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II: Familia

Actualidad

 

Ya de era de mañana. El sol comenzaba a transmitir su calurosa radiación por el vidrio de las ventanas de la habitación del hotel, en la que estaba hospedada la pelirroja. Cuando los rayos anaranjados llegaron a sus parpados, ella pudo despertarse. Se mantuvo sentada un rato, mirando a la nada pensando en todo, por la somnolencia. Finalmente, se levantó, no mucho después de sentirse inútil en ese estado. Pasó al baño. Se observó de pies a cabeza. Se maquilló ligeramente, se peinó, se cortó las uñas y se vistió un poco abrigada. Ya eran mediados de otoño. Toda esta antelación para cumplir su misión de ese día. Ese lunes, debía juntarse con 3 personas, a las cuales debía pedir ayuda, preparada para su jornada.

 

Verán: Legalmente, Blair no podría meterse en el caso de su familia: Primero, porque ella no era imparcial en el caso. Es decir, tenía razones personales para meterse, y no se quería que eso nublase su juicio. Segundo, porque al estar en el departamento de Londres como consultora hasta unos 6 meses más tarde, no tenía jurisdicción en Estados Unidos, es decir, que todos sus privilegios como detective se verían suprimidos (Exceptuando los favores que cobraba a alguno que otro gato por allí). No, necesitaba ayuda para esto, y sabía a quienes pedirle. Un grupo de personas igual de motivadas por la búsqueda de venganza contra aquellos agresores que le arruinaron la vida. "Será difícil" se dijo, "Pero sabes bien que darás tu mejor intento" terminó dándose ánimos. Tomó su cartera, para guardar el celular y una pequeña libreta, de esas que están anilladas en la parte superior, donde anotaría todo. "Eso sí, no falles." se dijo antes de salir, prepara para la odisea.

 

"Predio deportivo; Hora 9:34 A.M; Estoy aquí para encontrar a el primer sujeto de interés, para este proyecto. Según sé, por experiencia personal, el sujeto en cuestión era conocido directo de la última víctima" Escribió en su pequeña libreta, con letra cursiva, escrita con una lapicera de tinta azul. Entrando en el predio se puso a pensar cada palabra, coma, punto, incluso acento, del dialogo que iba a tener con el sujeto. Trató de anticipar cada frase, cada reacción y todo lo que podría llegar a pasar. No iba a permitirse fallas. Aun así, sería la más fácil, teniendo en cuenta que tenía cierta relación con este, anterior a los sucesos que la llevaban a estar allí.

 

Llegó a la pista de atletismo, donde varios deportistas estaban dando sus recorridos para hacer su respectivo ejercicio. Pero su atención se desvió a los sacos de boxeo que había a un costado. Allí, 3 hombres (2 estudiantes y 1 instructor) estaban practicando sus directos, patadas y toda esa palabrería de simios que se divertían destruyendo huesos, mientras hablaban en idioma cavernícola, que a sus oídos sonaba como: "Unga dunga, unga dunga". Su cabeza dialogaba mientras mascaba un chicle. Igual, de alguna forma, quizá descargarse golpeando eso, le podría servir para no llevar tanto estrés por más que ella prefería liberarlo de otras maneras. Habiendo pensado esto, se paró enfrente al instructor, mientras se saca lo que masticaba, para tirarlo al piso.

 

- Señora... ¿La puedo ayudar? - Le preguntó al sujeto. Cuando ya había abierto la boca para liberar la más mínima palabra, fue interrumpida por un joven.

- Yo me encargo. - Dijo este. El chico latino, que tenía el pelo rubio teñido de anaranjado en la parte superior los nudillos vendados, transpirado por la cansada actividad física que estaba haciendo.

- ¿Cómo estás Rey?

- ¿Tú que crees? Cansado.

- No me refiero a eso.

- ¿Tú qué crees? - Respondió irónico. - No estoy para hablar ahora. Me tengo que dar una ducha, después me tengo que ir al campus, y... - Miró a los costados, sin ideas. - En general muchas cosas.

- Puedo esperarte.

- Pues, yo no quiero que lo hagas.

- No te seguiré demasiado. Solo quiero decirte un par de cosas y listo. - Continuó Blair. El otro gruñó.

- No puedo salir de esto, ¿Verdad?

- No, no puedes. - Volvió a suspirar, tanto por el cansancio como por el hartazgo.

- Está bien. - Dijo retirándose hacía las duchas.

- Te espero.

 

Blair se recostó en una pared, mientras sacaba una botella de agua para beber un trago. Su pensamiento redactó una ruta de dialogo perfecta para poder convencerlo. "Es fundamental para el plan. Respirando hondo, mientras se subía el cierre de la campera, tras que una brisa helada le haya hecho estornudar. Ya a mediados del otoño, a no más de un mes del inicio del invierno, le había pegado duro a su salud, razón por la que no entendía cómo demonios personas como Rey podían levantarse tan temprano con el frío, y estas sin remera pegándole a los sacos inertes. Ese tipo de resistencia es solo para los más fuertes. Cómo ya se había dicho, Adam también hacía boxeo, pero no era de los que se levantaban temprano, o de los que gastaban cantidades considerables de dinero en un ridículo gimnasio, que no tenía absolutamente nada de diferencia con el barato. Solo iba al del departamento, una hora o 2. Aunque, durante su adolescencia si era un poco más excesivo su entrenamiento, pero era por otra razón más que "La gloria", sino que fue para descargar su mente plagada de estrés, en uno de los periodos más oscuros en su vida. Cuando Rey salió de la zona de los baños, ella se puso a seguiré el paso. Caminaba rápido con fin de perderle, pero estaba determinada a hablar con él.

 

- Eres persistente ¿Eh Blair?

