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Capítulo 1 Tony Stark

Tony Stark

 

El Viajero creyó que estaba soñando. La cabeza le daba

vueltas. Solo había visto la luz de un auto que se subió a la acera por donde

iba, y de repente, nada. Pero ahora parecía ser de noche, y todo le daba

vueltas, como si estuviera borracho.

No sabía si estaba consciente o no porque estaba teniendo un

sueño extraño, pero era tan real... El Viajero perdió el conocimiento una vez

más.

Al amanecer, el Viajero arreglaba su corbata frente a un

espejo y luego salió de la habitación, donde dos modelos muy delgadas dormían

en una gran cama. Él no había estado soñando, Camión Kun lo había enviado al

mundo de los Vengadores y ahora él era Tony Stark.

El Viajero ya sabía que esto no era un sueño, porque estaba

plenamente consciente y tenía todo el genio y los recuerdos de Stark. Combinado

con lo que él sabía del futuro y diez minutos de tiempo, había trazado un plan

para alcanzar la inmortalidad.

Esto era algo que se podía lograr en este mundo, ya que él no

era Tony Stark y no pensaba como él, no quería emborracharse con algunas

mujeres y luego morir. La muerte no le atraía en absoluto, y las modelos con

las que Tony se había acostado ni siquiera le parecían atractivas...

El teléfono sonó y Tony se apresuró a contestar, porque no

quería encontrarse con las mujeres con las que había amanecido.

—Tony, llegas tarde para tu exposición del misil Jericó

—informó Obadiah Stane, quien pensaba matarlo luego de esta exposición, la cual

lo llevaría a Afganistán, donde sus terroristas lo esperaban para emboscarlo.

—Obadiah, harás la exposición, tengo algunas ideas que quiero

poner en marcha —ordenó Tony de forma despreocupada. No había forma de que él

fuera a una cita con terroristas.

—Tony, de esto dependen nuestros contratos...

—Obadiah, eres mi segundo al mando. Si no puedes encargarte

de una simple presentación, envíame tu renuncia. La esperaré mañana

—interrumpió Tony y cortó la llamada.

Tony no recibió más llamadas de Obadiah Stane. Su orden debió

haberlo enfurecido, pero también debió haberle dejado claro que él estaba

molesto por algo. Tony llamó a su asistente, Pepper Potts, y ella preparó todo

para su regreso de Las Vegas, donde Tony Stark había estado recibiendo un

premio por alguna tontería que no le interesaba en absoluto. Tony había mandado

a Obadiah por él.

Tony decidió volver a su mansión en Malibú, citando a su

asistente personal, en quien podría confiar al menos en asuntos legales gracias

a sus recuerdos.

El vuelo en su jet privado duró poco tiempo, y al llegar,

Happy, su chofer y guardaespaldas personal, condujo hasta su mansión.

En el camino, Tony llamó a sus abogados y pidió una serie de

documentos legales para que estuvieran listos al llegar a su mansión, y terminó

los últimos detalles de su plan en su mente.

Al llegar, Pepper ya lo esperaba en una de las salas de su

mansión con los documentos que Tony había encargado a sus abogados en la mano.

—Señor Stark —saludó Pepper con tono formal, entregándole los

documentos. Por su actitud, parecía que no los había revisado.

Tony asintió y tomó los documentos para echarles un vistazo

rápido y confirmar que eran lo que había pedido.

Tony indicó a Pepper que se sentara, mientras él se acomodaba

en un sillón frente a ella. Happy se quedó de pie a su lado.

—Pepper, Obadiah ha estado vendiendo mis armas a grupos

terroristas, y hoy pretendía deshacerse de mí, enviándome a Afganistán con

algunos de esos grupos para que me mataran —explicó Tony.

Tanto Pepper como Happy parecían preguntarse si era una

broma, pero Tony le pasó los papeles a Pepper.

—Pepper, estos documentos son, en primer lugar, un contrato

para que ocupes el cargo de CEO en Stark Industries. El puesto me quita

demasiado tiempo y tengo muchas cosas en mente para hacer. En segundo lugar, te

nombra como mi heredera en caso de que, por algún milagro, los planes

descuidados de Obadiah logren acabar con mi vida —Tony también entregó algunos

papeles a Happy—. Happy, serás el segundo heredero en caso de que ocurra algo

inesperado, así que firma estos documentos —concluyó Tony, esperando a que

ambos lo asimilaran.

Un par de minutos después, ambos comprendieron que no estaba

bromeando.

