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Capítulo 10: Suceso Inesperado

Ethan miró a Yassmin y Yassir con seriedad. Había demasiadas incógnitas y los riesgos eran altos.

—Si fusiono mi alma con la de Apofis, ¿podremos separarnos de nuevo? —preguntó, la duda clara en su voz.

Yassmin intercambió una mirada con su hermano antes de responder.

—En teoría, sí. Pero debe hacerse rápidamente y con la ayuda de alguien muy capacitado en la magia de separación de almas —respondió ella—. El problema es que no tenemos tiempo para buscar a esa persona, y es posible que no podamos encontrar a alguien lo suficientemente habilidoso. No te hagas muchas esperanzas.

Ethan se encontraba en una encrucijada. Podía seguir fortaleciéndose silenciosamente, pero era complicado subsistir sin aliados. Además, incluso si se negaba, Yassmin y Yassir simplemente lo atacarían de nuevo. Aunque la pelea anterior parecía mostrar resultados positivos para él, la confianza de Yassmin en que ella ganaría lo hizo dudar.

Pasó varios minutos evaluando sus opciones, sopesando los pros y los contras, y finalmente llegó a la única alternativa que parecía viable, aunque peligrosa. Tomó una decisión.

—Está bien, acepto fusionarme con Apofis —dijo con voz firme, ignorando esa voz que le decía que era una mala idea.

Yassmin y Yassir asintieron, respetando y agradeciendo su valentía.

—Prepárate, Ethan. En caso de que pierdas el control no dudaremos en atacar. Te deseo la mejor de las suertes por el bien de ambos —advirtió Yassmin.

Ethan cerró los ojos, sintiendo cómo el poder del Apofis se agitaba dentro de él. La esencia del demonio comenzó a fluir, envolviendo su ser con una energía oscura y ardiente. La fusión fue casi instantánea y violenta. El dolor recorrió su cuerpo como una descarga eléctrica, cada fibra de su ser retorciéndose mientras la energía demoníaca se fusionaba con su propia esencia.

Gritó, su voz transformándose en un rugido gutural que resonó en el espacio aislado por el Velo de Discreción. A medida que la fusión avanzaba, su cuerpo comenzó a cambiar. Su piel se oscureció, adquiriendo un tono gris ceniza. Dos cuernos afilados emergieron de su frente, y unas alas negras de ángel brotaron de su espalda. Sus ojos, antes humanos, ahora brillaban con un resplandor rojo infernal.

Ethan se transformó en algo más que humano, una amalgama de poder demoníaco y humanidad. Su mente, sin embargo, permanecía clara. Era una claridad diferente a su yo normal, incluso su manera de percibir el mundo cambió.

Yassmin y Yassir lo miraron con asombro y una pizca de temor. La transformación de Ethan había superado sus expectativas.

—Increíble y hermoso... —murmuró Yassmin, apenas audible.

Ethan flexionó sus nuevas alas, adaptándose a la sensación de su nuevo cuerpo. El poder fluía por sus venas, un torrente imparable de fuerza y energía. A pesar del miedo que había sentido, ahora sentía un enorme placer.

—¿Se... señor Blackwood? ¿Sigue siendo usted ahí dentro? —preguntó Yassir, algo temeroso.

—No del todo, pero puedo decir que sigo siendo yo. Mis ideas, mis planes, e incluso mis motivaciones siguen siendo las mismas. El único inconveniente que puedo sentir de esta fusión, es que ahora tengo algunos problemas en contener mis impulsos, aunque tampoco es tan grave.

Ethan seguía analizando su nuevo cuerpo y moviendo sus dedos, sus pies, o tocando sus cuernos y alas. Solo cuando terminó de sentirse cómodo consigo mismo, continuó:

—Muy bien, he cumplido mi parte del trato. Ahora es tu turno, Yassmin. ¿Quieres hacerlo ahora? —preguntó, su voz resonando con un eco sobrenatural.

—¡Cuanto antes mejor! —dijo Yassmin, llena de resolución.

Al escuchar el consentimiento de Yassmin, Ethan volvió a transformar su cuerpo a como se veía antes, aunque sus ojos habían perdido su anterior calma y color azul, reemplazado por el rojo infernal que obtuvo.

—Se siente raro volver a esta forma —reflexionó para sí mismo—. Bien, sígueme, le diré a Sara que se encargue de todo aquí. ¿Tú qué piensas hacer? —preguntó mirando a Yassir.

Él, claramente muy incómodo con esta parte del trato, pero sabía que no podía influir en su hermana de ninguna manera, así que guardó silencio. Ante la pregunta de Ethan, simplemente mostró su claro rechazo e indicó que esperaría en un lugar tranquilo.

Luego de dejar todo en manos de su asistente, Ethan se fue junto con Yassmin hasta su casa. Él vivía bastante cerca, y como se pasaba la mayor parte del tiempo en su empresa o viajando, no tenía una gran casa, no lo consideraba necesario. Aun así, era un lugar extremadamente moderno y cómodo.

Una vez allí, Yassmin, aunque determinada, empezaba a sentirse nerviosa. Por el contrario, Ethan no tenía ni una pizca de duda, incluso parecía disfrutar de la situación. Él, como alguien que había experimentado esta situación en varias ocasiones, no intentó ir directo al acto; en cambio, la invitó a ducharse y a comer y tomar algo ligero. Lo mejor era que ambos disfrutaran; si ella estaba demasiado nerviosa, podría no ser una experiencia placentera.

A medida que el ambiente se ponía más romántico, Ethan dejó de contenerse. El objetivo inicial dejó de importar, llevando a los dos a solamente divertirse sin pensar en nada ajeno a su propio disfrute.

No fue hasta el día siguiente que ambos volvieron para encontrarse con Yassir, quien los miró con una expresión complicada. Aun así, hizo el esfuerzo y preguntó:

—¿Funcionó? ¿Pudiste eliminar la marca? Si no fue posible, entonces ya nos quedamos casi sin opciones...

—Uy... me olvidé de eso.

—¡¿De verdad me estás dic...?! —Yassir estaba a punto de gritar, pero su hermana lo detuvo a la mitad.

—Tranquilo, era una broma. Puedes quedarte tranquilo, funcionó correctamente. A partir de hoy, por fin soy libre.