- Más de lo que te imaginas. - Amenazó la pelirroja.

- Aja. - Rey, sacó una cajetilla de cigarrillos. Se enganchó uno en los dientes y lo prendió con un encendedor. Le ofreció uno, y ella lo negó con la mano. - ¿Qué te trae de nuevo? Ya sabes, a américa.

- ¿Qué no es obvio?

- -No. Teniendo en cuenta que te fuiste por más dinero...- Dijo faltándole al respeto.

- No digas eso. Somos empleados del gobierno, nunca tuvimos mucho dinero. Tuve una buena oportunidad, una que me permitía mejorar la calidad de nuestras vidas, sobre todo la de James.

- No lo sé. Yo si tuviera hijos, por nada me alejaría de ellos. No podría vivir lejos de ellos. Tu por tu lado...

- ¡Ey! Soy la que más los extrañaba, ¿Sabes? - Le reclamó. - El niño salió de mi después de 13 horas de parto. No quieres alejarte de él, después de darte tanto trabajo.

- Te hiciste cesárea, no trates de engañarme. - "Cierto que le conté eso" - ¿Qué quieres, Blair? Tengo cosas que hacer. - La mayor levantó la mirada, se movió el pelo hacía el costado.

- Quiero que me cuentes tu historia con Adam. - Le pidió. Rey no parecía entender a qué iba eso.

- ¿Por qué? Ya la sabes. Estuviste ahí. - Dijo como respuesta a la propuesta. - No me digas que quieres sacar charla así nomás.

- Bueno, es cierto que me la sé muy bien. Pero quiero escucharlo de ti.

- Cada día estás más loca. - Comentó riendo, ya en la parada de buses. El joven suspiró, tirando la colilla de su cigarrillo. Lo pisó y la miró directamente a los ojos.

- -Hazlo. Por favor. - Dijo haciendo que su voz suene más dulce. - Quiero escuchar de ti, algo bueno que hizo antes de morir. - Su corazón se enterneció. Por lo que, perdió su actitud mal educada.

- -Aunque siga sin entender por qué... ¿Qué más da? - Dijo, aunque parecía dirigirse más así mismo que a la otra persona. - Mi padre era criminal de poca monta. Lo clásico, o más bien, común en este tipo de gente: Venta de sustancias ilegales, robo a mano armada, disturbio, etc. Podía desparecerse durante días y volver con la cara destruida llena de sangre por alguna pelea, para que lo primero que hacía era agarrárselas conmigo por sus errores.

- ¿Te golpeaba?

- Gracias a Dios, nunca llegó tan lejos. Pero si me gritaba, o me dejaba sin comer, por lo que, si no me organizaba bien, podía morir de hambre. -Se amargó tras terminar de recordar.

- ¿Qué más?

- Al final del día, las cosas que hacía eran mínimas. No pasarías más de 2 esas que puedes pasar unos días preso... Hasta que asesinó a alguien en una pelea, cuando tenía 14 años.

- Si... ¿Qué más?

- Adam fue el detective asignado al caso, y en cuestión de 2 días lo resolvió. Tenía todo en contra, por lo que no me sorprende que fuera tan fácil. - Miró a la calle esperando su transporte, pero se notaba de que no quería verla a ella directamente. -En fin, él fue a la cárcel, yo a un orfanato. - Contó como si estuviese terminando su historia. - Pudo terminar ahí: Me quedaría solo en este mundo. Bueno, mas que antes por lo menos. No sentía que fuera mejor, pero me sentía como si fuese ganado. Una maldita oveja. Pero...- Suspiró después de cerrar los ojos. - Apareció un día y me llevó a tomar un helado, y... empezó a pasar todos los domingos. Me explicó que se sentía culpable de haberme dejado huérfano, y ahora trataba de arreglar las cosas. Yo no confiaba en él, me parecía un maldito que quería hacerse el bueno. No era así.

- ¿No verdad?

- No.… veía algo bueno en mi... No sé qué... Jamás se rindió, pese a mi actitud de mierda.

- Me contó, que vio a alguien perdido, igual que él a su edad. Con mucho potencial, pero sin que nadie que lo puliera.

- Me enseñó tantas cosas. Por él, ahora hago kickboxing, estudio psicología, me enseñó a mantener la calma. Me...- Llegó a otro momento duro. - Me sacó del mayor infierno, en el que me metí... Hasta se puede decir que me ayudó a conocer a Ayleen. Pasé de ser un simple niño problema, a ser... Esto...- Terminó, señalándose con los brazos. - Lo quería tanto. - El joven bajó la cabeza, con la voz un poco quebrada. Sacó otro cigarrillo, pero Blair le impidió prenderlo, tomando su mano mientras sacaba el encendedor. - Lo mataron, y ahora me siento perdido. Fue mi verdadero padre, James fue como mi hermano... Y un hijo de...- Insultó en un gruñido, mientras golpeaba uno de los caños que mantenía en pie la parada. Ella se le acercó y puso una mano en su hombro.

- Sé cómo te sientes: Impotente, y furioso. ¿No? - El chico asintió. - Bien... Pero, sé que puedes hacer algo al respecto. - Dijo sacando algo de su cartera.

- ¿Qué?

- Ve a esta dirección al anochecer.

- ¿Para?

- -Para hacer algo al respecto. - Se dio la vuelta, y empezó a caminar hacia el lado contrario a Rey. - Asegúrate de venir, ¿Ok?

- Lo intentaré.

- Gracias. Pero recuerda: No lo haces por ti, ni por mí, lo haces por ellos.

- Lo sé. Fue bueno verte River.

- Digo lo mismo Rey. - Dijo volteándose. "Lo mismo digo" repitió en si mente.

