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Vendida al destino

Amelia no siempre fue Amelia. En una vida pasada, fue un joven que se dejó llevar por la apatía y la indiferencia, grabando en silencio una atrocidad sin intervenir. Por ello, una organización secreta decidió aplicar un castigo tan severo como simbólico: transformar a los culpables en lo que más despreciaban. Convertido en mujer a través de un oscuro ritual, Amelia se ve atrapada en un cuerpo que nunca pidió y en una mente asediada por nuevos impulsos y emociones inducidos por un antiguo y perverso poder. Vendida a Jason, un CEO tan poderoso como enigmático, Amelia se enfrenta a una contradicción emocional desgarradora. Las nuevas sensaciones y deseos implantados por el ritual la empujan a enamorarse de su dueño, pero su memoria guarda los ecos de quien fue, y la constante lucha interna amenaza con consumirla. En medio de su tormento personal, descubre que Jason, al igual que la líder de la organización, Inmaculada, son discípulos de un maestro anciano y despiadado, un hechicero capaz de alterar el destino de quienes caen bajo su control. Mientras intenta reconstruir su vida y demostrar que no es solo una cara bonita, Amelia se ve envuelta en un complejo juego de poder entre los intereses de Inmaculada y Jason, los conflictos familiares y las demandas del maestro. Las conspiraciones se intensifican cuando el mentor descubre en ella un potencial mágico inexplorado, exigiendo su entrega a cualquier precio. Para ganar tiempo, Jason e Inmaculada recurren a métodos drásticos, convirtiendo a los agresores de Amelia en mujeres bajo el mismo ritual oscuro, con la esperanza de desviar la atención del maestro. En un mundo donde la magia, la manipulación y la lucha por el poder son moneda corriente, Amelia deberá encontrar su verdadera fuerza para sobrevivir y decidir quién quiere ser en un entorno que constantemente la redefine.

Shandor_Moon · Ciudad
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96 Chs

037. Alianzas inesperadas

Amelia se acomodó en el asiento trasero del coche, tratando de ignorar la tensión palpable en el ambiente. Mei y Li Wei tomaron asiento a su lado, cada una inmersa en sus propios pensamientos. Amelia abrió su portátil, decidida a aprovechar el viaje para ponerse al día con algunos correos matutinos.

Mientras el coche avanzaba por las calles, Amelia se sumergió en su bandeja de entrada, respondiendo a los correos con rapidez y eficiencia. Sin embargo, un correo en particular captó su atención: era la convocatoria para la reunión de emergencia de toda la empresa, obligatoria para todos los empleados, ya fuera de forma presencial u online.

Amelia frunció el ceño, sintiendo una mezcla de curiosidad y preocupación. Conectó su portátil a la red y se unió a la reunión en línea. La pantalla se llenó con la imagen del salón de actos de la empresa, abarrotado de empleados. Jason apareció en el escenario, acompañado por Isabel. Amelia aumentó el volumen, sabiendo que Mei y Li Wei también escucharían la transmisión.

Jason se acercó al micrófono, su expresión seria y su postura reflejando una determinación firme.

—Buenos días a todos. He convocado esta reunión de emergencia porque hay un asunto muy grave que debemos abordar de inmediato. En nuestra empresa, valoramos el respeto y la profesionalidad por encima de todo. El respeto a los compañeros es un pilar fundamental en nuestra política empresarial. No toleramos la difusión de rumores ni el acoso en ninguna de sus formas.

Amelia sintió una punzada de orgullo y preocupación mientras escuchaba a Jason hablar. Observó de reojo a Mei y Li Wei, notando cómo sus expresiones se volvían más serias a medida que avanzaba la reunión.

—El viernes por la tarde, se difundieron rumores falsos y malintencionados sobre una de nuestras empleadas, Amelia. Quiero dejar absolutamente claro que esos rumores son completamente falsos. Amelia es una trabajadora valiosa y dedicada, y no permitiré que su reputación sea mancillada por chismes sin fundamento.

El coche continuaba su trayecto mientras la voz firme de Jason llenaba el espacio interior. Mei y Li Wei intercambiaron miradas, evidentemente interesadas en el desarrollo de la reunión.

—Vamos a investigar a fondo quiénes fueron los responsables de difundir estos rumores. Se tomarán las medidas pertinentes, y quiero ser muy claro en esto: cualquier persona, sin importar su cargo o antigüedad en la empresa, que se encuentre involucrada en la propagación de estos rumores, será despedida inmediatamente. No toleraremos ninguna violación de nuestras políticas empresariales.

