Yvonne miró al mayordomo y le dijo: —Ya que es el director del banco, ¡invítelo a pasar, por favor!
El mayordomo respondió: —Sí, señorita.
Luego se dio la vuelta para marcharse.
—¡Espera! —gritó el asustado Louis.
Sin embargo, el mayordomo le ignoró por completo.
Louis siempre había sido travieso y pícaro desde que era un niño y, especialmente comparado con Yvonne, le hacía parecer aún más atroz. Los sirvientes de la mansión también lo encontraban bastante desagradable.
Además, ésta era la casa de Ian y Joel. Como cabeza de familia, se podía considerar a Joel como el hijo adoptivo de Ian. En cambio, Yvonne era la verdadera dueña de la casa.
Cuando el mayordomo se fue, un furioso y asustado Louis exigió: —¿Qué crees que estás haciendo? ¿Qué te hace pensar que puedes aceptar reunirte con ellos cuando están aquí para buscarme?
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