—¡Tony, debes informar a la policía! —dijo Pepper alarmada, y

Happy asintió.

—No tengo pruebas, porque no puedo revelar cómo obtuve esa

información —explicó Tony con sinceridad mientras se levantaba para servirse un

trago, ya que había reconocido un whisky que siempre quiso probar, pero que

costaba un ojo de la cara para su modesto salario.

—Pepper, busca una agencia de inteligencia llamada: División

de Logística e Intervención Estratégica Nacional, y diles que quiero hablar con

el agente Coulson o con Nick Fury. También busca a Aldrich Killian y su

compañía, pero no quiero hablar con él, sino con sus inversores. Quiero saber

quiénes son y cómo puedo contactarlos —explicó Tony a Pepper, y ella se

apresuró a tomar nota. Tony miró a Happy.

—Happy, a partir de ahora, serás el guardaespaldas de Pepper.

Pero antes de que abandones tu posición, quiero que me consigas referencias de

soldados retirados o alguien que pueda ponerme en contacto con ellos.

»No quiero agencias de seguridad privadas formadas por

exsoldados, sino exsoldados ya retirados de la acción debido a la edad o

incapacidad física —explicó Tony. Happy lo miró sin comprender del todo, pero

asintió.

—Ahora debo ir a mi laboratorio. Tengo algunas ideas para

poner en práctica. Los abogados se encargarán del resto —dijo Tony, sin

explicarle a Pepper nada acerca de su nuevo trabajo, ya que ella solía hacer

todo ese trabajo por él. Él sabía menos sobre ser CEO que ella…

—Pepper, los accionistas antiguos estarán enojados con esto.

Convoca una reunión en una hora. Me encargaré de ponerlos en su lugar por ti

—dijo Tony, recordando que los viejos accionistas de su compañía se habían

aliado con Obadiah para sabotearlo.

Tony no quería perder tiempo y planeaba dejarles claro desde

el principio quién tenía el control. Pepper asintió, ella parecía algo aliviada

porque se había dado cuenta antes que él, de los problemas que su plan

generaría.

Tony se dirigió a su laboratorio, donde Jarvis lo recibió. Lo

primero que hizo fue revocar el acceso de Obadiah a su mansión.

Después de hacerlo, Tony esperó unos segundos, observando a

su alrededor.

Luego de un minuto sin que ocurriera nada, Tony asintió, ya

que no había llegado ningún equipo de la TVA comandada por Kang el

Conquistador, que en esta línea de tiempo todavía debía existir y borraría del

mapa a cualquiera que alterara su línea temporal.

Tony sabía de ellos y también sabía que, a menos que se

ajustara a la historia original, estaría en su radar. Pero él no podía hacer

eso porque no conocía la vida de Tony Stark, solo las películas. Por eso, no

tenía sentido tratar de seguir la línea temporal solo para ocultarse, ya que

estaba claro que fracasaría en eso. Solo podía ir con todo desde el principio y

ver qué pasaba.

Ahora, no había forma de que lo que había hecho en este lugar

se ajustara al canon, por lo que si la TVA no estaba persiguiéndolo, era porque

en esta línea de tiempo no existía o había llegado a una línea de tiempo que se

formó después de la muerte de Kang y que se asemejaba a la original.

Fuera lo que fuera, no tenía sentido preocuparse por ello, ya

que no tenía ningún poder para enfrentarlos y tampoco podía seguir el canon.

Por lo tanto, pase lo que pase, él no podía hacer nada al respecto y no iba a tener

en sus manos el cerebro más prodigioso de este universo y toda la información

sobre cómo convertirse en un dios inmortal en este mundo, y simplemente dejarlo

pasar, eso sería absurdo, especialmente cuando ya había muerto una vez y no

quería hacerlo nuevamente.

Tony se encogió de hombros y comenzó a trabajar en el reactor

Arc. No planeaba usarlo demasiado, pero tenía más planes para él. También

ordenó que trajeran la maqueta de la ciudad futurista que estaba abandonada en

Industrias Stark, ya que el elemento descubierto por Howard Stark sería más

eficiente que el paladio para el reactor Arc.

Mientras Tony trabajaba cómodamente diseñando el reactor Arc

en su computadora, recibió una llamada de Pepper, ya que la junta estaba lista.