- Y una pregunta ¿Es necesario el misterio? Sé que esta es la dirección de tu casa. - Se frenó y quedó callada.

- ¡Tú simplemente ven!

Finalmente se retiró de la presencia del chico. Este se quedo preguntándose que onda con esa dirección. Mientras tanto, le pelirroja pidió un taxi, con destino a una concesionaria de autos para alquilar uno. "Uno de tres" Anotó en la pequeña libreta. Luego miró la cajetilla de cigarrillos que le había robado a Rey, a la vez que bajaba la ventana de vehículo "Lo siento amigo, te necesito sobrio para esto", pensó antes de tirarla a la calle.

Llegando al local, encargó el auto mas barato (Al fin y al cabo, en un tiempo le darían el suyo, que estaba bajo custodia policial.), pasó por el banco para sacar algo de dinero. Y por ultimo, una vez había reunido suficiente valor, fue al departamento de policía, para recoger las cosas de Adam.

 

El olor a café barato, cigarrillos, comida rápida de locales con problemas de salubridad, le hacían sentir asco y le revolvían el estómago. El aroma tan ridículamente desagradable del lugar, le parecía incluso peor que el de algunos cadáveres que llegó a tener cerca. Como ella iba al turno nocturno, donde había menos personas, no se encontraba este problema, y menos en Inglaterra. "Adam ¿Enserio te bancabas este olor todos los días de tu vida?" Mostrando su identificación, entró escoltada por un uniformado a las instalaciones, del sobrio lugar, lleno de más sujetos como su acompañante, de otros que vestían de traje y algunos de forma semi-casual. En su mente, no era tan distinto al departamento de policía Londinense: Lleno de incompetentes, pobremente vestidos, informales para su trabajo. "¿Para qué venir formales al lugar que casi es nuestra segunda casa?", le decían siempre sus compañeros, a lo que respondía con un "¿Eres idiota o algo así?" Allí tenían que trabajar. Ir formales era prácticamente regla para ella, y que algunos fueran con camisa floreada, y pantalón de gimnasia, le ardía la sangre.

 

Ya en la oficina, preguntó al que estaba encargado de seguirla, si tenían alguna casa que le pudieran prestar, y con esta transportar las pertenencias. El sujeto fue a buscarla, quedándose sola en la pequeña habitación, "Buena distracción Blair". Lo primero que hizo, fue pasar la mano por el escritorio de madera, levantando un polvillo ligero de no más de unos días. Empezó a reunir las cosas, más cerca para facilitar el trabajo de guardarlas más tarde. Tomó, su bolígrafo (Con la punta mordida), unas cuantas hojas sueltas, un lapicero hecho con una lata decorada con papel de esos de cotillón (Obviamente una manualidad del pequeño James) y, por último, un marco con una foto ellos. La imagen, fue tomada en un día de campo que habían hecho durante unas de las vacaciones que le habían dado, y pudo viajar a verlos. Le pasaron por la cabeza las memorias de aquella tarde, y luego la sostuvo con una sonrisa nostálgica, mientras se sentaba encima del asiento del lugar. Suspiró llevando el recuerdo a su pecho mirando al techo. Sintió un pequeño calor de alegría por un segundo.

 

- Hola Blair, traigo la caja.

- Tú no eres policía... Ni hombre. - Aclaro perdiendo lentamente la sonrisa. - Y créeme reconocería esa voz donde sea y en este momento, es lo peor que puedo escuchar, así que ¿Qué quieres 0Zoe? - Preguntó hastiada. La detective Zoe Sea, era otra detective del departamento. Una mujer de pelo castaño rapado al costado izquierdo, con una sonrisa burlona.

- Creí que te alegrarías de verme.

- Si hay alguien, que te juro por Dios, que no quisiera ver, es a ti.

- O vamos. Dime, ¿Qué tal Inglaterra?

- ¿Qué te importa? - Dijo levitándose y acercándose a la morocha. - Sé que no me venías a saludar. ¿A qué vienes? ¿A quebrar mi paciencia?

- Algo así. Vengo a presentarte al detective asignado al caso Woods.

- -Hay no.- Exclamó. - Por favor dime por Dios que está detrás de ti.

- Nop.

- -Maldita sea. - Dijo hundiendo su cara en las manos. - Tenías que ser tú. ¡Justo tú!

- -Adam lo hubiera querido. - Dijo irónica burlándose de Blair.

- -Púdrete. - Le respondió furiosa Blair. - Siempre fuiste una carga. ¡No solo para mí, sino para el para él! - Le gritó. - Eres la mayor incompetente que alguna vez conocí.

- ¿¡Incompetente yo!?- Preguntó. - ¡Me pusieron a mí, por ser la mejor junto a Adam y Abigail!

- Supongo que en comparación a los demás inútiles de este departamento... No, ni siquiera entiendo por qué eres la mejor. No buscaron a uno con una coma más que tú. Eres una más de este departamento de porquería.

- -Púdrete. - La insultó. - Cuando resuelva esta mierda, voy a demostrarte que soy mejor que tú y el insulso de tu marido. - Le dijo.

- ¿Qué dijiste? - Le preguntó amenazante

- ¡Insulso! - Respondió aún más amenazante, acercándose más a la pelirroja. - ¿Qué vas hacer? ¿Eh? - Por más irá contenida que tenía, y de ganas de romperle la nariz a golpes, Blair se limitó a decir.

- Nada no lo vale. Tu no lo vales. - Mientras se iba hacia atrás tomando aires.

- Acéptalo, voy a resolver esto, y lo haré mejor que tu.

- No si lo impido. - Se le escapó. Se tapó la boca disimuladamente, cómo reacción a sus propias palabras.

- ¿Cómo?

