Llegar a tiempo

—FLASHBACK—

Había notado cierta renuencia en las palabras previas de Tauriel, pero era más su emoción por confesarle su amor que no les había dado demasiada relevancia. Sentir la mirada fría y hasta devoradora del elfo de cabellos rubio, Legolas, ese era su nombre, no era para nada agradable. Podía sentir un aire diferente a la amistad entre ellos y eso hacía que su corazón se encogiera aún más. Tal vez todo esto que había hecho era solo un motivo para que estos elfos se burlaran de él por toda la eternidad.

—Consérvalo, como una promesa —le entregó su piedra rúnica, aquella que era el recordatorio latente de que debía sobrevivir. Tocó sus manos frías por el clima hostil que había, pero solo fue un breve momento, el suficiente como para sentir que Tauriel se había estremecido con su contacto y fue en ese momento que vio cómo su mirada cambió, fue solo un instante, fue solo un pestañeo, fue solo un segundo, pero suficiente para arrancarle las dudas que se cernían alrededor del príncipe elfo, el joven enano había logrado llegar al corazón de Tauriel.

Empezó a caminar rumbo a la barca donde su hermano, Oin y Bofur lo miran con una mirada indescifrable. Se giró para ver a Tauriel respirar con dificultad, casi con ansiedad mientras ella levantó la mirada y sus ojos se encontraron por un segundo, pero no pasó nada. Él tenía la esperanza de que ella viniera con él. Pero ella solamente apretaba la piedra con fuerza y se mantenía en su lugar. No quiso ver por más tiempo. Solamente giro su cabeza ya dentro de la barca y 3 pares de ojos esperaban alguna clase de explicación para lo que habían presenciado.

—¿Qué fue eso? —preguntó Fili entre preocupado por lo que parecía ser algo más que intimo entre la doncella elfo y su hermanito. Estaba agradecido más de lo que expreso con ella, pero la idea de una unión enano-elfo era simplemente imposible, no porque no pudiera darse, sino porque Thorin no dejaría que sucediera, aunque tuviera que deshacerse de todo el oro de la montaña.

—Eso, —Kili se giró para volver a mirar a la orilla, donde ya no estaba Tauriel. Suspiro pesadamente. Sentía algo de nostalgia, decepción, resignación. Por un momento pensó que, tal vez, solo tal vez había logrado conectar con ella, pero al parecer el destino no los había pensado juntos. —Fue un agradecimiento y un adiós —suspiró nuevamente mientras desvió la mirada de su hermano y empezó a remar con una fuerza impropia de alguien que hubiera sido herido por la flecha de un orco hace un par de horas.

—FIN DE FLASHBACK—

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Ya nada de lo que su mente podía recordar importaba. Se recriminaba que mientras montaba una cabra junto con Fili y su tío Thorin y Dwalin pudiera pensar en ese acontecimiento. Tal vez esta era la última vez que tenía para pensar. La misión en sí sonaba suicida, pero debía matar a los monstruos líderes, porque si no sería imposible vencer en esta batalla.

La montaña estaba desierta y eso hacía que fuera aún más misterioso, habían llegado pensando encontrar a Azog, pero solo había un silencio ensordecedor y desconcertante. Thorin había enviado a sus sobrinos a investigar, pero no sin antes advertirles que tuvieran cuidado y que no hicieran nada estúpido como atacar solos. Mientras él y Dwalin se fueron, por otro lado, a investigar.

La sangre bombeada por todo el cuerpo del enano de barba ceñida al rostro, un rasgo que más de una vez le había valido la burla de sus compañeros enanos, pero que no le importaba mucho ahora mismo. En un momento tuvo que separarse de su amigo incondicional, su hermano de toda la vida, tenía un mal presentimiento, pero lo dejo pasar y finalmente se separaron. No pudo evitar sentir la necesidad de seguir a Fili, al menos de lejos para cualquier eventualidad, todo parecía tan tranquilo que no lo vio venir, en un momento Fili estaba elevado sobre sus pies por el cuello y era duramente golpeado por Azog mismo. Kili se escondió rápidamente detrás de una roca. No podía gritar por ayuda porque podría significar la muerte de Fili y eso no podía suceder. Empezó a entrar en pánico. La voz de Azog y sus amenazas empezar a escucharse en el aire, quería eliminar la línea de Durin. Primero empezaría por Fili, luego Kili sería el escogido y había reservado a Thorin para el final.

—¡Fili! —escucho la voz de su tío, pero no era la voz de mando y autoridad que siempre salía de su voz, era casi una súplica, un ruego para que el maldito orco no hiciera lo que pensaba hacer. No lo dudo más tiempo y apretó el mango de su espada con tal fiereza que empezaban a solerle los nudillos, pero ya no había tiempo para pensar más, empezó a correr hacia donde estaba su hermano suspendido en las manos de Azog. Tal vez era la peor estupidez de su vida. Tal vez morirían ambos y nada hubiera tenido sentido, pero no podía dejar de intentar salvarlo, no podría vivir con eso.

—¡Corran! —la voz de Fili le dio un impulso superior, mientras sus pequeñas piernas tomaban impulso, vio hacia adelante una roca donde podría tomar impulso, pero algo cambio.

—¡Kili! —escuchó una voz lejana, él sabía de quién era la voz, pero no podía detenerse, no podía dudar, porque la duda dejaría morir a Fili. Se impulsó en la roca empuñando con ambas manos su espada y la clavó en el brazo que sostenía una espada destinada a atravesar a Fili. El grito de Azog ensordeció la risa burlesca de los orcos que lo acompañaban, tomo a Fili rápidamente mientras los orcos reaccionaban y se lanzó con Fili con todo el impulso posible. —¡No! —la voz de la doncella elfo que le robaba los pensamientos retumbo en su mente mientras él se lanzó y saco la daga para tentar agarrase de algún lugar. Finalmente pudo hacerlo. Con mucha dificultad y no sin un dolor en el brazo porque llevaba a Fili sobre él.

—Estamos juntos en esto —susurro Kili y Fili golpeó suavemente su cabeza en señal de agradecimiento, siempre habían sido tan cercanos que aun a él sin saber que Kili lo salvaría le dolía saber el hueco que dejaría en la vida de su hermano.

—Gracias, Pero no vuelvas a hacerlo, ¡pudimos haber muerto! —Kili no podía entender que difícil podía arrancarle un agradecimiento a un enano, eran tan testarudos que no se molestó en querer cambiar eso.

—¡Qué malagradecido! —le devolvió una mirada decepcionada, pero Fili rio, mientras Kili empezaba a buscar una forma de volver a la batalla.

—¡Arriba! —escuchó la voz de Dwalin quien le tendió una mano, rápidamente Fili la tomo y logro subir, para luego asistir a Kili, pero solo se encontraron con la mirada de Thorin.

—Creo que estás en problemas —Fili le dio un codazo a su joven hermano, cuando una voz rompió la tensión que se estaba gestando.

—¡Kili! —levantó la vista para verla luchar contra algunos orcos, no podía dejarla.

—¡Tauriel! —no lo pensó dos veces y se dispuso a correr hacia donde ella estaba.