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Capítulo 2

 

/ Lágrimas de cocodrilo /

 

 

"Oye, Kazuma. ¿Por qué estás tan obsesionado con derrotar al Rey Demonio?" pregunté, con una pizca de inquietud, mientras Kazuma me miraba con un deje de disgusto.

 

Su expresión era un clásico; sin necesidad de palabras, parecía decir: 'No es el momento ni el lugar, Aqua.'

 

"¿No podrías hablar de algo más ligero, como el clima o los precios de las patatas?" Pero como siempre, Kazuma no podía resistirse a seguir mi juego.

 

Decidí ignorar su mirada de advertencia y seguí adelante con mi pregunta. Después de todo, este tipo de cosas siempre terminan en una situación divertida… ¡Para mi!

 

"¡N-No lo estoy haciendo por tu bien ni nada parecido!" gritó, tratando de ocultar su rostro enrojecido.

 

"¡Oh, Kazuma, Kazuma!", exclamé con una risa traviesa, mientras él intentaba desviar su mirada de la mía, y trataba de esconder su vergüenza detrás de un falso enfado.

 

Si sus intenciones eran no parecer un tsundere, debo admitir que falló por mucho.

 

Seré honesta, no esperaba nada increíble por parte de él, como mucho que haya usado [Steal] en alguna línea genial de algún manga o novela. Pero esto era el colmo.

 

"No puedes ser honesto conmigo y confesar tus sentimientos de una buena vez, NEET tsundere. Si de veras planeas algo de ese estilo, y con todo el peligro que supone, asegúrate de regresar nada más las cosas comiencen a verse feas, ¿me escuchas?", dije intentando llamar su atención. "Un debilucho como tú moriría al instante de recibir algún ataque por parte del Rey Demonio."

 

"Oh, Aqua, siempre tan comprensiva y preocupada por mi pellejo", respondió Kazuma con una sonrisa torcida, aunque sus ojos reflejaban una mezcla de agradecimiento y molestia.

 

"Pero no te preocupes, aunque pueda parecer un 'NEET Tsundere', tengo más trucos bajo la manga que un simple 'steal', no me limito a robar bragas.", dijo en un tono burlesco, pero cambió a un tono más serio antes de seguir, "Y sobre lo de regresar cuando las cosas se pongan feas... bueno, ya sabes que siempre encuentro una forma de salir ileso."

 

Me crucé de brazos, mirándolo con desaprobación. "¡No te hagas el valiente! Sabes que si te pasa algo, tendré que cargar con la culpa por el resto de mi vida... o al menos hasta que encuentre a alguien más incompetente que tú para que me saque de apuros".

 

Kazuma soltó una carcajada, pero esta vez, no pudo ocultar el brillo de gratitud en sus ojos. Aunque a veces era un dolor en el trasero, no podía evitar sentirme mínimamente apegada a ese Hikkikomori.

 

"Lo sé, lo entiendo. Eres un cobarde, alguien que se rinde con demasiada facilidad. También sé que eres incompetente y fácilmente distraído..."

 

Mientras pronunciaba esas palabras, el rostro serio de Kazuma se desvaneció gradualmente, dando paso a una expresión de profunda decepción. Podía jurar que incluso una lágrima se escapó de sus ojos.

 

"Y sé que, a pesar de lo terrible que puedan ser las circunstancias, o cuántos problemas te demos, siempre encontrarás una forma de solucionar las cosas. Así que ve y diviértete con el Rey Demonio."

 

Mantuve una sonrisa en mi rostro mientras nuestros ojos se encontraban por última vez.

 

"S-Solo... asegúrate de no morir", murmuré con voz apenas audible, esperando que él captara el mensaje entre líneas.

 

Con un asentimiento apenas perceptible, Kazuma se dirigió hacia el Rey Demonio, y en ese momento, junté mis manos y di inicio a nuestro último plan.

 

 

Unos instantes después de que Kazuma desapareciera junto al Rey Demonio, el combate se volvió algo mucho más soportable...

