- Mi niña, ¿Quién es aquel caballero?. - inquirió la anciana Naty mirando con sus ojos entrecerrados la imponente y sublime figura de Lou.
Mey abrió en par sus ojos y trago saliva ante la pregunta. Se calmó internamente y sin ápice de nervios, ella contestó: - Un amigo. Me esta acompañando.
- ¿Cómo se llama?. - preguntó la anciana Naty con su mirada inquisitiva hacia Lou.
Mey: - Se llama Lou. - respondió instantáneamente.
Ella estaba rogando en su interior para que su abuela no la atormentara con tantas preguntas. Sin embargo, la anciana tenía más curiosidad por Lou.
- Oh ya veo. Joven, acércate. - pidió la anciana Naty con una sonrisa afable.
Mey se pasmo ante la petición. No sabía qué hacer o decir para evitar eso pero antes que buscará una excusa para salir de la habitación, Lou ya estaba a un lado de ella, dejándola aún más paralizada. Claro, el ser omnipotente ya había oído su nombre enseguida y ante la petición, avanzó sin contemplaciones.
Mey solo pudo suspirar internamente para no parecer nerviosa e inquieta ante lo que se avecinaba. La anciana Naty recorrió con sus ojos aceitunados la figura de Lou; una altura impresionante y sublime, una rostro destacado sin precedentes y sobre todo que emanaba una gran confianza al contemplarlo. Lo que más le llamo su atención que él se veía serio, sin señales de gestos faciales.
La anciana no imagino que su querida nieta tuviera un amigo destacable y guapo. En su mente de la anciana comparó a Lou con Isaac, ese hombre que repudiaba.
<<Ni siquiera Isaac le llega a los talones a este sublime caballero. Quedaría humillado ante este ser misterioso.>>, pensó la anciana con una sonrisa pícara.
- Y dime, ¿de dónde eres caballero?
Mey nuevamente se pasmo, eso sin duda no lo tenía previsto así que no le quedó de otra que interferir antes que Lou dijera una sola palabra, sin embargo al oírlo, se quedó con la boca abierta.
- Discúlpeme, no recuerdo. Perdí la memoria y Mey cuida de mí. - respondió Lou con una seguridad y confianza de sí mismo.
Cómo un ser alienígena y cor ese conocimiento inimaginable, supo interactuar sin sospecha alguna. También Lou de manera simultánea analizó el estado vulnerable de la anciana Naty.
- A-A-Abuela lo encontré...en medio del Bosque Darkness hace tres días. Él no recuerda nada, solo su nombre y que es de Rusia. Así que por ahora yo cuidaré de él ha---
- Je je je Tranquila mi niña, vas muy rápido. Te entiendo, sé muy bien que eres un gran ser humano. No hay necesidad que me des tanta explicaciones. - dijo la anciana conmovida con su querida nieta por ser una buena chica y por querer ayudar a los demás como su madre Mariel.
A pesar de eso, la anciana tenía más interrogantes pero ver que su nieta se retorcía de un lado a otro, dejó de lado su interrogatorio.
- Mey, llévalo al jardín trasero mientras que la merienda está lista.
Mey rápidamente negó con su cabeza. Ella prefería quedarse en la sala de estar al esperar su hermano Walter pero menos ir al jardín con el temor de encontrarse con su padre o alguien más.
- Te vas aburrir ahí abajo, así que ve. Anda y distrae al caballero. Aaah y no intentes escapar. ¿Entiendes? - agregó la anciana con la mirada sería.
Mey asintió sin opción a replicar. Su abuela si que era testaruda. Antes que salieran de la habitación, Lou hizo una reverencia ante la anciana Naty y lo que dejó a Mey aturdida por su peculiar acción impredecible.
Sin más preámbulo, ambos salieron de la habitación.
<<Mi niña, no creo que ese joven caballero esté perdido del todo. Pero si es así, entonces...>>, pensó la anciana Naty con una sonrisa placentera.
No importaba si ese joven caballero en realidad tenía amnesia temporal pero ver a su nieta con otro semblante más animado haría lo mejor posible para que su querida nieta no estuviera sumida en dolor y rencor; para eso pondría en marcha una investigación respecto al noble caballero que conoció: Lou.
