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Capítulo 1

/ ¡El regreso del héroe de Belzerg! /

 

 

Una fría oscuridad se cierne a mi alrededor como si de un abrazo gélido se tratase, y con ella, un lúgubre sentimiento de soledad.

 

Yace mi cuerpo en el suelo, a solo unos cuantos pasos de perder la conciencia por el incandescente dolor que emana mi cuerpo. Aún puedo oír los susurros de las rocas danzantes al chocar entre sí durante el derrumbe.

 

Las rugosas y húmedas paredes, cubiertas de moho, todavía desprendían grandes cúmulos de polvo cada vez que se resquebrajaba más y más. El polvo, mezclado con las cenizas y los aromas rancios, se aferran a cada rincón, como testigos del gran logro que se ha llevado a cabo.

 

Plink… Plink…

 

Los sentimientos de temor y asombro que nos abrumaron durante el combate, impregnaron los pasillos de la mazmorra, transformándola en una suerte de museo de la guerra.

 

Plink…

 

El eco agonizante, engendrado por los innumerables alaridos de las criaturas que alguna vez hicieron de este lugar su hogar, aprisionadas durante el colapso, se entrelazaban con la atmósfera en este paraje desolado.

 

Plink… Plink… Plink…

 

En este instante, se hacía evidente el suave susurro que provocaba cada gota al posarse en el suelo. Incapaz de discernir el origen de ese sonido, especulé que podría ser producto de la cascada desencadenada por la explosión en la gruta. No obstante, lo más plausible era que estas silenciosas gotas fueran alguna vez parte de mí.

 

"Lo he conseguido..." Susurré con apenas un murmullo audible, proclamando una victoria que resonaba con un matiz agridulce. Me sumergí en una profunda desolación, supongo que esto es lo que llaman la 'fase de reconciliación'.

 

Yo, Kazuma Satou, acababa de derrotar al rey demonio, desplegando la más colosal de las técnicas mágicas. No obstante, la pregunta ineludible persistía: ¿a qué precio?

 

Reflexioné, permitiendo que una pequeña lágrima surcara mi rostro, cayendo finalmente al suelo del pasadizo en el que me hallaba.

 

Al haber apostado todo en un solo movimiento, no solo siento cómo gran parte de mi cuerpo ha sido desmembrada, ahora dividida en dos mitades, sino que, además, la sombría posibilidad se cierne sobre mí: es muy probable que esta mazmorra se vea consumida por la destrucción total. Este desenlace hace que la tarea de Aqua para encontrar mi cuerpo sea más que una simple dificultad, una que ni la mismísima Diosa de las deudas podrá sortear.

 

"Bakuretsu… Bakuretsu… la, la, la..." Inconscientemente, mientras mi cuerpo experimentaba una extraña livianidad, me sorprendí tarareando esa estúpida canción que marcó el inicio de todo; mi trayecto hacia la magia explosiva. Aquella que me otorgó la victoria, pero a cambio de mi propia vida.

 

A medida que sentía que mi cuerpo restante ascendía, una luz emergió desde lo más alto. Fue en ese momento de elevación cuando la cruel realidad se me reveló: Aqua, seguramente ya había retornado allá arriba. Mi resurgir en este mundo se convertía en una tarea inalcanzable, y la luz que se aproximaba ahora solo me acogía en el inevitable abrazo del adiós.

 

Pero, fue entonces cuando una voz conocida me llamó desde el cielo. En consecuencia, volví mi atención hacia ese llamado celestial.

 

Flotar entre las nubes parecía ser tan solo un efímero sueño; morir nunca antes había resultado tan pleno y satisfactorio.

 

Mientras me dirigía a aquella suave voz que llamaba mi nombre, finalmente me encontré cara a cara con un resplandeciente pilar de luz.

 

" ... Bienvenido al más allá. Soy la diosa que te guiará en tu nuevo sendero, Aqua. Satou Kazuma-san, has perdido tu vida en el fondo de la mazmorra. Desafortunadamente, tu vida ha terminado."

 

"…" El silencio se hizo evidente. Pasé por un umbral de luz, pero por alguna razón, ella ya estaba parada frente a mí. Junto a ella, estaba Eris.

 

Me hallaba dentro de una habitación cuya familiaridad me evocaba recuerdos de un pasado marcado por un encuentro fortuito con el Shogun. No volvió a pasar… Pero sí volví a morir.

 

… Contemplarlas reunidas evidenciaba que mi aparentemente insensato sacrificio no había sido en vano; el Rey Demonio fue derrotado. Pero… ¿qué pasó luego de ello?

 

¿Fue enviada al instante que aquel formidable enemigo soltó su último aliento?

 

"Oi, Aqua. ¿Qué sucedió luego que derroté al Rey Demonio?" Pregunté, a lo que solo obtuve una respuesta en forma de negación con la cabeza.

