webnovel

Perfectos Extraños

América Baker tiene las riendas de su vida, ha sido así desde que su mudó a Memphis y tuvo que independizarse como toda una adulta. Sin embargo la tranquilidad que a penas la albergaba se ve corrompida por el extraordinario Nick MClain. Un corredor de la Fórmula 1 que volvió a Memphis para poner patas arriba la vida de América. Conocer el amor y el sexo será un éxtasis del que se volverá adicta, pero ¿podrá lidiar con todos los problemas que conlleva estar con alguien cómo él? Nick de apellido impune, de mirada orgullosa, tan problemático y errático como nadie. Tan guapo como ningún chico que haya conocido antes. ¿El amor lo podrá todo?

Skarlet364 · Histoire
Pas assez d’évaluations
12 Chs

Capítulo 2

Tomé una ducha de agua caliente, necesitaba relajar mis músculos de los sucesos de hace cuarenta minutos. Enjuagué mi cabello.

Los moretones y cardenales ya se acentuaban en mi piel, pronto estarían morados.

— Megan me acaba de escribir— escuché la voz de Annie amortiguada tras la puerta— ¿noche de chicas?

Me salí de la ducha, tomé el cepillo de peinar y comencé de abajo hacia arriba por mi larga y pelinegra cabellera.

— No tengo humor para la desenfrenada Megan.

Abrió la puerta y se recostó del marco—Tú nunca tienes humor para nada, me jodes— volteó los ojos con una mueca— igual vendrá. Así que prepárate porque viene con Derek, lo más seguro es que esté como un toro.

Reí irónica

—Toro mis ovarios, Dios, necesito un descanso de ese tonto.

Lo llevaba conociendo desde hace dos semanas y no había dejado de inventar mil excusas solo para venir a verme. ¿De qué manera se le puede explicar a un hombre que no te importa, que nunca con él? Ese rollo absurdo del que persevera alcanza me agotaba.

— Me cae bien— murmuró.

—No me sorprende.

Me lanzó una mirada desafiante.

—No se quiso meter entre mis bragas solo por querer hacerlo entre las tuyas, América. Merece ser galardonado.

Era una exagerada de primera, lo que Derek no conseguía conmigo lo terminaría buscando con cualquiera.

—Ni que lo digas. — Ironicé.

Tomé loción, me la esparcí por el cuerpo y tomé varios farsalí para humectar mi rostro. Realizarme un skin-care me daba una paz que por supuesto me quitarían Megan y Dereck.

»— ¿Por qué me da la impresión de que parecen uña y mugre? — Le pregunté a Annie quien veía distraída el móvil.

— Eh... pues, no lo sé— frunció las pelirrojas cejas. Se rascó la barbilla mientras pensaba y me causó un poco de gracia— No sé si follen, puesto que Megan me lo ha negado mil veces pero esa no dura tanto tiempo con un hombre sin tener intereses propios. Quizás está forrado en billete, sería lo más lógico ¿no?

— Nos hubiera hablado de sus millones desde hace tiempo, y por supuesto, no me lo estuviera metiendo por los ojos— puntualicé.

Annie suspiró fuertemente, con los ojos pegados a la pantalla del móvil.

— ¿Puedes creer que he visto cada perfil con el maldito nombre "Nick" en Instagram y no he visto el rostro del capullo de hace rato?

Reí irónica.

— ¿En serio lo buscaste? Creo haber visto cómo te dejaba bien en claro que no tenía Instagram.

— Más vale intentar— me guiñó un ojo.

Sequé mis pies con la alfombra, tomando mis pantuflas de conejito y mi ropa del piso.

— ¡Jesús! Espero que logre protegerse de tus garras.

Me reí por lo bajo mientras tomaba una pijama de color rosa muy cómoda. De mis favorita, me la habían obsequiado papá y mamá, no es que me gustara tanto porque ellos me la hubieran dado sino porque era tal cual como me gustaban las cosas, fresca y muy cómoda.

— ¡¿Qué?!— Annie pegó un grito ahogado tapándose el rostro mientras reía— ¡No inventes!

Me volví sobre mi misma para verla, ¿qué mosca le picó ahora?

— ¿Qué? ¿Te cancelaron el Spotify?

Me burlé entre dientes.

— No, Mare.— rodó los ojos.— Conseguí el Instagram de uno de sus amigos. — canturreó— Y el condenado está tan bueno como él.

Se mordió el puño. A veces me preguntaba si Annie tenía un problema, lo más probable es que sufriera de ninfomania. No lo sé, pero estar en la situación de buscar un tipo porque le había parecido guapo ya se me había hecho costumbre, había pasado tantas veces que mis dedos de las manos no alcanzaba para contarlas todas.

— ¿Cómo conseguiste el inst...?— Me interrumpí. Ella tenía un talento sobrenatural para esas cosas— A ver, muéstrame.

Nos posicionamos en la cama justo en él respaldar, me puso el móvil en la cara impasible.

— Se llama Christopher, tiene veintidós años y es de aquí— sonrió como un niño al que le regalaban un dulce— ¿Por qué no me he cruzado con este bombón antes?

— Llevas viviendo en esta ciudad tan sólo un año— objeté.

El tal Christopher era alto, casi tan alto como Nick. (Lo noté porque la foto que me mostró Annie de primera era una de ellos dos) Tenía el cabello azabache y los ojos azules como el cielo, una sonrisa Colgate muy amplia y músculos tonificados que sobresalían de su camiseta, quizás un poco más delgado que Nick pero no menos atractivo.

Salían posicionados con un brazo en el hombro del otro, mostrando un paisaje montañoso detrás y ambas vestimentas negra.

Annie bajó a las siguientes fotos. Varias de Christopher solo, la otra que encontramos que estuviera situado al lado de Nick pues también se hallaban otros tres tipos. Me sorprendí por él aura de impotencia tan brutal que demostraba Nick tan solo en una fotografía, era alguien muy regio de mentón muy alto, quizás era orgullo o crianza, pero irradiaba poder.

— ¡Oh! Mira esto— Annie se mordió el labio. Había stalkeado a los otros tres chicos a ver qué otra clase de información conseguía— al parecer habrá una fiesta, y el guapo de Christopher asistirá.

— ¿Cómo lo sabes?

— Será el espectáculo— sonrió orgullosa por la información adquirida— Mira al parecer su asistencia es importante. Me pregunto por qué, aunque igual no importa.

Sonrió pícara. Negué con la cabeza.

— O sea que, ¿piensas ir en busca del tal Nick?

No sé por qué me sorprendía. Ella siempre tan altiva, salvaje. Había visto un tipo que le parecía buen polvo y quería ir tras él.

— ¡Por supuesto! Pero no "iré" , iremos— recalcó.

— ¿Cuando será?— pregunté.

Claramente no estaba de acuerdo con su gran idea.

Hace un par de minutos un tipo que era él doble de mi tamaño me había tirado al suelo como a un costal de papas, tenía varios moretones y cardenales que necesitaban sanar. Había sido un día muy largo.

— Hoy.

Y quizás, no había terminado.