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El Alfa: Reclamando a la Hija de su Enemigo

## CONTENIDO MADURO! ## —¿Por qué tienes cicatrices? —De repente, Iris cambió de tema, mientras miraba a Cane directo a los ojos. Seguía aferrándose a sus mangas. —Tu padre me las hizo —respondió Cane. Pensó que Iris no recordaría esta conversación cuando despertara. —Debe ser muy doloroso. —Lo es. —¿Las cicatrices sanarán? —No lo creo. La noche de verdad te hacía vulnerable y te permitía decir cosas que nunca admitirías cuando estaba claro. La oscuridad ablandaba tu corazón. —Qué pena. Tienes una alma cálida. —Iris frunció ligeramente el ceño. —Ya no tengo alma. Había vendido su alma por la libertad de su pueblo. No quedaba nada de él en este momento. —Sí la tienes, pero estás sufriendo mucho. —Iris parpadeó. —Tu bestia está sufriendo. Tienes tantas cicatrices. —Las únicas cicatrices que tengo están en mi cara. —Iris negó con la cabeza débilmente. —No hablo de tu cara. Hablo de tu alma. Qué lástima, estás sufriendo tanto… lo que mi padre y hermano te hicieron debe ser doloroso… Y después de eso, Iris cerró los ojos y se durmió. ====================== Ella es la hija de un alfa que mató a su familia, arrasó con su manada y también convirtió a su pueblo en esclavos. Ahora, ha logrado vengarse después de diez años de ser tratado como esclavo y vivir una vida que nadie podría imaginar jamás. Vida similar al infierno. Y diez años después, el Alfa Cane logra tomar el control y matar al alfa que empeoró la vida de su pueblo más allá de la muerte. Era hora de que hiciera pagar a los hijos del alfa por lo que su padre había hecho. Solo que... Iris era un renacuajo y era muy diferente a su padre.

i_want_to_sleep · Fantasy
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1040 Chs

NO TUVO OPORTUNIDAD DE SER SALVADA

El olor a sexo era muy intenso dentro de la habitación, mientras dos parejas desnudas yacían en el suelo alfombrado, pero el fuego de la chimenea les protegía del frío.

Había algunas gotas de sangre en la alfombra, pero no eran realmente visibles debido a su color.

—¿Estás bien? —preguntó Aderan, mientras pasaba sus dedos por la espalda de ella. La marca de su mordida en su hombro todavía sangraba, al igual que sus brazos, donde ella lo había mordido tan fuerte, mientras alcanzaba el clímax.

—Hm… —Della se acurrucó más cerca, sintiéndose letárgica. No quería abrir sus ojos ni hacer nada en ese momento.

Aderan sonrió suavemente al ver a su compañera. A duras penas había logrado evitar marcar el lugar donde el rey la había reclamado. Habría sido un gran problema si lo hubiera hecho.

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