La escena ante mis ojos se tornaba cada vez más extraña mientras me aproximaba a la puerta de salida. Mi mano casi tocaba la fría manija de metal cuando algo llamó mi atención.
Un simple cuadro, colocado a un lado de la puerta, atrapó mi mirada.
En él, una multitud de personas, como en una foto de graduación, se alineaban con sus disfraces extravagantes y detallados, una fila llena de colores variados, en su mayoría bastante vivos, y aunque ocultos detrás de máscaras, se podía intuir ciertas sonrisas en ellos.
"incluso ahí cosplay en la biblioteca, vaya", murmuré para mí, tratando de retomar mi camino hacia la salida. Sin embargo, algo en el cuadro capturó mi atención una vez más.
No fue la extravagancia del grupo lo que me desconcertó, sino el temblor constante que comenzó a agitar el marco, como si estuviera poseído por una fuerza invisible. Los bordes del cuadro crujieron y la estructura se tambaleaba, como si estuviera luchando contra cadenas invisibles que lo sujetaban.
Con un crujido ensordecedor, el cuadro se desprendió del techo, estallando en mil pedazos al chocar con el suelo.
Los cristales de la cubierta se esparcieron como diamantes rotos sobre el suelo de madera desgastado.
Un jarrón de porcelana, que había estado al lado del cuadro, se tambaleó y siguió el mismo destino, rompiéndose en fragmentos al impactar contra el suelo.
Las paredes se empezaron a agrietar, extendiéndose como raíces por toda la pared.
Una lluvia de polvo y escombros llenó el aire, envolviéndome en una nube grisácea que nublaba mi visión y dificultaba mi respiración.
El suelo debajo de mis pies comenzó a temblar violentamente, pequeños trozos de techo se desprendieron, golpeando el suelo con un estruendo sordo mientras las luces parpadeaban frenéticamente.
Casi al instante se hizo escuchar una alarma estridente, un sonido penetrante que llenaba la biblioteca, se mezclaba con el crujido de la madera y el estrépito de los objetos que caían.
Me quedé paralizado en el lugar, un nudo de confusión y temor apretándose en mi pecho sin saber cómo reaccionar ante el caos desatado a mi alrededor.
"¡Tenemos que salir de aquí!" en ese momento escuché una voz detrás mío, con más atención me di la vuelta y para mí desconcierto había corrido hacia mí y agarrándome del brazo con una fuerza inesperada.
"¿Qué está pasando?" pregunté, sintiendo el pánico de crecer en mi interior.
Sus ojos dorados estaban llenos de determinación y preocupación, y algo en su mirada me dio la confianza suficiente para seguirla.
Me arrastró por los pasillos, esquivando estantes que caían y libros que volaban por el aire. La biblioteca se convertía en un caos a nuestro alrededor, pero ella se movía con una precisión y un propósito que me asombraron.
Llegamos a una puerta oculta detrás de una estantería. Ella la abrió rápidamente con un código que tecleó en un panel escondido.
La pared se deslizó hacia un lado, revelando una escalera que descendía a la oscuridad, hacia las profundidades del suelo.
"Entra, rápido." Me hablo mientras me empujaba empezando a bajar las escaleras a toda prisa y la pared se cerró detrás de nosotros, bloqueando el caos de la biblioteca.
La oscuridad nos envolvió, solo rota por las luces rojas de emergencia que iluminaban el camino mientras que nosotros bajábamos de prisa.
"¿Qué está pasando? ¿Dónde estamos? ¿Qué era este pasaje?" pregunté mientras seguíamos descendiendo por las escaleras, Ella solo me miro por un par de segundos para volver al frente, casi debatiéndose si contarme algo.
Pero al final solo guardo silencio, Así siguió nuestro camino hasta llegar a un pasillo, estrecho y poco iluminado, al parecer alguna de las luces había fallado por los constantes temblores.
O eso supone después de 5 minutos completos sin descanso, seguimos el camino hasta doblar una esquina, llegando por fin a lo que era una puerta metálica, esta sin embargo estaba aún iluminada por la luz roja colocada desde el techo.
"¿Otra salida?" dije intentando abrirla con mis manos, obstante no pude moverla ni un centímetro.
"¿Esta atorada?" dije haciendo más presión hasta que mis manos se pusieron rojas.
"Déjamelo a mi "La chica avanzo y yo mecánicamente me hice a un lado de ella y la deje pasar, casi al instante pude entender por qué la puerta no se había abierto.
