Gabriel apretó el puño. Parecía furioso y asustado al mismo tiempo. No era frecuente ver en su rostro una expresión tan aterradora.
En esta vida, solo había tres personas que consideraba su familia. Una era su madre que había muerto cuando él aún era joven. En cuanto a los otros dos... Eran sus maestros. Sin embargo, no eran simplemente sus maestros. Eran como sus hermanos y miembros de su familia que le dieron todo lo que tenían, incluso hasta el punto de morir a sus manos para que él pudiera progresar.
Y al ver a esas dos personas atadas a las columnas mientras sus almas eran lentamente devoradas, ¡no podía soportarlo! Incluso si tenía que destruir este lugar entero hasta convertirlo en ruinas, quería liberarlos. Nunca se había sentido tan enfurecido en esta vida.
Gabriel se precipitó hacia las columnas donde estaban atados Cylix y Novius. Extendió su mano para destrozar las esposas.
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