—Caña realmente no le gustaba la forma en que Laluna lo abrazó. Le recordaba a su compañera destinada, sí, pero obviamente ella no era Leane y no creía que la similitud fuera más allá de que la princesa estuviera embarazada.
Aun así, no pudo apartarla como quería, incluso intentó soltarse de ella de la manera más inofensiva posible.
—Necesitamos salir de aquí —dijo Caña en voz baja, mientras daba unas palmaditas en el hombro de ella para llamar su atención, un hábito que había desarrollado por Iris, y se distanciaba ligeramente, porque sentía que su piel ardía con esa cercanía. Odiaba mucho ser tocado tan íntimamente por alguien que no le resultara familiar.
Limpiándose las lágrimas, Laluna lo dejó ir y asintió con la cabeza.
En este punto, Caña necesitaba llevarla al salón principal, donde toda la familia real se había reunido, lo que significaba que no podía seguir adelante para verificar a su gamma.
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