Jason se inclinó hacia el micrófono, su voz aún más firme.

—La política de nuestra empresa es clara y será aplicada de manera estricta. Espero que todos ustedes reflexionen sobre la importancia del respeto y la profesionalidad en nuestro entorno laboral. Quiero que este incidente sirva como un recordatorio de que en el Grupo Jason Xiting, valoramos a cada uno de nuestros empleados y no permitiremos que ningún acto de deslealtad o falta de respeto quede impune.

Amelia cerró su portátil cuando la reunión llegó a su fin. Se sentía agradecida por el apoyo de Jason, pero también sabía que la situación en la empresa no sería fácil de resolver.

—¿Qué está pasando en la empresa? —preguntó Li Wei, rompiendo el silencio que se había instalado en el coche.

Amelia suspiró y miró a sus dos compañeras de viaje. —Después de lo que ocurrió en las redes sociales, con toda la difamación, en la empresa me están despreciando y faltando el respeto tanto a mí como a Jason. No puedo dar muchos detalles, pero Jason está tratando de controlar la situación y asegurarse de que esto no afecte más nuestra reputación.

Mei frunció el ceño, sintiéndose incómoda. Aunque disfrutaba torturando a Amelia en privado, la idea de que otros la humillaran públicamente no le sentaba bien. Además, que la reputación de su hermano estuviera en juego la enfurecía aún más.

—No me gusta escuchar eso —dijo Mei, con un tono más serio de lo habitual—. Nadie debería meterse con nuestra familia. Debería ser yo quien... —Se detuvo, dándose cuenta de lo que estaba a punto de decir.

Amelia miró a Mei, sorprendida por su reacción. Aunque no confiaba completamente en la hermana de Jason, apreciaba el hecho de que Mei parecía preocuparse por la reputación de su hermano.

—Jason está haciendo lo mejor que puede —respondió Amelia con suavidad—. Solo espero que podamos superar esto y seguir adelante.

Mei se sentía furiosa. ¿Cómo podía ser tan blanda Amelia? Una cosa es ser blanda para agradarle a ella, pero si no lo remediaba, nunca se convertiría en una verdadera Xiting.

—¡Ya está bien de tonterías, Amelia! —espetó Mei con voz cortante—. Mi hermano está haciéndolo todo. ¿Qué estás haciendo tú? Tienes dos opciones: o dejas a mi hermano o espabilas y te vuelves despiadada. Anula todos los planes de mañana. Vamos a ir a las empresas de mi hermano a acabar con estas tonterías.

Amelia se volvió como pudo para mirar a Mei a los ojos, sorprendida por la repentina intensidad. Li Wei también la miraba con los ojos muy abiertos. De repente, Mei estaba defendiendo a Amelia.

—¿Quién eres? ¿Y qué has hecho con Mei? Esta misma mañana me has tratado...

Mei interrumpió abruptamente. —Puedes ser mi sirvienta, mi felpudo, mi esclava, pero como una de mis posesiones, si alguien te toca, busco venganza. Además, eres la amante actual de mi hermano y nadie debería meterse con mi hermano.

Esa sí era Mei. Su visión de Amelia no había cambiado, pensaron Li Wei y Amelia, pero su hermano y sus posesiones eran sagradas para ella, y Amelia se había convertido en su juguete personal.

—Lo entiendo, Mei —respondió Amelia, tratando de mantener la calma—. No me rendiré, haré todo lo que esté en mi poder para apoyar a Jason y solucionar este problema.

Li Wei asintió, apoyando a Amelia. —Sí, Amelia. Tienes que demostrar tu fuerza. Sabemos que eres capaz.

Mei cruzó los brazos, su expresión aún dura, pero con una chispa de respeto en sus ojos. —Entonces, demuéstralo. Mañana iremos a la empresa y pondremos a todos en su lugar. No quiero ver más debilidad, Amelia.

Li Wei, que había permanecido en silencio viendo la conversación entre Amelia y Mei, decidió intervenir. —Mei, no me interrumpas. Estás pidiendo a Amelia una personalidad guerrera, pero desde ayer solo has estado tratando de acabar con su autoestima. La has obligado continuamente a arrodillarse, pedir perdón casi hasta por existir, masajear nuestros pies, lamerlos, hacer de sirvienta y no has parado de dedicarle palabras denigrantes. ¿Cómo puedes esperar carácter por su parte?