...
Mey caminaba a pasos lentos por el largo pasillo; inquieta e incómoda por estar en la gran casa de su familia paterna. Tenía la nostalgia rondandola porque muchos recuerdos de su niñez hasta la actualidad, la empezaban abrumar.
<<Mey, sé fuerte. Ya estas aquí y eso es un gran paso.>>, se dijo internamente para que aquellos recuerdos no le afectarán demasiado.
Antes de bajar el primer eslabón, se detuvo y de espaldas, le pidió a Lou: - Emm, por favor no hagas nada extraño. Vamos a estar aquí por un buen rato.
Lou solo respondió con un "mmm" sin cuestionar a la chica.
Empezaron a bajar la escalera de caracol pero cuando iban a la mitad, tanto Mey y los que subían, se detuvieron en seco, desconcertados y asombrados al mismo tiempo.
Enseguida Mey puso su expresión sombría mientras que su media hermana Wendy, dibujaba una sonrisa maliciosa y llena de hipocresía. Aunque Mey tuviera una expresión sombría, por dentro la ansiedad la invadió al ver de soslayo al hombre de piel bronceada, ojos marrones oscuros y en su típico traje de negocios. Su ex-prometido: Isaac Harder.
Isaac tenía su misma expresión neutral y bizarra, peculiar de él. Pero cuando sus ojos rasgados atisbaron al gran hombre que se encontraba detrás de Mey; un hombre con una aura aristócrata, así como lo definió él, su expresión neutral se cubrió de frialdad.
Al mismo tiempo, Wendy con su atuendo extravagante mostrando sus atributos, lanzó su mirada inquisitiva, examinando rápidamente a ese hombre con un traje hecho a su medida y que se ceñia perfectamente al su gran cuerpo fornido. Wendy, una mujer seductora con sus ojos zafiros que destellaron erotismo al definir al sublime hombre cómo el mismo "Rey Eros", en carne y hueso.
Mey se percató de esa intensa mirada lasciva y no pudo evitar molestarse. No podía creer que su media hermana fuera una coqueta estando con Isaac, el hombre que la había abandonado por alguien desvergonzada.
Mientras tanto, Isaac observó de pies a cabeza a Mey, que se veía más hermosa con esa maya pegada a sus piernas y esa blusa que resaltaba sus crecientes senos.
Él pensó que ella se miraba más atractiva que antes. Mey percibió la fuerte mirada inquisitiva de Isaac y cuando sus ojos se encontraron, ella de inmediato la lanzó una mirada despectiva.
- Vamos, Lou. - espetó Mey, bajando la escalera y pasando de largo a ambos.
Lou obedeció y por igual la siguió, ignorando a los humanos que lo miraban con curiosidad.
Tan pronto Lou paso por el lado de Isaac, él no pudo evitar hacer un ademán de molestia al oler esa aroma afrutada de su colonia. Claro, era el mismo que usaba y sabía perfectamente que Mey le había comprado para regalárselo cuando vivieran juntos, sin embargo, saber que este hombre misterioso lo estaba usando, una furia interna lo invadió.
<<Vaya, ella es más atrevida para traer a un hombre desconocido aquí. ¿Acaso piensa poner celoso a Isaac?, pobre todavía no lo supera pero yo me encargará de dejarle en claro quién manda aquí.>>, pensó Wendy con una sonrisa maliciosa.
Continúo subiendo la escalera, moviendo sus curvas de un lado a otro.
Mientras que Isaac caminaba con la expresión sería y ardiendo en furia al recordar que este hombre era el mismo que vio con Mey en el centro comercial tomándose de la mano.
<<¡Tsk! ¿De dónde salió ése? Hasta dónde ha llegado Mey con él...>>, se preguntaba ante lo impensable.
Tenía la enorme curiosidad qué tipo de relación sostenía con ese hombre. No podía ocultar que Mey todavía seguía muy adentro de su corazón y que ese amor que sentía por ella aún perduraba.