 

También percibí que evitaba mi mirada, mientras su cabello deslizaba suavemente sobre parte de su rostro. Me resultaba imposible descifrar su expresión.

 

"Hay... hay algunas opciones disponibles para ti ahora", replicó Aqua en un tono monótono. "¿Te gustaría renacer como un bebé en este mundo...?"

 

"Oi, deja de jugar, Aqua. ¿Qué sucedió abajo después de que derrotara al Rey Demonio?" Pregunté nuevamente, buscando una respuesta clara de mi divina y un tanto distraída amiga. No obstante, ella continuó hablando.

 

"... ¿o prefieres renacer como un bebé en el pacífico Japón?" Concluyó, con cierto titubeo en su voz. El nerviosismo en ella resultaba palpable.

 

"Oi, oi, detente de una vez. Te estoy preguntando qué ocurrió después de mi muerte, ¿me escuchas? Si sigues diciendo tonterías, me veré obligado a jalarte las mejillas hasta quedarme exhausto, ¿lo entiendes?" Expresé, tratando de aliviar la tensión en el ambiente. La mirada de Eris era una que nunca antes había presenciado.

 

Finalmente, Aqua alzó la cabeza con la voz resquebrajada.

 

"O-¿O prefieres ir al cielo? No tendrás q-que lidiar con compañeras problemáticas, deudas abrumadoras, ser arrestado, casi asaltado por un grupo de ogras o... ¡otras dificultades similares!" Concluyó, con un evidente nerviosismos; sus hombros temblaban y lágrimas caían a mares por sus mejillas.

 

… Ella en serio está llorando ahora mismo.

 

Eris, en un intento por tranquilizar a Aqua, posó una mano reconfortante sobre su hombro. En respuesta, Aqua simplemente hundió su rostro en el pecho de Eris, temblando y ahogándose en llanto.

 

Fue ese gesto el que me llevó a comprender la situación. El llanto de Aqua sugería que, probablemente, ya no podría ser revivido.

 

Sin embargo, no hallaba conflicto alguno en mi interior, hice aquel último movimiento tan arriesgado completamente consciente de lo que podría haber llegado a suceder.

 

Mis suposiciones resultaron ser correctas, por lo que no experimenté sorpresa alguna.

 

... No, nada. A pesar de observar ese escenario; presenciar a una Diosa llorar por mi muerte, no lograba generar ninguna perturbación en mí; me sentía tranquilo y sereno.

 

La razón tal vez sea que ya he alcanzado todas las metas que me propuse, especialmente la de traerla aquí. No entiendo por qué está tan triste; cumplí con mi cometido, con nuestra promesa.

 

Eris, sosteniendo con delicadeza a Aqua entre sus brazos mientras solloza, me habló mientras acariciaba su cabello. "... Kazuma-san, gracias por tu arduo trabajo. Todos los que estuvieron allí han derrotado con seguridad a los subordinados del Rey Demonio y actualmente están esperando y rezando porque te encuentres bien. En el momento en que derrotaste al Rey Demonio, Senpai fue transportada aquí. Y todos los que presenciaron eso parecieron entender que habías tenido éxito en tu misión..."

 

Al escuchar su respuesta, solté un suspiro, aliviado por la noticia.

 

Sin embargo, ella continuó hablando. "... En este momento, están atendiendo sus heridas después de esa feroz batalla. Parecen algo desconcertados al ver desaparecer a Senpai, pero…"

 

… Ahora que lo pienso mejor, ellos probablemente no tengan ni idea de que morí en esa mazmorra, ¿verdad?

 

Es… extraño. ¿Y si Darkness y Megumin salen a buscarme?

 

Tal vez, incluso la gente de Axel se uniría en la expedición de búsqueda.

 

Tal vez, podría ser considerada una operación bastante importante…

 

… Realmente, a diferencia de mí, esas chicas me buscarán como se debe, ¿no es así?

 

… Realmente, dejar todo atrás sin expresar ni una pizca de arrepentimiento es complicado. Sería increíble poder compartir algunas últimas palabras con ellos, ¿no es así?

 

Me siento agradecido por no tener un cuerpo en este momento. De lo contrario, estaría llorando incluso más que la misma diosa del agua.

 

Al parecer, mis pensamientos se reflejaron en mi rostro, ya que Eris se volvió hacia mí con una sonrisa amable. No obstante, un atisbo de melancolía se manifestaba en su expresión.

 

"... Ahora, Satou Kazuma." Al escucharla nombrarme, inconscientemente adopté una postura militar. Esto la sorprendió un poco, pero se limitó a soltar una pequeña risa juguetona. Pronto, volvió a su expresión seria. "Nosotros, los Dioses, te agradecemos por haber derrotado al Rey Demonio", dijo, inclinándose levemente. "Muchas gracias..."