Mei giró su mirada hacia Li Wei, sus ojos se entrecerraron mientras procesaba las palabras de su amiga.

—Li Wei, esto no es un juego. Amelia necesita entender que ser parte de esta familia requiere fortaleza. Y si eso significa que tenga que pasar por ciertas pruebas, entonces que así sea. Pero debo asegurarme de que esté preparada para lo que viene.

Amelia intervino, su voz más firme de lo que esperaba. —Mei, entiendo que quieras que sea fuerte. Pero hay una línea entre hacerme más fuerte y destruir mi confianza. Si realmente quieres que demuestre mi valía, entonces déjame hacerlo a mi manera. No necesito más humillaciones para probar que puedo estar a la altura.

Li Wei asintió, apoyando a Amelia. —Exacto, Mei. Hay otras formas de fortalecer a alguien que no implican humillación constante. Si realmente quieres que Amelia se convierta en una Xiting, entonces dale la oportunidad de demostrarlo sin minar su confianza cada vez que puede.

Mei permaneció en silencio por un momento, sus pensamientos visibles en su rostro. Finalmente, asintió con un leve movimiento de cabeza.

—Entiendo vuestra postura, pero me divierte torturar a Amelia. Hay multitud de mujeres y hombres dispuestos a arrastrarse por satisfacerme, pero la futura esposa de mi hermano no debería ser una de ellas. Tú lo haces por congraciarte conmigo, aunque con una palabra tuya mi hermano me expulsaría de su lado o, peor, me aplicaría la ley familiar.

En ese momento lo comprendió todo Amelia. Mei no la había odiado, solo era una puñetera zorra retorcida. Disfrutaba rompiendo a las personas y cuando más alto fuera el estatus de esa persona, mayor era su disfrute.

—Vamos a hacerlo de esta manera. Tú me ayudas a tratar con quien creo que está detrás de todo y te debo un favor. Mientras ese favor sea razonable, yo lo cumpliré. Pero debes empezar a tratarme como tu igual.

Mei se sonrió; detrás de todo estaba ella, pero podía ser interesante ver quién, además de ella, estaba metiéndose en su terreno.

—Quiero dos favores. El primero, puedes convencer a mi hermano para que me deje quedarme aquí. El segundo, quiero que me sigas tratando como tu ama, es decir, siempre estarás de acuerdo conmigo.

—¿No deberé volver a arrodillarme, besarte los pies, darte masajes, pedir perdón por cualquier idiotez o ser tu sirvienta? ¿No volverás a insultarme?

Mei, en parte, estaba disfrutando de todo eso. Quería obligarla a rendirse, que siguiera arrastrándose para conseguir su apoyo como futura esposa de su hermano, pero no podía permitir a otra persona intimidar a Amelia por dos razones. La primera, su hermano podía ser muy cabezón y terminar aun así casándose con ella; la segunda, se estaban metiendo con un miembro de la familia.

Li Wei miraba divertida los gestos de Mei, valorando la posible respuesta para Amelia. Sabía que por dentro se la llevaban los demonios. Mei no tenía amigos, tenía aduladores y hasta ella misma se arrastraba ante ella cuando Mei se lo exigía.

—Si te soy sincera. No puedo asegurarlo. Pero, ¿no te interesa el trato? Yo te ayudo con quien te está molestando y tú intercedes por mí ante Jason. El resto es parte de ganarte mi cariño.

Amelia tomó un respiro profundo. Sabía que el trato con Mei sería difícil y peligroso, pero no tenía otra opción si quería poner fin a los problemas en la empresa y ganarse un poco de paz.

—Está bien, Mei. Trato hecho. Pero espero que puedas contenerte y mostrarme algo de respeto mientras hacemos esto.

Mei sonrió con una mezcla de satisfacción y malicia. —Veremos cómo va. ¿Cómo se llama quien te molesta?

—Laura Martínez, una directiva de las empresas de tu hermano. Creo que también pretende a tu hermano.

Mei buscó a Laura en las redes sociales. Mientras analizaba su perfil y su trayectoria, tragó saliva. Laura no era Amelia. Amelia era insegura y sumisa. Laura era una mujer triunfadora, que se había abierto camino pisando a todos y en solo unos años. Sin duda, era más digna de ser la mujer de su hermano, pero a diferencia de Amelia, esta no sería fácil de manejar por ella.