 

Bueno, sí, estaba bastante atrás del grupo, ¡pero eso era parte del plan! No es que tuviera miedo, ¡ni mucho menos! Simplemente seguía al pie de la letra el plan de Kazuma...

 

"¿Cuál era el plan?", me pregunté a mí misma, mientras observaba a mis compañeros que se encontraban a mi alrededor, esperando que alguno de ellos pudiera responder mi pregunta.

 

Mis pensamientos se agitaron en un mar de confusión mientras luchaba por recordar cada detalle del plan meticulosamente elaborado por Kazuma. Seguro que era algo brillante y lleno de estrategia... ¿verdad?

 

Pero todo el mundo parecía estar ocupado con sus propios asuntos; luchando o procurando mantenerse con vida.

 

Megumin se veía visiblemente angustiada, lo cual no era sorprendente después de todo, considerando que Kazuma había prohibido rotundamente el uso de su magia explosiva. ¿Cuál sería la razón detrás de esa prohibición? Si tan solo hubiera desatado su magia, este combate habría terminado hace mucho.

 

"¡Señorita Aqua, cuidado!" Se escuchó a no muchos pasos de donde me encontraba.

 

Al darme cuenta del peligro, me agaché apresuradamente. "¡Kyaah...! ¡T-Ten más cuidado con lo que haces, Mitsukagui!"

 

"E-¡Es Mitsuru- Agh!" Intentó corregir, pero fue embestido antes de poder continuar.

 

Me pareció escuchar a sus aliadas gritar algo parecido a "¡Kyoya!" al verlo salir disparado en la dirección contraria.

 

Pero eso no importaba, ¡una bola de fuego había rozado mi hermoso cabello! Si algo me lleva a pasar, Kazuma en serio tendrá que compensarlo.

 

"¡A-Aqua-sama!"

 

"¿Eh? Oh, eres tú...", dudé por un momento, tratando de recordar quién era ella esta vez. Aún no lograba diferenciar entre Fio y Cremea. "Bah, no importa. Dime, ¿qué quieres? ¿No ves que estamos un poco ocupados aquí? Vamos, rápido, dime qué es lo que la gran Diosa Aqua puede hacer por ti." Dije, algo impaciente.

 

Ella pareció titubear mientras intentaba hallar las palabras correctas, pero su aliada habló por ella.

 

"¡No es momento para juegos, Cremea! A-Aqua-sama, podría sanar las heridas de Kyoya... ¡¿Podría hacerlo lo más pronto posible?!"

 

"Ha... La vida de las Archiprest es tan difícil. Está bien, está bien, déjenmelo a mí."

 

Ellas parecían estar muy agradecidas, pero esas miradas tiernas no bastarían. Más tarde les exigiré el pago correspondiente.

 

Con un suspiro teatral, me acerqué a Kyoya, preparándome para canalizar mi energía divina y sanar sus heridas. Aunque disfrutaba de ser la heroína de la historia, no podía evitar recordarles a todos que la ayuda de una diosa no era gratuita.

 

No pasó mucho tiempo para que... ¿el rubio? Sí, eso funcionará. Prefiero no esforzarme demasiado en recordar su nombre, podría causarme una jaqueca...

 

Hablando de eso, la última vez que Kazuma y yo fuimos solos a beber fue hace nada más y nada menos que un año...

 

Tal vez deberíamos darnos un descanso después de esto, festejar y no parar de beber.

 

Sí, sí, suena a un gran plan.

 

"¡Señorita Aquaaaaaaa!"

 

"Oh, vamos! Te acabo de... de... Ahora que lo pienso, ustedes los no muertos no son tan feos de cerca", musité, notando a pocos pasos de mí a tres guardias en forma de esqueleto flotando. También llevaban algo similar a una hoz, pero grande.

 

 

 

 

"¡Eso fue increíble, Darkness!" Vociferó Megumin, celebrando nuestra victoria.

 

"Uff... No lo sé, Megumin. Nunca antes me había sentido tan cansada... S-Se siente b-bien~", respondió, mientras la mayoría en la sala soltábamos un unísono "Eroness".

