O LII: Definir la Amistad

Habían pasado varios días desde la boda de Mia y Ruyo. La rutina de Ymac era sencilla. Se despertaba antes de que saliera el sol, se dirigía a la laguna y meditaba durante unas horas. Luego ofrecía sus oraciones a los dioses antes de dirigirse a la cabaña de limpieza. Recogía una cesta llena de ropa sucia y se dirigía al río para lavarla. Después de terminar con la ropa, iba a los campos a recolectar frutas o cuidar de las plantas, donde podía entablar conversaciones con otros miembros de la tribu. Al principio le resultó difícil, pero a medida que pasaban los días, se sentía más segura y abierta. Había congeniado con varios miembros de la tribu. Sin embargo, aún no había tenido la oportunidad de hablar con Vera, a excepción del baile ceremonial en la boda.

Una tarde, mientras Ymac cuidaba de las plantas, notó a Vera cerca. Esta era su oportunidad para acercarse finalmente y entablar una conversación. Tomando una respiración profunda, Ymac se acercó a Vera, quien arrancaba cuidadosamente las malas hierbas del suelo.

—Vera, ¿puedo hablar contigo por un momento? —se acercó Ymac.

Vera levantó la vista, sorprendida pero acogedora, y le sonrió cálidamente a Ymac.

—Por supuesto, Ymac. ¿De qué quieres hablar? —

Ymac vaciló por un momento, insegura de cómo expresarse. Sabía que había tensión entre ellas, y valoraba mucho su amistad.

—Quiero disculparme, Vera. Sé que no hemos tenido la oportunidad de hablar mucho, y siento que ha habido cierta incomodidad entre nosotras. Quiero arreglar las cosas —habló Ymac.

Vera dejó de arrancar las malas hierbas y miró a Ymac con una expresión reflexiva. Apreciaba la iniciativa de Ymac de acercarse y ofrecer una disculpa.

—Ymac, aprecio tu honestidad. Fuiste muy egoísta al querer llevarme del pueblo, solo porque no te gustaba. Me alegra que le hayas dado otra oportunidad a la tribu, estuviste genial en la última batalla —dijo Vera.

Ymac sintió un alivio recorrerla, agradecida por la disposición de Vera de perdonar y avanzar.

—Gracias, Vera. Nunca supe que podía pelear, pensé que preferirías el mundo social —dijo con una sonrisa Ymac.

Vera asintió, una sonrisa genuina iluminando su rostro.

—Creo que la tribu está llena de oportunidades. Debo admitir que también me sorprendí con mi decisión de luchar, pero ahora creo que eso es lo que debo ser, una valiente guerrera de la tribu —habló Vera.

Ymac y Vera continuaron su conversación, compartiendo historias, risas y sueños. Con cada momento que pasaba, su vínculo se fortalecía y la tensión inicial entre ellas se desvanecía. Descubrieron intereses comunes y una comprensión mutua que sentó las bases para una verdadera amistad.

A medida que el sol comenzaba a ponerse, Ymac y Vera pactaron apoyarse y animarse mutuamente en su viaje dentro de la tribu. Sabían que la reconciliación y la amistad eran fundamentales no solo para su propio bienestar, sino también para la armonía de toda la comunidad.