- Nada.

- No te vengas atrás ahora. Estas diciendo que te vas a meter. ¿No es así? - La mujer soltó una risa entre labios.

- No es necesario: Ya sé que sin hacer, nada tu sola te destituirás y demostrarás lo inútil que eres. - Dijo burlona, terminando con una risa.

- Eres una maldita. - Dijo ofendida. - Voy a terminar este caso, lo voy a resolver y además, haré todo lo posible para que ya no puedas volver al departamento. - Declaró.

- Te quiero ver intentarlo.

- Oh lo haré, te juro que haré.

- O si…- Se puso los dedos en la boca y riendo entre labios dejo escapar una pequeña risa. – Seguro que lo harás. - Le dijo, cómo lo haría uno con un niño.

- Y por último...

- ¿Que?

- Si te llego a encontrar durante la investigación, en cualquier lugar...

- ¿Qué me harás? Quiero ver con que idiotez sales.

- Te encerrare por obstrucción.

- ¿Con qué pruebas? ¿Una charla entre 2 personas sin cámaras o grabadores? - Hizo una pausa. - ¿Sabes? - Blair, le arrebató la caja de las manos y empezó a guardar las cosas del escritorio. - Ya de por sí, tener que venir aquí, me dan ganas de suicidarme. Pero, ahora saber que serás ¡Tú! la dirige la investigación. - Gritó riendo irónicamente, pero por dentro decía "Mátenme". - No te imaginas como me pone. Ni siquiera eres cortés con alguien pasando en una situación dura. Eres la última persona a la que quiero ver.

- Lo siento por no tener la cortesía inglesa, zorra pelirroja. - Dijo levantando su dedo medio, mientras se retiraba. Una vez ya alejada:

- Hija de...- Bardeó antes de terminar de guardar todo.

 

Ella se puso a pensar en algo: El matrimonio, según varias parejas, es un mecanismo bastante similar a un reloj. Cada engranaje girando, todo organizado, para mantener el orden como finalidad. Siempre se mantiene. En otras palabras, la rutina hace que todo fluya. "Que aburrido" piensas todas las personas que escuchan eso, pero te da cierta seguridad, y tranquilidad, hasta se podría decir que paz. Sin contar, la veces que se rompe el auto, se enferma el niño o tiene alguna especie de acto escolar, obviamente. Y aunque, ellos 2 tenían rutinas separadas, el mecanismo genera una ventaja, ya que se conocen a la perfección. De esa forma sabía que pasando la mano por debajo del escritorio, encontraría una memoria U.S.B, que había pegado Adam. Un día empezaron a investigar el departamento por un posible caso de corrupción y después de que atraparan a varios policías, entre ellos algunos archivistas, se le generó un sentimiento de paranoia, hacía que alguien le modifique los archivos de sus casos. Por eso, siempre generaba una copia en esa memoria externa, para que siempre tuviese la seguridad de que había una copia inmodificable, a su alcance. Y ahora para Blair, era una ventaja. "Gracias amor" Le dijo al aparato, antes de levantarse para ir a su siguiente destino.

 "Hora: 12:06 A.M Lugar: centro comercial. Me encuentro aquí, para encontrarme con la segunda persona de interés. No es lo mismo que anterior caso, ya que tengo un conocimiento casi mínimo del sujeto. Deberé ir con más cautela de lo común" Escribió en la libreta nuevamente. Una vez guardada, hizo la vista gorda, buscando entre las mezas al sujeto. Todos jóvenes adolescentes, haciendo juntadas, y solo una solitaria, con una mujer joven sentada allí, bebiendo de una 7up, con aburridos sorbos, mirando el celular momentáneamente, pero alerta a la llegada de personas. Lo más llamativo era su maquillaje, el cual era relativamente más artístico. Que a diferencia del suyo, realmente se notaba cierta profesionalidad en ese rubro. Le gustaba, de alguna forma, le parecía atractivo. "Procedamos". Se acercó cautelosa a donde estaba, y la miró fijo para analizarla, antes de decirle:

 

- ¿Señorita Jane Lee? - Ella le miró. - ¿Es usted?

- Sí, soy yo. - Respondió fría, estiró la mano y se dieron un apretón.

- Me alegra, que haya podido asistir a esta reunión. - Dijo empezando el dialogo, arrastrando la silla hacia atrás para sentarse.

- No tenía nada más que hacer. No fue un problema. - Respondió temblorosa. Se veía en su mirada, el tono su voz ligeramente aguda, y en la lentitud de sus movimientos, que estaba realmente deprimida. Comprensible, "Será mejor proceder con cautela." - Dígame, ¿Qué quiere? ¿Para qué me hizo venir?

- Yo quería charlar con usted. - Dijo, una vez sentada, dejando la libreta, y apoyando su mano para empezar a tamborilear con los dedos. - Pero, tengo una duda, ¿Tiene idea de quién soy? - Preguntó.

- Blair River. Es detective. ¿No?

- Así es. ¿Cómo lo sabe?

- Busqué su nombre en Internet. Dha. - Aclaró. - Es oficial de policía en Londres.

- Algo así, más o menos.

- Lo que sí que no entiendo es que quiere hacer. No tiene jurisdicción aquí. ¿Cómo piensa ayudarme? ¿Quiere recomendarme alguna psicóloga o alguna pavada así? Sepa muy bien que no creo en esas cosas.

- No vengo a eso exactamente...

- ¿Qué quiere decir?

- Ya llegaremos a eso. - Dijo cambiando el tema. - Primero lo primero. ¿Le molesta si le hago algunas preguntas?

- ¿Preguntas?

- Si.

