—¡Este es el comienzo de muchas pérdidas para el reino de Aladelta! —Monk gritó mientras se marchaba y avanzaba con su ejército.
Ray se sintió tentado de avanzar y olvidar el trato que acababan de hacer, pero los demás le recordaron que si ignoraba el resultado de la batalla, perderían el respeto por él como líder y como persona. Una persona de verdad cumplía su palabra, y se esperaba aún más de un rey.
Con nada más que hacer, el grupo decidió acampar allí mismo, después de todo, no se moverían durante tres días. Montaron sus tiendas, solo habían avanzado unas pocas cientos de metros desde su último lugar. Esta vez fue encima de la raíz del árbol, contra el tronco del árbol.
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