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Gantz: AQP

Javier Ávila es un estresado universitario que llegó a un restaurante, donde sus planes se frustran por los malos tratos de las personas que lo rodean. Agobiado por la situación, un inesperado incidente pone fin a su ordinaria vida y así comienza su lucha por sobrevivir. Ahora está envuelto junto a otras personas, en una matanza nocturna de la cual no pueden escapar. Un enorme agradecimiento a Edward Trulooks, quien alegró mi día dedicando la hermosa portada que pueden apreciar. Si gustan, les sugiero seguir su pagina y apoyar su arte. Basado en el manga original Gantz de Hiroya Oku, todos los derechos pertenecen al autor original. Esta historia es ficción, cualquier parecido con lugares o situaciones no tiene nada que ver con la realidad y solo son tomados de referencia.

DaSaInN · Cómic
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14 Chs

Capítulo 2: Un cuarto extraño

Aquel chico llamado Javier Ávila, recibió un disparo en el corazón que causó su muerte en segundos, sin embargo, ahora se levanta en un cuarto lleno de personas que no conoce, bueno, al menos reconoce tres rostros que le traen malos recuerdos. Pero al fondo del cuarto y centrada al medio, se halla una esfera perfecta color negro azabache, es de al menos metro y medio de alto.

—¿No es el rarito que estaba detrás de nosotros? Así que también se murió. —Comenta uno de los presentes, resulta ser el tipo que le pidió su puesto en la fila de la pollería.

—¿Solo vino este tipo? ¿Dónde están los otros? ¿Acaso ellos sobrevivieron?... Ya deja de llorar, María, reacciona de una puta vez. —Pregunta la chica que también le pidió el puesto que ocupaba, ella zarandeaba con brusquedad a aquella muchacha que fue sacrificada por su novio.

—Lo-Lo siento, Katy... Pe-Pero no puedo creer que Gustavo, que Gustavo... Me hiciera algo así... El desgraciado me lanzó contra una pistola. —Lloraba esa tal María limpiándose las lágrimas con las mangas de su blusa.

Detrás de estos tres había otras cuatro personas, uno era un hombre calvo de 50 años de tés morena y bien vestido con un traje formal, a su lado estaba una pareja que constaba de una hermosa mujer con ropa de secretaria que rondaba sus 30 años, se sujetaba del brazo de quien parecía ser un empresario maduro y atractivo. Al otro lado se encontraba un sujeto que tenía mala pinta pues parecía ser un ladrón, lo delataba un tatuaje de una conocida banda mexicana en la mejilla. Cerca de Javier estaba un hombre de casi 40 años, vestía una bata y parecía un doctor, este hombre lo ayudó a pararse.

—Mu-Muchas gracias... ¿Qué está sucediendo? Lo último que recuerdo, es recibir un disparo en el pecho ¿Qué es este sitio? —Pregunta Javier tocándose donde fue herido, mientras se dirige a la ventana y nota afuera un lugar que reconoce.

—Tranquilo, al igual que tu no sé mucho. Los que estamos aquí tenemos recuerdos de haber muerto, por cierto, mi nombre es Cesar Rodríguez ¿Cómo te llamas? —Preguntó el hombre que parecía doctor y siguió a Javier a la ventana.

—Mi nombre es Javier Ávila, supongo que es un gusto... ¿Ese no es el estadio Melgar? Si tomo un carro podría llegar a mi casa en casi media hora. —Dijo Javier intentando abrir la ventana, pero notó que su mano traspasaba la agarradera.

—Ya intentamos salir de aquí, simplemente las ventanas no se abren y las perillas parecen ser intangibles. Todos hemos llegado proyectados de un rayo que sale de esa esfera, incluso tu apareciste de esa forma. —Contó Cesar mientras iba a tocar esa esfera negra, era seguido por Javier que lo imitó.

—Eso es imposible, la gente no aparece de la nada y todo esto es muy raro. Yo morí en el asalto a una pollería junto a muchas más personas, si esto fuera una especie de purgatorio, ellas deberían estar aquí ¿no? Pero solo reconozco a esos tres, estaban delante de mí en la fila y ese criminal los acribilló. —Dijo Javier viendo a todas esas personas, las cuales lo miraron enfadados por su forma de hablar.

—Algunos también teorizamos eso, como doctor, hombre de ciencia y ateo declarado, me quedé sin palabras cuando llegué a este sitio. Yo morí apuñalado en el estacionamiento de mi departamento, ahora no tengo ni herida, ni siquiera la huella del cuchillo en mi ropa. —Cesar le mostró el lugar donde supuestamente lo apuñalaron, pero no tenía ninguna marca.

—Ustedes *cojudos, dejen de decir tanta mierda ¿Qué purgatorio ni que nada? Si fuera así este sería el infierno, he robado, matado y violado sin arrepentimiento ¿Crees que yo merezco un purgatorio? —Dijo aquel que parecía delincuente, sus palabras asustaron a las mujeres presentes e incomodaron a los hombres.

*Cojudo: Tonto, soso, imbécil.

