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Crónica de los caídos [Español / Spanish]

El vida tranquila de un Cazador será destruida por los caprichos de sus gobernantes.

daniel_leiva · Action
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Desierto Blanco

La nieve ocultaba sus huellas y no importaba donde que mirara Sayri, solo se encontraba con aquel uniforme manto blanquecino que devoraba todo a su paso, pensó que el viaje desde la Capital de Lunkur, hasta el castillo de Willca sería corto, a menos de un día a caballo. La nieve no tenía la misma idea, había pedido un día entero dando vueltas en círculos en aquel desierto, el frío se intensifica por el metal de su armadura, incluso pensó que morirá de hipotermia si no tuviera aquel pergamino mágico, que le permitió usar un hechizo de aislamiento, para mantener el frío fuera de su cuerpo, demoró demasiadas horas hasta que pudo ubicarse, gracias a una pequeña Prímula, una planta rojiza que había logrado florecer solo para ser conservada en hielo.

Willca acostumbrada a plantar un sendero de Prímulas qué llevaban hasta su puerta de roble, Sayri solo tuvo que desenterrar un poco de nieve, para encontrar pequeños brotes que no tuvieron tanta suerte, Sayri se apresuró siguiendo aquel sendero marchito hasta llegar al castillo, con sus últimas fuerzas dejo al caballo protegido dentro del establo mágico del castillo y como pudo se arrastró hasta la entrada, basto con darle tres toques para que aparezca Willca quien lo recibió vestido con una toga oscura, que resultaba su bufando roja, la cual combinaba con sus cabellos castaños.

- Sayri, ¡Dios mio! - Exclamo con desesperación Willca, al ver en aquel estado a su visitante; su armadura estaba casi por completo congelada y se podía ver a través de las rendijas de su casco como la nieve había empezado a invadir sus cabellos - Pasa de una vez, adentro te podrás calentar.

- Me aplique un hechizo de aislamiento - Intento pronunciar con mucha dificultad, sentía los dientes congelados y los labios partidos por el hielo - pero creo que su efecto desapareció hace un par de horas.

- Deberías de quitarte esa armadura - Le increpó Willca mientras encendía la chimenea de su castillo

- No es necesario - Replico con una extraña euforia - Tan solo usa de tus encantamientos caloríficos - Willca lo miro con desaprobación, pero sabia muy bien que no conseguiría nada, nunca había logrado que se quite esa pesada armadura de acero, así que rápidamente dibujo unos círculos con la punta de su dedo índice, al instante la armadura de Sayri empezó a emitir energía calórica, lo suficientemente grande como para evaporar la nieve que había logrado colarse dentro de la misma.

- Gracias Willca, pensé que me iba a morir congelado - Comento Sayri mientras se sentaba en una de los sofás que y Willca la acerba una taza que contenía te caliente, Sayri se desprendió de la parte inferior de la rendija de su casco, dejando al descubierto sus rosados labios para poder calentarse con la bebida.

- Bueno - Exclamo, Willca mientras se sentaba al costado de su compañero - ¿ A qué debo esta visita primaveral?, mi General.

- Una estupidez - Exclamo con cierto odio en sus palabras - Recién acabo de ser ascendido y me mandan a pasear a un desierto de hielo, ¡Mejor me quedaba como el estúpido bufón de la corte!

- Para que puedas intentar levantarte a las nobles del castillo, no animal - Respondió dándole un ligero golpe en el casco

- Oye - Replico Sayri con furia - Solo intenté hacer eso una vez y fue hace años, y me rechazaron de manera brutal, no volvería a comer un error así.

- En fin, habla porque estas aquí - Comento con pesadez Willca ante el intento de defensa de Sayri, quien dirigió la parte superior de su rendija a los ojos de Willca quien intentaba no poner una cara de incomodidad.

- Bueno - Respondió con seriedad - Nuestra invasión a la Federación, no resultó tan fácil y rápida como la habíamos planeado, y terminas por aceptar un Anki

- ¿Qué? - Exclamo Willca- ¿Por qué?, aceptarían esa estupidez - Sayri empezó a redondear con su dedo el borde la taza y soltó una pequeña risa que pudo ser confundido con un susurro.

- Por Rawa - Al escuchar ese nombre, Willca sintió como la piel de su cuerpo se erizaba - Ese mago, de alguna manera, invoco a un dinosaurio.

- ¿Dinosaurio? - Willca, no pudo evitar agarrarse uno de los mechones de su largo cabello que descansaba sobre su hombro, tan solo pensar en esas lagartijas sobre-desarrolladas, esos dientes ásperos y su apestoso aroma le daba escalofríos.

- Hay mas - Replico con cierta alegría - La mayoría de estos dinosaurios estaban hechos de lava y bueno ya sabes, la lava puede derretir con facilidad el hielo; así que nuestro gran ejercito de golem de hielo fue reducido a un enorme charco en cuestión de segundos - Al escuchar su explicación, Willca entendió que había sucedido.

- Ese bastardo de Rawa logro dominar la invocación especial - Exclamó con furia

- ¿La que? - Pregunto con una gran confusión Sayri - Oh, cierto que tú no eres hechicero - Mencionó Willca en tono de burla - Es una poderosa magia capaz de invocar por tiempo limitado, cualquier criatura que se imagine - A pesar de ser una simple explicación, Sayri no pudo evitar sentir el profundo odio en cada una de las palabras, lo cual era entendible, a fin de cuenta Rawa, el mago principal de la Federación y fue uno de los mayores rivales de Willca, al ver esa apertura, Sayri no pudo evitar hurgar aún más en la herida.