—Tony, esta decisión es inaceptable. Si vas a renunciar como

CEO, debes nombrar a Obadiah Stane, él tiene más experiencia… —al menos diez

ancianos hablaban al mismo tiempo en la pantalla mientras él seguía trabajando

y esperaba que se callaran, lo cual ocurrió diez minutos después al ver que

Tony simplemente los ignoraba.

—Ancianos, Obadiah Stane está siendo investigado en este

momento por tráfico de armas, financiamiento de grupos terroristas en Medio

Oriente, venta de armas del ejército de Estados Unidos a terroristas y un

intento de asesinato en mi contra. Ahora, levanten la mano los que apoyen su

candidatura como CEO, entendiendo, por supuesto, que serán acusados de

complicidad una vez que la investigación termine y Obadiah esté tras las rejas

—dijo Tony. Los ancianos quedaron en silencio total.

—Eso pensé. Ahora confíen en Pepper. Antes, ella era quien

hacía todo mi trabajo. Lo único en lo que soy bueno en esta empresa es inventar

cosas para ganar dinero, y eso es lo que haré de ahora en adelante. Sin

embargo, recuerden que si decido vender todo y largarme, aún seré el hombre más

rico del mundo y ustedes solo se harán más pobres.

»Así que la próxima vez que decida convocar una reunión,

espero que recuerden sus modales y me permitan explicar la situación antes de

hacerme perder el tiempo en discusiones inútiles —advirtió Tony y esperó unos

segundos para ver si alguno de ellos decía algo más, pero parecía claro que no

habría amistad alguna entre él y ellos en el futuro, solo una relación de

trabajo común entre una persona que tenía todo el poder en sus manos y aquellos

que recogían las migajas a su alrededor.

—Pepper, avísame en cuanto logres algo con lo que te pedí

antes —dijo Tony, y Pepper asintió.

Tony fue a buscar su almuerzo de hamburguesa y cola, y luego

regresó a trabajar, pero recibió otra llamada cuando estaba abriendo su archivo

de trabajo.

Tony cerró todo porque estaba seguro de que esta vez no era

una llamada de la empresa, y estas personas sí estarían interesadas en todo lo

que viera allí.

Tony respondió la llamada y en su pantalla apareció un hombre

negro, calvo y con un parche en el ojo.

—Nick Fury —dijo Tony con una sonrisa, parecía que este tipo

se tomaba en serio su llamada. Nick Fury frunció el ceño, preguntándose cómo lo

conocía—. No, no te diré cómo obtuve información de S.H.I.E.L.D. —agregó.

—¿Y qué es lo que quieres? —preguntó Nick Fury—. ¿Ayuda con

tu segundo al mando? —preguntó.

Tony sonrió porque sabía que Nick Fury no sabía nada de

Obadiah, solo sabía que había alguien en Stark Industries vendiendo armas y,

por deducción, asumía que era Obadiah.

—Hace diez años, hubo un bombardeo en Sokovia donde se usaron

armas de Stark Industries. Quiero que el responsable de su venta termine tras

las rejas.

»Si tu organización hace eso por mí, el Capitán América ya no

será considerado un súper soldado en comparación con lo que les ofreceré. Pero

estas cosas no se pueden hablar así, te espero en mi mansión una vez que

cumplas tu parte del trato —dijo Tony. Nick Fury pensó unos segundos y luego

asintió.

—Nos veremos pronto —dijo con seguridad antes de cerrar la

conversación.

Así de fácil era deshacerse de Obadiah. No requería planes

complicados, ya que tenía a S.H.I.E.L.D. e incluso a Hydra, que sin duda

estarían extremadamente interesados en lo que él podría ofrecerles.

Después, Tony tendría que ocuparse de eliminar a Hydra, ya

que no podía tratar con S.H.I.E.L.D. sin lidiar primero con Hydra, o al menos

con su rama en Estados Unidos. Esta organización era muy difícil de erradicar y

tendría que usar medidas drásticas para eliminarla por completo. Por ahora, él podía

utilizarlos como una de sus fuerzas aliadas más.

Tony recibió una llamada de Pepper y la puso en pantalla de

inmediato.

—¡Tony, no has dormido! —exclamó Pepper.

Tony la miró aturdido, ya que recordaba que esta escena se

repetía mucho en las películas. Él miró la fecha y la hora en su pantalla. Ya

había pasado un día y era media mañana del siguiente.

—Tony, ¿has cenado? —preguntó Pepper.

—Necesitaré programar algunas alarmas —dijo Tony

sinceramente.