 

Solo se estremeció aún más.

 

"¡En serio, esa armadura es genial! Soportaste todos y cada uno de los ataques enemigos, ¡fue asombroso!" Siguió alabando.

 

Por otro lado, el chico rubio yacía tendido en el suelo, evidentemente exhausto. El combate pareció ser demasiado para él, y no lo culpo.

 

Muchos enemigos se abalanzaron sin descanso hacia él. ¿Tal vez habría sido mejor idea enviarlo a él en vez de a Kazuma?

 

Una vez más, me encontré reflexionando sobre las decisiones estratégicas tomadas en el fragor de la batalla. Pero al final del día, lo importante era que todos estábamos a salvo, aunque quizás el rubio necesitará un poco más de entrenamiento antes de enfrentar desafíos tan intensos como este, un ejemplo sería el matrimonio.

 

Sip, tan solo recordar que fue vencido con suma facilidad por Kazuma me hace pensar que él no podría haber sobrevivido a una lucha contra el Rey Demonio… Suena irónico.

 

"¡Kyoya! ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas ayuda...? ¡Aqua, ven aquí en este instante!"

 

"N-No debes preocupar a la señorita Aqua, estoy bien, en serio", replicó, aunque su estado completamente maltrecho decía lo contrario. Continuó negando haber sido herido.

 

En serio, ¿qué problema tienen los hombres con verse geniales frente a las chicas? Esas dos parecen completamente rendidas a sus pies, ¿qué es lo que pretende?

 

Observé la escena con un ligero suspiro de exasperación. A veces, los hombres podían ser tan tercos y orgullosos que ponían en peligro su propia salud.

 

"¡Sí! El momento en él que ese guardia te dijo: 'Cómo te atreves a desafiarme, ¡a mí, el que se alza por encima de toda la guardia real!' Y luego ni siquiera pudo darte un empujón, ¡fue graciosísimo!" Continuaron con su charla, mientras Darkness se avergonzaba con cada palabra que pronunciaban.

 

"M-Megumin, fue suficiente", suplicó Darkness, enrojecida. Pero ella siguió hablando, ajena a las señales de incomodidad de su amiga.

 

Sonreí ante la escena, divertida por la situación. Era evidente que Darkness prefería olvidar aquel incidente vergonzoso, pero Megumin parecía empeñada en recordarlo una y otra vez.

 

Pero entre todo el alboroto, una pregunta surgió: "Y... ¿A-Aqua-san, sabe dónde se encuentra Kazuma-san?" Balbuceó Yunyun. La pregunta causó que Megumin volviera confundida hacia mí. Opté por mirar en otra dirección, fingiendo total desinterés...

 

"FiushFush…" intenté silbar, pero mis nervios lo arruinaron por completo. "Eh, ¿eh? Chicas, ¿por qué me miran de esa manera?"

 

Mi intento fallido de silbar solo provocó que las miradas de las chicas se intensificaran, dejándome aún más incómoda.

 

Megumin me fulminó con la mirada, y con un semblante serio me preguntó por la ubicación de Kazuma.

 

Me sorprendió un poco su reacción. Esperaba su típico arrebato de furia, como solía hacer en el pasado, pero supongo que el tiempo juntos la ha hecho madurar.

 

Tragué saliva, sintiéndome un poco incómoda bajo su mirada penetrante. ¿Cómo explicarle que no tenía ni la más mínima idea de dónde podría estar Kazuma en este momento? Intenté mantener mi expresión serena mientras buscaba una respuesta adecuada.

 

"Oh, no es nada. Solo fue a luchar contra el Rey Demonio en lo profundo de una mazmorra, si resulta salir vivo volverá en cualquier… momento… Oye, Megumin, ¿por qué te me acercas de esa forma? M-Me estás asustando."

 

"Aqua… ¡No huyas!" Gritó en el momento que saltó sobre mí, sorpresivamente, atrapándome.