—E-Eso es imposible, entonces esa mierda de Gustavo debería estar aquí —sujetando a María de los hombros—. Él te engañaba con otras mujeres, incluso las seducía para aprovecharse de ellas, algunas veces las drogaba para que sus amigos tomaran turnos con ellas. Él más que nadie merece estar aquí, ves que esa mierda no valía la pena ¡Así que tranquilízate de una puta vez, María! —Renegaba aquella chica llamada Katy y sacudió a su amiga para que reaccione.

—No, es imposible... Gustavo no me haría algo así, él de verdad me quería... Incluso pensábamos en alquilar un departamento para a vivir juntos —Katy le dio una cachetada que la mandó al piso—. No... No... Entonces... ¿Cómo sabes todo eso? —Preguntó María entre lágrimas, mira sorprendida desde el suelo a su amiga y esta le da una sínica sonrisa.

—Porque yo se las llevaba, también cogíamos cuando te ibas a estudiar —al oír esto, el novio de Katy la agarró del brazo reclamándole—. Ya no importa ocultarlo, si estoy muerta al menos quiero irme sin arrepentimientos... Ja,Ja,Ja Y viendo la cara de esta estúpida al saber la verdad... Estaba asqueada de oír lo buena que era tu relación ¿Qué te parece saber la verdad, María? —Katy estaba burlándose de su amiga mientras su novio la miraba con odio, María intentó golpearla pero Katy se defendió dándole un puñetazo en la cara.

«¿Qué clase de gente es esta? No puedo entrar en la misma categoría de ellos. Yo nunca he cometido un crimen, no he violado a nadie y mucho menos he asesinado... Tengo pecados pero ninguno tan grave como para merecer lo mismo —viendo a Cesar—. Él parece un buen hombre, dudo mucho que cometiera algún crimen grave», pensaba Javier mientras se mordía las uñas con obvio nerviosismo.

El ambiente cambió drásticamente, la pareja de adultos se abrazaba mientras ella lloraba pidiéndole perdón al nombre de "Gloria", el delincuente reía estrepitosamente con todo el escándalo, el hombre moreno de traje se tapaba la boca y parecía pensar en su vida intentando buscar sus pecados, Cesar simplemente les dio la espalda, miraba por la ventana hacia el estadio Melgar y extrañamente jugaba con sus dedos como si quisiera probar algo.

De la nada apareció un rayo de luz, salía de la parte superior de la esfera, comenzó a hacer líneas en el aire donde se materializó cabello y continuó de arriba hacia abajo hasta formar el cuerpo de una mujer en traje formal de oficina. Al terminar esta mujer comenzó a respirar con dificultad, se arrodilló en el suelo intentando recuperar el aliento.

—¿Vino una mujer? Oiga señorita, no sabemos qué está pasando pero será mejor que se calme. —Le dijo Cesar ayudándola a levantarse como lo hizo con Javier.

—Yo estaba en una ambulancia ¿Cómo llegue a... —viendo a Javier y los otros tres del asalto—. Ustedes estaban también en la pollería, yo los vi mor... Oh diablos... Entonces también debo estar muerta, genial, justo cuando me acaban de ascender... Sabía que tenía que aguantarme las ganas de comer pollo a la brasa. —Esta mujer se acercó a Javier y lo miró de pies a cabeza, por lo cual el muchacho se sintió incómodo.

—¿Por qué me está mirando de esa forma? —Preguntó evitando verla a los ojos por lo nervioso que ella lo ponía.

—Para ser un muchacho tan deprimente, fuiste el único que se enfrentó a ese ratero —al oír esto, los otros tres de la pollería increparon sobre de que era imposible para un tipo como él—. Ustedes murieron primero y por eso no lo saben. Este chico bloqueó una bala con el cada... —viendo que Javier se sentía incómodo y miró de reojo a María—. Esquivó una bala y uso un tenedor para clavárselo mal nacido que nos disparó... Ufff si hubiera sido un poco más profundo, tal vez no estaría muerta. —Contó la mujer de la pollería mientras los otros tres se sorprendieron.

—Yo solo actué intentando sobrevivir pero como ves no sirvió de nada, lo siento, creo que terminé matándote indirectamente. —Javier agachó la mirada sintiéndose culpable.

—¿Eh? No te lo reprochaba, a diferencia del marica que arrojó a su novia contra una pistola y su grupito de amigos que dio la espalda para que los maten a balazos, fuiste el único que de verdad hizo algo... Soy yo quien te debe una disculpa, cuando este idiota te fastidió debí hacer algo para evitarlo, siendo mayor permití que te hicieran pasar un mal rato... De verdad, disculpa no haber hecho nada. Mi nombre es Yesica Oliveira ¿Puedo saber el tuyo? —Esta mujer parecía arrepentida de su actuar, se presentó de forma amable extendiéndole la mano. Yesica rondaría poco más de 30 años, tiene la cabellera castaña oscura con grandes ondulaciones que llegan a media espalda, tez trigueña, ojos café oscuro, su físico es esbelto con una envidiable curvilínea cintura, es de baja estatura a pesar de usar tacones altos.