—Señor, las alarmas han estado sonando durante un par de

horas —informó Jarvis. Tony parpadeó. Su cerebro ya debía estar acostumbrado a

ignorar las alarmas.

—Necesitaré programar mejores alarmas, no quiero morir en el

trabajo, eso sería algo triste —dijo Tony, y Pepper sonrió.

—Tony, he conseguido la información sobre Aldrich Killian. Él

es el director de Ideas Mecánicas Avanzadas, A.I.M. Esta es una agencia de

investigación científica y desarrollo financiada en parte por subvenciones del

Gobierno —informó Pepper, y Tony sonrió.

—Parece que será más fácil de lo que pensé —dijo Tony,

mientras recibía los nombres de los políticos a cargo.

—¿Planeas robar su compañía? —preguntó Pepper—. Su

investigación es secreta, pero no parecen tener ninguna esperanza de

completarla, y por la poca cantidad de dinero que el gobierno invierte en ello,

no creo que sea algo muy importante —advirtió Pepper.

—Tranquila, no arriesgaré los fondos de Industrias Stark en

esto. Tú eres la CEO ahora y decides en qué invertir. Este es un proyecto

personal, un respaldo en caso de que los viejos tengan alguna idea tonta en el

futuro —dijo Tony.

—Jefe, ya he conseguido la información que solicitó. Está

adjunta a la información sobre Aldrich Killian —informó Happy asomando la

cabeza.

Tony revisó el segundo archivo, donde estaba la información

de un anciano veterano que dirigía un albergue para veteranos, donde se atendía

tanto a ancianos como a soldados que habían sufrido alguna lesión incapacitante

y habían sido abandonados por el gobierno a su suerte y a una vida miserable.

Tony sonrió y guardó todo, eso era lo que él quería.

—Gracias, Happy. Es justo lo que estaba buscando. Me será

útil más adelante —dijo Tony. Happy asintió con una sonrisa—. Pepper, ya puedes

dejar de intentar contactar con S.H.I.E.L.D. Ellos ya me han contactado a mí,

así que de momento todo está en orden. Ahora iré a comer, pues creo que no he

cenado, y después dormiré algunas horas. Luego, programaré mejores alarmas por

si acaso. Llámenme en doce horas —dijo Tony, y ambos sonrieron.

Después de finalizar la llamada, Tony fue a preparar comida,

se dio un baño y después de comer, durmió durante medio día.

A media tarde, Tony despertó y después de otro baño, regresó

a su laboratorio.

—Señor, debo advertirle que este mecanismo de alarma podría

ser perjudicial para su salud —advirtió Jarvis, viéndolo colocar un dispositivo

de descargas eléctricas en su brazo.

—Tranquilo, Jarvis. No moriré por una pequeña descarga. Estas

cosas ya han sido probadas en perros, estoy seguro de que mi cerebro no volverá

a ignorar una alarma si recibe unos cuantos toques de esto —replicó Tony, y

antes de continuar con su investigación, buscó el archivo enviado por Pepper y

llamó al político más influyente que apoyaba a Killian.

—Hola, dígame —respondió la voz de una mujer.

—Soy Tony Stark. Quiero hablar con el senador Smith. Por

favor, dígale que me llame a este número en cuanto pueda, si está interesado

—dijo Tony y colgó la llamada.

Solo cinco minutos después, la secretaria lo contactó

emocionada para decirle que su jefe lo atendería de inmediato.

—¡Tony Stark! —dijo la voz de un hombre de mediana edad—. No

hablábamos desde hace mucho tiempo. ¿Qué podría querer una celebridad

científica como tú de mí? ¿Tienes alguna intención de incursionar en la

política? —preguntó el senador, como si ya se conocieran, lo cual era posible,

Tony Stark había estado en innumerables fiestas y había pocas personalidades

que no le hubieran presentado.

—Senador Smith, es un placer volver a oír su voz —saludó Tony

con el mismo tono cordial. Aunque esto no era una videollamada, él le hablaba a

su computadora, mientras que el senador tenía un teléfono en la mano—. En

realidad, quiero hablar con usted sobre un proyecto que supervisa y del cual me

he enterado gracias a una amiga que trabaja en él. Estoy interesado en este

proyecto y creo que podría generar grandes beneficios para esta nación si

estuviera en mis manos —ofreció Tony.

—Eso es interesante. ¿Y de qué proyecto se trata? —preguntó

el senador con entusiasmo.

