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Capítulo 57: La historia que no seguí.

— Entonces para qué? - pregunto Agatha.

Esta vez fueron los hermanos quienes intercambiaron miradas.

— Como dije antes, es nuestro trabajo proteger y supervisar al cuentista – comenzó a explicar Rafal - debido a que es quien da vida al bosque y a nuestro mundo a través de sus historias.

— También es nuestro deber entrenar héroes y villanos con el fin de que allá historias que contar, pues el cuentista no inventa las historias, solo las transcribe – agrego Rhian.

— Si es tan importante porque nos trajeron aquí? - pregunto cada vez más extrañada Agatha.

No entendía que hacían un par de estudiantes de primer año en el lugar más fundamental del bosque.

— Nos encontramos con una pequeña anomalía – contesto el director del bien – y creemos que nos sería útil su ayuda.

Las chicas lo miraron extrañadas.

— Es bastante peculiar - comenzó a explicar el director Rhian - nuestros alumnos se esfuerzan por cuatro años para lograr graduarse de sus respectivas escuelas con el fin de convencer al cuentista para que escriba sus historias.

Él y Rafal se posicionaron ante el estrado en el que reposada el nuevo cuento mientras la pluma escribía.

Sophie se acercó, tratando de disimular su nerviosismo.

Agatha, por su parte, no lo consiguió, no sabía lo que pasaba, pero tenía un mal presentimiento.

— Pero parece que ustedes no necesitan ningún entrenamiento - comento Rafael con un poco de ironía - ya que el cuentista decidió comenzar su historia incluso antes de que comenzaran correctamente el primer año.

Sophie se estremeció al recibir la confirmación de sus peores temores.

No le importaba que el cuentista escribiera su historia.

Lo que le preocupaba era que la pluma decidiera abrir y cerrar el libro a su antojo, como lo hizo en la novela original.

Sophie tenía la teoría de que no era porque el cuentista estuviera escribiendo una historia demasiado larga, sino por el desequilibrio entre el bien y el mal que las cosas se habían ido al carajo.

Pero era solo una teoría.

Nadie decía que el rafal del primer libro no tenía razón y la razón por la que El Mundo se estaba, literalmente, derritiendo en la novela original no era por el simple hecho de que el cuentista había extendido demasiado la historia.

Un mundo entero iba a romperse porque la pluma no sabía lo que era una trilogía.

— Ha pasado antes - escucho Sophie decir a Rhian y volvió a la realidad - que alguien de fuera de la escuela protagonista de su propia historia, es solo que nunca se había escrito sobre unos estudiantes de primer año.

— Tal vez solo quiere ser original - se encogió de hombros Sophie tratando de quitarle hierro al asunto.

Trataba de tranquilizarse más a ella, que a los demás.

— Pensé lo mismo - coincidió Rafal - pero Lo curioso es que si bien está escribiendo su historia - hizo un gesto para señalarlas ambas - a la vez no lo está haciendo.

Agatha y Sophie parpadearon confundidas.

— Está haciendo un borrador - preguntó Agatha reflexionando en cómo ella hacía los ensayos para la escuela.

Primero escribí en una hoja más o menos lo que quería escribir y cuando las cosas estaban correctas las traspasaba a limpio.

Rhian la miró con un poco de reproche y Rafal contuvo una ligera risa.

— No, no está haciendo un borrador - dijo Rhian con tono de regaño.

Les hizo señas para que se acercaran y pudieran leer lo que escribía el cuentista.

Sophie notó lo que parecía una segunda pluma debajo del estrado, copiando los escritos del cuentista en tiempo real, en hojas sueltas.

— No permite que sé de vuelta a la página anterior una vez esta ha sido escrita, así que es la única forma que tenemos de seguir el hilo de la historia sin perdernos nada - les explicó Rafal.

Tomó las hojas que ya habían sido escritas y las mostró a las chicas.

Ambas comenzaron a leer.

Sophie vio el libro de la escuela del bien y el mal tal cual lo conocía, ella no entendía cuál era el problema hasta que cayó en la cuenta de que era ¡exactamente! El libro de la escuela del bien y el mal.

Eso debería ser imposible, porque ella y Caos tiraron por la ventana toda la historia.

Nada de lo que había en esas hojas ocurrió.

Ahí estaba todo lo del libro original.

Como Agatha había llegado a la escuela y caído en el campo de flores sola.

Como las hadas la habían atacado y luego arrastrado.

Como Sophie había caído en el charco de lodo de la escuela del mal.

Como había corrido desesperada, sola, sin Aric o Japeth.

Como Hort había intentado tocarle el cabello y ella había tenido que huir, ya que no había ningún hermanito para intimidar al chico.

Como Sophie había estado asustada por el primer día y se había peleado con el enano para evitar que su cuadro fuera puesto en el pasillo de los nuevos villanos.

Como Agatha había incendiado la torre el primer día de clases tras liberar a los peces de los deseos.

Como Tedros había matado a la pobre gárgola.

Como este, sin ningún arrepentimiento, acribillaban al muñeco de tiro con la apariencia de Agatha.

Como Sophie hacía una y otra vez a un lado a Agatha, desviviéndose por llamar la atención de Tedros.

Cuando Sophie leyó estas partes vio que tenía Rafal sobre el hombro leyendo con ella y el chico tenía el ceño fruncido por la molestia, claramente celoso.

Agatha vio que Rhian estaba en el otro hombro de Sophie siguiendo la lectura y con cara de haber comido limón.

Al menos Rafal trataba de disimular sus celos, al gemelo del bien se le leían en toda la cara como si lo llevara impreso en la frente.

— ¿Qué dice esa parte de la historia? – pregunto curiosa Agatha.

— Que estoy perdidamente enamorada de Tedros desde el primer día en que lo vi.

Sophie con dramatismo se abanicó con una mano mientras revoloteaba las pestañas y simulaba estar a punto de desmayarse de amor.

— Casi había olvidado que los preferías rubios – comento Agatha con tono casual.

Tratando de insinuar a los dos chicos presentes que eso no era del todo imposible, pero apenas conseguía aguantar la risa.

Ninguno de los gemelos lo noto y se tensaron inmediatamente alertas.

Al ver sus reacciones, las chicas no pudieron soportarlo y estallaron en carcajadas.