Cualquiera que haya sido su travesía, su postura confiada y su sonrisa inalterable permanecían intactas, y Leon encontró consuelo en eso.
—¡Leon! ¿Cuántos años han pasado? —preguntó, y los dos hombres se saludaron con un fuerte apretón de brazos. Luego posó su mirada en la otra persona que había entrado.
Fue recibido por los ojos más deslumbrantes que jamás hubiera visto y se encontró en un ensueño, su sonrisa ensayada decayendo un poco.
—Ha sido demasiado tiempo, en efecto —dijo Leon en respuesta a su pregunta, apareciendo de repente entre ellos y bloqueando su visión. Ethan se dio cuenta de lo que pasaba y soltó una risita, negando con la cabeza mientras tomaba la mano de su viejo amigo.
—Entonces, ¿en qué puedo ayudarlos? —preguntó, mirando a su paralegal, que obviamente todavía estaba ordenando en preparación para su llegada.
—No tomaremos mucho tiempo, no te molestes tanto —dijo Leon, y se sentaron en los espacios libres de la pequeña sala de estar.
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