—El proyecto Extremis, que está siendo investigado por

Aldrich Killian. Sé que en sus manos es un proyecto sin futuro, pero por

curiosidad, he estado investigando un poco y creo que puedo sacarle provecho

—ofreció Tony. El senador guardó unos segundos de silencio.

—Tony, ese proyecto está muerto. Lo único que Killian puede

presentar son ratas explosivas. De hecho, estaba a punto de recomendar que se

cancelara o que alguien más se hiciera cargo, porque ese sujeto no me inspira

confianza. Solo puede mostrar avances con ratas explosivas. Si quieres

participar en un proyecto, tengo varias propuestas interesantes —dijo el

senador.

Tony sabía que este proyecto terminaría en manos de políticos

con menos escrúpulos, dispuestos a sacrificar vidas por una supuesta cura

milagrosa, sin saber que el objetivo de Killian era crear súper soldados para

beneficiarse a sí mismo.

—Senador, como dije antes, creo que puedo lograr avances en

este proyecto, y no tiene que preocuparse, ya que lidiar con cosas explosivas

para hacerlas seguras es una de mis especialidades. Creo que nuestro buen

gobierno y todos aquellos que decidan invertir su confianza en este proyecto

obtendrán grandes ganancias —explicó Tony.

—Eso suena bien, pero parece que necesitas algo más —dijo el

senador al aclarar las cosas, y ahora entraban en negociaciones, porque Tony

seguía prometiendo ganancias. Tony sonrió.

—Senador, hace un día me llevé una desagradable sorpresa

cuando mi junta de accionistas, a quienes consideraba parte de mi familia y

quienes me deben todo lo que ahora poseen, intentaron pasarme por encima para

respaldar a alguien que solo ha sido una cara pública, un asesor de imagen.

»Estaban dispuestos a sacarme de mi propia compañía, por lo

que ahora estoy algo paranoico en mis tratos legales. Sé que aunque tenga más

acciones en una compañía de origen estatal, apartarme de ella no sería un

problema si los beneficios son lo suficientemente altos, ya que una vez que

haga funcionar este proyecto, en realidad no les sería de ninguna utilidad

—explicó Tony. El senador se rio.

—Así que quieres hacer un trato en el que no podamos

deshacernos de ti. Parece que los científicos piensan igual. Ese es el tipo de

trato que tiene el señor Killian con nosotros, por lo que en realidad no

podemos echarle —explicó el senador—. Pero si tú logras hacerlo, estamos

dispuestos a aceptar el mismo acuerdo contigo —concluyó el senador.

—Senador, estoy seguro de que el señor Killian entenderá mis

razones. Solo necesito una oportunidad para hablar con él —dijo Tony.

Una semana después, un enfadado y desaliñado Aldrich Killian,

que aún no había utilizado el Extremis en sí mismo, estaba sentado frente a

Tony en su jet privado.

—Tony, estás perdiendo el tiempo. No importa lo que hayas

dicho a esos políticos, el proyecto Extremis me pertenece y no… —Las palabras

de Aldrich fueron interrumpidas cuando dos discos detrás de su asiento le

golpearon con un voltaje fatal, quitándole la vida y provocando que su vejiga

se soltara.

No fue una muerte rápida, ya que la electrocución duró al

menos medio minuto. Tony no quería incendiarlo, solo matarlo. Cuando los signos

vitales cesaron, los discos se desconectaron y Tony respiró aliviado.

Había sido la experiencia más horrible de sus dos vidas. Él

no entendía cómo había gente que disfrutaba de las ejecuciones públicas en este

país de locos.

Después de un minuto, Tony se levantó de su asiento y sacó un

medidor de voltaje para tocar a Killian. Al confirmar que no había emisión de

voltaje del disco, lo tomó en la mano. El disco era, por supuesto, un reactor Arc

capaz de carbonizar el cuerpo de Killian si Tony lo activaba a plena potencia,

pero explicar los daños en su asiento sería un gran problema.

Tony guardó el disco que había ocultado con una capa de tela

similar a la del asiento, por lo que Killian solo se removió incómodo al

sentarse en él. Si Killian hubiera escogido otro asiento en lugar de uno frente

a Tony, como era lo más probable, Tony tenía un plan de envenenamiento y otro

más sencillo y brutal de apuñalamiento.

Por supuesto, Killian no sospecharía que Tony Stark quisiera

matarlo, a lo sumo intimidarlo. Era eso lo que dejaba claro que Tony no era

Stark, porque para él matar a este futuro terrorista no era ningún problema,

especialmente cuando estaba en medio de su camino. Aunque debía admitir que aún

tenía el estómago revuelto, ya que este era su primer asesinato en sus dos

vidas.