"457KO12" dijo la chica, escribiendo lo que parecía la contraseña para abrir la puerta en un panel de control. Situado a un lado de la puerta, que bajo las circunstancias no lo había notado.
Con un estruendo y un pitido agudo, la puerta se abrió sin más contemplación.
Siento que la penumbra me envuelve, interrumpida solo por una tenue luz roja. La habitación es espaciosa y mis ojos se ajustan lentamente a la oscuridad. Veo varias sillas esparcidas por el lugar, algunas contra las paredes y otras en pequeños grupos. El suelo es rugoso y resuena bajo mis pasos.
Una mesa larga en una esquina sostiene papeles, un par de linternas y una radio vieja. A un lado, hay cajas apiladas, su contenido desconocido, y una estantería llena de latas de conserva. El aire es húmedo y frío, con un leve olor a moho. El eco de gotas de agua cayendo añade una sensación de aislamiento.
Me siento en una de las sillas, aliviado de estar en un lugar seguro, aunque austero, mientras la luz roja me envuelve.
"bueno" dijo ella aún más tranquila, adentrándose aún más a la habitación seguido después de mí, casi al instante de entrar escaneando el entorno circundante.
La habitación estaba iluminada por la luz roja.
Suspiro, alejándose y sentándose en uno de los asientos del refugio, Por su reacción parecía claramente que ella sabía lo que estaba ocurriendo.
"¡¿Que sucede?! ¡¿Que está ocurriendo?!" volví a preguntar, esta vez sintiendo otro temblor aún más fuerte, perdiendo un poco el equilibrio y cayendo al suelo junto con algunas cajas y latas de la estantería.
El dolor se registró en mi cuerpo casi al instante.
Sentí un agudo pinchazo en la muñeca izquierda y un dolor punzante en mi rodilla derecha al golpearme contra el suelo, luego casi como complemento sentí un golpe en mi cabeza y espalda acompañado por humedad en mi cuerpo y olor a tomates, hongos y pepinillos.
Las latas habían caído del estante sobre mí, golpeándome la cabeza y espalda, provocándome un gran dolor mayor que cuando caí al suelo.
Como cereza al pastel algunas de estas se habrían abierto debido al impacto, cayendo más tanto mis lados como sobre mí, siendo bombardeado por el olor a la comida en conservada y más mientras yo agonizaba de dolor.
Me tomó unos momentos reincorporarme, seguido de pequeñas partículas de polvo que caían desde el techo.
Me había sostenido entre la pared, intentando calmar la sensación de náusea que el golpe en la cabeza había provocado.
La muñeca me ardía con cada movimiento y la rodilla comenzaba a hincharse. Sentía el latido del dolor en ambas partes, no ayudo el hecho de tener mi visión obstruida por lo que aparentaba ser la sopa de tomates que había caído sobre mi rostro.
O el dolor de cabeza había sido por las latas, la verdad no lo sabía.
"¿mmm?"
Tan exporto en le dolor en mi malestar que, cuando menos lo espere la chica, que anterior mente había estado sentada en la silla del otro lado del refugio estaba a mi lado, tomándome con fuerza mi brazo mientras no para de repetir palabras que no podía escuchar debido a las sirenas y el temblor que seguía en la habitación.
No obstante, esto no pareció molestarla ni un poco y siguió intentando comunicarse conmigo, a pesar de que solo podía escuchar el ruido de las alarmas.
El dolor de mi pierna y mu cabeza lo había subestimado haciéndome caer de rodillas y agarrándome la cabeza con fuerza en un intento de mitigar algo del dolor.
La chica que me había soltado cuando caí de rodillas al suelo ella se arrodilló a un lado mío. Sentí su mano en mi hombro, su contacto era suave pero firme, como si quisiera transmitirme su apoyo sin palabras.
"¿Estás bien?", preguntó con voz preocupada, su tono cálido y tranquilizador.
Mis pensamientos estaban nublados por el dolor, pero su voz me llegó clara y reconfortante. Traté de asentir con la cabeza, pero el mareo me lo impidió.
"No te muevas demasiado", continuó ella, notando mi intento de incorporarme.
"Deja que te recueste por un momento, no te muevas, padre"
El sonido de su voz, mezclado con el zumbido persistente en mis oídos, pero las palabras parecían flotar fuera de mi alcance. No sabía si era producto del ruido o el dolor lo que me provoco empezar a oír cosas.
"Tranquilo", dijo ella, su mano apretando suavemente mi hombro. "No tienes que forzarlo. Solo descansa un momento. Todo estará bien, papa"
". . ."
¿Que?