- N-no lo sé...- Dijo sacudiendo la cabeza, con un sentimiento de incomodidad en crecimiento. - ¿Si? - "Parece algo confundida" Pensó Blair, mientras sacaba su libreta. "No quiero contarle aun sobre el plan. Así que no digas idioteces Blair"

- -Me interesa saber del caso "3 Suits", más específicamente sobre 3 de las víctimas, que usted conocía. Así que, permítame formular bien mi pregunta: ¿Cuál fue su relación con las 3 víctimas? Es decir ¿Wyatt Thomas, Connor O'Neill, Abigail y Jayden Miller? - La chica, nuevamente miró al suelo. Tragó saliva.

- Son...- Se detuvo un par de segundos para reformular su respuesta. - Eran, mis mejores amigos. - Respondió.

- Muy bien. ¿Y dónde se conocieron? - Preguntó ahora. Jane, arrastró el pie y cambio a una postura más encerada, dentro de su propio cuerpo, signo de estar aún más nerviosa.

- En la preparatoria. - Dijo rígida. - Íbamos a clases distintas, pero nos empezamos a juntar, luego de vernos en otros lados...

- Más específicamente en el: "Movimiento de verdad y justicia para jóvenes" o, M.V.J.J. ¿No? - Su cara de tristeza, pasó a ser una de extrañamiento.

- Si...- Dijo un poco más firme. - ¿Y?

- No me equivoco entonces, ¿Por qué entró en ese movimiento en primer lugar? Ósea ese grupo lo crearon para todos los adolescente y joven que pasaron por sit...

- ¿No le aparece en sus malditos reportes? Yo hice cada denuncia, debería estar registrando. - Interrumpió más alterada y con cierto nivel de rabia.

- Por favor, mantenga la calma.

- Está haciendo preguntas muy estúpidas señorita River. - Casi gruñendo, "Toqué un nervio", escribió la pelirroja.

- Lo siento, solo quería corroborar la información que ya tenía. - Aclaró Blair.

- Está bien, pero hay mejores formas de hacerlo. - Dijo calmándose un poco, pero con un tono de voz amargado.

- Tiene razón...- Nuevamente se estaba quedando sin palabras. Su guion mental empezó a terminar, pero improvisar se le daba peor. Decidió recurrir a un pequeño plan B. - Solo trataba de hacerlo como un pequeño repaso, y así sacar un poco de conversación, antes de de llegar al punto de esta reunión. Si la ofendí lo siento, no era mi intención.

- Me parece una pendejada querer sacar conversación así.

- Bueno, pero usted es prácticamente una desconocida para mí, no sabría qué tema sacar para charlar, sin irme demasiado del punto. Haga un esfuerzo póngase en mis zapatos tambi...

- ¿Ponerme en sus zapatos? ¿Me está jodiendo? - Le preguntó mucho más enojada que antes. Alejándose del respaldo de su silla, acercó su rostro al de ella, mientras apoyaba el índice en la mesa, golpeando en cada coma que hacía. - Me invitó a un lugar, sin casi tener idea de quien era usted. Cuando llega, me llena de preguntas, como si fuera un periodista rompe pelotas, que me intenta interrogar durante uno de los momentos des malos de mi vida. ¿Cómo quiere que me sienta? ¡Póngase usted en mis zapatos! - Se estaba poniendo agresiva, creando una pequeña alteración en Blair, quien se pasó la mano izquierda hacia la nuca, y se tironeo un pequeño mechón de cabello.

- Lo siento, yo estaba intentando...- Frenó. "¡Piensa! No digas una pavada" - Yo no quería...

- "Yo no quería" ¿¡Que!?- La imitó antes de golpear la meza. "¡No te pongas nerviosa Blair!" - ¿¡Y!?- Le preguntó la pelirroza, casi a los gritos. "¿Cómo debo proceder? ¿Clamada, a la defensiva o agresiva?" trató de organizarse, a la vez que comenzó tironearse más fuerte del cabello. Cerró los ojos tratando de tranquilizarse. - ¿Sabe algo Blair? - Jane se levantó toda tensa por la ira. - Esto fue una pérdida de tiempo...- Se estaba yendo, cuando la desesperación provocó que la que aún estaba sentada, alzase la voz.

- ¡Hey!- Exclamó. El grito ubicó a la joven, y llamó la atención de otros clientes a su alrededor. - Le pido, por favor, que baje un cambio. - La regañó haciendo énfasis en la palabra "Por favor". - Estoy aquí por la misma razón que usted. Sé como se siente, y no que sabe que hacer ahora. - Su tono de voz subió notoriamente de volumen. - Le tengo una opción, de que puede hacer ahora. Se quiere ir, hágalo, no me importa. Pero, quiere saber de qué se trata lo que le voy a contar, de mi alternativa...- Levantó la mano, señalando la silla detrás de ella con todos los dedos. Se sentó refunfuñando, cruzando las piernas, y sacando un chicle que se metió en la boca para masticarlo, con muy mala cara. - En fin, intenté hacerlo dinámico y amistoso, pero, supongo que mi plan se fue al demonio, ¿No? Eso sí, me hizo alterar, cosa que no es fácil. La felicito por eso.

- "Para hacerlo amistoso" dice. ¡Ja! - Se burló. - ¿No será... ridículamente aterrador? ¿Invasivo? o ¿Preocupante?

