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Capítulo 2. Primavera del 2023

Usando el cargador, mueves suavemente tu cuerpo al son de la tumbadora. El bebé que estás portando te agradece el danzar.

Miras su rostro lleno de inocencia y la vida te parece demasiado hermosa.

Peleas con tu pareja y portas el bebé hasta un parque donde hay muchos abuelos haciendo sus ejercicios matutinos.

A pesar de vivir en Tokío, asistes a esa clase en un parque hermoso. Cómo es primavera, los cerezos en flor, de un rosa pálido, te invitan a hacer picnic.

Creo que lo más hermoso de las sakuras ( flores de cerezos) es que sus ramas se llenan de flores sin hojas. Solo flores. A veces el pálido color rosa puede ser confundido con la hermosa nieve invernal.

En ese parque donde tanto te has ejercitado, vas con tu recién nacido a calmar un poco la ira ocasionada quizás por el desbalance hormonal postpartum.

Tu piel está un poco pálida y no es solo porque en invierno casi no tomaste sol, sino porque estuviste mucho tiempo en casa cuidando a ese pequeño ser que acabas de dar a luz.

Los meses de embarazo hicieron que tu cabello se acumulara y se vea hermoso, aprovecha ahora. Después las hormonas o el déficit de estas provoca otros cambios.

Decides que tu pequeño bebé vea las flores. Por eso le hablas y señalas las flores, pero ese príncipe hermoso, el último en tu estirpe actual, casi no ve.

Vas de día y de noche a ese parque hermoso.

Tiene muchos ciruelos, que florecen en invierno. Los cerezos de primavera, que es lo que ves ahora.

Al regresar a casa tu bebé te mira y lloriquea demostrando que tiene hambre. Te desabotonas la blusa blanca y das paso a lo más sublime que pueda pasar entre una madre y su hijo: la lactancia.

Todas las conexiones de tu cuerpo siguen trabajando, todos los sistemas continúan en su labor, cada célula funciona igual que siempre o eso piensas, pero no. Una buena parte de ti está trabajando muy fuerte para que ese fruto tuyo crezca.

Miras los ojos hermosos de tu bebé y él te mira a ti. Esboza una sonrisa y continúa alimentándose.

Entonces te convences con certeza de tu misión en la tierra. Ahora es momento de provocar esa sonrisa una y otra vez.

Luego de la sonrisa, un buen día llega la primera carcajada y la conexión con ese pequeño ser es insuperable. A ciencia cierta no sabes en lo que te has convertido porque

tu misión de hacer reír a tu bebé no conoce límites. Pasas de hacer diferentes caras hasta pararte, saltar, bailar y emitir sonidos que son nuevos para ti misma.

Si eres de parto natural puede ser que las incomodidades se borren poco a poco. Como Dios le da las mayores batallas a sus mejores soldados, fui cesárea y tres meses después me siento muy incómoda con mi herida.

Cada mamá se enamora de su bebé y es capaz de todo por él. Incluso de llevar en un porta bebé a un bebé de 7 kgs, que solo tiene 2 meses.

Miras una foto y te preguntas a dónde ha ido a parar tu cabello. Sí, de mi tupida cabellera perdí bastante. Ya se repondrá. Por lo pronto es hora de darle de comer otra vez a bebé.

Esta vez ya no estás desde la comodidad de casa, sino un una habitación especializada en lactancia. Es una especie de cuarto con silla, espejo y cortinas. Como ese cuarto hay varios y afuera una habitación con los implementos necesarios para preparar el biberón. El microwave no puede faltar.