Pekín, aquí voy (8)

Nunca habían pensado que tal asunto grave pudiera ocurrir en la empresa de Shen Liangchuan.

—¿Cómo es esto posible? —exclamó Qiao Lian.

Shen Zihao continuó —¿Por qué no sería posible? Creo que será noticia en los próximos días. La razón por la que vine aquí es para decirte que, Mamá, si él no puede apoyarte, puedes venir y suplicarme. Podría aceptar apoyarte por el resto de tu vida a cambio de haberme dado vida.

Después de hablar, se burló de su desgracia, se dio la vuelta y se fue.

Pero Xia Yehua le agarró del codo en ese instante.

Shen Zihao giró la cabeza y levantó una ceja. —¿Qué? ¿Ya quieres suplicarme?

Xia Yehua habló —Zihao, Zichuan y tú son hermanos que comparten la misma sangre, ¿no puedes simplemente tenderle una mano?

Shen Zihao se burló —¿Ayudarlo? ¿Por qué debería ayudarlo? Él causó el divorcio de mis padres y se llevó a mi madre. ¿Por qué debería ayudarlo?

Shen Zihao habló de nuevo después de su burla —Pero hay una manera de que lo ayude también.