—Así es —dijo Minjun—. Por eso no me caías bien en ese entonces, hermano. Siempre parecías aterrador volviendo a casa con moretones.
—¿Cortes y moretones? —preguntó June—. ¿Cómo conseguí todo eso?
—¿Tenías amnesia o algo así? —replicó Minjun—. Claro, nosotros no sabríamos. Tú eres la única persona que puede responder a esa pregunta.
—Minjun —regañó la abuela—. Sé más educado.
Minjun chasqueó la lengua y siguió comiendo.
—Yo tampoco sé, querido —dijo la abuela—. Pero te vi juntándote con algunos de los chicos malos de la zona. Bueno, no parecía que estuvieras con ellos. Solo parecía que te pedían que hicieras recados.
—¿Así que, un pusilánime? —interrumpió Minjun.
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