—Otro en camino. No olvidéis seguir votando. Si alcanzamos nuestras metas, ¡obtendréis más capítulos! —anunció el autor.
Blake entró en una pequeña habitación lateral que estaba mucho más fresca que la sala de forja. Había dos sofás enfrentados y una mesa de café entre ellos. A un lado había una cafetera, a la que Thardra se había vuelto adicto. Del otro lado había una mesa de dibujo con un desorden de papeles y aún más papel arrugado esparcido por el suelo. Blake se sentó en el sofá mientras Thardra iba a su mesa de dibujo y recogía unas hojas de papel que casi eran tan altas como él. Luego caminó hacia el sofá frente a Blake y se sentó.
—Señor, ¿qué le parece? —preguntó Thardra.
Blake miró los planos, que mostraban armas que no se parecían a ningún arma de fuego de los tiempos modernos. Tenía una forma similar en su estructura, pero tenía una esfera al final cerca del mango.
—¿Esto es? —indagó Blake.
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