo, solo distinguible por la luz de la luna que pasaba por las cortinas de las ventanas.

-¿Haz hablado con los niños?- pregunto Hephaestus

-Para nada- respondió Kain

-Tienes que hablar con ellos, no puedes solo desaparecerte un día-

-Lo sé, mujer. Solo estoy esperando el momento propicio. No es fácil-

-Para Baltazar tampoco será fácil si desapareces de repente-

Kain le iba a responder una pesadez, pero se comió sus palabras ya que Hephaestus estaba en lo correcto y él equivocado. Solo había aplazado lo inevitable de forma conveniente. Por otro lado, Hephaestus podía sentir la tensión en Kain y por debajo de las sabanas, le tomo la mano. Kain sintió el suave tacto y la miró. No obstante, Hephaestus no dijo nada y solo se acomodó sobre su pecho, como tantas otras veces.

-Kain- dijo Hephaestus con una voz suave

-¿Qué es, amor?- pregunto Kain

-Nos volveremos a ver algún día-

-No lo sé, a lo mejor, si algún día domino el espacio-tiempo podría ser, pero hasta ese momento no hay nada seguro-

-Suena complicado-

-Y que lo digas-

Otro lapsus de silencio se instaló entre los dos, pero esta vez fue más breve.

-Con respecto a las armas- dijo Hephaestus

-Pensé que no íbamos a conversar de eso- respondió Kain

-No te he perdonado, pero si necesitas el dinero, trabaja para mí. No quiero que los demás tengan algo tuyo. Si ha de ser de alguien, tiene que ser mío-

Kain negó entre divertido y contento, de alguna forma había logrado su meta. Así que soltó una risita juguetona.

-No te rías, te haré trabajar como un esclavo- dijo Hephaestus en un tono mandón -ya verás, eso te pasa por querer embaucar a tu pequeña esposa-

-¿Cuál pequeña?- pregunto Kain en broma, se volteó y se posó sobre ella, quedando cara a cara. Al mismo tiempo, sus manos se deslizaron hasta tomar las dos regordetas nalgas -esto no es pequeño- dijo

-¿Ya estás? Esa parte de ti no ha cambiado en todo este tiempo-

-¿Que te puedo decir? Me gusta todo lo que veo en estos momentos-

-Boca dulce- murmuro Hephaestus con una dulce sonrisa.

-o-

De esa manera, Kain pudo obtener el dinero, pero más importante, pudo dejar de aplazar lo inevitable y tener una larga charla con toda su familia. De todo el grupo, Baltazar fue el único que no entendió la situación y solo sabia en ese momento que su padre se iba de viaje. Por otro lado, en su calidad de niño, lo único que hizo fue preguntarle por algún regalo cuando viniera de vuelta. Kain solo pudo sonreír ante la inocente solicitud.

Sin embargo, ese no fue el final de los días de Kain en Orario, el destino a veces es benigno y pudo conocer a otra persona especial.