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Gantz: AQP

Javier Ávila es un estresado universitario que llegó a un restaurante, donde sus planes se frustran por los malos tratos de las personas que lo rodean. Agobiado por la situación, un inesperado incidente pone fin a su ordinaria vida y así comienza su lucha por sobrevivir. Ahora está envuelto junto a otras personas, en una matanza nocturna de la cual no pueden escapar. Un enorme agradecimiento a Edward Trulooks, quien alegró mi día dedicando la hermosa portada que pueden apreciar. Si gustan, les sugiero seguir su pagina y apoyar su arte. Basado en el manga original Gantz de Hiroya Oku, todos los derechos pertenecen al autor original. Esta historia es ficción, cualquier parecido con lugares o situaciones no tiene nada que ver con la realidad y solo son tomados de referencia.

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14 Chs

Capítulo 3: Las mañanitas

~Estas son las mañanitas que cantaba el rey David, hoy por ser el día de tu santo te las cantamos a ti. Despierta, mi bien, despierta. Mira que ya amaneció, ya los pajaritos cantan, la luna ya se metió...

—¿Quién carajo está tocando las mañanitas? —Dijo el moreno de traje elegante.

—Wow, miren esto. Unas letras están apareciendo en la esfera. —Menciona el novio de Katy acercándose a la esfera y los demás también lo hicieron.

~SUS V1D4S H4N T3RM1N4D0, C0M0 S3R4N US4D4S D3P3ND3 D3 M1, 3S0 3S T0D0 3N T30R14~

—Ese es un tipo de letra muy extraño ¿Qué rayos quiere decir con usarnos? —Pregunta Yesica tocando las letras en la esfera que comenzaron a desvanecerse.

—Solo he visto esa tipografía en internet, solía ser muy famosa hace un tiempo y era solo usada por conocedores, pero cuando los normies comenzaron a imitarlos perdió popularidad. —Le respondió Javier fijándose en las letras.

—¿Normies? Pareces saber mucho de esas cosas, Javier. —Mencionó Cesar también viendo la esfera.

—Eh... Pasaba mucho tiempo jugando en línea, uno aprende cosas inútiles en el camino. —Javier estaba avergonzado, algunos lo vieron como un bicho raro.

La esfera mostraba varios datos junto a la extraña imagen de un ser que nombraba como un alíen, esta criatura parecía estar hecha de alambres de púas color negro tomando una forma humanoide y le resaltaba unos ojos rojos en lo que parecía ser su cabeza.

—¿Alíen espinas? ¿Esta cojudez es un programa de TV? — Mencionó aquel delincuente, se rascaba la nuca desconcertado.

—No nos dice solo encontrarlo, ahí ponen que tenemos que matarlo. Cada vez dudo más que esto sea el infierno o el otro mundo, siento mi corazón latir tanto como cuando estaba vivo. —Dijo aquel hombre que estaba junto a su pareja, le tocó el rostro y también sintió la calidez de sus mejillas.

—¿Y que si lo matamos? ¿Vamos a ser libres o nos darán una recompensa? Bueno, al menos los concursos son así ¿no? —Agregó el sujeto de la pollería.

—Pues todo está muy elaborado —tocando la esfera—. El material del cual está hecha esta cosa, no logro reconocerlo... Parece metálico pero al tacto se siente cálido y blando. —Decía Cesar acariciando aquella bola negra.

La esfera emitió un sonido que los puso alertas, era similar a una gaseosa abriéndose y luego se abrió en sus partes laterales, los presentes se acercaron a ver si había cosas interesantes.

—¡Wa! Hay un muerto ahí adentro ¡Es horrible...! —Gritó aquella mujer asustada aferrándose más a su pareja, Cesar se acercó rápidamente a examinarlo.

—¿E-Esto es real? —Tomándole pulso en el cuello y muñeca—. No siento su pulso pero no parece estar muerto... Claro ¿Por qué le pondrían mascara de oxigeno si lo estaría? —Tocando unos tubos que iban a la cabeza—. Creo que estas cosas están incrustadas. —La profesión de Cesar le permitía dar un análisis más profundo de lo que veía, pero está confundido con el hombre dentro de la esfera.

—Oye imbécil, despierta si no quieres que te saque a patadas de ahí. —El delincuente comenzó a zarandear bruscamente al hombre desnudo, fue detenido por Cesar quien le dijo dejarlo en paz.

Viendo más de cerca el interior de la esfera, notaron que habían armas que llenaban los espacios, mas adentro se encontraban maletines que comenzaron a sacar y vieron que tenían los nombres de cada uno, al abrirlos se toparon un extraño traje negro de látex.

—¿Acaso quieren que nos pongamos esto? —Sacando el traje y viéndolo completo—. Parece esos trajes de sadomasoquismo, que asco... —La mujer que estaba desde el principio junto a su pareja, soltó el traje asqueada y se limpió las manos en la pared.