- Dígalo como quiera, lo intente y falle, punto. - Declaró. - Le voy a resumir lo que se: Usted entró al M.V.J.J, conoció a otros como usted, y se hicieron amigos, tan grandes que cuando se disolvió el movimiento, siguieron juntos. ¿Voy bien? - Dijo apresurada, puntuando sin mucho detalle lo que decía en algunos archivos que tenía, y otras noticias de Internet. La joven asintió, a la vez que levantó un labio en señal de nostalgia, se estaba tranquilizando. "Al fin, un mínimo avance" - Cada uno terminó sus estudios, y empezó su carrera: Thomas se convirtió en comentarista deportivo; O'Neill en diseñador gráfico, pero empezó a ganar notoriedad por sus pinturas; Miller policía, de hecho, fue compañera de Adam Woods, mi pareja; Y por último usted, trabaja de fotógrafa. Ahora, aparecieron muertos, asesinados por estos sujetos. Una serie de asesinatos, en los que 6 escenas del crimen, aparecían marcas de cuchillos en la pared. Sus amigos fueron el tercer, cuarto y quinto, asesinato"- Resumió velozmente, moviendo el dedo de izquierda a derecha.

- Hable, con más respeto por favor. No toque la muerte como si no fuese nada. - Reprendió.

- Lo intente Jane. Lo intenté y usted no me dejó. Intenté ser respetuosa, pero usted se ofendió.

- Perdón, no la quería hacer enojar.

- Hubiera seguido la corriente antes. Podría ser más amable, pero usted no me lo permite.

- No me joda. Dígame de una buena vez, ¿Cuál es el punto de esta charla? Dígame de una vez que quiere.

- Ok, seré concisa: ¿Quiere hacer algo? - Jane inclinó la cabeza a la izquierda en señal de no estar entendiendo. - ¿Quiere hacer algo además de enterrar a sus amigos? ¿Quiere dormir sabiendo que no murieron por nada? Básicamente ¿Quiere encontrar a los asesinos?

- ¿Usted qué cree?

- Sea clara.

- ¡Si!

- Bien. - Le dejo el papel con la dirección. "Al fin dejé esto. Por lo menos no ay vuelta atrás"- Venga aquí al anochecer.

- ¿Por qué?

- Si quiere resolver esto: Venga aquí. - Jane leyó en contenido, veloz mente, y una vez terminó sacudió la cabeza, la tiró encima de la mesa y dejó de mirarla directamente.

- ¿Y si me niego que? - Amenazó.

- Lo resolveré sola. - Respondió decidida.

- Entonces ¿Por qué viene? ¿Para qué me hace perder mi tiempo aquí? ¿Acaso no es más barato hacerlo por su cuenta? ¿Para qué me precisa?

- Porque se lo siente. Lo sé, mejor que nadie. - Jane sintió que su corazón se frenaba. La mujer, suspiró bajando un cambio antes de explicarse. Blair estaba llegando a algo con esa tensa charla, y lo demostraba relajándose nuevamente en el respaldo de la silla de metal. Cerró los ojos un segundo antes de poder seguir, recordando el porqué de estar allí, que se le había olvidado. - Hacerlo sin usted sería más fácil y barato, sí, pero sé que usted se siente igual que yo. Dijo que eran como sus hermanos, como su familia vaya. Bueno, ellos eran la mía: Mi hijo James y mi esposo Adam. - La otra, se recostó también en el respaldo de la silla, miró al otro costado. - Le dije que se pusiera en mis zapatos, no para que no me critique, sino para que entienda que yo siento lo mismo que usted. Para mí esto es igual de incómodo: Venir a este lugar lleno de tiendas raras llenas de artilugios más caros que nuestros salarios. Hablar de nuestras vidas con otro extraño. Pedirle ayuda en algo complicado.

- ¿Complicado? ¿Por qué complicado? - "Mierda"

- Y sobre todo...- Dijo sin responder a la pregunta. - Esa sensación de: De que ya nada será igual, o todo cambió. - Jane se sintió conmovida por esa frase, además de identificada. - Esa frase de: "Ya no", está constantemente. - Bajo lentamente la cabeza. - A james, "Ya no", podré verlo jugar en el patio sin ninguna preocupación; "Ya no" me mostrará los dibujos que hacía mal pintados, pero con gran corazón y creatividad; "Ya no" podrás cantarle el feliz cumpleaños frente a un pastel que estuve 2 horas haciendo, porque me cuesta horrores cocinar; Y... "Ya no" le podré decir, "Te amo, mi vida" cada mañana cuando llegue del jardín...- Hubo un silencio. "Si empiezo con Adam, voy a llorar" pensó. - ¿Y usted? - Le preguntó.

- Usted me dijo algo muy lindo sobre su familia, sin embargo, yo siento que jamás conocí a la mía: Mi padre trabajaba tanto como mi madre, por lo que casi nunca los veía. Me sentía... tan vacía, por no tener casi relación con ellos. Sobre todo, porque cuando pasó lo peor...- Explicó, con cierta tristeza. Pero entonces sonrió nostálgica antes y dijo. - Pero ellos... Ellos...- Rio con cierta alegría tras empezar a recordar. - Los remplazaron, muy, muy fácil. Connor era casi como un niño: Competitivo y terco, pero siempre me hacía reír con alguna de sus idioteces. Su forma de exagerar las cosas con el fin de hacerme sentir mejor, nunca nadie las superó. El alma de la fiesta, se podía decir. Organizaba juntadas todo el tiempo para vernos, una vez ya éramos adultos. - Contó. - Con Wyatt, la cosa era diferente. A causa de su condición era inocente, lento para entender cualquier cosa. Odiaba los ruidos fuertes, y el contacto físico por largos periodos. Podía tener ataques de nervios que eran difíciles de manejar, y terminaba contagiándonos el estrés. - Hizo una pausa. - Pero, aun así, tenía una forma muy particular de ver las cosas, y a base de eso me mandaba charlas largas y profundas sobre la vida. Y eso que no soy de las que se bancan esas cosas, ¿Eh? Y además las pinturas que hacía, ¡Fua! si eran bellas. Los colores cálidos que utilizaba, las flores y la abundancia de anaranjado eran su marca personal. - Sonrió, con alegría mientras se quedaba un poco tranquila.

