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La amenaza

CASA DE PABLO

Pablo y Sandro, pasan una tranquila tarde, bebiendo unos cocteles con ron, charlando, disfrutan de un partido de futbol americano. Aprovechando que ninguno está con sus hijos.

Pablo – y ¿Cómo les fue ese fin de semana de solteros?

Sandro –muy bien, excelente salir solos

Pablo – le contaste lo que paso con GRUPO SALI

Sandro –sí. Me dijo que reconsideráramos, que no esta tan mal, como las malas noticias hicieron creer; que la tomarían sino estuvieran en caos con grupo Mert

Pablo –pero aun así el contrato no era conveniente

Sandro, enciende su tercer cigarrillo –ella piensa que es una prueba de confianza

Pablo con tono socarrón –como un salto de fe… -pensando- eso dijo Dennis

Sandro – ¿Qué haremos?

Pablo –recuperarlos o que se vayan a la chingada, hay mas

Sandro un poco molesto – ¿Cómo no revisaste todo eso antes?

Pablo con un poco de arrepentimiento dice –no sé… se me paso, wey, ¡cómo no hago ni madres en el pinche despacho! –Reclama– tal vez por eso wey; pero no hubiera cambiado las cosas, no hubiéramos firmado

Sandro, con un mohín dice –pues hay que planear algo nuevo

Entra llamada al celular de Pablo, contesta –Rubalcaba. ¿Qué? –se pone pálido- ¿ahorita? –se levanta- No. Está bien. –se vuelve a sentar, ansioso y preocupado- Me avisan

Sandro preocupado por el semblante que esa llamada ha dejado en Pablo, pregunta – ¿qué?

Pablo, intentando mantener la sangre fría y la calma le dice –llegaron a balear la puerta de las oficinas de TECNO-IUS

Sandro se queda pálido y sin habla – ¿Por qué?

Pablo –no sé, ya está ahí Juan, con el comandante de la policía. Me dijo que no fuéramos, que era una amenaza en nuestra contra.

Sandro sorprendido – ¿de nosotros?

Pablo sopesando la situación, le dice –sí, me mandara las fotos en unos momentos

Sandro aun incrédulo cuestiona – ¿Qué tan grave?

Pablo –no sé… tenemos que esperar

Después de largo rato; Juan llega a la casa de Pablo, para hablar con ellos y explicarles la situación, lo que ha ocurrido y los alcances.

Sandro –prácticamente nos tenemos que desaparecer de la ciudad

Pablo –de mundo wey; ¿Qué asunto nos pudo meter en ese lio?

Sandro – No sé, pero tenemos muchos, no solo somos nosotros, que hay con Pancho, Lalo, Juan, los auxiliares

Juan – sí pero solo los amenazan a Ustedes dos

Sandro – ¡no llevamos ningún asunto penal!

Pablo – ¿Qué asunto reciente de los otros nos provocaría un problema de estos?

Sandro –el que es contra gobierno, el de los sindicatos, los de desahucio, los hipotecarios, contra los ayuntamientos

Juan – ¿cuál de todos esos parece ser irregular, bueno, más irregular de lo normal? ¿Cuál no fue normal?

Pablo – ¿Cuál nos dio problemas?

Sandro – Podrían ser los Sindicatos, ellos tienen poder, motivos y les interesa intimidar y sacarnos

Pablo – No, ellos saben que sí no somos nosotros, serán otros

Juan – En cualquier asunto así sería; pero ¿Quién quería tomar el lugar de un abogado al que amenazaron o algo peor?

Pablo – Necesitaremos hacer algo…

Juan les reprime – Por ahora no ir a la oficina

Pablo se queja –no podemos pasarla escondiéndonos

Juan –no, no para siempre. Solo un tiempo; en lo que se descubre que asunto está poniendo en riesgo a todos

Sandro –no podemos contratar seguridad

Pablo – y sí llegaron a la oficina, que nos aseguraría que no tengan vigiladas las casas, y a todos

Juan –Por ahora, he hablado con el comandante, pondrá una patrulla cerca de sus casas y de la oficina

Pablo – Aun así no es suficiente…

Juan – Investigaremos por el bajo mundo, para saber de quién y de donde ha venido esto, pero tardara un poco y…

Pablo –habrá que pagar… ¡lo haremos!

Juan –entendido, vamos a encontrar a los responsables, por mientras de preferencia, no salgan de casa, principalmente no vayan a la oficina

Sandro que estaba pálido, impávido como si nada de eso fuera real, escucha lo que dicen, ha dejado de pensar y participar en lo que se hará y solo tiene en mente a sus hijos. Juan se ha movilizado para buscar y resolver la situación; Pablo intenta mantener la calma aunque por dentro está paralizado de pánico y terror por lo que pueda suceder a él y a las personas que le rodean; mientras esperaban a Juan, ha hecho cita con alguna bruja adivina de su confianza, con la que alguna vez Ishtar lo llevo, un día de juerga.

Sandro – Le diré a Casandra que cuide a los niños, o que se los lleve de vacaciones

Juan – ¿no has pensado que podría ser ella? Para que pierdas la guarda y custodia de ellos, alegando que corren peligro contigo

Pablo –estaría muy desquiciada para hacer eso y poner ella misma en peligro a los niños

Juan –Todo puede pasar

Sandro con molestia y desesperación dice – ¿entonces qué? ¿Me encierro con ellos en casa?

Pablo con simpleza y obviedad –si

Juan –me voy, a ver que noticias hay mañana, descansen y con mucho cuidado

Pablo – ¿hay forma de que no salga esto a la luz pública?

Juan –estoy en eso

Sandro – También me voy

Juan –wey, ¿estás bien?

Sandro –sí, pero quiero llegar a casa

Pablo – vete con cuidado, hay que pensar que hacer, iré mañana a la oficina

Juan –no wey

Pablo –alguien tiene que sacar el trabajo

Juan –llámale a tu gente, o dile a Pancho o Lalo que se muevan ahí

Pablo –si, wey pero ya será bastante extraño que no vaya mi mujer

Juan –no importa wey

Pablo hace una mueca inconforme, pero resignado acepta. Está asustado, pero intenta mantenerse sereno y frio, necesita ver las cosas con claridad para buscar la raíz del problema y solucionarlo; antes de que trascienda y le cobren un alto costo innecesario. Ante la situación de inseguridad en que se vive, es imposible poder fiarte de alguien, o algo.