—Estas armas parecen reales, tienen peso pero son extrañas... Nunca he visto cosas como estas ¿Se supone que las usemos para matar a esa cosa? —El tipo de la pollería tomó el arma que parecía un rifle futurista y apuntó con ella a los alrededores.

—Voy a tomar una —jugando con los gatillos—. Santa mierda, esto parece un rayo x, que curioso... —Katy tomó un arma pequeña y vio por la pantalla el esqueleto de su pareja, luego maliciosamente apuntó a Yesica y pensaba apretar uno de los gatillos.

—¿Qué te pasa enferma? —Haciéndole la pistola a un lado—. Vuelve a hacer eso y te parto el brazo. —Yesica la tomó de la muñeca fuertemente.

—Sabía que esta cosa era falsa, tarada, ahora suéltame. —Katy se soltó y retrocedió enojada pero sobre todo decepcionada.

—Incluso hay trajes para el perro y el gato ¿Cómo se supone que se los pongan? —Javier tomó su traje junto con el de los animales, el perro parecía haberle tomado cariño pues no se apartaba de su lado y el gato seguía escondido en un rincón.

—Pásame el mío, quiero ver que tan vergonzoso es. —Dijo Yesica en tono juguetón mientras recibía la caja de manos de Cesar.

«Esto es muy raro ¿Estoy vivo o no? —Mirando el traje con detenimiento—. Tengo un mal presentimiento, algo no está bien aquí», pensaba Javier soltando un suspiro, miró a su alrededor las reacciones de los presentes y nadie sabía qué hacer.

—Bueno, me lo voy a poner a ver qué tal me queda. No creo que pase nada malo si tiene mi nombre. —Javier tomó su traje, se fue a una parte fuera de la habitación principal.

—¿En serio vas a ponerte eso? Pensé que tendrías una personalidad más tímida, muchacho. —Cesar lo siguió para hablarle desde la puerta dándole intimidad.

—Extrañamente parece estar hecho a la medida, no hubo problemas al ponérmelo pero creo que no queda con mis calzoncillos, se siente incómodo. —Javier ya se había puesto la parte de arriba cuando sintió la mirada de alguien.

—Uhm lindo cuerpo, Javier, tienes las piernas bien peludas. —Dijo Yesica en tono de broma, el muchacho cubrió su miembro con las manos.

—¡Oye no seas así! ¡Deja de mirarme! —Javier terminó de vestirse y notó que el traje le quedaba bien ajustado pero no apretado.

—Jajaja no puedo creer que te lo pusieras, pareces fetichista de látex... —Se reía Yesica sonrojando al muchacho, quien se puso su casaca sobre el traje negro.

Al salir los demás miraban a Javier murmurando entre sí, esto lo hizo sentir incomodo pero Yesica le dio una palmada en la espalda para relajarlo. Aquel perro peruano seguía viéndolo como esperando algo, Javier lo acarició y el perro comenzó a moverle la cola.

—A poco también quieres ponértelo Ja,Ja,Ja bueno, veamos que tal te queda. —Javier tomó el traje del perro y comenzó a ver cómo podía ponérselo, fue ayudado por Yesica y lo hicieron entre risas.

Una cuenta regresiva de una hora comenzó en la pantalla, con las letras "S4L13ND0, 3SP3R3N P0R F4V0R", la mujer junto a su pareja comenzaron a desaparecer de la misma forma que llegaron, solo él menciono las palabras "Veo la call...", segundos después ambos desaparecieron. El delincuente tomó uno de los rifles mientras iba desapareciendo, el sujeto de la pollería tomó una pistola y Katy se quedó con la que sacó, solo María estaba sentada aún sollozando sin importarle que pasaba, el hombre moreno de traje elegante no tomó ninguna arma y solo desapareció sin decir nada.

—Esto da mala espina, tomaré uno de esos rifles... Saben, creo que lo mejor es que ustedes también tomen algún arma. —Dijo Cesar mientras comenzaba a desaparecer llevando un rifle consigo.

—Yo me llevaré el maletín con mi nombre, puede ser un buen disfraz de Halloween y mejor que el de policía sexy que pensaba para este año. —Yesica sujetó su maletín junto a una pistola.

«Parece que solo quedamos los animales y ese imbécil que los torturaba... Cierto el gato ¿Rayos tendré tiempo de ponérselo?», Javier tomó un par de pistolas y las puso en los sujetadores de las piernas que venían en el traje, tomó el maletín del gato e intentó capturarlo para ponérselo. Era difícil pues el gato era muy huraño, aun así cuando comenzó a arañarlo nuevamente, Javier notó que sus uñas no atravesaban el traje, es mas no sentía ni siquiera sensación alguna y a regañadientes logró ponérselo.

Los animales desaparecieron antes que Javier, luego él comenzó a desaparecer dejando solo a ese adolescente, quien corrió y tomó dos rifles con los que comenzó a apretar los gatillos disparando a todas partes en la habitación, al hacerlo hacia sonidos de disparos y reía estrepitosamente.