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Mi esposo accidental es mi compañero de venganza

Anastasia Harrison, una joven maltratada por su cruel familia, pensaba que su vida había terminado cuando la obligaron a casarse con Richard, la oveja negra y despreciable de la adinerada familia Wallace. Mientras tanto, su preferida hermana menor, Michelle, estaba destinada a casarse con Xavier, el hermano mayor, que era un CEO. Sin embargo, un error en el ayuntamiento terminó intercambiando sus nombres en sus respectivos certificados de matrimonio. —¿Qué es esto? ¿Cómo estás casada con Xavier Wallace? —¡No recibirás comida ni agua hasta que firmes los papeles de divorcio! Para echar leña al fuego, los ancianos señor y señora Harrison fallecieron, dejando todos sus bienes a Anastasia y no al resto de la familia. Esto llevó a los Harrison a su punto de quiebre. Para negociar una vida tranquila, Anastasia estaba dispuesta a dejar su herencia y abandonar la familia, pero los Harrison tenían otros planes en mente. Querían deshacerse de ella. Permanentemente. Sin embargo, fue por un golpe de suerte que Anastasia fue encontrada por su nuevo esposo, Xavier, antes de que su familia tuviera éxito. Decidida a vengarse, hizo un trato con Xavier. —¡Continúa siendo mi esposa y te ayudaré a vengarte!

Sour_corn · Urbain
Pas assez d’évaluations
344 Chs

Trauma del pasado

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—Selene —llamó Xavier, bajando a su nivel mientras observaba su rostro con expresión preocupada—. Intentó acariciar sus mejillas pero ella se estremeció. Empujó su cuerpo contra la pared como si quisiera pegarse a ella.

Selene abrazó sus rodillas contra su pecho —No me toques —susurró, su voz apenas audible pero Xavier la escuchó alto y claro ya que estaba cerca de ella.

Tragó saliva mientras la ira recorría su cuerpo. Se quitó su chaqueta de traje y la colocó sobre ella.

—Selene —llamó de nuevo, con una voz suave y llena de tanto calor—. Su sangre hervía al verla en tal estado.

De repente, Selene se debilitó. Su cabeza casi golpeó el suelo pero Xavier la atrapó justo a tiempo. La sacudió.

—¡Selene! —exclamó, pero ella no despertaba—. ¡Mierda! —maldecía en voz baja antes de levantarla y dirigirse hacia su coche, ignorando por completo a Richard que todavía yacía en el suelo, completamente inconsciente.

Chapitre verrouillé

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