- ¿Qué ocurre con los Miller?

- Abigail... Ella era la mejor. Se sentía como si fuese mi hermana mayor, todo el tiempo estaba cuidándome en todos lados. Aunque flaquita y un poco petisa, era brava como nadie. Si me llegaba a ocurrir algo, ella llegaba a ayudarme levantándome el ánimo. O si algún chabón raro me frenaba en la calle, ella lo encaraba y le decía "¿Pasa algo pedazo de porquería?". No sé por qué, eso asustaba a todos. Nunca me sentía sola o insegura, cuando la tenía cerca. - Explicó, un poco extrañada, pensando en porqué ocurría eso. - Y Jayden…- Sus pequeñas lagrimas salían de sus ojos café. - Él... era más que mi amigo o mi hermano. No sé cómo describirlo... Solamente era todo eso junto... Era protector, inteligente, contenedor, hasta paternal se podría decir. Fue el que me ayudó a hacer la denuncia cuando ocurrió eso...- Se secó la lagrima. - Hasta me pidió de que fuese la madrina de su pequeño. Pero ya no va a poder ser...- Confirmó más de la información que necesitaba: Abigail, estaba embarazada cuando la atacaron.

- Por culpa de esos asesinos. - Jane empezó a enfurecerse. - Esos imbéciles los hirieron, los mataron...- Se tragó el nudo de la garganta. Pensó en que decir, por eso cambio de golpe de tono. - Pero...

- Dígame.

- ¿Qué ocurre con la policía? ¿Por qué ellos no se encargan? ¿No tienen razones personales para hacerlo ya que Adam y Abigail?

- Por favor... Trabajé con ellos, y son unos incompetentes. Además, usted no sabe que...

- Por favor, no me hable así. Llámeme por mi nombre, me hace sentir vieja. - Rio un poco, pero se calmó. - ¿No sé, que?

- Ok, Jane le voy a explicar algo: La oficial que está al mando, es la peor que alguna vez conocí. Viene arruinando casos de Adam. ¿Estás segura de que quieres arriesgarte a que jamás encuentren a los asesinos?

- No… - Hizo una pausa. - Tiene razón. - No lo pensó más y... - Nos vemos en la noche.

- -Me alegro Jane. Nos vemos. - Se levantó - Gracias - La palmeo en el hombro 2 veces antes de retirarse.

 

Ya habiendo salido, Blair libero tanto aire que casi se desmaya. "Estuve muy cerca de arruinarlo" pensó recostándose encima de una de las paredes del negocio. Subestimó la madurez de la joven: Se esperaba a alguien sumisa, o eso esperaba de ver sus antecedentes de víctima de abuso. "¿Qué estoy diciendo?" se regañó. "Pasaron 10 años Blair" continuó. Su forma de actuar, que no se rebajaba al nivel de nadie, no será fácil lidiar con ella. Pero, levantó la cabeza y sonriendo "Lo lograste", se dijo aplaudiendo consigo misma.

"Será mejor que me calme, en unas horas será la reunión. Pasaré por un café, y luego iré al hospital" Pasó por su cafetería favorita, que, por más de estar a 20 cuadras de allí, era la única que, según ella, lo hacían bien o decente de toda la ciudad. Se pidió un latte endulzado con stevia. El problema, era que ella odiaba beber mientras caminaba, no sabía por qué, pero siempre se le caía la taza encima, y justo llevaba una blusa blanca. Entonces se le ocurrió sentarse en la banca de un parque, muy cerca de allí. Como no prestó atención a su alrededor, tardó hasta la mitad de su bebida en darse cuenta de que estaba en el mismo lugar donde iba con James a pasar el rato, durante esas mañanas de sábado.

Hace 2 años

 

Estaban en el parque más cercano de la casa. Un día de inicios de invierno, de aquellos que la mujer detestaba. El pequeño jugaba en los columpios por casi por toda la hora que estaban. No necesitaba más que eso para disfrutar ese momento. Pero, a veces solía caminar por alrededor, buscando algo interesante para observar y darle un rato de su atención. De hecho, ese día se puso a mirar un grupo de perros en manada, analizando cómo se manejaban juntos, maravillando por su particular estilo de vida. Blair que lo observaba a la distancia, controlaba sus acciones mientras le daba su espacio. De esta forma, estaba con mil cosas en la cabeza que la desconcentraban, estando así, hasta que el pequeño, al cual apodaba Juicy, la llamó para que se acercara.

 

- ¡Ma! - Para aquel momento ya tenía 4 años.

- ¿Qué pasa?

- ¿Por qué esos perros están todos juntos? Es raro como están.

- Porque están en manada.

- ¿Manada?

- Sip. Como no tienen dueño, ellos se juntan como si fueran una familia, para no estar solos.

- Ah...- Dijo sorprendido. - ¿Cómo se hacen? - Preguntó curioso.

- Un perro se encuentra a otro, y luego se juntan a otro, y otro y así. - Dijo intentando dar una explicación concisa, pero fácil de entender para un niño "Yo que sé", pensaba mientras lo decía.

- Ok. Pero ¿Y qué hacen?

- Bueno... Consiguen comida, se protegen de los peligros, pelean contra otros perros, y... se quieren, supongo.

- Tipo como vos, yo, y papá. Sin pelear con otros perros. - Comparó el niño pelirrojo.

- Vos, papá y yo. - Lo corrigió. - Y si, como nosotros. Creo.

- Que cool. - Dijo cerrando la conversación. - ¿Y esos 2 perros que hacen?

- A la mier... Eh... se están abrazando...- Mintió nerviosa.