 

"¡Hii! ¡Darkness, ayúdame! ¡Megumin finalmente se volvió loca!" Intenté pedir ayuda, pero Darkness permaneció con los brazos cruzados, observando la escena con una sonrisa inquieta en el rostro.

 

"¡Suéltalo, Aqua! ¿Dónde fue que se teletransportó Kazuma... ¡¿Y con el Rey Demonio?!"

 

El grito pareció llegar a los oídos del... del... ¿cómo se llamaba?

 

"Aqua-sama, ¿a qué se refiere…? Sí…" Contestó pensativo el joven de armadura azul.

 

"¡Oye! Estás intentando evadir mi nombre... ¡¿A estas alturas?!"

 

Las palabras resonaron en mi cabeza mientras intentaba recordar cuales habían sido las palabras exactas de Kazuma, pero seguían sin aparecer. "¡C-Calma, Megumin! Estoy tratando de recordar, pero... ¡no puedo pensar con tu rodilla en mi estómago!"

 

"M-Mitsurugui-dono tiene razón, Aqua-san. ¿Dónde está Kazuma? Solo desapareció de la arena de batalla sin decir nada antes. Y-" Intentó decir algo más, pero fue interrumpida por una Megumin algo histérica.

 

"¡Es cierto, hablaste con él antes de que desapareciera!" vociferó, tomándome por el cuello del hagoromo. "¡Él te dijo dónde iría, ¿cierto?!"

 

"¡E-Está bien, suéltame, suéltame! ¡Te lo diré!"

 

Tuvieron que pasar algunos minutos para que Darkness pudiera sacarme a Megumin de encima. Parecía adherida a mi ropa...

 

Mitsubishi pareció comprensivo ante la situación. Después de todo, que Kazuma haya decidido luchar solo contra el Rey Demonio es una noticia sorprendente.

 

Pero en su rostro podía ver su preocupación, también en el de Darkness, sobre todo en el de Yunyun.

 

Megumin parecía desesperada, tal vez porque muy en el fondo tampoco confiaba en él.

 

Pero...

 

"¡En serio, chicos! Estoy seguro de que Kazuma puede derrotar al Rey Demonio. ¡Me prometió que iríamos a beber una vez que la batalla haya terminado!" Canté, tratando de infundir un poco de ánimo en el grupo, aunque Darkness levantó una ceja al escuchar mi declaración.

 

Mis palabras parecieron calmar un poco los nervios del grupo, al menos por un momento. Aunque no podía evitar sentir una pizca de duda en lo profundo de mi corazón. Esperaba fervientemente que Kazuma cumpliera su promesa y regresara a salvo, listo para celebrar con nosotros.

 

Pero, mientras me hundía en mis pensamientos, Darkness protestó.

 

"¿Estás segura de que Kazuma dijo eso? No lo sé, me parece algo irreal, sobre todo esa última parte."

 

Entre el grupo comenzaron a murmurar... ¡Hey! Puede que eso último sea mentira, ¡pero piénsalo! Si todos llegan a creerlo, Kazuma sabe que tendrá que cumplir con esa promesa inventada. ¡¿No soy un genio?!

 

"No es la primera vez que pones falsas promesas en las palabras de Kazuma, ¿estás seguro de que eso último era cierto?"

 

Un escalofrío recorrió mi espalda ante la mirada inquisitiva de mis compañeros. Tal vez había exagerado un poco para levantar el ánimo del grupo. Ahora, ¿quién podrá salvarme?

 

"Es cierto, Darkness. No sería la primera vez", concordó Megumin.

 

Intenté buscar ayuda en aquel caballero de brillante armadura, pero solo rodeó los ojos…

 

¡Eso fue traición! ¡Blasfemia!

 

Puede que haya comenzado a temblar a ese punto, porque las chicas dejaron el semblante serio e intentaron calmar la situación. Sí, incluso Megumin.

 

"T-Tranquila, Aqua. ¡Por supuesto que saldremos juntos a beber luego de esto y-"

 

"Para nada, tú tienes prohibido beber a toda costa", interrumpió Darkness, dejando a cierta maga aún más irritada.