Después las cosas empeoraron, ya que Tony tuvo que arrastrar

el cuerpo hasta el baño, donde había un mecanismo de escape destinado a

emergencias, del cual Killian fue el primer usuario después de que Tony lo

desnudara y lo arrojara al océano, ya que su destino era Francia.

Sería interesante ver si alguien descubría el cuerpo. En ese

caso, Tony estaría en problemas, pero para ese momento, ya tendría mucha

ventaja y podría lidiar con las consecuencias con facilidad.

En cuanto a los pilotos, no saldrían de su cabina, ya que

esta reunión era altamente secreta y solo los superiores de Killian, liderados

por el senador Smith, estaban al tanto de ella. Cuando una compañía negociaba

la posible compra de otra, era ilegal hacerlo público, ya que en muchos casos

podría utilizarse para estafar a la gente, aumentando o disminuyendo el precio

de las acciones y luego cancelando todo el proceso. Eso sería una estafa, por

lo que estas reuniones se llevaban a cabo en secreto hasta que se formalizaran

las intenciones de compra.

Al llegar a su destino, Tony solicitó una limusina de forma

anónima a través de Jarvis y esperó a que el avión regresara a Estados Unidos,

después de la desagradable tarea de limpiar la orina de Killian. La ropa y los

documentos de Killian fueron arrojados del avión usando la misma vía de escape,

aunque los documentos fueron destrozados previamente.

Al regresar a casa, Tony llamó al senador.

—Senador, Killian ha decidido tomar unas largas vacaciones.

Le aseguro que nadie reclamará si sus empleados se retiran —explicó Tony.

—Muchacho, si estás dispuesto a pagarle cincuenta millones de

dólares a ese tipo, es porque realmente crees en este proyecto —rio el senador.

—Senador, incluso si decidiera comprar la compañía de Killian

por un millón, detesto el juego sucio, y creo que podemos obtener mucho más de

este proyecto —dijo Tony con sinceridad.

Por supuesto, Tony dejó algunas pistas para insinuar que

Killian había sido bien pagado y dejado en otro país para garantizar su

colaboración. Los cincuenta millones transferidos a una cuenta falsa también

formaban parte de esta tapadera. Si alguien buscaba una vía de escape en el

aeropuerto, encontrarían la limusina y cien mil dólares abonados en la cuenta

del conductor, así como en las cuentas de varias personas que trabajaban en el

aeropuerto, para simular un escape secreto.

Todas estas personas, por supuesto, recibieron una sorpresa,

un premio anónimo, y como no habían hecho nada ilegal, Tony dudaba que se

quejaran. Por otro lado, Killian tenía acreedores y deudas millonarias, por lo

que era comprensible que quisiera escapar con los cincuenta millones sin darle

nada a nadie. La ventaja de tratar con personas de mala reputación era que

nadie sospecharía de su comportamiento incorrecto.

—Tony, solo dime dónde enviaré a tu nuevo equipo y cuándo

firmamos nuestro acuerdo —dijo el senador, sin querer involucrarse más en

asuntos turbios. Él ya había hecho mucho al insinuar la huida y el soborno a

Killian.

—Solo necesito toda la información del proyecto y a la

doctora Maya Hansen en mi casa. Para el resto, les he reservado una

indemnización y un acuerdo de confidencialidad. Creo que un millón por cabeza

es suficiente —dijo Tony y el senador rio.

—Es más de lo que muchos de ellos esperan, te lo aseguro

—dijo el senador, quien ya había recibido un millón de colaboración para su

campaña y la promesa de un diez por ciento de acciones a precios preferenciales

para él y sus asociados.

Un par de semanas después, casi un mes desde su llegada, Tony

no había escuchado nada de Obadiah después de su repentina desaparición en

Afganistán. Lo más importante era que tenía a Maya Hansen frente a él, sentada

en un sillón en su sala principal, y en este momento le dedicaba una mirada

asesina.

—Hola —dijo Tony con una sonrisa sincera, ya que el Tony

anterior había pasado una noche de juerga con esta mujer, aunque la abandonó al

día siguiente. Eso sí, le pagó su noche con una fórmula apresurada que no era

del todo efectiva. Maya Hansen, que lo miraba furiosa, apretó los dientes.

