Leia lo miró y bajó la cabeza.
—Está bien, hermano. Fue en mi vida pasada, no en esta —negó con la cabeza hacia él.
—¡No, no puedes decir eso! —Layana interrumpió—. ¡Sigues siendo la misma alma! Tengo tanto que decirte y
—Lo siento, pero ya no soy tu madre. Lo fui en mi vida pasada, no en esta. Ahora soy solo una chica de veintidós años. Tengo los recuerdos contigo, pero tengo que dejarlos ir para poder vivir mi vida —explicó Leia, esperando que entendiera.
Layana la miró y lentamente negó con la cabeza.
—Nadie... va a impedirte vivir tu vida, y realmente entiendo lo que quieres decir. También entiendo cómo esto debe estar pesándote, pero... No puedes olvidarme. ¡No puedes olvidar a nuestra familia!
—Um... —Valerio interrumpió—. Con respeto, ella no es tu familia. Al menos no ya. Ella es mi hermana menor, ¡y no va a tener nada que ver contigo ni con los de tu tipo! No nos involucremos
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