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Perdido en tus curvas

Mi vida ha estado saturada de trabajo, responsabilidades y obligaciones, algo que me limita a muchas cosas; entre ellas: conocer el amor. Cuando me había ido acostumbrando a la soledad y a dedicarme solamente al trabajo, la conocí a ella. Aún no olvido la primera vez que la vi, su encanto y sensualidad me atrapó por completo; tan única, especial, y hermosa, que a cualquier hombre podría conquistar con su belleza. Quedé catatónico, y me sentí avergonzado de pensar que quizá di una muy mala primera impresión. En el momento que reaccioné, ya era tarde, estaba irremediablemente perdido en sus curvas.

NATALIADIAZ · Ciudad
Sin suficientes valoraciones
46 Chs

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—Estás actuando extraño.

—Sí, en parte has tenido la culpa de eso. 

—¿Realmente vale la pena que te pelees con tu mamá por esto? — me quedo en silencio por su pregunta, mientras busco un lugar apartado donde pueda detenerme y nadie nos moleste—. Ella en parte tiene razón, Steven. Ahora mismo está en el hospital por mi culpa. Si no hubiera ido, ella no se hubiera puesto tan mal. Si la situación fuera con cualquier otra persona, yo no hubiera tomado esa decisión, pero no puedo dejar que por mi culpa tengas que lastimar más a tu mamá. ¿Crees que para mí es fácil renunciar a lo nuestro? Estoy en una posición difícil, no quiero imaginar en la que te encuentras tú. Si yo no hubiera aparecido en tu vida, ahora mismo podrías tener una vida normal y la relación con tu madre no tendría que verse afectada. 

Detengo el auto abruptamente en una de las salidas que, gracias al matorral que lo cubre, ya no la utilizan. El simple hecho de oír lo que acaba de decir, hace que la opresión en mi pecho se agudice y no pueda pensar con claridad.

—¿Por qué detienes el auto así? ¿Dónde estamos? 

Me bajo del auto para subirme en el asiento trasero con ella y tiro los espejuelos en el asiento del pasajero. 

—Toda mi vida he estado concentrado en trabajar arduamente para alcanzar un sueño; un sueño el cual anhelo con todo mi corazón y por eso me he sacrificado tanto. No soy una persona de renunciar, por más difícil que sean las cosas, Mónica. Desde que llegaste a mi vida mis prioridades han cambiado. Si yo no estoy dispuesto a renunciar a ti, a esto que siento por nada del mundo, ¿por qué tú si lo haces? Entiendo que te hayas sentido mal y culpable por lo que sucedió, pero nada de eso fue tu culpa. Mi mamá no puede simplemente interponerse en nuestra relación, no es como que le haya estado pidiendo permiso para salir contigo. Ambos somos adultos y cada quien tiene el derecho de decidir sobre lo que quiere y con quién lo quiere. Ella es mi mamá, la amo mucho y me duele lo que le pasó, pero no por eso podría darle la razón y cumplir con lo que quiere, porque mis sentimientos y felicidad están puestos en juego. La felicidad que he conocido contigo, todo lo que hemos pasado juntos, ha fortalecido esta relación y me importa poco el que digan de nosotros de que hemos tomado una decisión prematura, ¿eso qué más le da a los demás? La vida es muy corta como para vivir con temor o renunciar a lo valioso que uno tiene. ¿Tienes una idea de lo que dolió no verte? ¿Sabes lo desesperado que estaba por dar contigo? Si solo pasó un día y creí que iba a morirme, no quiero imaginar si un día simplemente desapareces como si nada y me dejas para siempre. No es justo que luego de que me hayas enamorado e ilusionado como lo hiciste, me dejes solo y no te hagas cargo. Una vez me dijiste que te harías cargo de mí, pero parece que eso te duró muy poco. 

—Eso no es así. Entiéndeme, yo no quiero hacerte daño y ella no es cualquier persona, es tu mamá. ¿Crees que me hace feliz saber que por mi presencia ella se puso mal? ¿Crees que haciéndote escoger entre ella y yo no duele? Reconozco mi lugar y por más cosas que digas, ella debe de ser mucho más importante que yo y por obvias razones. Y si tuvieras que elegir, no soy egoísta, no podría pedirte que te alejes de tu madre por mí. 

—¿Por qué demonios lo que te digo no lo comprendes o no te entra en la cabeza? — no puedo concentrarme teniendo su cuerpo debajo del mío y amarrada de esa manera. ¿Cómo puede esto causarme algo? —. Claro, ahora lo entiendo. Todo esto ha estado ocurriendo luego de la primera vez que estuvimos juntos. 

—¿De qué estás hablando?

—Es tu culpa de que por mi mente se estén cruzando tantas cosas y no pueda ni concentrarme. Te ves tan indefensa y bonita que es inevitable no ponerme duro. 

—¿Qué has dicho? — me mira sorprendida y presiono los labios.

—Eso sí lo oíste, no quieras fingir no haberlo hecho. Incluso si no lo hiciste, debes sentirlo, ¿no? Siempre lo notas todo y por eso te pones a cucarme y volverme loco. Ahora entiendo a lo que tus padres se referían. Es muy erótico verte así. Me pregunto ¿cómo te verás sin nada más que las sogas? Debe haber algo en la caja de herramientas que me ayude con la ropa. Tengo que verte— salgo del auto para ir al baúl. 

—¿Con la ropa? ¿A dónde vas? 

Entre tanto buscar y buscar, encuentro una tijera. No es la mejor, pero puede servirme para lo que quiero. Regreso con Mónica y subo sobre ella, acercando la tijera a su pantalón. 

—¿Vas a soltarme? Espero eso sea lo que estás planeando hacer.

—Por supuesto— hago una pausa—, que no. Aún no sé si tengas planeado irte y dejarme de nuevo solo. Arreglaremos todo inmediatamente, pero con hechos. Ya que mis palabras no te llegan, haré que algo más te llegue.