—En este mundo, una mamá siempre será una mamá. Creo que el malentendido que ustedes dos tuvieron en el pasado fue debido a dificultades y a una situación complicada en la que estabas.
—¿Qué tipo de dificultades llevarían a alguien a abandonar a su propio hijo? —replicó Shen Zihao levantándose.
—No lo sé. —respondió Xia Nuannuan ahogándose.
Shen Zihao frunció el ceño mientras soltaba una sonrisa fría y burlona.
—Si no estás de buen humor, ¿qué tal si te acompaño a charlar? —dijo Xia Nuannuan mientras caminaba hacia él y se sentaba a su lado.
—¡Pierdete! —gritó Shen Zihao mientras se levantaba.
Xia Nuannuan no se movió.
Después de un rato, sacó un papel y anotó su número de contacto. —Puedes llamarme si hay algún problema.
Bajó la cabeza y se alejó silenciosamente.
Shen Zihao frunció el ceño y observó perplejo su figura alejarse. Dejó escapar una risa fría y casualmente tiró el papel en los arbustos cercanos.
Cinco minutos después.
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