- También como nosotros.

- Eh...- Balbuceo buscando una excusa, mientras lo tomaba de la mano. - ¡Mira, ya en un rato nos tenemos que ir! ¿Quieres ir un poquito más a las hamacas antes de eso? - Le avisó mientras le desviaba la vista del acto de amor de aquellos animales.

- Okey, pero solo si tú me empujas.

- Me parece bien.

 

Llegaron con cuidado de no ser golpeados por los otros niños que juntaban allí. James se sentó en uno de los pedazos de madera, enganchados con unas cadenas un poco oxidadas, se agarró fuerte, y preparó la espalda para ser empujado. Blair, no puso mucha fuerza en el primer intento de hacerlo llegar alto, ni para el segundo o tercero. La falta de entretenimiento provocó que dijese:

 

"Vamos Blair, ponle ganas" Acotando al pedido de su pequeño, aumentó la potencia del movimiento, provocando una reacción más fuerte. En otras palabras, llegó más alto y se veía en su carita que empezaba a disfrutar el pequeño juego, contagiándole un poco a su madre de su alegría.

- ¡Más alto!

Volvió a gritar. Con un poco más de fuerza empezó a crear más movimiento. Como si pudiese patear el cielo, James agitaba las piernitas cuando llegaba alto, mientras con su risa, llenaba el lugar a su alrededor con su felicidad.

- ¡Un poco más Mamá! - Le pidió.

 

Ya lo empujaba con todas sus fuerzas. Ya había llegado tan alto, que las cadenas se doblaban un poco al llegar al máximo del impulso. La risa del James, y la sonrisa de Blair, que ahora estaba disfrutando el juego casi tanto como él, se podía divisar a kilómetros de distancia. Lo gracioso es que de joven uno lo disfruta, por ser un juego pacífico y tranquilo para pensar en soledad, o así lo veía ella antes. Pero, ahora lo estaba disfrutando la actividad en compañía: El niño ese sentimiento de adrenalina, y ella al verlo sonreír. Se sentían solos, a pasar de estar al lado de otro como ellos, quizá pasando lo mismo. En unos días se debía ir a Inglaterra, la razón de estar preocupada todo el tiempo en primer lugar, sobre todo, cosas como organizar el viaje, terminar los papeles de la casa que debía alquilará allí, que empresa de mudanzas contratar, o más bien cuáles muebles tener que comprar para allá. Pero más importante, cómo decirle a James, quien aún no se había enterado. "¿Qué importa?" Pensó de repente. "Solo quiero verle sonreír. Es más que suficiente" Se dijo. Cuando terminó debido a que la hora de irse se les había pasado por media hora, algo que los decepcionó a los 2, causándoles esa sensación de querer seguir un poco más. Lástima que el tiempo no los acompañaba. Lo tomó de la mano, para irse. Para empezar el camino al auto y de allí a la casa.

 

- ¿No nos podemos quedar un poquito más?

- No hijo, tengo que organizar muchas cosas, tienes que almorzar y después tenemos que hacer esa maqueta para el jardín.

- Bueno...- Entonces Juicy la abrazó (Las piernas, era pequeño aun) - Te quiero Mami.

- Y yo a ti amor. - Le dijo. Sabía que ese momento sería el último de soledad con el antes de su viaje. Por eso se agachó para estrujarlo un poco. - Te quiero mucho mucho mucho.

Actualidad

 

Se paró frente al edificio del hospital general de la ciudad, inspiró e expiró antes de escribir en la libreta: "Ultimo sujeto. Si la anterior fue difícil, esta lo será más. Está con un estado físico muy malo. Es victima directa a la vez que indirecta de los asesinos. Creo que, a diferencia de los otros, realmente me compadezco de está, como esposa, como madre, y como mujer " Una vez dentro, preguntó por el nombre del paciente. Le advirtieron del estado del paciente, que era delicado, sumado a que recientemente se había despertado de un coma. A todo esto, solo respondió con un "Ya sé". Caminó por el pasillo, y cada paso generaba un potente eco, que se agravaba mientras más se metía en sus pensamientos.

 

Su alrededor se volvió borroso, mientras que escuchaba como si tuviera los oídos tapándose, como si estuviera bajo el agua. Solo sentía el sonido del aire entrar y salir por su nariz, como muestra de su profunda respiración. También comenzó a escuchar una voz que era la suya, charlando con una recreación del sonido de la otra persona, simulando el dialogo. Estaba temerosa, no de cagarla como tal, sino de lastimarla más. Era aterrador, además de preocupante. La compasión y Blair, no eran amigas. Como policía, se encontró a varios que robaban para, supuestamente, alimentar sus hijos, o para sobrevivir. A eso siempre respondía con "No es de mi interés". Y cuando a su madre le dio cáncer, tras todo lo que la hizo pasar, le dijo frio "Deseo que te recuperes pronto, o de lo contrario, que mueras rápido", antes de jamás volverle a hablar. Ni siquiera se dedicó a contárselo a Adam. Pero, por primera vez, se sintió así, encima con alguien ajeno a ella, por lo que se puso a investigar esta sensación que cargaba. Pero se metió tanto en sus ideas, que se golpeó con una de las carretillas de medicina, tropezándose y cayendo al piso estrepitosamente. "La put..." se quejó, "Gracias a Dios no traigo falda" agradeció. Por lo menos, este evento, se dio, a unos pasos del cuarto. Tocó el marco de la puerta antes de siquiera ver quien estaba adentro. En la cama, había una mujer mirando la ventana con un rostro de depresión absoluta.

 

- Hola...- Dijo River, acercándose de apoco, mientras levantaba una silla acercándose más. - ¿Abigail Miller? - Preguntó.