- Es muy curioso ver como destrozo tu mas grande creación en cuestión de segundos - Expresó con una ligera sonrisa

- Sayri, no me ayudas, para nada - Expreso con cansancio.

- Bueno - Expresó Sayri con una notoria tristeza al ver como fallaba al molestar a su amigo - también invoco un Amaru - Respondió de una manera mas seria

- ¿Amaru? - Ya sabes, las serpientes gigantes con alas y cabeza de llama que pueden traer inundaciones; que de hecho, fue lo que hizo, inundo nuestros depósitos de suministros, es curioso ¿no?

- A que te refieres - Replicó Willca mientras miraba con impaciencia las escaleras que daban al segundo piso de su castillo, donde se encontraba su biblioteca

- Nosotros - Respondió con un cierto aire de orgullo - derrotamos en un solo día al ochenta por ciento de las fuerzas de la Federación, con un poderoso ejército de Golem de hielo que congelaba todo a su paso y - entonces su tomo cambio radicalmente a uno más sarcástico - en unas horas la Federación destrozó nuestro ejército y sumistros.

- Es una situación muy peligrosa - Comento Willca, en su rostro se nota unas líneas de miedo ante lo que podía hacer la Federación en unas cuantas horas.

- No lo menciones, fue horribles gracias a Dios teniamos expertos en la magia de movimiento entre nuestras filas, para que nos sacaran de ahí con el teletrasporte - antes de continuar Sayri suspiro y Willca pudo notar como su oscurecía su rostro, aunque con mucha dificultad por la rendija superior se su casco

- Aunque no todos tuvimos la misma suerte, por eso me parece un milagro que el estúpido de la Federación haya pedido un Anki.

- ¿Por qué así tenemos tiempo para re-agruparnos y abastecernos? - Pregunto con una mirada fría.

- Exacto - Replicó Sayri - ¿Cuánto demorarías en desarrollar una nueva magia de invocación que supere al ejército de Hielo? - Willca se quedó pensativo, divago durante unos minutos para poder responder.

- No lo sé - Exclamó finamente - pero como mínimo, en una situación ideal, donde mis experimentos no fallen y logré conseguir una buena fuente de maná, podría ser entre dos a cinco semanas como mínimo, pero repito en una situación ideal, podría extenderse mucho más tiempo, la formación de un ejército superior.

- El Anki - Respondió Sayri con seriedad - Es un estúpido torneo en donde dos estúpidos bandos se enfrentan con la misma cantidad de peleadores, hay un intervalo de una semana entre cada pelea, creo que tienes el tiempo suficiente, aunque eso depende de cuántos peleadores se fijen para el torneo.

- Haré lo que todo lo que pueda Sayri - Comento mientras le hacía caminaba hacia el segundo piso, Sayri de manera casi involuntaria empezó a seguirle

- Estoy seguro de que serás parte de los competidores

- Creo que si, amigo - La voz de Sayri, no mostraba ningún tipo de satisfacción ante la idea - después de todo soy considerado uno de los mejores guerreros de la nación, sino fuera así...

- No te abrían ascendido a General en tan poco tiempo - Willca interrumpió la frase que está armando Sayri - No ha pasado ni un año desde que saliste de la organización de escuderos y entraste al verdadero ejército y mira lo mucho que has crecido - Cuando termino de pronunciar esas palabras ambos ya se encontraban dentro de la biblioteca, una enorme habitación con estanterías de más de 3 metros de alto, divida especialmente en varias secciones, adornada con varias mesas de roble y unas cuantas escaleras.

Willca se acercó a una mesa que había cerca de la entrada y empezó a rebuscar algo entre sus cajones.

- Creo que solo tuve suerte - Replicó. -

Puede que tengas razón - Respondió mientras sacaba algunos pergaminos de los cajones - Pero, la suerte no será suficiente esta vez - Willca se acercó con tres pergaminos Sayri reconoció dos de ellos por el símbolo que tenían en el broche que los mantenían cerrados, pero el último le era irreconocible, el broche solo mostraba una esfera de color negra con algunos agüeros blancos y una cintas negras de alrededor.

- ¿Qué es la última? - pregunto con curiosidad

- Un regalo - Respondió de manera casi automática - Es el encantamiento gravedad, uno de alto rango, te permitirá manejar la gravedad de un arma que elijas, aumentarla, reducirla, incluso atraerla si la lanzas de manera horizontal.

- Gr-Gracias, me has dejado... Bueno... Sin palabras, estoy seguro de que esto será de mucha ayuda.

- No es necesario que me lo agradezcas - Replicó Willca con una sonrisa, ambos caminaron hasta la entrada principal en donde se encontraba la montura de Sayri, que aguardaba cómodamente en el establo, antes de partir Willca le volvió a poner los encantamientos para que se ahorra los pergaminos y apenas cerró la puerta se rindió sobre ella, apoyando toda su espalda, sus manos empezaron a temblar de la rabia, mientras sus músculos se tensaban, en su mente maldecía una y otra vez un solo nombre. - Bastardo hijo de puta - Pronunció antes de encerrarse en su biblioteca.