 

Luego comenzaron otra discusión. Mientras Yunyun intentaba separarlas, solo me quedé observándolas.

 

"¡Sí... Tienes razón, Megumin! Una vez que Kazuma vuelva, podremos ir a beber todos juntos. ¡Es una promesa!"

 

Intenté calmar las aguas, sabiendo que una promesa de bebida siempre tenía el poder de unir al grupo, incluso en los momentos más difíciles. Esperaba sinceramente que Kazuma regresara pronto para que pudieran disfrutar juntos de ese merecido momento de calma.

 

Parecían haberme escuchado, pero parecían haberle restado importancia a mis palabras.

 

"...", no pude evitar sentirme culpable por mis declaraciones. Muy en el fondo, sabía que solo eran promesas vacías.

 

En cualquier momento, por alguna casualidad, Kazuma logra derrotar al Rey Demonio, y yo seré teletransportada inmediatamente al reino celestial.

 

No debería faltar mucho…

 

"¡Agh…!" Un extraño sentimiento me rodeó, y caí al suelo.

 

Pude escuchar cómo algunos de los que me rodeaban pronunciaron mi nombre antes de caer al suelo, pero no puedo estar segura.

 

Por alguna razón, sentí un fuerte dolor de un momento a otro… ¿Eso significa que Kazuma acaba de morir otra vez?

 

El temor y la preocupación se apoderaron de mí mientras me aferraba al suelo, tratando de comprender lo que acababa de suceder. ¿Había sido Kazuma? ¿Había fallado en su misión?

 

No pensé que este sentimiento volviera a repetirse. Pensé que Kazuma lo lograría esta vez...

 

"... ¿Aqua-senpai?" Pero mis dudas fueron interrumpidas cuando escuché la voz de mi kohai.

 

"Eh… ¡Eh! ¡Eris, eres tú!" Dije sorprendida. No esperaba regresar, mucho menos a la 'recepción' de mi kohai.

 

El alivio llenó mi corazón al ver a Eris, aunque aún estaba desconcertada por lo que acababa de ocurrir.

 

"Q-Qué haces aquí- ¡Oh!" interrumpí a Eris con un abrazo, sintiéndome extremadamente feliz.

 

"¡Lo logró! ¡Ese loco hijo del demonio lo logró!" Canté, demostrando mi entusiasmo.

 

Eris pareció compartir mi entusiasmo, pero nuestro momento de euforia fue interrumpido al ver a Kazuma Satou, con los ojos cerrados, frente nuestro.

 

El silencio pesado llenó la habitación mientras observábamos a Kazuma con preocupación. Eris y yo quedamos impactadas al ver que le faltaba la parte inferior de su cuerpo.

 

Un escalofrío recorrió mi espalda al darme cuenta de la gravedad de la situación. ¿Qué había sucedido exactamente durante la batalla?

 

 

Con el corazón hecho trizas, tenía que presenciar cómo Eris daba la noticia a quien alguna vez fue mi mejor amigo…

 

Era injusto, genuinamente injusto.

 

¿Cómo alguien que había sacrificado tanto podría tener este final? No era justo, ¡no lo era!

 

Lágrimas a mares caían por mis mejillas, todo esto mientras Kazuma me observaba con apego; nostálgico.

 

El dolor y la desesperación se apoderaban de mí mientras me acercaba a su cuerpo… mejor dicho, a lo que restó de él.

 

Los recuerdos de nuestros momentos juntos se agolpaban en mi mente, y cada uno de ellos parecía un puñal clavándose en mi corazón destrozado. No había palabras que pudieran expresar el dolor que sentía en ese momento.

 

Lágrimas a mares caían por mis mejillas, todo esto mientras Kazuma me observaba con apego; nostálgico.

 

Parecía estar completamente preparado para dejarlo todo atrás…

 

No, ¡no! No puedo permitirlo. Debe haber otra forma, debe haber…

 

"Lo siento, Kazuma", musité, mientras lentamente me dirigía ante el alma de mi amigo, "prometo que te lo compensaré."

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

… "¡Resurrection!"