—Soy Javier Ávila, no tienes que disculparte... Es normal no querer involucrarte en problemas ajenos. —El muchacho estaba nervioso respondiendo el saludo con la mano, Yesica le pidió permiso para pasar y fue hacia esa pareja que le quitó el puesto a Javier.

—Ustedes dos deberían sentirse avergonzados, obligaron a Javier a cederles su lugar y pusieron a todo su grupo de inútiles antes de él. Saben que personas como ustedes son consideradas escorias ¿No? Pero bueno, que se puede esperar de maricas que prefieren correr a enfrentar el problema. —Yesica les reprochaba haciendo que Katy fuera a responderle enojada.

—Que te metes tú bruja de mierda, te voy enseñar lo que es una escoria. —Katy se disponía a arañarle la cara, pero fue interceptada por la mano de Yesica, quien la lanzó al suelo de un solo movimiento.

—Como buena prostituta que eres, solo sabes arañar caras ¿No? Déjame decirte algo, "mamita", práctico defensa personal en mis ratos libres. —Yesica tenia a Katy sujetada contra el suelo, esta vio a su pareja diciéndole que la ayudara, pero su novio solo le dio espalda despreciándola.

—Te voy a matar, vieja de mierda, juro que te voy a matar... —Renegaba Katy mientras Yesica la levantaba y de una patada la mandó con su grupo.

Ninguno de los presentes hizo algo, solo se sorprendieron por la personalidad tan extravagante de Yesica, no tenía miedo de decir lo que pensaba, siendo ese tipo de persona que te dice tus verdades sin darle vueltas al asunto. Cuando Yesica le dio la espalda a Katy, esta se quitó el zapato para intentar pegarle con el tacón y Javier hizo a un lado a Yesica para protegerla, pero nuevamente el rayo de la esfera apareció deteniendo a la agresora.

—Gra-Gracias... De verdad no actúas de acuerdo a tu apariencia —viendo que el rayo iba formando a un muchacho de al menos unos 15 años, extrañamente el rayo comenzó a dividirse en dos más cuando fue dirigiéndose al suelo—. ¿Yo también aparecí de esa for...? —Yesica se quedó horrorizada con lo que vio.

El rayo formó a un adolescente que vestía un suéter negro de capucha, sostenía un cuchillo con una expresión horrenda de placer, con sus manos agarraba contra el suelo a un perro peruano amarrado con cintas de embalaje, el animal comenzó a forcejar apenas apareció, tras este había un gato angora color crema en el mismo estado. Los presentes imaginaron lo que estaba pasando, lo vieron con desprecio mientras el adolescente retrocedía confundido.

—¿Qué mierda paso? ¡Wa! ¿Quién mierda son ustedes?... Ya-Ya recuerdo, el bote de gasolina explotó detrás de mí ¡Por culpa de este gato de mierda! —Este adolescente no tuvo reparo en dirigir el cuchillo que sostiene contra el animal, pero fue detenido por Javier quien le dio una patada en la cara para alejarlo, luego comenzó a golpearlo en el rostro repetidamente y tenía una expresión muy furiosa que sorprendió a los que vieron esa escena.

—Enfermo de mierda, tu si mereces estar ardiendo en el infierno... ¿Por qué yo estoy aquí? Si esto es el infierno o lo que sea ¿Por qué me comparan con mierdas como tú? —Javier continuaba pegándole hasta que fue detenido por Cesar y Yesica.

—¿Te pusiste así solo por unos animales? Rayos que eres más raro de lo que pensaba. —Le decía Yesica viendo que se tranquilizaba.

—Un animal tendría más valor que muchas personas ¡Ya déjenme! Estoy bien —Javier dio un suspiro, tomó el cuchillo que el adolescente dejó caer, lo usó para desatar al perro tras calmarlo y este lo lamia como agradecimiento, el gato era más huraño y terminó por arañarlo cuando lo liberó, luego este se escondió en una esquina.

—Eso no te lo discuto, pero ese mocoso es menor de edad y siendo tú el mayor estarías abusando de él. Hay otras formas actuar ante estas situaciones, pero ahora no se me ocurre ninguna. —Le decía Yesica también acariciando al perrito.

—E-Esos animales son míos... —Dijo el adolescente ganándose una mirada de odio por parte de Javier que lo asustó.

—Sera mejor que te calles, mocoso. Si Javier vuelve a golpearte, esta vez no lo detendré y bien merecido te lo tendrías. —Cesar se puso delante de ese mocoso adolorido.

Las otras personas vieron con ojos diferentes a Javier, no podían creer que un tipo sombrío y que aparentaba baja autoestima hiciera algo como eso solo por un par de animales. Incluso los que se aprovecharon de él en la pollería parecían tenerle algo de miedo, pensaban sobre lo que hubiera pasado si llegaba a reaccionar así cuando lo molestaron. Repentinamente una música llenó la habitación, parecía venir de esa esfera negra y llamó la atención de todos.