—¡No tendrás mi proyecto! —reprendió Maya Hansen, aunque su

proyecto ya estaba en manos de Tony, lo que la llenaba de impotencia y rabia.

—Creo que ambos sabemos que tu proyecto ya está en mis manos,

al igual que tú. Si sales de aquí sin mi consentimiento, tu futuro será una

celda oscura por incumplimiento de contrato con el gobierno de los Estados

Unidos —explicó Tony para dejar las cosas claras. Maya lo miró con odio—. Sin

embargo, eso no es lo que quiero —dijo Tony ofreciéndole una bebida y

volviéndose a sentar.

—No pretendo robar tu investigación, sino enriquecerme el

doble de lo que soy ahora con ella, creando una segunda compañía, pero dándote

todo el crédito de investigación y compartiendo el mérito de su culminación.

Creo que no negarás que para que tu proyecto funcione, mi ayuda es vital

—explicó Tony, y Maya lo miró sorprendida.

—¿Qué? ¿Has leído en alguna parte que Tony Stark ha robado

los méritos de algún científico? —preguntó Tony levantando una ceja.

—Traerme aquí arrastrada no es la mejor forma de presentarse

—dijo Maya.

—Hay demasiados espías afuera, y lo que discutiremos aquí es

el verdadero potencial de Extremis y lo que hizo que Killian se obsesionara con

él —dijo Tony, y Maya se tensó. Tony asintió.

—Maya, he hecho un trato con el gobierno para garantizar la

independencia de nuestra empresa una vez que se haya creado. Pero si se enteran

de que Extremis puede crear súper soldados, nuestra independencia se

desvanecerá y también todo el proyecto, así como cualquier beneficio para el

resto de la humanidad —dijo Tony.

—¿Qué… qué propones? —tartamudeó Maya con miedo.

—Crearé varias versiones de la fórmula estabilizadora para

diferentes versiones de Extremis, a las cuales añadiremos un efecto de

desvanecimiento que obligará a quienes lo usen a recibir una segunda dosis para

anular sus efectos persistentes. Cualquiera que ignore esto, terminará

convertido en cenizas —explicó Tony.

—¡Estás loco! ¡No hay forma de que un tratamiento tan extremo

sea aprobado! —sentenció Maya.

—Bueno, se llama Extremis, y creo que una persona que haya

perdido una o ambas extremidades estaría dispuesta a someterse a un tratamiento

arriesgado para recuperarlas, siempre y cuando exista el respaldo suficiente

para asegurarle que no explotará en el proceso. Si el tratamiento se realiza

bajo estricta supervisión, nos garantizará el control y la plena administración

del Extremis.

»Por supuesto, esta es solo una de sus aplicaciones, ya que

la regeneración celular también podría prolongar la vida de las personas. Si

controlamos la dosis, al igual que con los tratamientos, podríamos lograr que,

al menos cada diez años, las personas tengan que usar nuestro producto.

»También podríamos diversificar su uso en hospitales,

variando la dosis según la gravedad de la herida e incluso localizándola en

diferentes partes del cuerpo —concluyó Tony. Maya lo miró con repugnancia, pero

se bebió el vaso de whisky de un solo trago.

—Eres una persona despreciable, pero sin duda eso ocultará

los efectos potenciales de Extremis —dijo Maya con un suspiro, ya que no quería

caer en manos de los militares—. ¿Qué planeas hacer con la fórmula completa?

—preguntó, tragando saliva.

—Maya, ves demasiadas películas. Ya soy muy rico, y con este

proyecto seré la persona más adinerada y con más influencia en este planeta.

Aunque considerando que serás la inventora oficial y yo solo seré el asistente

final, para la comunidad científica, siempre serás la estrella. Pero estoy

dispuesto a aceptar eso, ya que, además de ser muy rico, el Extremis completo

nos proporcionará un cierto nivel de seguridad y garantía para nuestras vidas.

»Planeo usarlo para nuestra seguridad y también planeo

protegernos cediendo algunos súper soldados y armas a las agencias adecuadas,

que nos sirvan en lugar de explotarnos y que también nos brinden beneficios

para mantener nuestro estilo de vida seguro.

»Dicho esto, este es mi trato: crearemos Extremis Corp. Yo

aportaré los fondos y la fórmula estabilizadora, y me quedaré con el ochenta

por ciento de las acciones. Tú aportarás el Extremis y te quedarás con el

crédito por su creación y el diez por ciento de las acciones, lo que te

convertirá en una de las personas más ricas del planeta en un futuro cercano.

