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Mediación

Honestamente quería olvidarlo, desde nuestro encuentro se mantuvo calmado, sin embargo, al ver sus ojos, recordé la razón de su exilio y el nombre que le dio su pueblo "Rumai, el príncipe iracundo". 

<< Por suerte, reaccioné a tiempo, a pesar de que castor seguramente lo notó antes, no haría nada si no se lo ordeno >>

Castor forcejea un poco con Rumai, mientras que Clare, impactada, cae al suelo. Castor dice:

- Señor Rumai, entiendo su reacción, pero este no es el lugar ni el momento más adecuado para ajustar sus asuntos con la señorita.

- No me importa el tiempo ni qué lugar sea, esa cosa no debería existir.

- Concuerdo que los muñecos malditos son repugnantes, pero ¿acaso piensa que ella lo estaba por usar? Es decir, mírela.

Rumai ve directamente a Clare que esta en el suelo sentada, mirándolo asustada. Su rostro está más pálido, con sus manos a penas se sostiene algo recta.

<< Su actitud es completamente diferente, alguien tan orgullosa contestaría de inmediato, pero el estar tan cerca de la muerte sin previo aviso la dejo en shock >>

Tragando saliva la chica recobra fuerza y dice:

- Dañar mi rostro sería una gran pérdida, me gustaría que no lo hicieras.

<< Al menos pide piedad, casi te arranca un ojo >>

Rumai deja de forcejear y guarda su cuchillo, los guardias del rey apuntan sus lanzas hacia el diciendo:

- Este hombre es peligroso, arréstenlo.

<< ¡No puede ser! >>

- Esperen.

Adelantándome lo más rápido que puedo me arrodillo frente al Rey Aiden y digo:

- Es solo una confusión, la prueba que la señora clare tiene, es algo que puede ser muy peligroso, incluso para un Martense.

- ¿Cómo?

El rey pregunta y yo mirando a castor le digo:

- Muéstralo

Castor enfunda su estoque, agarra el amuleto del suelo y lo muestra.

- Eso es…

- Sí, el núcleo de un muñeco maldito. El señor Rumai aquí presente tiene malas experiencias con ellos, asique simplemente reaccionó para defenderse e incluso si hubiese sido un ataque hacia su majestad podría haberlo salvado.

El rey más calmado hace una seña para los guardias y estos retroceden.

<< Bien, creo que funcionó >>

- Me disculpo, no lo pensé bien en el momento.

Rumai se adelantó diciendo eso y el rey mirando a clare dice:

- Me gustaría que explicaras porqué tienes algo así.

- Sí, esa era mi intención original.

Clare se levanta más calmada y comienza a explicar:

- Los contrabandistas que atrapé, eran asesinos entrenados, tenían varios muñecos malditos distintos y eran fuertes, pero aun así ni siquiera estuvieron cerca de lastimarme, si le preocupan mis habilidades, tal parece que mi única debilidad es un Martense viajero.

Clare mira a Rumai con algo de sospecha, el rey contesta:

- Te daré un permiso temporal, luego de confirmar la información. Solo tengo una pregunta ¿Por qué yo no sabía del asunto?

<< Una pregunta astuta, a pesar de que el rey Aiden aún no es coronado, debería estar enterado, aquí hay algo raro >>

Clare pensándolo un poco dice:

- Yo prometí solucionar el asunto rápido a cambio de esta audiencia y una paga. Como cumplí ese trato, supongo este es el momento del informe.

- Ya veo. ¿Algo que debas mencionar?

Clare piensa un poco y mientras juega con un mechón de su cabello dice:

- Los Martenses fueron atrapados en la frontera con Mytria, luego de que perdieran su cargamento… ¿Cuál era?... ah sí, un troll que huyo hacia un bosque al norte de las ruinas.

- ¡¿Un troll?!

El rey se sorprende y dice:

- Deberíamos buscarlo antes de que cause problemas.