 

"G-ga-Gashias, Kashuma... Sniff." Intentó imitar su acción Aqua, pero terminó fracasando en el intento. Estando de rodillas en el suelo, comenzó a llorar nuevamente.

 

"S-Solo tenemos dos opciones para tí ahora mismo… Aqua se equivocó pensando que al renacer en mi mundo podría venir a visitarte en tu próxima vida." Confesó, soltando algunas lágrimas.

 

"¡¿N-No podría hacer eso?! ¡Waaaah!"

 

Había una evidente diferencia entre el comportamiento de cada una ahora mismo; Aqua simplemente pataleaba como si fuera una niña, mientras que Eris mantenía... o al menos intentaba mantener la compostura.

 

Eris se llevó la mano a la boca en un extraño intento de mantener la calma, y continuó. "O-O podrías renacer en Japón. Allí te asegurará una vida tranquila y calmada, donde no te faltará nada y-y te facilitaré el camino para hallar a tu cónyuge idea- ¡Eh! ¡¿Aqua?! ¡Qué estás haciendo!"

 

Ahora mismo, Aqua está zarandeando a Eris, tal y como nuestro primer encuentro en su mundo. "¡No puede ser así! Debe de haber alguna forma… ¡Este no puede ser su premio por haber salvado tu mundo!"

 

Aqua continuó reclamando la razón de sus decisiones, pero esta solamente se aclaró la garganta y continuó. "L-Lamento no poder ofrecerte más opciones… pero es así como debe ser, son las reglas." Añadió con un susurro tenue, mientras su mirada descendía, convirtiendo su expresión en un enigma para mí.

 

De repente, Aqua estalló en lágrimas una vez más… ¿qué sucede con su extraño comportamiento? No es el fin del mundo.

 

Resulta un tanto apresurado hablar del cielo... aún anhelo experimentar la vida. La última fue sumamente estresante, y ni siquiera me gradué como virgen… Me faltaron muchas cosas por hacer.

 

Vivir una vez más en Japón suena como una oferta atractiva, rehacer mi vida y cambiarlo todo… Lamentablemente, mis recuerdos no me acompañarán; será una partida nueva, un comienzo desde cero.

 

No solo contaré con recursos suficientes para vivir el resto de mis días en serenidad, sino que también pesan las palabras de Eris sobre mi cónyuge ideal y cosas así…

 

En otras palabras, si regresara a Japón, podría disfrutar de una vida libre de dificultades o situaciones irrazonables junto a mi encantadora esposa.

 

"Y... Bueno, ¿cuál será tu elección?" Eris aguardaba mi respuesta con una sonrisa de calidad, mientras tanto, Aqua balbuceaba incoherencias mientras se retorcía en el suelo.

 

¿Qué hay siquiera que considerar?

 

¿Cuántos problemas pasé en ese mundo?

 

Está lleno de extrañas criaturas y personas incorregibles.

 

Es un mundo donde las personas con sentido común se consideran raras, un mundo basura que está podrido hasta la médula.

 

Si regreso a ese mundo, definitivamente veré un sinfín de dificultades en el futuro. Por eso dije que no había nada que considerar.

 

"Yo... No, yo deseo regre-" En un intento de objetar las palabras de Eris, fui abruptamente interrumpido por una Aqua verdaderamente furiosa.

 

"¡Lo lamento, Eris! ¡No puedo permitirme perder a Kazuma! Él es la única persona que ha logrado entenderme desde... bueno, ¡desde siempre! ¡Resurrection!" Gritó, algo apresurada, antes de que todo a mi alrededor se sumiera en la oscuridad.

 

"¡A-Aqua! ¡¿Qué has hecho?!" Logré escuchar antes de perder el conocimiento en su totalidad.

 

 

 

 

"¡Comenzaremos la clase del día de hoy!" Resonó una voz no muy lejana de mí. "Vamos, tomen asientos" Gritó, y a continuación, se desató un bullicio a mi alrededor.

 

Me vi inmerso en una confusión, producto de lo repentino del cambio de escenario. Los estruendos, como si estuviera en una escuela, me intimidaban... Espera, no es solo producto de mi imaginación.

 

"Q-Q-Qué hago aquí…" Musité con una voz apenas audible.

 

"¡Joven Satou!" Me llamó quién aparentaba ser mi tutora. "¿Se encuentra bien? Lleva allí dormido desde que llegó. ¿Necesita ir a la enfermería?"

 

Respondiendo a mi preocupada tutora, solté un "De acuerdo, gracias." Para luego desaparecer entre los pasillos.

 

Ante la confusión, solo pude preguntarme, "¿qué hago aquí?"