»Por último, los políticos a los que he tenido que sobornar

para dejar de lado a Killian se llevarán el otro diez por ciento de las

acciones, y el gobierno tendrá una participación del diez por ciento de las

ganancias, que provendrá de mi ochenta por ciento de acciones. Sin embargo,

ellos no tendrán el control de estas acciones, solo se considerarán un

beneficio por el acuerdo de financiación previo que tenían con Killian y que he

heredado para tomar el control del proyecto —explicó Tony. Maya frunció el ceño

y reflexionó durante unos minutos.

—Eso es aceptable, aunque no me gusta en absoluto la idea de

crear súper soldados. La sangre de las personas que mueran estará en nuestras

manos, y existe la posibilidad de que caiga en manos de un psicópata —dijo

Maya. Tony asintió.

—Por eso, solo yo podré disponer de la fórmula para

estabilizar el Extremis completo, y solo yo crearé los súper soldados,

implementando medidas de seguridad en caso de rebelión o si intentan ser usados

en nuestra contra —explicó Tony, ya que no planeaba correr riesgos.

—Tampoco confío en ti —dijo Maya.

—No tienes otra opción. Esta tarde comenzarán a llegar los

componentes para tu laboratorio. Te alegrará saber que el dinero no es un

problema para mí y tendrás acceso a lo más avanzado en artefactos y

herramientas de laboratorio —explicó Tony.

—¿Quieres decir que trabajaré sola? —preguntó Maya con

incredulidad.

—He agregado algunas cosas útiles al laboratorio. ¿Te

gustaría echar un vistazo? —preguntó Tony. Maya asintió y Tony la llevó a su

laboratorio, donde un droide humanoide sin armadura externa y con algunas

mejoras les dio la bienvenida.

El droide llevaba un casco de ingeniero y era el líder de

otros veinte droides que estaban instalando nuevos equipos y remodelando el

lugar.

—He vendido mi colección de autos para hacer espacio —dijo

Tony, presentando el lugar, que ahora era un enorme laboratorio tras deshacerse

de los autos.

—Bienvenido, señor Stark. Dra. Maya Hansen —saludó el droide.

—Gracias, Jarvis —dijo Tony y miró a Maya—. Maya, Jarvis será

nuestro asistente en tareas de instalación, reparación y todo lo relacionado

con retrasos en nuestra investigación, incluyendo cocinar y mantener la

seguridad. Jarvis también es capaz de realizar actualizaciones diarias, por lo

que nuestra fuerza laboral solo aumentará —explicó Tony.

—Tony, ¿nunca viste Terminator? —preguntó Maya con el cuerpo

tenso.

—Tonterías, Jarvis me ha acompañado durante años y nunca ha

intentado matarme conscientemente —explicó Tony. Maya se dio la vuelta para

salir de allí, pero Tony la alcanzó y la llevó de regreso al laboratorio.

—Tony, ¿cómo demonios se mueven estas cosas? Deberían

necesitar una cantidad de energía suficiente para alimentar un edificio, lo que

significa que sus baterías deberían ser más grandes que ellos mismos —dijo Maya

cuando él logró llevarla de vuelta al laboratorio un rato después.

—Yo lo llamo reactor Arc, es un invento de mi padre que

recientemente he logrado mejorar y reducir, logrando producir hasta ocho

gigajulios por segundo. Sin embargo, hace unos días he terminado una versión

que produce veinticuatro gigajulios por segundo utilizando un elemento

sintetizado, aunque es escaso y llevará tiempo producir más.

»Por lo tanto, los droides serán alimentados por tres

reactores Arc de segunda generación —explicó Tony—. Tranquila, estos droides

son una extensión de Jarvis, y no pienso entregar a mi mayordomo a nadie

—añadió Tony.

—Tony, ¡estás loco! —sentenció Maya, pero avanzó para

comenzar a dar órdenes a Jarvis sobre lo que necesitaba.

Así, en los días siguientes, el laboratorio de Tony se

dividió en dos partes: una para biología y química, y otra para ingeniería y

física.

 

NA 1: Este es un fanfic que he escrito por un capricho

personal, después de cansarme de leer fanfic, donde sus autores nerfeaban las

tecnologías del UCM o las Gemas del Infinito. Por eso decidí hacer este fanfic,

sin nerfear en absoluto ninguna tecnología y sacándole el máximo potencial que

he podido imaginar. He hecho lo mismo con las gemas del infinito.