- Este no es su hábitat, morirá de hambre antes de que se den cuenta.

- No, en Acedera hay una plaga de conejos carpinteros que en sus estómagos traen semillas de mandrágora, asique puede comer en cualquier lado.

<< Esa información es interesante, probablemente sea parte de la investigación del duque Fabio, al buscar plantas por todo el reino, seguro se encontró con esa situación >>

El rey Aiden continúa diciendo:

- Avisen a las ligas de cazadores y den una recompensa.

- Sí, majestad.

Un asistente contesta y se retira del salón, mientras tanto el rey se dirige hacia Clare y dice:

- ¿Hay algo más que debas decir?

- No, esperaré a que me den el permiso para las ruinas.

- Bien, puedes retirarte.

- Sí.

Clare se voltea y se dirige a la salida, por un instante mira a Rumai el cual se encuentra pensando. Una vez Clare se fue, el rey dice extendiendo su mano:

- Bien, preséntate Martense viajero, voy a ignorar tu comportamiento anterior ¿Por qué necesitas hablar conmigo?

- Disculpe las molestias, aunque al parecer mi asunto tiene que tratarse con otra persona.

Rumai saca la carta y con respeto se la muestra al rey, un asistente se acerca y al tomarla se sorprende. Llevándola al rey, este la ve y dice:

- ¿Qué significa esto?

- Creo que me corresponde a mi explicarlo.

Adelantándome me coloco al lado de Rumai y continuo:

- Ese es un ajuste de cuentas entre la madre de su majestad y el anterior rey de Marte. Por lo que solo la reina debe verlo.

- ¿Por qué un viajero tiene esto?

- La situación es complicada, pero, para resumir, este es el príncipe Rumai, heredero original de Marte.

El rey y sus guardias se sorprenden. Rumai se adelanta y dice:

- Debería aclarar que en realidad ya no poseo tales derechos, asique esto es más que nada un asunto personal.

- Entiendo, aun así, me gustaría tratarlo con algo más de igualdad.

El rey se para y baja los escalones. Estando frente a Rumai le extiende su mano y dice:

- Puede que no lo sepa, pero hace mucho su padre salvó nuestro reino, y aunque yo aún era pequeño, recuerdo bien su mirada en la batalla, ciertamente se parecen. Gracias.

- No es algo que me digan mucho y yo no hice nada, pero es un honor saludarlo.

- Esto más que nada es un capricho mío, sin embargo, me temo que ese ajuste de cuentas no puede ser tratado con mi madre.

La mirada del rey refleja tristeza mientras le devuelve la carta a Rumai. Empezando a caminar dice:

- Por favor síganme.

***

Una mujer algo mayor con cabello rubio y ondulado se encuentra en una lujosa cama, su expresión es la clara definición de debilidad, flores y regalos adornan el resto del cuarto, tomando sus frágiles manos el rey Aiden dice:

- Últimamente es peor. Ningún médico ni espiritista ha podido hacer nada.

- Entiendo, pero, creo que está bien si ella no lo lee.

Rumai se adelanta y coloca la carta suavemente, entre las manos de la reina mientras dice:

- Realmente no entiendo el propósito de todo esto, hace tiempo que dejé la vida de un príncipe y me resulta difícil esperar algo que no sean pesadillas y remordimientos. Pero sé lo triste que es perder toda oportunidad de decir lo que sientes a alguien. Si fuera posible, me gustaría que al menos esta carta sea leída por la persona correcta, pero si la situación no mejora, al menos haré lo que me enseñó una niña con coletas y daré a entender que esta carta existe.

El rostro de Rumai está calmado, yo sonrío un poco mientras pienso:

<< Al menos entendió eso, me gustaría que Rai estuviese aquí para ver esto >>

El rey, gentilmente, dice algo para sí mismo sin pronunciar nada. Pero por sus labios deduzco lo siguiente:

- También te pareces a ella.