—Te has buscado una buena enemiga —rió Mei, sin poder evitar sentir una mezcla de respeto y recelo—. Afortunadamente, si debo elegir entre las dos, te elijo a ti. Ya te moldearé para ser tan buena Xiting como mi hermano.

Amelia sintió un escalofrío al escuchar las palabras de Mei. Sabía que esta no sería una lucha fácil, pero estaba decidida a demostrar su valía.

—Gracias, Mei. No te decepcionaré —dijo Amelia, esforzándose por sonar convincente.

Mei la miró fijamente, evaluando su determinación. —Espero que no lo hagas. Tenemos pocos días. Así que cuéntame con detalle cuál fue el último problema.

Amelia no quería revivir todo lo ocurrido durante la reunión con Sandro, pero quizás debía contar algo más detalladamente. Comenzó relatando cómo estalló todo por unas fotos generadas con IA y una difamación en redes sociales, las cuales habían detectado que el origen estaba en Suryavanti.

Mei sonrió ante la patética eficiencia de los hackers de su hermano para determinar el origen exacto, pero no era nada fácil rastrear a la hacker "Luna Nueva". Pensó en cómo había iniciado esos rumores y lo fácil que había sido, pero ahora tenía que fingir que todo era una sorpresa.

—Esos hackers de mi hermano son tan patéticos. Determinar el origen exacto es muy complicado y menos si quien lo hizo es la hacker "Luna Nueva" —comentó Mei con una sonrisa maliciosa, ocultando su verdadero conocimiento.

Amelia continuó con la amenaza de Jong Xiting hacia Jason y cómo al final el Sr. Xiting padre lo había destituido.

Mei se removió en el asiento. Eso fue un daño colateral. Ella quería destruir la relación, jamás esperó dañar a su hermano. No tuvo en cuenta las disputas personales entre Jong y Jason. Cuando se enteró de la destitución de su hermano, trató de mediar con su padre, pero él podía ser muy cabezota.

—Jong siempre ha tenido celos de Jason. No me sorprende que intentara aprovecharse de la situación para dañarlo —comentó Mei, pensativa—. Cuando me enteré de su destitución, intenté hablar con nuestro padre, pero una vez que toma una decisión, es difícil hacerlo cambiar de opinión.

Amelia notó un atisbo de arrepentimiento en la voz de Mei, lo cual era inesperado. Decidió aprovechar la oportunidad para profundizar más en el tema.

—¿Crees que hay alguna manera de revertir la decisión de vuestro padre? —preguntó Amelia, con cautela.

Mei suspiró, mirando por la ventana mientras procesaba la pregunta. —Es complicado. Mi padre es terco, y una vez que cree que ha tomado la decisión correcta, es difícil hacerlo cambiar de opinión.

Amelia comentó cómo había sido ese mismo día nombrada directora de "Energreen Solutions". La empresa llevaba varios años en pérdidas y se encontraba en quiebra si no fuera por estar dentro del grupo de Jason. Ella había propuesto varias formas de corregir las pérdidas, pero aun así llevaría tiempo salir de números rojos.

Mei afirmó que revisaría ese plan para ver su viabilidad, a pesar de afirmar Amelia que tanto Isabel como Jason habían dicho que era plausible. Además de contar con el fichaje estrella de Nuria Narbona, la tres veces nominada al Nobel.

Cuando escuchó el nombre de Nuria Narbona, Li Wei saltó emocionada. —Quiero conocer a esa gran científica. Me la presentarás mañana. Por favor, Amelia.

Amelia sonrió y asintió antes de continuar con cómo había tenido una reunión en Industrias Sandro donde fue acosada sexualmente hasta la extenuación por Sandro. Al final, no consiguió la firma de ese acuerdo y, cuando regresó, comenzaron a correr rumores sobre que había tratado de seducir a Sandro y ni siquiera así había conseguido la firma del contrato.

Mei cuestionó si de verdad no había actuado como decían los rumores. Amelia se volvió negando con ferocidad y afirmando que hasta Jason le hizo tomar un suero de la verdad para asegurarse, pero ella no haría eso. Además, Sandro era el tipo más repugnante que se podían imaginar.

Li Wei y Mei, siendo dos mujeres jóvenes y bellas, se miraron. Creyeron a Amelia, sabían cómo en el mundo muchas veces los hombres trataban de conseguir los placeres de las mujeres aunque estas no quisieran entregárselo.

—Intentaremos arreglar todo lo posible —contestó finalmente Mei.